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martes, 6 de diciembre de 2011


LA FABULA DEL CORDERO Y EL LOBO



Resulta que esta fábula recoge la temática de la persona autosuficiente en exceso, prepotente y altiva,  que se considera que siempre lleva la razón,  a pesar de las evidencias claras que le muestra la realidad. Además, el escenario no puede ser otro que un río (simbolizando el río de la vida) en la que los dos personajes se sitúan escalonadamente  en situación de subordinación, el uno del otro, respetando el poder de  la fuerza y disfrutando del agua (la naturaleza que debe ser compartida) para poder subsistir y crear su hábitat.
Sin embargo la escena se rompe con las intenciones malvadas del lobo que  busca la greña con el manso cordero, que solo aspira saciar su sed y mantenerse vivo. Este no puede tocar ni siquiera el agua, y, por eso, el lobo  le zahiere con  que se la enturbia; parece como si este  fuera el único administrador del caudal del río y los demás debieran rendir pleitesías en cada momento, se considera como el ser privilegiado al que todos deben estar subordinados para poder vivir y, en el caso de que ocuparan el rol de ejercer el poder,   serían la gentuza y la chusma que hay que despedir cuanto antes porque la presencia de los inocentes degrada el dominio del poder. Por eso, ante este personaje no sirve ninguna excusa o  pretexto, o se lleve la razón más grande del mundo. Se sitúa en un pedestal superior inalcanzable y posesivo, como  cuando en la fábula el lobo le responde al cordero que,  aunque áaquel se encuentra más alto que el cordero, las aguas vienen turbias (pues,  para estos personajes no vale argumento alguno, se inventan las patrañas más grandes para imponer el poder,  y son los únicos herederos  naturales del dominio de la riqueza). Aún más, para estos personajes, si este argumento de fuerza no le sirve al cordero,  el lobo inventa otro más superficial, a saber,  que ha sido víctima de sus críticas y no tiene más remedio que castigarlo, y eso que en medio de la humillación de no haberla hecho sino, por el contrario, lo ha adulado, se ha sometido a sus caprichos  y  le ha hecho la sopa boba disfrutando de las migajas que, arbitrariamente   le concedía ( en este caso  las hipotecas envenenadas, los préstamos  suicidas  y los contratos oportunistas  de trabajo).
Y, a pesar de la extrañeza  del cordero que no puede comprender el grado tan alto de  humillación, al que le somete el lobo cuando se remonta a las críticas de  sus padres para justificar su altanería y arbitrariedad,  el lobo le responde tajantemente que se lo debe comer sin asistir a más razones. Fedro escribió  esta fábula contra Sejano, el favorito del emperador  Tiberio que aplastó a todo inocente de su época  que se le  venía a su encuentro con el fin de complacer al emperador. 
 En la situación actual, nos encontramos ante muchos  Sejanos,  poderosos circunstanciales de hoy, que no se atienen a razón alguna, su dominio sobre todos es irrefutable por haberse  pegado a la fuerza del poder, la de Tiberio ( por la que son superiores en el dinero, en la política o en la vida social, religiosa  y económica). Todos estos  de seguro, tendrán un final parecido a Sejano, porque les faltó el humanismo de los inocentes.




lunes, 28 de noviembre de 2011

MERCEDES LA CAL SERRANO









Mercedes la Cal
Me impresionó, aquella tarde del Cerrico Vilches, esa rosa  roja entre tus manos, como la  de una joven a quien la guadaña  de la muerte hubiera extirpado de improviso. Y, cuando te miraba, me parecías más joven a pesar de que ya habías avanzado en edad, provecta aetate como dicen los romanos cuando guardan el denario para pagar al barquero Caronte. Y, aquella rosa me llevó a un tiempo anterior, en el que  te conocí y tuve la fortuna de  disfrutar de todos los valores de tu presencia y  las de tus hijos. Recordé los años compartidos en el mundo del trabajo, allá en el Instituto de Enseñanza Media “Alfonso XI”, cuando con el mayor mimo preparabas  las clases y nos las dejabas limpias como el jaspe para que pudiéramos impartir la docencia; recordé tu homenaje, fueron los primeros años de mi incorporación a la vida docente de Alcalá la Real. Tú, siempre, solícita, amable y  derrochadora de simpatía y afabilidad, parecía como si  me encuadraras como un miembro más de tu vecindad o de tu familia.

            En el color de la rosa, recordé la suerte que tuve de conocer tus orígenes familiares. Fue un día en la biblioteca del Instituto de Estudios Giennenses, cuando leí un periódico de tiempos de la II República ( me parece La mañana o Democracia), y aparecía  como una noticia muy celebrada en la comarca alcalaína la muerte repentina de un familiar tuyo ( pudiera ser tu padre o abuelo) en la aldea de Santa Ana, un hombre conocido por ser amante de la libertad y la igualdad, y cuya entrega había sido recompensada por la asistencia multitudinaria a sus exequias fúnebres en donde se realzaron sus virtudes a favor de los más desfavorecidos.  Había causado impacto en los aldeanos su triste perdida, y lo relacioné con la bondad de tu hermano Pepe, que tanto te quería, y yo  estimo por las virtudes heredades de tus antepasados,`pues  lo considero como la imagen viviente de aquel familiar tuyo: leal, constante, sencillo, humilde, afable, convencido sin estridencias por la libertad y la igualdad(¡ qué buen compañero fue  en sus parcelas de gobierno por los años noventa hasta que dejó el cargo de alcalde pedáneo de Santa Ana o la concejalía!). Cuando me acompañaba en las visitas a los asuntos municipales, me veía reforzado en mi personalidad, y me imaginaba que tenía el peso de una formación sólida y adquirida por unas metas marcadas desde la infancia, como te había formado a ti, Mercedes La Cal.  

            En el candor de la rosa, también veía el cariño de tu esposo cuya muerte había truncado hace unos años su vida , y con quienes compartías las amistades generadas por el comercio de esa taberna tan afamada donde muchos alcalaínos probaron los primeros y mejores caldos de la temporada, producidos en el lagar  de  vuestra hacienda familiar. Me vino a la mente el abrazo de corazón de tus hijos, José Antonio ( el bucólico y sincero  Chirro- que me perdone por esta denominación, pero parece como si  al expresarlo me sintiera más unido en la amistad) , el bueno de Pedro y   Elena, con quien también compartí   algunos momentos de compañero de los primeros años de trabajo. Una familiar de raigambre.

            Era una rosa lo que tenías entre tus manos, sin embargo me sentí embargado al final por tu pose de matrona romana, más bien de madre de tesón y coraje con que habías afrontado este tránsito por la tierra. Que la tierra te sea leve en la ciudad de la Mota..

viernes, 11 de noviembre de 2011

EL OSO HAMBRIENTO








Creía que esta fábula de Esopo nos aportaba alguna anécdota relacionada con varios personajes competidores con la  fiereza o resistencia de un oso hambriento. Pero cual ha sido mi sorpresa que Fedro no cayó en aspectos puramente estéticos como “el oso cuanto más feo, más hermoso”, sino que se adentró en un aspecto fundamental del ser humano: el hambre convertida en personaje de este pequeño relato.  Pero, en sentido general,  el hambre simboliza más que la carencia de alimentación imprescindible para subsistencia humana, la necesidad perentoria de muchas cosas y el consiguiente impulso que nos conduce a imaginar, buscar  y crear  innumerables mecanismos de autodefensa hasta conseguir saciar ese vacío físico y moral que sufre el ser humano.

En las circunstancias actuales  ya no es un oso, como el de Fedro, al  que le faltó una gran abundancia de cosas en su hábitat natural- los bosques-, `porque la pobreza se ha apoderado de muchos osos humanos que se extienden a lo largo del Tercer Mundo, incluso, en muchos rincones el Cuarto (los grupos excluidos de nuestro bosque del bienestar). Pues podemos encontrar numerosos osos  en Somalia en medio  de la hambruna; pero te lo puedes topar, en la calle, con uno cualquiera de aquellos ansiosos de saciar los mínimos requisitos de paliar sus necesidades básicas: el alimento,  un hogar digno, y no digamos un trabajo para poder mantener  su entorno.  Incluso, podemos dar un paso más alto y encontrar el oso ansioso del saber y de la profesionalidad, que busca y rebusca  un puesto de trabajo  y no lo encuentra en lugar alguno tras haber recorrido de ceca a  la meca.

En verdad que Fedro forzó la imaginación e hizo bajar al oso de una manera precipitada  hacia un río imaginario. Se bañó en medio de sus aguas y se le engancharon miles de cangrejos de vado de sus aguas entre sus pilosas piernas. Ya no tuvo que buscar la alimentación perdida, sino que, al fin de su aventura, gozó de la profusa alimentación de su derredor. 

Hoy necesitamos muchos personajes como Fedro que supieran aportar a muchos seres humanos la manera de salir del bache más profundo de los últimos decenios, porque se han quedado sin casa, hipotecados y sin perspectivas de futuro; incluso, se sienten como si no pudieran salir del bosque en medio de un oscuro pesimismo  que no les permite vislumbrar una luz entre las frondosas copas de los árboles del poder financiero. Parece como si solo  se hubiera salvado un  único oso, el del listillo especulador, que ha  bajado al  rico río de los cangrejos de la sociedad del bienestar  para apropiarse de todos los recursos  humanos, suprahumanos y planetarios. Como decía el fabulista latino, al oso normal y corriente no le han quedado más consuelo y acicate de sus triste situación  que aquella máxima moral “ergo etiam stutltis acuit fames”, o lo es lo mismo: el hambre aguza el ingenio incluso a los torpes”. Y, yo me digo, lo aguza y lo salva de situaciones míseras  rozando el límite de la  indignidad. Pero, ¿no hay muchos osos que podíamos agudizar el ingenio para que los cangrejos fueran para todos?     


