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jueves, 27 de febrero de 2020

RELATOS RURALES DE LA SIERRA SUR



El abad don Esteban Mendoza y Gatica subía los peldaños de la escalera del Palacio Abacial. Se sentía muy satisfecho de la obra que había costeado y venía rodeado de varios miembros de su curia para celebrar un banquete entre el clero de su territorio, Entre ellos, un peldaño más abajo seguía el cura castillero Anguita, gesticulaba y alzaba la voz, como si quisiera hacerse escuchar o, al menos, que le prestara cubierta atención el señor abad. No se entendía bien, pero hablaban de unas tierras a medio cultivar, porque la zona que acercaba al monte, no se habían roturado allá por los últimos años de los ochenta del siglo XVIII. Al escuchar el abad la palabra de Coscoja, le preguntó a su vicario:
-¿Has escuchado?, parece que Anguita debe tener un pleito con los Coscojares.
-Otra vez, estos cortijos, el alto y el bajo, presentan litigio entre sus propietarios.
-No, mi señor abad, se refieren a los Coscojares del Castillo de Locubín,
Ascendieron a los corredores altos y entraron a la habitación cuadrada, amplia, lugar de recepciones, y equipada para el banquete. El abad comenzó a entablar varias conversaciones con los miembros de su curia. Le preguntaba sobre la situación de las tercias al juez de Rentas; al notario apostólico le preguntaba sobre los conflictos que mantenía con las hermandades de los rostrillos y sayones.  En torno a la mesa, se sentaron y se prepararon para el banquete que les había preparado el cocinero Casanova. Entre vino torrontés, entablaron los clérigos varias conservaciones. Pero los Coscoojares, de nuevo, salieron a colación de los presentes. 
-No señor, abad, no son los Coscojales entre el camino de Priego alto y el bajo. -comentó el cura castillero.
.-Entonces, a que se refiere?
-A los Coscojares del Castillo, por la zona que llaman del Baño. 
No tenía idea el abad sobre este cortijo, que pertenecía nada menos que a un vecino de Vélez-Málaga, Diego de Carrión y Anaya. Un cortijo que administraba el regidor José Benavides, un vecino castillero que se había enfrentado con los arrendatarios de estas tierras de labor y monte, que ocupaba más de trescientas y cincuenta fanegas. Se multiplicaba en explicaciones el cura castillero, aludiendo los caminos desde donde se podía acceder. Si saliendo del camino del camino de la Isla al barranco de las Palomeras. Si estaba bajo las tierras de Encina Hermosa, si por la parte oriental se encontraba la Alfábila....Pero, queriendo el abad zanjar su ignorancia geográfica de la zona castillera, le increpó.
- ¿Por qué anda tan inquieto mosén Anguita?
-Vuecencia, el asunto de ser siempre. El conflicto de las rentas foráneas con los subarrendatarios, y, en medio, los mayordomos de los señores de tierras lejanas. Quieren sacar hasta la cerilla de las orejas de las familias labradoras.
-Me decías que no era este es el caso. era más complejo. Aquí, se ha llegado a un grado más bajo de subarriendo.
- ¿Cómo me dice? 
-Al colonato.
El cura Anguita no paró de hablar., Comentó el asunto hasta los últimos detalles. Desde que el mayordomo regidor acudió al corregidor para demandar a un tal Juan del Pozo, ni siquiera el labrador arrendatario. Un `personaje más bien pobre que había recibido del arrendador Manuel Castillo la casa para poder vivir y una parte de las tierras. Y con una sola yunta para poder hacer frente a los quinientos reales que el labrador pagaba de renta. El mayordomo no lo comprendía, cría que se le estaba engañando y lo llevó a la justicia. Llamó a testigos. Le desvelaron que otros más subcontratistas del Castillo Habían recibido suertes para poder salir al frente de los compromisos con el labrador. Pero Benavides quiso cortar por lo sano. Muy sencillo contrató a un nuevo arrendado, Cristóbal Collado. Lo hizo para parar el inicio de la nueva temporada, con las faenas de la siembra. Y Pozo aludió su pobreza, la buena voluntad del labrador Castillo para hacer una obra que denominaba de caridad. Desmentía y desmentía. Buscaban testigos cada uno de ellos.  Se 3echaban a la cara la incapacidad de unos para poder afrontar esta renta o las labores. Pero el juicio se cortó por lo sano. No llegó al final, no acudieron los testigos, no hubo manera de seguir el pleito y fallar en favor de uno de ellos. Se suspendió a Pozo y Castillo y entregaron las tierras al nuevo arrendador, era más fiable, prometían quitar nuevos colonos y aumentar las rentas. 
-Estos Coscojares parecen como si fueran de oro, -le dijo a Anguita el abad.
-No de oro, no, pero que hacen de oro le aseguro que sí. 


miércoles, 26 de febrero de 2020

IUN RETABLO DE CONSOLACIÓN DESAPARECIDO


Echamos de menos en las iglesias alcalaínas la imagen o pintura de San Cristóbal.Sin embargo, por un documento del escribano Francisco José Serrano en 1788, en un folio suelto. El capellan Jose Vicente Cabrera y Andrés Hernández, sus albaceas,  apelaban ante el corregidor de aquel tiempo para que se ejecutase la manda testamentaria de Juan Antonio López sobre un retablo  para la iglesia de Consolación. Y alude que se había contratado dicho retablo, en el sitio que figuraba un lienzo de la pintura de San Crstóbal, pero el testamentario quería que fuera sustituido por el de  Nuestra Señora de Cariño, y, a sus lados, se colocaran las imágenes de San  Vicente y San Andrés. El retablo y la láminas de lienzo que estaban en su casa se colocaron. Pero se contrató el dorado a Miguel de Aranda que no  terminó la obra y fue demandado ya que  se le pagaron el dorado y las dos láminas.
La demanda no le causó ningún atropello a este dorador sino que se oponía a terminarlo, tasado en 84 reales, y lo hacía con malos modos e inoportunos. 
Es interesante que el lienzo probablemente de la Virgen del Cariño es una Madre María que se encuentra en la iglesia de Consolación. 

