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miércoles, 12 de octubre de 2016

LA FILANTROPÍA DE PABLO BATMALA

                       SU FILANTROPÍA

PABLO BATMALA Y, AL FONDO, EL SOCIALISTA SALVADOR FRÍAS
En estos primeros meses, Batmala se distinguió por su carácter filantrópico y humanista, al mismo tiempo que propenso a la cooperación social. Por todos, era considerado como una persona excepcional, que ayudaba a todo el que se le acercaba” ya fuera chico, pujarero o grande”, tal como pudieron comprobar muchas personas que lo conocieron.  Pues, el mismo aportaba sus propios fondos para obras municipales, de ahí que  los antiguos demócratas posteriormente recordaran cómo se arreglaron varios caminos adelantando fondos el propio Batmala- camino de la Pedriza, Hortichuela, Ermita Nueva-. Se hicieron obras de carácter social en aldeas-lavaderos y las  fuentes de Mures y Charilla.

Pero, anteriormente los conflictos se eternizaban  y estaban encubiertos en una red de intereses que había que desenredar. Un ejemplo fue de el de Mures, pues  partía de un conflicto larvado  con los antiguos monárquicos que habían apostado defendiendo los intereses de los hacendados de aquellos lugares. El pueblo ya no podía resistir más y  pujó con el alcalde nuevo a que el agua la trajeran en veinticuatro horas. Para ello,  el ayuntamiento alcalaíno proporcionó los materiales y los mineros, y los vecinos de Mures, por su parte,  proporcionaron  sus propios jornales. Como si fuera un ultimátum se transmitieron a coro el slogan del “Ahora o nunca”[1].Fue muy celebrada  la intervención de Batmala al que le sacaron varias coplillas, aludiéndole cariñosamente como Pablito Batmala y  en otras recogiendo los conflictos:

Villares dice que no
Nosotros decimos que sí,
El  agua del Zurreón
Ya la tenemos aquí.
 
En los primeros meses de su mandato, por lo tanto, dio numerosas muestras de su generosidad. Algunos vecinos de las aldeas recuerdan la manera tan filantrópica de administrar el poder. No escatimaba compromisos ante cualquier persona de bajos recursos. Llegaba incluso a ser fiador ante los organismos locales del Pósito, cuando tenía que avalar a los obreros de las aldeas, que acudían al despacho tan cercano de la alcaldía por mediación de algún concejal o alcalde pedáneo de aldea[2]. Así, le aconteció a Sixto León Montañés, un campesino de la aldea de la Pedriza, que, a instancias del concejal Dionisio Carrillo, acudió a don Pablo, tal como le llamaban los aldeanos,  para que le concedieran fiadas del Pósito quinientas pesetas para comprar un mulo que le ayudara en sus labores de unas pequeñas tierras arrendadas. No había más solución que un avalista, y este fue el mismísimo alcalde.
Estas personas estaban acostumbradas a perder las suertes de tierras  que les habían correspondido a sus antecesores de entre las tierras de propios porque quedaban embargadas en manos de los hacendados y labradores a cuyos créditos y dinero prestado   no podían responder. Esta actitud del nuevo alcalde les hacía cambiar su  visión de los políticos anteriores y, con su impacto personal, se entregaban a la nueva causa incondicionalmente. Además, utilizaba un sabio recurso para no ser acusado de favoritismo, pues, aunque con frecuencia  era fiador personal, a la hora de hacerlo ante el ayuntamiento ponía en su lugar a algún amigo o pariente hacendado del solicitante como hombre de paja. Sin embargo, a lo largo del año de su alcaldía, no pudo hacer muchas acciones, pues no acudió a la Junta del Pósito, por estar dedicado a las actividades provinciales[3].      
Pero, esta humanidad no era incompatible con el sentido de la autoridad que debe impregnar el gobierno municipal, pues también supo controlar el orden  de las sesiones municipales. Gracias a su capacidad de persuasión, mantuvo a los concejales  monárquicos en sus sillones  y eso que amenazaban en cualquier momento de marcharse. Los incidentes, además, no llegaron a un clima trágico sino que se convertían en puras discusiones formales, que se dirimían en plan pacífico con  el simple hecho de pedir disculpas, a pesar de que existía un conflicto larvado entre los monárquicos y los nuevos republicanos de derechas. Pues, los monárquicos acusaban a los republicanos de Alcalá Zamora   que lo eran más por conveniencia y que por convicción, y, como muestra de la capacidad de consenso del presidente,  llegaron a votarlos  en los cargos específicos del ayuntamiento  a los miembros de la candidatura republicana-socialista.
Ante esta paradoja, el concejal Gutiérrez se extrañaba de  que los llamaran revolucionarios a los antimonárquicos. Pero, las derechas lo interpretaban como un artilugio puramente electoral, sin intención de molestia ni ofensa.
Se pueden multiplicar los ejemplos y muestras de su sano altruismo. En concreto, las obras del cementerio de la Mota  sobrepasaron a cualquiera de sus acciones dadivosas. El cementerio se encontraba en una  situación alarmante, necesitaba reformas inminentes y no había fondos algunos en las arcas municipales. Batmala, sin demora alguna, ofreció un anticipo de cincuenta mil pesetas para que pudieran  comenzarse las obras. Pero lo que resulta más sorprendente fue esta postura. No  quería que le devolvieran el dinero, sino que, en un tiempo  en el que los servicios sociales dependían de la caridad y de una muy menguada partida destinada a los casos de maternidad, dispone lo siguiente :”luego conforme vaya percibiendo ingresos, pueda ir sufragando el anticipo, no a mí que se lo destino a una obra benéfica, sino para convertir en dinero en láminas, o como se vea conveniente, y con los intereses que produzca, atender al pago de las lactancias que corresponda a los mismo, y , por el pronto atender esa apremiante necesidad[4]  Con ello, se solucionaba el caso de algunos niños que no podían sobrevivir en los primeros meses si no se les proporcionaba una alimentación adecuada. Su compañero de viaje municipal, Salvador Frías le dio el carácter de urgencia para que se elaborase el proyecto. Y a la urgencia le añadió la eficacia, tan rara en la administración municipal. Pero, lo mismo que le preocupaba la ayuda desinteresada, procuraba que no se cometieran abusos: “Algunas lactancias se han cobrado después de muertos los niños, y debe cuidarse en la forma de que eso no suceda, esclareciendo que el niño está vivo[5].



[1] Información del vecino Francisco Zafra, transmitida por su padre.
[2] Testimonio de Sixto León Arroyo.  
[3] AMAR. Libro del Pósito. 1930-1936. Esta Junta estaba constituida por todos los concejales, se encargaba de dar préstamos a los labradores, en torno a las 500 y mil pesetas al 5% y acompañadas de firma de un fiador. En su tiempo y de la conjunción republicano socialista, se convocaron todas las reuniones, las presidió la mayoría Salvador Frías. Y se celebraban a las seis  u ocho de la tarde. Es curioso que su firma no aparece en muchas ocasiones.
[4] AMAR. Acta  del ayuntamiento de l   de mayo e 1931.
[5] AMAR. Acta  del 13 de abril de abril de 1932. 

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