jueves, 10 de noviembre de 2011

EL PERRO, EL BUITRE Y EL TESORO





En esta fábula de la vida, aparecen tres personajes, tan diferentes y tan distantes que a nadie se le pasaría por la cabeza interrelacionarlos: dos de grupo animal y un tercero, uno objeto de gran valor para la humanidad. Como cabía esperar, este último se trata del tesoro, que es lo mismo que la riqueza, que muchas ansían, el nudo gordiano desencadenante de toda la tramoya de este pequeño relato  fedrano. Pues, casi siempre  acontece a la naturaleza humana, que  el dinero simboliza  la codicia de tantas personas humildes  que subieron a las cimas más altas del poderío económico y,  luego, cayeron  como las torres más altas,  al sumirse en la suma  pasión por este engendro fenicio.  Mas  vamos a la acción: el  perro encarna, por una parte , a muchas personas que nacieron de la nada, y ,se hicieron ricos, comiendo entre los escombros según Fedro, o, con palabras de hoy  escarbando en los  fondos más sucios, en  la economía fácil,  y en el mercado de las  aventureras empresas financieras; coincide, incluso, con aquellos que llegaron a  tocar lo más sagrado y sublime, el  uso indebido y fraudulento del bolsillo de los demás, prometiéndoles paraísos fiscales, ganancias desorbitadas y un bienestar sobredimensionado. Por eso, en el segundo acto del perro se representa  a aquellos que sufrieron la venganza, como en la fábula, de su propia religión utilitarista, con la que se habían coaligado mediante  la obtención del dinero  rápido, acompañada de la ganancia usurera y la falta de auténtico esfuerzo, lo que desembocó en muchas personas en un postín ficticio del poseer y tener. Pura hojalata, puro encubrimiento de la realidad es este tesoro efímero del tener desorbitado, ya que se vengó de ellos  imponiéndoles el suplicio de estar continuamente desbordados por vigilar que nadie le arrancase la riqueza de lo encontrado fortuitamente y  adquirido por medios abusivos  y en lugares cenagosos. Pero este perro- los nuevos ricos- , en vez de recordar de dónde provenían , se convirtieron piojos revividos, al encontrar el tesoro de la riqueza, el de la afananza  sin límite y  la especulación desmesurada, y se olvidaron del básico comer  de la honradez y honestidad y del sustentarse con el tener  sólido por  estar pendientes de la riqueza rápidamente adquirida. Y vino la crisis, el hambre de no poder dar respuesta a situaciones ilusorias y los cogió desprevenidos al  encontrarse con pies de barro, como le sobrevino al perro que murió a las primeras de cambio. Todo se vino abajo, el propio perro, en este caso perro con pulgas, quedó flácido y macilento, no tenía ni para comer, no había quien le comprara sus riquezas. Murió de inanición,  y pasó un buitre, el del capitalismo voraz,  posándose sobre  él, ansioso de sus despojos hipotecarios, de sus  enseres impagados y de sus letras de cambio, le dijo. “Perro, bien merecida muerte tienes, pues, habiendo nacido en la calle y criado entre el estiércol ambicionaste vivir de repente como si fueras un rey”.  O esta frase  convertida en enseñanza popular  por el fabulista latino: “Esta fábula  puede aplicares a los avaros, que, habiendo nacido en una cuna humilde, desean pasar por ricos” Oportunidades de demostrar esta prueba las tiene en cualquier momento, privado o social. A ver si de una vez se enteran.  

martes, 25 de octubre de 2011

FEDRO DE NUEVO: EL GRAJO SOBERBIO Y EL PAVO REAL



Sucede que,  con frecuencia, abunda, en la especie humana  un grupo de personas que se metamorfosean al sol que más calienta o que son culillo de mal asiento para acercarse a un panal de rica miel. Son los travestidos políticos, los oportunistas de turno, los chaqueteros de conveniencia, los tiralevitas de los altos poderes, los fontaneros de las  cortes gubernamentales, los todoterrenos de cualquier situación, los que se consideran imprescindibles  y no ven más allá de sí mismos, los desertores de su frente de batalla a la hora de la victoria enemiga, los pesebristas de cualquier bando. Este tipo de personas ocupan siempre un lugar preeminente en cualquier campo de la vida social, política y económica durante la transición de  una situación hasta la consolidación de un acto.
Son como aquel grajo que renunció al rango de su especie animal  y, adentrándose a una granja de pavos reales cogió las bellas plumas de un pavo real con el fin de simular que ya no era un animal modesto y sencillo, sino que se había convertido en  animal triunfador revestido de la torpe soberbia pavoneada con aquel exuberante plumaje. Lo curioso del caso es el afligido final que suele acontecer a este tipo de personajillos; pues inmediatamente son descubiertos dentro del campo  en el que aterrizan, y  pronto se les ve el plumero al caérsele la falsa peluca con la que se habían encubierto,  no pudiendo resistir los continuos picotazos de adentrarse en filas enemigas. Además, lo qué es más triste, suele acontecer cuando deben regresar a su  grupo natural, cabizbajos, sin el plumaje multicolor, heridos hasta el fondo de los más profundos sentimientos, soportando los improperios de sus antiguos compañeros, a quienes, en el momento de su metamorfosis,  este grajo soberbio los había despreciado.
Y es que a veces es preferible, como en la fábula de Fedro, compartir la vivencia de aquellos grajos que se sintieron contentos dentro de sus moradas, soportando lo que la naturaleza o las circunstancias les habían otorgado ( o mejor dicho como dice Fedro, sobrellevando las adversidades, poniendo al mal tiempo buena cara) sin tener que afrontar las desgracias ni los desprecios de los triunfadores, donde los que son ajenos  no pintan nada, sino solamente forman un montón de paja, de plumas ficticias que las aventa el viento del poder cuando lo considere oportuno.
Por eso nos parece muy sabia la sentencia de este fábula del grajo soberbio y el pavo real  Que nadie se atreva a vanagloriarse con los bienes ajenos, sino que cada persona lleve su propio rango de vida”. Más bien” suo habitu vitam degere” que sacando todos los matices a la traducción latina, “que vivamos nuestra manera de ser, nuestra forma de comportarnos y nuestros proyectos a partir de lo que  tenemos por esencia, por condición y por formación y no sobrepasemos otras fronteras del orgullo banal, cuya enseñanza nos es muy explicita en estos momentos de crisis”. Pues, a muchos le ha sucedió que se  creían que todos eran pavos reales y tan sólo eran unos grajos pelados, cuando comenzaron los duros picotazos de los pavos especulativos.

miércoles, 5 de octubre de 2011

LA MOSCA Y LA MULA

En la Ribera Baja
LA MOSCA Y LA MULA
Esta fábula  acontece a muchas personas  con mucha frecuencia,  pues vivimos tranquilos como aquella mula que fue acosada por una mosca “cojonera”, ( no se puede calificar con mejor epíteto  a esta mosca tal  como  nos la describió Fedro hace muchos siglos) y nos faltan  respuestas, a veces, por no saber distinguir la paja del trigo. Pues, como la mula,  transportamos  un carro, repleto  de una carga pesada, que se arrastra placenteramente  bajo la dirección de un arriero. Un arriero  que nos guía continua y rectamente, pero con suave amabilidad, látigo de seda, control  de freno manso  y dirección segura.
Mas, en medio del camino nos azuzan, a veces, esas moscas, subidas al cuello  como lo hizo a la cerviz de aquella mula fedriana,  de modo que nos inquietan en nuestro comportamiento normal  para querer sacarnos de nuestras casillas y sufrir los envites de la impaciencia.  Estas moscas nos piden prisa,  y más prisa, nos acusan de una extrema  lentitud en nuestras acciones cotidianas, parece como si el mundo se fuera a acabar en veinticuatro horas y hubiera que arreglarlo todo en un segundo  para tener la conciencia tranquila. Son culillos de mal asiento  que quieren revolucionar en un solo momento  todo  el camino marcado  con una rectitud y horizonte dignos del mayor  elogio. Parece  como si se derrumbara un castillo, claro de naipes,  porque se prevé la llegada de huracán incontrolado.  Y nos falta la respuesta de aquella mula, amenazada con estas  palabras de la mosca: “Mira, cuida de que no te pinche en el cuello con el aguijón”. Palabras que no perturbaron a la mula.  Pues  su respuesta correspondió a  la  tranquilidad del sabio, muy cercana a la ataraxia,  de aquel que sabe reconocer que una buena dirección, pausada, con visión de futuro, con perspectivas halagüeñas, con el  mantenerse  y progresar en una economía sostenible es mucho más adecuada que emprender aventuras  vacías,  sin un guía ideológico que  nos marque una razón de ser y de convivir: el oportunista de turno, el  frívolo insolente que a todo le saca punta, el resabiado que todo le parece mal, el perfecto  que cree que  todo está mal hecho. Bella lección de Fedro, pues podríamos poner nombres a muchas moscas cojoneras de hoy  impacientes, insolentes e insensibles con los seres humanos, sobre todo en el campo de la política. Por eso, aquel fabulista, convertido en mula criticó  a estas moscas contraponiendo su actitud  con la respuesta de la mula “ yo sé muy bien cuándo es preciso ir quedo y cuáedo correr”. Pues esperamos como el autor latino que, al menos, queden en ridículo cuando las circunstancias del camino hayan atravesado los baches más profundos de la crisis actual.         

martes, 30 de agosto de 2011

El lobo y la grulla


En las relaciones públicas y el contacto con los demás, acontecen situaciones curiosas, en las que muchos personajes públicos se encuentran desilusionados ante la ingrata respuesta que recibe por su entrega generosa. No digamos en la vida política, en la que todo se ha encanallado hasta el máximo y el hombre (imagen y fruto del dios capitalista) se ha convertido en lo que decía aquel dicho “homo homini lupus”. La fábula de “El lobo y la grulla” es un claro testimonio de esta reflexión. En ella, por una parte aparecía un ansioso lobo, angustiado por el hecho de que se le había atravesado y clavado en su garganta un hueso de una comida mal digerida; por otro lado, con voz lastimera solicitaba la ayuda de cualquier animal para que le sacara este objeto dañino. Acudieron varios animales, pero tan sólo se atrevió una astuta grulla, que con su largo pico y garganta logró sacarle el dañino hueso. Y ese es, precisamente, el hueso que se le ha atrancado al capitalismo actual, porque ha abusado tanto de sus recursos, se ha sentido tan insaciable que no ha dejado ni un hueso para los demás, y se ha atragantado a sí mismo con su filibusterismo financiero de modo que ha atorado su boca de ganancias insaciables ¡Vaya hueso tan gordo le ha tocado al sistema lupino del capital, y lo más malo que ha pretendido que todos fuéramos pequeños lobos con relación a los demás!
Por eso, pocos han volado alto y menos aún recorren largas distancias. También son escasos los que disponen de altas miras y ofrecen utopías posibles al lobo del capital actual; se quedan en pequeños parches de pan para hoy y hambre para mañana. En tiempos de la fábula, los hubo, pues abundaron unas aves, las grullas, que recorrían largos espacios y disfrutaban de los hábitat tranquilos ajenos a la actual globalización. Eran grullas que se pavoneaban de vivir como reinas dentro del más grande respeto ecológico. En lugares abiertos, disfrutaban de su propia idiosincrasia natural- dando zancadas con sus largas patas y recogiendo semillas e insectos sus largos picos, viviendo en bandadas y recorriendo largas distancias para criar-. Además de emparejarse de por vida, disponían de una tráquea muy larga, con la que emitían agudos sonidos de trompeta que podía escucharse a varios kilómetros de distancia. Y, en la fábula, el largo cuello de la grulla logró sacar el hueso de la garganta del lobo. Como siempre los mismos sufridores y en trance de peligro, viviendo en cortejo común y sacrificándose, serán los que salvarán al lobo de la situación actual. Pero hay que tener cuidado con este animal de ambición insaciable. Pues la fábula cuenta que la grulla pidió el prometido premio por haber curado la herida del lobo. Y este se lo negó con un respuesta sumamente agresiva. Parece como si se repitiera la misma situación en los buenos hombres de hoy, ya que reciben estas mismas palabras del lobo mercantilista: “Ingrata grulla, que has sacado incólume tu cabeza de mi boca y pides premios”.
Por eso, ahora, comprendemos que la grulla común, tan extendida en otro tiempo, haya descendido mucho porque necesita vivir en un hábitat tranquilo. Y, entre teclas de ordenadores y movimientos bursátiles se siente angustiada y muere de un stress asfixiante. Sin embargo todavía, afortunadamente alguna que otra, pavonea en la intelectualidad científica de muchos museos, y es necesaria su presencia.

sábado, 13 de agosto de 2011

LAS RA NAS QUE PIDIERON UN REY

FÁBULAS DE UN LIBERTO
(Las ranas que pidieron a un liberto)

Corren tiempos de fábulas, de momentos impredecibles y de situaciones inesperadas tras un largo tiempo de pax augusta. Es el momento de reflexionar, de buscar enseñanzas en la historia y en la crónica de las costumbres; de sacar enseñanzas morales-individuales, grupales y colectivas- para afrontar el momento presente. Hubo un personaje literario, casi desconocido, pero real como su obra. Se llamaba Julio Fedro; fue un esclavo que alcanzó la libertad en los inicios del Imperio Romano, y, con la libertad conseguida, miró a su alrededor y la pintó en forma de fábula: a modo de las antiguas cantigas o las aleluyas (su secuencia histórica y su moraleja) o de las viñetas de muchas tiras de los humoristas actuales. Nos viene como anillo al dedo y lo sacamos a cuento con esta serie que inauguramos con la fábula “Las ranas que pidieron un rey”.
Resumiendo esta fábula, la historieta cuenta que unas ranas pidieron, metidas en medio de una charca, un rey al dios Júpiter; este les envió una viga para gobernarla, y, a consecuencia del golpe que causó en el estanque, las ranas se asustaron y se escondieron en el fondo del lodo del estanque. Cuando pasó un poco de tiempo, al aviso de una de las ranas, salieron a flote; agrupadas en torna a ella, se subieron encima del madero y se quedaron flotando; al rey lo maltrataron, y le llenaron de injurias e infamias, y, finalmente, no lo quisieron por rey y pidieron otro, porque consideraban que era un inútil el que Júpiter les había enviado. Mala fue la solución: el dios soberano les envió una serpiente de agua que se comía a toda rana que le salía al encuentro.
Lo fundamental de las fábulas de Fedro consistía en que estaban relacionadas con algún hecho real, y, en este caso, fue el momento floreciente de la democracia de Atenas y el paso a la tiranía de Pisistrato. Es curioso que los autores clásicos tengan la sabiduría de plasmar una foto perfecta de situaciones semejantes que se repiten a lo largo de la historia. Fedro lo hace de esta manera: era un tiempo que florecía la ciudad por sus justas leyes; la libertad desvergonzada y el libertinaje trastornaron las estructuras de la ciudad y el respeto hacia los demás; la conspiración y crispación de los partidos dio lugar a la llegada de la tiranía; al caer en la tiranía, los ciudadanos se lamentaron de la nueva situación por no estar acostumbrados y añoraron anteriores tiempos y mejores.
Es verdad que el mundo actual no se ve reflejado totalmente en esta fábula, pues al menos existe la democracia representativa y la tiranía (a pesar del sentido optimista de los griegos, como dictador bueno) no existe sensu stricto, a no ser la de los mercados. Sin embargo, la enseñanza de Fedro, recogiendo la máxima moral de Esopo, es una lección magistral para todas las generaciones. “Porque no quisisteis seguir vuestro bien, sufrid el mal. A vosotros, ciudadanos, también dice Esopo: soportad el mal, no sea que venga otro mayor”. Lo bueno que tienen las fábulas, es que el nombre del rey es genérico, los personajes son de la naturaleza, en este caso las ranas en general, y los mecanismos del poder son la viga y la serpiente de modo figurado. Pero, su universalidad y temporalidad consisten en que puedes cambiar los nombres ficticios por personajes actuales, y así te enriquecerás con sus enseñanzas, a la hora de reflexionar en el momento delicado de una sociedad consumista y mercantilizada, en la que ya no tenemos ni a donde acudir para recibir la salvación. Por eso, nos quedamos, con la democracia de oro, que fue la ateniense, al menos la ciudad florecía por sus leyes justas. EL LIBERTO


miércoles, 3 de agosto de 2011

HACE 4OO AÑOS MURIÓ PABLO DE ROJAS, IMAGINERO Y ESCULTOR ALCALAÍNO


HACE 4OO AÑOS MURIÓ PABLO DE ROJAS, IMAGINERO Y ESCULTOR ALCALAÍNO


FRANCISCO MARTÍN ROSALES

Hace 400 años murió el escultor e imaginero alcalaíno Pablo de Rojas. Sabíamos que era el maestro de nuestro también ilustre imaginero Juan Martínez Montañés. Sabíamos que era una persona fundamental para el desarrollo de la escuela granadina. Sabíamos, por importantes críticos de arte, que había intervenido en muchos retablos, imágenes y obras no suntuosas de las diócesis de la Bética Oriental Hoy día, su figura se ha convertido en un personaje perfectamente estudiado desde que tuvimos la suerte de descubrir el nacimiento en la ciudad de Alcalá la real y su bautizo en la parroquia de Santo Domingo de Silos, un de 1549. Su paso por la vida quedó fijado y descrito cuando descubríamos que sus herederos, de ascendencia alcalaína, los Sardos, habían acudido a los notarios de nuestra ciudad a testimoniar poderes y ratificar la parte de here4ncia que les correspondía por ser miembros de segundo grado y quedar Pablo sin descendencia con Ana de Aguilar. En el interirm, de aquellos datos encontrados hacia el 1984 han pasado veintisiete años muy fructíferos para poner al día casi toda su biografía: su familia de origen italiano de la isla de Cerdeña sardo ( por su padre el pintor Pedro Sardo, natural de Cagliari), su relación y formación con artistas de Granada y Jaén, su marcha y establecimiento de un taller en la calle Elvira de la ciudad de la Alhambra, su escuela y sus discípulos, su influencia en la vida local granadina y la expansión de su obra en otras diócesis ( Málaga) y reinos ( Córdoba, Granada y Jaén), el refrendo de la maestría sobre Juan Martínez Montañés y otros escultores, y la revalorización de su figura y obra.

A pocos días de comenzar la celebración del aniversario de su fallecimiento, creemos que es conveniente destacar varios puntos:

En primer lugar, el gran número de obras que han ampliado su catálogo de atribuciones a su persona, o, al menos, a su entorno dando lugar a refrendar la importancia de su gubia y su arte con respecto en el entorno artístico que se desenvolvía. Hoy, gracias a los documentos notariales, ya son noticia pasada la atribución del desaparecido Nazareno que se veneraba en la iglesia de los trinitarios Calzados de Granada, tan bello y cercano a esta secuencia de la vida pasional de Jesús como lo consideraba la beata Beatriz de Jesús, y el conde de Maule se lo atribuyó a Gaspar de Becerra; también se han rechazado falsas autorías como las los cuatro medallones con relieves de los Evangelistas en la catedral de Granada; además se han revisado algunas atribuciones de don Manuel Gómez Moreno como escultura del retablo de Santas Isabel; se han ratificado, por otra parte, la autoria de antiguos estudios comparativos hechos por Gallego Burín, Emilio Orozco, María Elena Gómez Moreno y Diego Angulo-

Se han abierto varios campos de investigación, su conocimiento del trabajo de la piedra (ya se le atribuía la Inmaculada del Sacromonte), pero hoy podemos conocer muchas esculturas y bajorrelieves de sus hermanos que aún quedan en Alcalá, en donde el participaría de pequeños (escudos de los edificios de la Mota) e incluso su labor de tasador de las esculturas en este material como las obras de la Contratación de Granada. No podemos olvidar el carácter de mancomunidad con otros artistas que ha abierto la colaboración en la eje4cución con otros artistas de su tiempo: sobre todo con su sobrino Pedro de Raxis, con el otro sobrino Bernabé de Gabiria y o con Diego de Navas, Martín de Aranda, que por ahora conocemos.

De reciente descubrimiento ha sido la obra de la Virgen y Santa Ana de realizadas en 1591en la iglesia de los jesuitas, hoy parroquia de san Justo y Pastor, a donde se le atribuyen un crucificado[1]. Ya es conocida su participación en los retablos de la Capilla de la Antigua de la catedral de Granada con Diego de Navas y Diego de Aranda, otro en la capilla del convento de la Merced , otro del convento de los Mínimos (1596) y la ampliación del retablo mayor de la iglesia de San Jerónimo Otro datado es el a capilla de la Virgen de la Esperanza de la iglesia de Santo Domingo de Granada o el de la iglesia de Albolote Ya sabemos que creó muchos tipos iconográficos, crucificados, nazarenos, columnarios etc., pero soslayando los sobradamente conocidos como el Cristo de la capilla de los Beneficiados o atribuidos como el del seminario de Granada, recientemente fruto de recientes restauraciones el profesor Sánchez Mesa ha incluido dentro de su círculo, tomado como el artista que trabajaba con un equipo de aprendices y oficiales a los Cristos de Guevéjar, Padul, Cogollos Vega y Quéntar[2]. Esto sin olvidar la consagración de un modelo importante y significativo del Crucificado que tiene su máxima expresión en la obra de los hermanos Gómez en la diócesis de Málaga. .O el de los nazarenos atribuidos como el de los Mártires y de la sagrada Pasión y la clara relación manifiesta de este tipo con los de Archidona, Antequera y el desaparecido de la cofradía de la Veracruz de Motril. En cuanto a los columnarios, asistimos en nuestra ciudad la pr3esencia de un modelino que no llegó a comprarse para fondo municipal y se le atribuye otro del convento de Santa Ana (Córdoba). Habíamos insinuado algunas atribuciones de imágenes de Priego como el cristo Yacente, un San Juan Evangelista y un san Pedro, hoy algunas de ellas, no ofrecen duda alguna por la similitud en el tratamiento y la comparación su Nazareno del convento de San Francisco. Ha sido una novedad para la investigación el tratamiento de los temas infantiles como los Niños Jesús, sobre todo el Niño Jesús de Pasión: entre ellos destaca un Niño Jesús sobre una calavera, que se lo atribuye Sánchez Mesa, y al que se relaciona el Niño Jesús de la parroquia de Viznar[3].

En segundo lugar, ya no cabe duda de esta definición como artista a la figura de Pablo de Rojas: Rojas es el eslabón que enlaza el romanismo manierista con el naturalismo barroco, el creador de los prototipos de Crucificados y Nazarenos andaluces, y aún de los castellanos”. O coincidiendo con el profesor granadino Francisco Manuel Valiñas López: “La llegada del barroco no fue aquí una ruptura, sino un proceso; un caminar, medroso y decidido a la vez que, guiado por la luz de la intuición, arribara a los dominios de una poética nueva: la de madurez de Pablo de Rojas y los hermanos García, en donde el idealismo cede a la fuerza de una pasión que, no por contenida, es menos palmaria , y donde la belleza, aunque corregida, grande y neta, no deja resultar próxima. Un arte, que por fin, se sacude el frío intelectualismo para presumir de su segura ligazón emocional con la tierra[4]”.

Lo digno de destacar radica en que el estudio de Pablo de Rojas ha dado un viraje auténtico en los estudios de la Historia del Arte, pues de ignorarlo se pasó a su primer aprecio por parte de Hernández Díaz que minimizaba el impulso vanguardista en Rojas y sus contemporáneos granadinos, a favor del magisterio que sobre ellos ejerció Juan Bautista Vázquez el Viejo y que reclamaba el protagonismo del barroco andaluz en nuestro otro paisano Martínez Montañés.; para finalmente reclamar a Granada como punto de partida de la renovación de la imaginería barroca andaluza, como hacen los profesores Ramón Otero e Ignacio Henares. Pues, tras lo estudios de Gallego Burín, Orozco, María Elena Gómez Moreno y los recientes estudios del departamento granadino de Arte de la universidad de Granada podemos afirmar:

“Las relaciones de don Emilio Orozco articuladas en torno a los dos ejes creativos fundamentales , Pablo de Rojas y los hermanos García, y encaminadas a rellenar una laguna que con la aparición de de Beatriz Proske en 1967, ya comenzaba a resultar alarmante, constituyen hasta el presente la mejor argumentación de las conductas y valores estéticos con que Granada comenzaba a asumir el nuevo estilo y lo que de ellos hay en la obra de Montañés y la subsiguiente escuela sevillana, poniendo de manifiesto una serie de relaciones de dependencia formal e iconográfica sobre las hoy día nadie alberga duda”.

Incluso, hubo un critico de Arte, Pantorba, que consideró a mediados del siglo XX a Pablo de Rojas, maestro de Gregorio Fernández, por lo que concluyó “hasta tal punto de hacerlo origen de los tras grandes ramales de la escultura española del realismo, presentándolo como gran creador de tipos dentro de una nueva estética opuesta al romanismo del ambiente” . A lo que hay que añadir la creación del valor plástico de la escultura exenta por concebir la imagen fuera del ambiente retablístico y sacarlo a la manifestación religiosa procesional. Alcalá la Real fue curiosamente víctima de este ambiente de minusvaloración de la figura de Pablo d Rojas a favor de Juan Martínez Montañés, siendo olvidado en las celebraciones que se llevaron a cabo con motivo del centenario del nacimiento de “dios de la madera”, fruto de seguir la batutas el catedrático sevillano Hernández Díaz siempre propenso a esta tesis en contra de los críticos granadinos. Menos mal que, en su última gran publicación Alcalá la Real y la figura de Pablo de Rojas, en palabras de Valiñas López “Hernández Díaz entonando un mea culpa ensalza el lugar `preeminente de Rojas en la escultura andaluza y aun en la hispánica[5]

Y en esta línea, se ha editado un reciente libro que gira en torno su obra y sus coetáneos por varios profesores de universidades andaluzas. El libro titulado “La escultura del primer naturalismo en Andalucía e Hispanoamérica (1580-1625), forma parte de un estudio de investigación del Departamento de Arte, con la colaboración del Gobierno de España a través del ministerio de Innovación y ha sido editado por Editorial Arco y coordinado por el profesor Lázaro Gila Medina.

En tercer lugar, durante este último decenio la propia ciudad natal ha homenajeado a la figura de Pablo de Rojas declarándolo en 1999 como Hijo Predilecto de la ciudad junto con Juan Martínez Montañés, y le ha levantado una estatua en noviembre de 2006 dentro de la plaza de San Antón. Este monumento dedicado al imaginero Pablo de Rojas, ha sido obra de Ramiro Mejías y se inauguró en noviembre de aquel año con un acto al que acudió parte de la Corporación Municipal y numeroso público y vecinos. La escultura representa al escultor alcalaíno de pie y en movimiento, portando los instrumentos propios de un imaginero. Tiene una altura de dos metros y 38 centímetros y está situada sobre una peana de otros 2 metros Ofrece la firma renacentista copiada de los documentos notariales de Granada e impresa en el faldón de bronce donde posan los pies de Rojas. La mirada del escultor se muestra con la melancolía de sus personajes, y algunas características en la deposición del cabello, frente abierta, bucle y orejas descubiertas, con una esquematización en la traza.

Pablo de Rojas, iniciado en el mundo de la imaginería con el resto de sus hermanos y otros escultores y entalladores establecidos en Alcalá la Real, marchó en torno al año 1579 a Granada atraído por el movimiento artístico y económico que entonces allí se desarrollaba. Se formó con Rodrigo Moreno y estableció su taller en la colación de Santiago, donde convivían muchos artistas que trabajaban en las iglesias y conventos que se levantaban por aquellos años en la ciudad de la Alhambra.

Ya hemos dichos que pocas son las obras de Pablo de Rojas datadas y confirmadas, salvo en la capital granadina fueron las imágenes del Nazareno de la iglesia de las Angustias, el Crucificado de la capilla de los Beneficiados de la catedral, la Inmaculada de la iglesia de San Juan de los Reyes y el retablo de la iglesia de Albolote. Su fama se extendió por todo el antiguo reino de Granada, Córdoba y Jaén.

Hoy día podemos decir con Elena Gómez Moreno en 1951 “que Pablo de Rojas es el verdadero padre de la escultura andaluza del siglo XVII no sólo en Granada sino en Sevilla y siempre recordaremos la huella indeleble de su magisterio sobre Martínez Montañés.

Y la labor de los estudiosos alcalaínos en su obra ha sido por muchas personas reconocido, no podemos olvidar el hito que supuso la investigación de la familia de los sardos por la investigadora local Carmen Juan Lovera[6] y hacemos uso de Valiñas López cuando afirma: “Sin duda contribuyó a ese cambio de parecer el descubrimiento en 1984 de la partida de nacimiento de Pablo de Rojas, que aclaraba de una vez las cuestiones de su procedencia y edad. El escultor había nacido en Alcalá la Real, el pueblo de Martínez Montañés, y lo había hecho en 1549 y no, como se pensaba en 1560. Con ello se establecía una relación de paisanos que r4eforzaba la noticia del aprendizaje; uy más aún, se acrecía la diferencia de edad entre ambos que hasta ahora, por la escasa-apenas ocho años-había constituido el principal problema de los defensores del artista y la mejor baza a favor de quiénes recortaban sus méritos. Estos datos publicados en la prensa de Jaén por el alcalaíno Francisco Martín Rosales, estudioso de temas locales, serán antesala de las elaboraciones biográficas que con una verdadera enjundia crítica llegaran a continuación, debidas en su mayor y mejor parte a mi querido amigo, el profesor Lázaro Gila Medina”[7].

SU CENTENARIO

Su centenario nos invitas a un compromiso contraído con su obra, como se hizo en el siglo pasado con Juan Martínez Montañés. El estudio está hecho, su entorno claramente definido y las obras en gran cantidad restauradas. Queda ponerse manos a la obra en una nueva publicación en color de su obra, y una Magna Exposición, somos deudores de una gran figura, de un gran


[1] Archivo histórico nacional. Clero jesuitas legajo 148, pieza 1.

[2] SÁNCHEZ MESA, D. La escultura en el retablo: sobre el romanismo de Pablo de Rojas Archivo Hispalense 249 1999 p. 238

[3] SÁNCHEZ MESA, D. La infancia de Jesús en el arte granadino: la escultura Cuadernos de Arte y Etnografía. I 1998

[4] AAVVA Historiografía y fortuna crítica: Granada. La escultura del primer naturalismo en Andalucía e Hispanoamérica (1580-1625) Editorial Arco. Granada 2010

[5] J. HERNÁNDEZ DÍAZ. Martínez Montañés (1568-1649)

[6] JUAN LOVERA, C. La pintura del siglo XVI en Alcalá la Real, plateresco, purismo y la generación decisiva. De Juan Ramírez a los Raxis BIEG, 102 (abril-junio 1980) Págs. 41-55. Luego vendría el estudio de Lázaro Gila Median: Los Raxis, importante familia de artistas del Renacimiento Andaluz. A ella perteneció el gran escultor Pablo de Rojas”. Archivo Español de Arte, 238. Madrid 1987, Págs. 167-177 y potros artículos sobre la familia y Pedro de RaxIs y nuestro libro con Francisco Rosales Fernández Pablo de Rojas, el maestro de Martínez Montañés.

[7] Ibídem Pág. AAVV27

domingo, 12 de junio de 2011

EL PUEBLO

Es frecuente la alusión al pueblo: para beber de su sabiduría, lo hacen muchas personas cultas con el interés de acercar sus planteamientos a la realidad; para apoyarse en las decisiones sociales o políticas, muchos se creen que son los únicos grarantes de la representación popular, parecen como si ellos dieran el carnet de identidad de la pertenencia a la base popular. No digamos los que se subrogan el término popular; todos quieren ser el pueblo. Pero, ¿acaso no somos todos parte del pueblo o pueblo? Si entendiéramos ese planteamiento generalizante y globalizante de la palabra pueblo frente al carácter físico de algunas denominaciones , todos podríamos avanzar mucho más y ser auténticos luchadores por los vínculos fraternales.

miércoles, 8 de junio de 2011

INTERREGNO

...se queda uno solo, o, más bien, vive la soledad y el vacío de no tener a nadie con que compartir ese momento de la decisión final...es el tránsito de saldar cuentas y reiniciar una nueva etapa con la que deben corregirse los errores, crear nuevas ilusiones, abandonar lo superfluo y lo artificial...llega el momento de vivir una nueva autenticidad o convertirse en un eslabón más de la cadena de la cotidianidad...¡¡¡es el interregno!!!

martes, 26 de abril de 2011

IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE PABLO DE ROJAS


IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE PABLO DE ROJAS


Hace veintisiete años, se publicó en varios periódicos el descubrimiento del lugar y fecha del nacimiento del famoso escultor Pablo de Rojas en la ciudad de Alcalá la Real. A partir de aquella noticia, han corrido ríos de tinta sobre diversos aspectos de su vida, su contexto familiar, su entorno artístico y su relación con las dos escuelas andaluzas del Barroco, la granadina y la sevillana. Se han editado estudios, artículos, algún que otro libro sobre su biografía y producción artística, y en todas las enciclopedias de la Historia del Arte Pablo de Rojas ya no es un desconocido, sino un alcalaíno, hijo del pintor Pedro Sardo, de origen italiano, y entroncado con una familia que desarrolló su arte en las provincias de la Andalucía oriental, sobre todo en las diócesis de Jaén, Granada, Córdoba y la abadía de Alcalá la Real. Con aquel descubrimiento, se comprendió perfectamente su entronque con su paisano y famoso escultor Juan Martínez Montañés, que tuvo la suerte de caer en sus manos al recibir los primeros pasos de su afición por la escultura en su taller granadino ante de trasladarse a Sevilla.
Durante estos casi tres decenios, la ciudad y el ayuntamiento de Alcalá la Real ha asumido la importancia y relevancia de este hijo ilustre. Por eso, ha organizado muchos acontecimientos, homenajes y actos públicos. En los últimos años del siglo XX, su persona rotuló y dio nombre a calles, plazas, asociaciones artísticas y se divulgó en centros escolares y públicos la figura y obra de Pablo de Rojas. En el año dos mil, se realizó un gran esfuerzo con la presencia de importantes catedráticos e investigadores que impartieron y divulgaron a Pablo de Rojas, Incluso, en un acto institucional de gran importancia, tuvo lugar su nombramiento de Hijo Predilecto de Alcalá la Real post mortem, el día 16 de noviembre de 1999, con motivo del 450 Aniversario de su Nacimiento, y con el reconocimiento del ayuntamiento alcalaíno para que quedara perpetuada para todos los siglos la personalidad alcalaína de Pablo de Rojas.
También, el escultor actual Megías hizo una estatua de bronce, que fue colocada en la plaza de San Antón, en lo que se llegó a denominarse Acera de Pablo de Rojas, donde se ilustra su presencia con una figura de una persona de amplias miras artísticas y de una melancolía creativa como se trasciende en todas su figuras, además su firma recogida de los documentos atestigua la huella alcalaína de este imaginero.
Es verdad que su huella tan sólo quedó en algunas obras de pintura y algunos escudos de sus familiares que todavía se pueden contemplar en los templos y edificios civiles de Alcalá la Real. Su producción artística tiene su sede en Granada, Priego, Antequera y Lucena entre otros pueblos. Como Martínez Montañés, su obra se hizo universal por el espíritu que transmitió a sus descendientes y miembros de la escuela que instauró en Granada, sobre todo en el mundo de la imaginería y retablística. Con motivo de una exposición de la celebración del Dogma de la Inmaculada, pudimos contemplar el contexto en el que se encontró Pablo de Rojas y su familia. También, durante algunos días, Alcalá la Real tuvo la suerte de contemplar la Inmaculada de Pablo de Rojas con el rico policromado y estofado de su sobrino Pedro de Raxis, parecía que la traída de aquella obra sería el preludio de una exposición magna que, por cierto, se merece la obra artística de Pablo de Rojas.
Raro es el día que su obra o la de su círculo no sale a la luz en restauraciones de instituciones públicas, privadas y de cofradías, Hace cuatrocientos años que su presencia está reclamando un reconocimiento público y andaluz como se lo han hecho a muchos otros artistas, incluso de menor calidad y menor trascendencia que su persona en el contexto artístico andaluz. Este es el reto que todos deben comprometerse para honrar la figura del maestro de Juan Martínez Montañés.

miércoles, 30 de marzo de 2011

UNA OBRA DE ENCARNACIÓN MOYANO ROSALES

CRIADA EN TIEMPOS DIFICILES

El sábado día 26, en el coliseo de Martínez Montañés de Alcalá la Real, se representó por segunda vez la obra de teatro “Criada en tiempos difíciles”, de la alcalaína Encarnación Moyano Rosales. En un patio de butacas lleno de público que se divirtió durante toda la actuación escénica, los actores aficionados de la cofradía de la Oración en el Huerto llevaron a la escena la obra de esta autora alcalaína que ha compuesto una comedia de enredo basada en la vida de la posguerra. Con el tema del indiano de trasfondo, se visualiza la cruda realidad de los años sesenta del siglo pasado entre los grupos humanos que compone la sociedad andaluza: la señora del rico propietario, la viuda del soldado de la guerra civil, el indiano salvador, las criadas, los niños pobres y ricos, son personajes que representan seis cuadros de trasfondo andaluz y puestos en escena con sencillez de decorado, `pero con la viveza, frescura y gracia del lenguaje los actores- tantos mayores como niños.

Es de destacar el esfuerzo de la autora Encarnación Moyano que recuerda a Plauto en su labor de actriz y autora de la obra, una obra que atrae al público por su sensibilidad social, así como el de todas las personas que han intervenido..

miércoles, 16 de febrero de 2011

SAN VALENTÍN 2011

AMOR LATINO DE HYMENEOS

Siempre los hombres hemos celebrado, en todas las culturas, los momentos culminantes de nuestra vida. Lo hacemos cuando nacemos; después, al pasar de la infancia a la adolescencia. Otros muchos lo celebran, al ocupar un puesto de trabajo, ¿Cómo no lo vamos a hacer en uno de los momentos más trascendentales y más esperados, en el momento de dar carta de fe a sus relaciones de amor? El momento que cantaba sublimemente el poeta, y que adaptamos:

Aquesta me guiaba

más cierto que la luz del mediodía,

a donde me esperaba

quien yo bien me sabía,

en parte donde todos aparecían.

.¡Oh noche que guiaste!

¡Oh noche amable más que la alborada!

¡Oh noche que juntaste

amado con amada,

amada en el amado transformada!

Es el momento, en el que los amantes se ciñen sus sienes con el aroma de los mejores perfumes, se ponen los traslucidos velos de encaje blanco, se ajustan los zapatos abrillantados y se les reciben entonando himnos nupciales para solemnizarlo.

Es el momento que los amantes quieren proclamar su amor delante de sus amigos y amigas y de sus familiares. Por eso, lo simbolizan con varios actos la entrega de los anillos, el ósculo sublimado y la fórmula jurídica del compromiso matrimonial.

Los amantes esperan este día, como decía el poeta Catulo, cantando la ceremonia romana de los Himeneos, la de los enlaces matrimoniales

“Y llama la madre a la casa, apasionada por su nuevo esposo, como la hiedra obstinada se abraza al árbol por un lado y por otro. Al mismo tiempo, vosotras doncellas, para quienes llega un día semejante,¡ ea! , cantad a coro: ¡Viva el Matrimonio, viva el Matrimonio!, para que de buen grado, al oír que se llama a su deber, se dirija aquí el que guía una Venus buena y ciñe un buen amor”.

Es el momento en el que, entre los amantes, se resumen tantos desvelos para alcanzar la meta, tantas horas para forjar un hogar, tantos momentos de acuerdos y pactos consensuados, tantas muestras de alabanzas y de intercambiar agasajos, y es la hora del olvido de los malos tragos, de los desaires no intencionados y de los silencios rotos.

Es el momento de la renuncia, y de las futuras entregas. Pues, como cantan los poetas del amor

“una palma de victoria no es fácil, y no está aguardando. La victoria gusta del esfuerzo. ¿Qué astro más alegre brilla en el cielo. Vosotros que confirmáis con las palabras las promesas matrimoniales”.

Este momento se sanciona con la entrega de los anillos que simbolizan el compartir futuro. Y lo refrendan con la palabra convertida en fórmula y ritual de ley natural “Ubi tu Gaius,ego Gaia”.

Los amantes se gustan de dar un paso más y refrendarlo con lo que cantaban nuestros poetas primeros, hacer una muestra de amor simbolizada en un ósculo, que canta esta jarcha.

Boquita de collar,

dulce como la miel,

Ven y bésame.

amiga mía, ven a mí

aún amándome

Como el otro día

Son tres gestos, el protocolo de la ley escrita, la entrega de anillos y el beso del amor. plasmados con la firma de documentos que quedarán recogidos en los archivos del Registro Civil, para convertiros de personas en una nueva cédula social, la de la familia, con sus derechos y sus deberes y su camino y agenda por rellenar.

Y, finalmente, momento magnífico para se les dedique estos versos, primero a los dos amantes:

Aguarda, riguroso pensamiento,

no pierdas el respeto a cuyo eres.

Imagen, sol o sombra, ¿qué me quieres?

dejaos sosegar en vuestro aposento.

.

Después el amante a su esposa

Divina amiga abrasarme siento,

sé blanda como hermosa entre mujeres;

mira que ausente, como estés, me hieres;

afloja ya las cuerdas del tormento.

Y se cierra con estos versos de la amante al esposo:

Hablándote a mis solas me anochece:

Contigo anda cansada el alma mía,

contigo razonando me amanece

Tú la noche me ocupas, y tú el día:

Sin ti, amigo todo me entristece

Y en ti el mismo mal me da alegría.

F .Martín Rosales

sábado, 5 de febrero de 2011

EL CEMENTERIO DE LA LA MOTA

¡INFORME HISTÓRICO SOBRE EL CEMENTERIO DE LA MOTA

( 1787-1949)

Francisco Martín Rosales

INFORME HISTÓRICO SOBRE EL CEMENTERIO DE LA MOTA

El antiguo cementerio de la Mota respondió a una política ministerial en tiempos de Carlos III con el fin de favorecer las mejores condiciones higiénicas y sanitarias de los pueblos de España. Hasta el primer tercio del siglo XIX, en todas las iglesias alcalaínas y en el cementerio contiguo al templo de la Veracruz, se hacinaban los restos de los muertos en criptas funerarias, fosas de descomposición, osarios y pudrideros de estos recintos religiosos. La salida de los enterramientos de las iglesias, claustros y capillas colaterales obligó a la búsqueda de un espacio público, que respondiera a estas finalidades en favor de los vecinos de Alcalá la Real: se procuraban sitios alejados de la ciudad habitada, con aire y ventilación y sin el menor vestigio de contaminar las fuentes públicas. A pesar de que se hicieron varios intentos de ocupar espacios alejados a la fortaleza de la Mota con la posible ubicación del cementerio en los terrenos de la derruida ermita de San Bartolomé en el siglo XVIII, la ubicación final fue en el recinto fortificado de la Mota.

LA PROPUESTA DE LA MOTA COMO CEMENTERIO EN 1787

El primer intento fallido tuvo lugar, en concreto, en 1787. Por un acuerdo del cabildo alcalaíno, se encomendó a los maestros de obras alcalaínos Antonio Martín Espinosa y Juan Miguel de Contreras su ubicación dentro del recinto fortificado. Estas fueron las palabras del informe:

“Hemos pasado a reconocer el sitio o muralla de la Mota, con el fin de efectuar en dicho sitio un camposanto, que está mandado por orden superior, y habiendo visto y reconocido dicho sitio, con la mayor reflexión(…) declaramos que por ningún caso es conbeniente se execute dicho Camposanto en el citado sitio por cinco razones: la primera y principal , por ser todo de pedriza, sin ser posible el sepultar en ella cuerpo alguno; la segunda, porque , aunque en algunas partes se halla al parecer tierra resulta por las excavaciones que para dicho fin se han hecho, el ser todo vestigios y escombros causados de la ruina de la ciudad que antiguamente se hallaba allí situada(…); la tercera, porque no se sabe quienes son sus dueños; la cuarta por encontrarse cerca de la Iglesia Mayor, por el costado Norte; y la quinta por ser un costo de quasi imposible tasación, por las muchas tapias que se necesitan y el costo tan exorbitante de desmontar peñones y quitar escombros(…)por cuyas razones dimos cuenta a su señoría sin dar principio al Plan(…) el qual enterado de todo nos mandó pasásemos al sitio llamado de San Bartolomé a 642 baras lineales de la última habitación de dicha ciudad. En dicho sitio hay una hermita desierta y para arruinarse con un pedazo de tierra de 72 baras de longitud y 68 de latitud que componen 4.896 incluyendo los gruesos y el cuerpo de la Iglesia[1]”.


Hasta 1805, de nuevo el gobierno de la nación entró en el asunto y se hizo portavoz de sus órdenes el corregidor don Orencio Antonio de Santolaria, convocó a la ciudad y comenzaron a tomar acuerdos para su realización. Se propuso como emplazamiento del cementerio la plaza antigua de la Mota. Para ello, se e mantuvieron los planos, presupuestos y trazas anteriores del cementerio la Mota, y se reformaron tasándose por los de los arquitectos de la Real Academia Juan Miguel de Contreras y Juan López de Paz[2]. En 1807, sustituyó Manuel Granados a Juan Miguel Contreras. Por estos datos de tasación sacamos, las siguientes conclusiones:

-Se hacía una obra de cerramiento, distinto al de la iglesia, donde se ubicaban también nichos y sepulcros (1.204 varas cúbicas para cercas, de buena mampostería, con barro, de seis varas de alto y después enlucido las paredes con buena mezcla, buenas alabardillas y bien forradas con tejas), las tapias importaban 52.976 reales de vellón, la cal 36.000 reales(corte de la piedra y trabajo), la arena, 18.000 reales y el yeso 16.340 reales. ), 900 haces de cañas para alcatifas y cubierta de maderas.).

-El enterramiento tenía en sus claustrados (nichos) 650 varas cúbicas con los machones, resaltes, y arcos, lo que suponía 42.900 reales, 400 vigas para la techumbre (11.200 reales); 34.000 tejas (8.160 reales)

-En el testero donde está figurada la iglesia, se puede formar un cubierto, esto es, (donde está la letra D y E) se podía ede dejar la fábrica en los mismos términos que aparecen en los diseños, y podrán servir para los enterramientos para personas de distinción como sacerdotes, caballeros particulares .Esta galería tendrá de costa los seis machones y las dos medias maestras (…) hacen treinta y cinco varas de fábrica, de seis varas de altura, (estas serán de cantería )y su costo de cada vara 32 reales, -estas de cantería-, que multiplicadas por las 35 varas importan 1120 reales. Los puentes para cobijar los machones son 14 maderas, aljofaradas con sus tomiza , clavos, yeso y manos suman 630 reales. Seis maderas para las cadenas de dicha galería importan 180 reales. Para la armadura son menester 110 pares de parejuelos, que importan 2.200 reales y 100 haces de caña. Son menester diez mil tejas para cobijar dicho pavimento que hacían 2.500 reales. Son necesarias 400 fanegas de yeso para las alcatifas y demás enlucidos que su costo es 1.600 reales.

- En la iglesia, 300 v aras cúbicas que importaban 19.800 reales; la solería 1800 reales, el embovedado de la iglesia( cañas, vigas, y yeso , que son menester más de 100, importaba 10.000 reales, puertas, ventanas, marcos, cerchas para arcos. Vidrios. Rejuelas de alambre (4.831 reales)

-Se necesitaban 2.320 varas para 2000 losas de sepulcros (16.240 reales). Con este motivo quedaban señalados los sepulcros y figurados con las letras F.G. y H, en donde queda distinción para cofradías, párvulos y otros. .

-Se pavimentaba la iglesia con 1.200 baldosas (1.800)

OTROS DATOS GLOBALES

-Las techumbres de la iglesia y cementerio suponían 14.000 reales con destino a 40.000 tejas (9.600 reales)

-La puerta de la calle se fabricaba con 160 sillares cuyo costo en saca, porte, labra y manufactura, junto con el de las columnas o pilastras que hagan el mismo orden de arquitectura, importa 1.600 reales, arquitrabe, friso y piedras de pilastras ( 1.800 reales), cahices de cal (720) 20 cahices de arena (480) 30 días de trabajo de maestro oficial y dos peones (1.050), las puertas de madera (500). , .

-El pago de los Jornales (maestro, oficial y tres peones) alcanzaba la cifra 30.030 reales.

-Era el total del coste de la obra: 200.000 reales. Y, en palabras de los arquitectos, como declaración más breve.

Importe de las tapias y cercas del cementerio 79.464 reales, enterramiento general y nichos 84.105 reales; Iglesia y agregado 36.431 reales.

Pero, mientras tanto se llevaran a cabo la finalización de las obras, siguió enterrándose en las criptas funerarias las iglesias y ermitas de la ciudad.

En 1812, los franceses incendiaron la iglesia de Santa María la Mayor, y esto dejó expedito el camino para reubicar los enterramientos en dicho recinto. Además, en palabras de Guardia Castellano “ los restantes sótanos de las demás iglesias venían siendo insuficientes para la mortandad de la población, por lo que fue necesario habilitar un local para los enterramientos[3]. A esta medida de crear un recinto, destinado específicamente a camposanto, coadyuvó de nuevo la restrictiva política ministerial de Fernando VII que prohibía expresamente el enterramiento en las iglesias abiertas al público, y, por lo tanto, fue elegida la Iglesia Mayor de la Mota como el lugar más idóneo para la ubicación del cementerio de la ciudad.

En 1814, el abad y la Junta de Sanidad instaron al cabildo municipal a llevar a cabo la instalación del cementerio dentro del recinto fortificado de la Mota y, a su vez, en la abandonada Iglesia Mayor[4]. Los informes y los acuerdos municipales manifestaban que era el sitio más adecuado y, hasta incluso se at4revían calificarlo el mejor de la provincia: razones de cerramiento amurallado, poco coste de obra y de ventilación. Hasta su funcionamiento de cementerio, se utilizaron las iglesias de San Blas y Santo Domingo de Silos de depósito de cadáveres y oficio de misas.

EL CEMENTERIO DE LA MOTA EN 1819

A partir de esa decisión municipal, en 1816, se descombró su interior, se desmontaron los restos de las bóvedas que amenazaban peligro y se ampliaron los lugares de inhumación de cadáveres. En 1818, las largas que se habían dado en la instauración del cementerio, ya no importaron, se prohibió el enterramiento en la Iglesia Mayor Abacial hasta que se hicieran las obras necesarias para ubicar el cementerio y, provisionalmente, los cadáveres se enterraron en las iglesias anteriormente mencionadas. En 1819, la Junta de Sanidad, ya estableció “el cementerio común fuera de los muros de la ciudad en el sitio nominado de la Mota a bastante distancia de la población, en una altura que la domina en todas las partes, y, en su consiguiente los vientos cruzándose en direcciones opuestas, ningún perjuicio acarrean a las salubridad del vecindario: cercado d altas paredes y de los muros de la fortaleza y en su seno contiene el mencionado sitio. Prevenido de firmes puertas, y con extensión muy sobrada un sinnúmero de años a este destino y cuya naturaleza del terreno es muy a propósito para la más pronta conjunción de los cadáveres y que de él ningunas aguas se filtran ni comunican con las potables del pueblo. Asimismo dentro de este recinto en la Iglesia que fue arruinado a la retirada del Exército francés, se restableció y reparó una capilla en donde se celebra el Sacrificio de la Misa, y no a muy larga distancia se destinó la hermita de san Blas , también separada de la población , para depósito de cadáveres y celebración de l oficio de Difuntos, todos estos objetos y atenciones fueron cumplidas puntualmente en observancia de las órdenes Superiores, y solo han quedado en execución , por haberse apurado los arbitrios para ello, el Osario y la habitación para un capellán y sepulturero. La limpieza y la extracción de la ruina de la citada iglesia y sus bóvedas para colocar en ellas las correspondientes sepulturas en que con distinción de párvulos a otras edades, y de sacerdotes a otras personas, se hiciese depósito y enterramiento de cadáveres., según está prevenido, señalando al mismo tiempo el terreno y, en seguida a la ocupación de la memorada iglesia que se necesitaba para nuevas sepulturas, aún el sobrante para ocurrencias y extraordinarias de alguna epidemia, para cuyos objetos han concurrido los peritos y manifestado el importe que se ha menester para llenarlos en todas sus partes. Por tanto, no hallándose otro mejor local para cementerio, que el que ya establecido, por las circunstancias preferentes a otro cualquiera que en el concurren, informan que no debe hacerse traslación a ninguna de las Iglesias vacantes, sino repararse lo que sea necesario en él lo que se está haciendo uso para este vecindario.[5]

El plan de la obra se encargó al maestro Manuel Granados hizo este proyecto con su correspondiente presupuesto:

- Emparedamiento del osario (2.800 reales de vellón)

-Excavación, extensión de tierra y allanamiento para sepulturas en el suelo (18.525)

-Composición y limpieza de sepulturas (5.095).

-Tejado del paso que cubría la capilla mayor y otro igual que está pegado a la torre (4.800)

-Tres galerías de nichos en su interior (4.000)

-Techado y tabicado de la casa del capellán sacristán ( 200 vigas, clavos, 66 haces de cañas, tercio de tomizas, 60 cahices de yeso, puertas u ventanas , trabajo y peones que suman 17.680 reales9

El total de la obra consistía en 52.900 reales.

En 1823, de nuevo se hicieron eco de un acuerdo de las Cortes sobre la salubridad pública y el emplazamiento de los cementerios, y de ello dio fe incluso el alcalde del estado del cementerio y de las reformas previstas. Y se pusieron de mano a la obra las propuestas de Granados.

La operación también fue descrita por el cronista Guardia Castellano, recogiendo las actas y un informe con motivo de la construcción del cementerio hoy día desaparecido:

“ no ya en sus antiguas criptas y sótanos, que habían sido con anterioridad cegadas por los franceses sino en la totalidad de su superficie, sobre el haz de la tierra , bien fosas cavadas someramente entre ruinas y escombros, bien formando pilas con los ataúdes colocados los unos sobre los otros, recubiertos con una capa de yeso. Cuando ya estas pilas alcanzaban alguna altura, se formaban otras delante y luego otras, por lo que iba reduciéndose el área del antiguo templo con aquel revoltijo sin orden ni concierto en que se iban acumulando las sagradas cenizas de aquellas generaciones”[6].

La falta de una planificación y diseño de su interior, así como sus continuos derrumbes, dieron lugar a un aspecto insano, lúgubre e inhóspito que obligaba a tomar medidas lo más pronto posible para darle un giro a este nuevo cementerio. Pues realmente no respondía dicho espacio a un auténtico cementerio sino, más bien a la reutilización de un espacio religioso abandonado con fines de enterramiento. No obstante, los miembros del cabildo municipal se sentían complacidos con el hecho de haber dispuesto este espacio para camposanto y, además, se creían sumamente satisfechos de que respondía con todas las garantías, por que ya no se enterraba en las iglesias. Por eso, no era de extrañar que, a los requerimientos de las memorias de las autoridades provinciales, se contestara afirmativamente que existía un cementerio público y este, por su parte, reunía todas las características de lo que se le preguntaba en los interrogatorios del gobierno civil ( así, se hizo en 1823 y 1834).

Estas son sus manifestaciones del ayuntamiento de Alcalá la Real en el segundo año 1834:

“Hacía algunos años que en los extramuros de la ciudad se construyó, hacia el sur y en un sitio elevado, un cementerio donde sepultaban los cadáveres de Alcalá y las aldeas, excepto los de Frailes y Charilla que tenían el suyo propio. La misión del gobierno civil solicita que se construyan cementerios en todas las aldeas y así evitar de la vista del público los cadáveres que puestos sobre borricos se conducen al cementerio de esta ciudad. Por este medio se disiparán aires malsanos que lentamente consumen ka especie humana por la respiración y en tiempos epidémicos nos se comunicarán los cadáveres de una ladea contagiada con los habitantes de la aldea[7]”.

Prueba de que el cementerio público era una realidad, se encuentra en el libro primero de sepulturas que alude que en 1850 existía un conserje José Moyano y que este ya organizaba la distribución de sepulturas Durante este tiempo, se utilizó como capilla y lugares del sacristán los pies de la iglesia y la capilla del Descendimiento o de los Aranda que daba a la escalera del campanario.

EL CEMENTERIO DE 1865

Sin embargo, realmente, el cementerio antiguo de la Mota, hoy desparecido, responde a un acuerdo municipal de 1865 atendiendo a los requerimientos del gobernador civil de la provincia de Jaén.

“Se presentó el expediente que el señor alcalde ha instruido en consecuencia de la circular del señor gobernador civil de esta provincia con fecha 25 de febrero último y lo acordado por la corporación en dos del actual para reparación del cementerio público de esta ciudad, resultando de el que lo que se proyecta es sólo levantar una cerca dentro de la plaza de la Mota con sus correspondientes techumbres en el punto que existe entre la Iglesia ya derruida y el Castillo, como sitio más a propósito tanto por tener fondo suficiente para inhumación de cadáveres cuanto por que, desde el año diez y siete , está todo ello adentro destinado a camposanto , y resultando finalmente la conformidad de las Autoridades eclesiásticas de esta Abadía , quien conoce como el Ayuntamiento la urgentísima e imprescindible necesidad de dichos reparos a los que no puede subvenir la fábrica por carecer absolutamente de recursos según la prueba en repetidos expedientes , siendo fácil del fondo municipal proporcionarlos incluyendo en el presupuesto ordinario los 15.000 reales que resulta consignados en la certificación(…) en vista de todo esto acordó la aprobación de él disponiendo se remita original a la aprobación del Gobernador de la Provincia[8]” .

Para ello, se solicitó la presencia del arquitecto provincial José María Cuenca. Este acudió a la ciudad delimitó la localización del cementerio y diseñó y trazó los planos adecuados. Los ubicó entre la iglesia mayor y el antiguo torreón del Homenaje

por ser un terreno que es yermo conocido con el nombre de la Mota el qual por los años 1341 fue conquistado a los moros, levantándose después dentro de sus murallas la Iglesia Abacial, Casas y edificios para su Ayuntamiento y demás pobladores quedando de frontera o plaza fuerte con su Alcayde. Así continuó, hasta que, pasado el tiempo y variando las leyes y costumbres, fue bajándose la población al punto que hoy ocupa. Dejando dicha plaza completamente desierta y sus antiguas murallas destruidas en su mayor parte . Por los años de 1814, en virtud de las órdenes superiores y, oído el informe de la Junta de Sanidad y Autoridad Eclesiástica , se dispuso que todo el espacio comprendido dentro de dichas murallas sirviese de Cementerio público por ser un terreno que nadie utilizaban y reunían cuantas condiciones se deseaban y con efecto verídico dentro de la Iglesia Abacial y en algún otro punto de dicho yermo pero dentro de murallas, por lo que siempre se ha considerado y reconocido del Ayuntamiento “ [9] (…)

, Desde 1817, todo ocupaban en planos y proyectos 3.249 metros cuadrados ( un cuadrado de cincuenta metros por cada lado)[10], pero aquel año los munícipes solo se comprometieron a “verificar las obras comprendidas en dicho proyecto en la sección primera o sea la pared de cerramiento de la fachada y su ornamentación importando 2.690 escudo 500 milésimas” dejando el resto de las partidas para años futuros. .

Formaban parte del cementerio el cerramiento, dos patios, una capilla, sacristía, pabellones de administración y anatomía y una casa habitación del conserje y sepulturero. El presupuesto de la obra alcanzó la suma de 6.952 escudos.

La obra se fue ejecutando de acuerdo con las posibilidades económicas municipales: se convirtió el suelo de la iglesia en camposanto de tumbas de inhumación, se mantuvo la antigua capilla hasta principios del siglo XX dentro de la Iglesia Mayor Abacial y se llevaron a cabo las tapias del cerramiento .

LAS REFORMAS DE 1874

En 1874, se cayó la bóveda por la parte de la cabecera de la iglesia, provocando el derrumbe de ataúdes y cegando los pasillos de los pabellones interiores del cementerio. Además, una intensa epidemia de viruelas y su consiguiente mortandad dio lugar a la habilitación del cementerio nuevo. No hubo posibilidad de llevar a cabo la obra y el traslado de las sepulturas del interior con la mesura y la planificación que exigía un espacio urbano tan importante, sino que primaron la precipitación, el tropel y la falta de recursos municipales para ejecutar las obras. Se vendieron a bajo precio y perpetuidad todas las bóvedas y panteones familiares para poder realizar las obras. Se modificaron los planos del arquitecto Cuenca, atendiendo más aun criterio de comodidad y posibilidad constructiva que a razones estéticas omitiendo todas las obras de gran envergadura. Se dividió el patio en dos, por medio de un muro con dirección norte-sur : el primer patio se dedicaba mausoleos, nichos y panteones de familias, con sus correspondientes galerías , en las que también podían hacerse sepulturas perpetuas, había pocos nichos y panteones que fueron ocupados por las familias hacendadas y pudientes ; el segundo patio se dedicaba exclusivamente para fosas comunes. Tan sólo, se emprendieron parte de ala izquierda. En un principio, para comenzar las obras, consiguieron 16 panteones de familia (curiosamente estas respondían a las clases altas de la ciudad- los antiguos hidalgos, familias enriquecidas por la desamortización, industriales y altos funcionarios) y 128 nichos ( para las clases medias como funcionarios municipales y estatales, labradores, iglesia …).

En 1875, los munícipes se hacían eco de esa situación

“Queda concluida la primera serie de aquellos ciento ochenta nichos y diez panteones de familias de vecinos, un espacio local en el segundo patio , con que el edificio cuenta paras inhumaciones particulares y zanja común a más de la separación local a los que deban enterrarse en virtud del decreto judicial[11]”.

Acordaron que en 1876 se cerraba definitivamente el cementerio de interior de la iglesia, también obligaba a trasladar los panteones del interior de la Iglesia al cementerio nuevo y debían usarse las inhumaciones y los nichos en el nuevo cementerio. También se organizaron los aspectos administrativos y de gestión del nuevo cementerio y se nombró de capellán al sacerdote Manuel Fernández Pariente.[12].

La inauguración del nuevo cementerio tuvo lugar el 23 de diciembre de 1875 por medio de una ceremonia solemne donde participaron personalidades, autoridades y el clero de la ciudad que hizo procesión y responso. Esto conllevó el cierre del anterior cementerio y la inhumación a principios de enero de los primeros muertos

Se hicieron varias zonas ( la primera nos puede ilustrar del resto con 117 sepulturas, y, a su vez la segunda , dividida en varias secciones de un termino de 10 a 12 con 12 sepulturas aproximadamente, nos conforma el aspecto distribuidor de este espacio público; las restantes tercera; cuarta, quinta, sexta, séptima, octava, novena, décima, undécima y duodécima, décimo tercera , décimo cuarta, décima quinta y décimo sexta ofrecían una distribución parecida de sepulturas y nichos).

Conforme se avanzaba el siglo se aumentaba en sepulturas, panteones familiares y nichos sin destacar en su ornamentación salvo algunos con algunas esculturas

. En 1877, faltaba para cerrar el proyecto inicial por construir la construcción de las galerías, bóvedas y nichos del ala derecha de la puerta de entrada, con lo cual se formó un paralelogramo armónico y uniforme en su construcción dejando el centro un espacio extenso y regular para mausoleos y sepulturas especiales; y la espalda, por el lado oeste, un gran patio de iguales dimensiones para las fosas comunes.

En 1878 ya había 28 panteones familiares y los nichos se acercaban a los 300.En torno a 1887, ya había dos galerías en el primer patio predominando las sepulturas de tierras con más de dos millares a finales de siglo.

LA IGLESIA DEL CEMENTERIO

Todo esto obligó que se trasladaran exteriormente los antiguos pabellones o mausoleos que aumentaron más de la veintena; se reconvirtiera el antiguo aljibe de la Casa de los Aranda en osario

En 1899, se inauguró una nueva capilla neogótica en su exterior. Esta se hizo nueva, situada a espaldas del patio primero sepultura común número 1. Capilla bendecida con toda solemnidad y aparecida la noticia en la prensa. El capellán del cementerio lo recogía de esta manera en una nota extensa del libro 5º de Sepelios:

“Ad perepetuam rei memoriam

El día 24 de octubre de 1898 se dio principio a la construcción de la Capilla del Cementerio y finalizaron las obras el 18 del mismo año, y el 12 de enero de 1899, a las once de la mañana se bendijo solemnemente por el señor arcipreste y párroco de Santa María la Mayor, don Ildelfonso Díaz Herrera quien, acto seguido, celebró el santo Sacrificio de la misa con los vestuarios Don Francisco Villuendas Romero y don Agustín del Espino, aplicando la misa por todos los fieles difuntos de ambos panteones , concluyendo el acto con un responso general y doble de campanas. Asistieron el excapellán don José de la Torre Escribano, y otros varios señores sacerdotes m entre ellos don José Carrillo Aguayo que ofició la misa y cantó el responso. El retablo lo donó la parroquia de Santa María y la pila de agua bendita la parroquia de Santo Domingo de Silos. Las casullas y ropa blanca eran de la capilla de la cárcel. Todos los demás utensilios de cáliz, vinajeras se compró con los fondos del Panteón. .

Asistió el señor alcalde don José Suárez Trujillo y co misión de Beneficencia y Caridad con su presidente y segundo teniente alcalde don Blas Ramírez Castillo u numerosos concurso de fieles- El Santo Cristo que hay en el altar es el mismo que hubo en 1814 en la antigua capilla del dicho panteón, situada al pie de la torre y dentro de la Iglesia. El cuadro de lienzo de gran tamaño y que es el Patrocinio de San José lo donó don José de la Torre Arenas, y el lienzo que representa el Descendimiento lo regaló el conserge del cementerio José Moyano. El cuadro lienzo de la Purísima don José de la Torre Escribano, presbítero y el de san Vicente de Paúl el capellán don Francisco Villuendas[13].

El personal del ayuntamiento se componía de un capellán eclesiástico que ejercía de administrador y controlaba el registro de cadáveres, así como realizaba las misas del cementerio; de un conserje y de varios sepultureros. A principio de abril de 1906, se puso a andar el reloj de la torre de la Mota, lo que coadyuvó a las entradas económicas del conserje.

En 1 de diciembre se bendijo el Vía Crucis de la ermita por el presbítero don José González y fue colocado por el sacerdote don de la Torre Escribano. Lo bendijo el capellán Villuendas y los regaló don Concepción Montañés del Mármol .

EL CEMENTERIO EN EL SIGLO XX

El 18 de mayo de 1906, día de frío y viento, hizo visita pastoral el obispo don Salvador Castellote tanto al cementerio como en la plaza pública.

A finales del primer tercio del siglo XIX, ofrecía el recinto dos patios bien diferenciados, uno delante de la iglesia con panteones y sepulturas de tierra y un pabellón lateral de nichos con diversas galerías; y un segundo patio con tres pabellones en forma de U y una reserva de patio exterior para casos indigentes y extraordinarios.

Los panteones familiares del interior se habían trasladado prácticamente al exterior, entre los que destacan algunos con unas tumbas suntuosas. Como curiosidad la primera de ellos era la de la familia Abril, otro el ayuntamiento había donado al general Lastres y el número 18 la de la familia del médico Ruiz Mata Écija, masón que fue enterrado en 1 de abril de 1920.

En cinco de julio de 1906, se principió a sepultar de nuevo en las fosas comunes del Patio ya que habían transcurrido los cinco años, curiosamente esta noticia está recogida por el capellán del cementerio que aducía que había crisis ministerial del gobierno Moret. Este patio se encontraba con árboles en medio: en la zona primera se dedicaba a los niños junto a un árbol y al segundo árbol a los hombres.

El departamento judicial y otras dependencias como las fosas comunes para accidentes, beneficencia y suicidas ocupaban un lugar especial en el segundo patio .

En 1933, se abrió un patio nuevo que fue el que acaparó la mayoría de los cadáveres hasta el cierre del cementerio, junto con el de las fosas comunes para adultos y párvulos.

Una fotografía de 1936 es testigo de la distribución de patios y del cementerio. En ellas, se ocultaba la capilla junto al osario y camino entre patio primero y segundo. El patio primero es de menor extensión y alcanzaba el solar de la antigua Casa Abacial, se observa que estaba prácticamente completo de sepulturas de tierras, una galería junto a la línea divisoria; el segundo patio mantiene tres galerías de nichos en forma de U y dos patios interiores de sepulturas d tierras dejando reservado un espacio para las sepulturas especiales (de beneficencia, párvulos, y casos excepcionales como suicidios, muertes violentas…). La extensión de ambos es un perfecto cuadrilátero: un lado se extendía desde la torre de la Iglesia Mayor Abacial hasta el lado de la torre del Homenaje; otro, desde el extremo sur de la fachada principal de la Iglesia Mayor hasta la Calancha; otro lado coincidía en su diseño con la paralela de la muralla de Santiago, y el último iba de la torre del Homenaje hasta el segundo dentro de la ciudad fortificada.

EL CIERRE DEL CEMENTERIO

Tras la guerra civil, el hacinamiento de cadáveres y sepulturas desbordaba dicho lugar y esto dio lugar a que se emprendiera por el año 1947 la construcción de un nuevo cementerio en el Cerrico Vílchez. Dicho cementerio fue realizado por la Dirección de Regiones Devastadas y fue inaugurado el uno de julio de 1949. Unos meses antes, se hicieron ordenanzas sobre el nuevo cementerio y comenzaron a trasladarse y venderse mausoleos. Los últimos cadáveres que se sepultaron en la Mota fueron los de Miguel Guardia Sánchez y Carmen Roldán Conde. El número de cadáveres inscritos en el libro de sepulturas había alcanzado la cifra de 4.101 ( hay que tener en cuenta que sólo se registran desde 1875 y, a partir de los últimos decenios del siglo XIX primeros del XX, hay cementerios en Charilla, Frailes, Mures, Pedriza, San José de la Rabita, Ermita Nueva, Santa Ana y Riberas. Muchos cadáveres de nichos, bóvedas y panteones del antiguo cementerio de la Mota se trasladaron al primer piso de las nuevas galerías de nichos del nuevo cementerio, produciéndose poco a poco un paulatino abandono del antiguo camposanto, que cegó prácticamente la entrada del templo de Santa María la Mayor y convirtió en una terreno tétrico e inhóspito las ruinas de pabellones, galerías de nichos y tumbas de tierra,

En los años setenta del pasado siglo XX, el ayuntamiento de Alcalá la Real llevó a cabo una labor de limpieza del recinto del cementerio, dejando expedito de cadáveres todo el espacio destinado a este fin y derribando las edificaciones de las galerías de nichos. No quedó otro testigo del anterior cementerio por los años ochenta sino, los árboles, el antiguo aljibe transformado en osario y algunas paredes divisionarias de los dos patios y del cerramiento del cementerio.

En los años noventa, se emprendieron de nuevo acciones de excavaciones, eliminación de osarios y restos de sepulturas y tumbas y restauración del interior de la iglesia y en la plaza de la iglesia, donde se quitaron la mayoría de los vestigios del cementerio salvo algunos restos de paredes y se mantuvo allanado sin sepulturas el antiguo patio de comunes y especiales llevándose a cabo una la gran labor de excavación que descubrió el trazado de calles y casas de la Época Moderna.

En los años noventa, se desarrolló un plan urbanístico con fondos europeos cuyo núcleo más importante se basó en formar una plaza delantera a la portada principal de la Iglesia Mayor con diseño del arquitecto José Luís Vico y eliminación de la totalidad de elementos funerarios.

ANEXO DE PLANOS Y FOTOGRAFÍCO.

Plano de Manuel López Ramírez

Fotos de interior de Iglesia.



[1] AMAR.. Caja 77.Legajo 8.

[2] AMAR. Caja 77. Legajo 10.

[3] GUARDIA CASTELLANO, Antonio, “Leyenda y Notas para la historia de Alcalá la Real. Edición facsímil de Francisco Toro y Domingo Murcia. Ayuntamiento de Alcalá la Real Págs. 367-371.

[4] Amar. Caja 77. Legajo 12.

[5] AMAR 77.14. Declaraciones de los médicos en 10 de abril de 1823.

[6] Ibidem. Ob.cit. Guardia Castellano.

[7] BARQUERO MESA, Federico, A LA PATRONA DE ALCALÁ LA REAL. Informe social de Alcalá la Real. 1834.

[8] AMAR. Acta de 13 de marzo de 1865.

[9] AMAR. Acta de 4 diciembre de 1865.

[10] AMAR. Acta de 13 de julio de 1865.

[11] AMAR. Acta de 26 de julio de 1875.

[12] AMAR- Acta de cabildo de 13 de diciembre de 1875.

[13] AMAR . Libro 5º de sepulturas de la Mota.