martes, 25 de febrero de 2020

LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE


LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
En el ala del evangelio, la primera capilla primera junto a la puerta de la entrada se dedica a la Virgen del Pilar. Sin embargo, ya referimos, hace tiempo, que estaba dedicada a la Virgen de la Guadalupe desde el siglo XVII y encontramos que su retablo fue autor Pedro Cobo, un imaginero y retablista que establecía vínculos de producción artística entre Priego de Córdoba, donde, al parecer, nació, y Alcalá la Real. Esta capilla se mantuvo hasta el siglo XIX, pues son claras estas palabras del testamento del escribano  Florencio José Serrano u su esposa María del Carmen Jiménez Calderón“ quando la voluntad de Dios sea servida llevarse nuestros cuerpos mandamos sean sepultados él de mí don Florencio Serrano en la bóveda de la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe de la iglesia de Consolación del Convento de San Francisco de Consolación  Orden Tercera, que es la primera a la entrada de la Iglesia a mano izquierda, donde se hallan enterrado mis señores  padres, adornado con hábito que visten los religiosos de Nuestro Señor San Francisco de la Observancia, y el de mi esposa, doña María Jiménez Cisneros   en el convento de la Santísima Trinidad, con el hábito de Nuestra Señora de Dolores, que es el que yo visto.

Con un entierro de tren llano y doble a pino, acompañado con los pendones de las órdenes de la ciudad.  , los beneficiados de la ciudad lo condujeron de sus casas de la calle Real, ( dos) en las que tenían colocada una vitrina de la Virgen del Carmen a sus iglesia para ser enterrado. 







viernes, 21 de febrero de 2020

EL MÉDICO BERNARDO GUTIÉRREZ Y LA IGLESIA DE SAN JUAN


Las ciudades de Vélez Málaga y Alcalá la Real se encuentran unidas `por diversos motivos, entre ellos las relaciones comerciales. En más de una ocasión nos hemos brindado a exponer estos vínculos: los playeros, la ruta, militar, la vía de comunicación entre Alcalá y la ciudad malagueña. Con el médico Bernardo Gutiérrez se abre otra línea de hermanamiento peor su testamento ante el escribano Florencio José Serrano en 1799 /folio 12-19. Este era originario de esta ciudad, pues su padre Blas Bernardo Rodríguez ´de allí procedía y su madre Catalina García de la ciudad malagueña muy cercana de Coín. Fue sepultado en la sepultura de Juan de Alcalá del convento de la Santísima Trinidad con el hábito franciscano de la Orden Observante, a cuyos frailes encomendó las misas de réquiem y responsos. Su esposa era la Sevillana Rosa Sánchez de Robledo (hija de Francisco Sánchez de Robledo y Francisca Santibáñez). Tuvo por hijos do Íñigo, don Antonio, ambos jesuitas y solo sacerdote vivía como exjesuita) don Carlo que estaba casado con doña Raps de Tapia, don Francisco de Paula  que sirvió al rey en la compañía de Guardia de Corps de Nápoles, y luego fue capitán del Regimiento de Caballería de la Reina de Sevilla y había fallecido, y doña Josefa, que estaba casada con don Antonio Vinuesa, residente  en Alcalá y tuvo por hijos María del Rosario, José y María del Carmen.  Tuvo a su servicio su sobrina Josefa y heredó algunos enseres.
Y todo el mobiliario de plata, bandejas, cocina, cuarto y sala su hija María Josefa- No debió llevarse muy bue cin su Yerno Vinuesa a quien acusaba por no asistir económicamente a su hija y el verse obligado a la manutención y auxilios s incluso al parto hasta el punto que tuvo que, mandarlos a Vélez para que los cuidaran una sobrina Catalina Gutiérrez y Camino y eso que era oficial de notaría de su tío José de Vinuesa-
Su hijo el cura Antonio salió muy bien parado de todos sus bienes entre ellos una mantellina de plata de ocho onzas y un sombrero de tres picos, a los que el estimaba mucho. Pero l.o que es muy interesante es esta manda para la iglesia de San Juan:
Y atento que por devoción de mi hijo Antonio se hizo y construyó el altar que está colocado en la sala `
principal , y en que se venera a María Santísima en su dolorosa contemplación , cuya imagen es de pintura romana, quiero y es mi voluntad que dicho mi hijo disponga a la usia del dicho altar y su adorno  aa la aa la






-  

Y le pido y encargo me haga el gusto de poner y colocar en vida , o por su muerte quando a bien tuviere en la Iglesia de Señor San Juan Bautista de esta cuidad, ayuda de Parroquia de la Santa María la Mayor la Sagrada Imagen original de María Santísima del Divino Amor con entrega a la misma Iglesia  de las autenticas de sus prodigios e indulgencias, para que siempre se venere en ella, y sirva de memoria de haver recibido dicho mi hijo  allí el Santísimo Sacramento del bautismo, sin el el qual nadie  puede salvarse.

EN IODEAL ALCALA LA REAL. ALMAZARAS, FÁBRICAS Y MOLINOS DE ACEITE (I)



ALMAZARAS, FÁBRICAS Y MOLINOS DE ACEITE (I)






Es verdad que hoy día los sistemas productivos no se definen por el predominio absoluto del sector primario como acontecía en otros siglos. Pero juega un papel muy importante en el mantenimiento de la población en la España Vacía, y, en nuestro caso, mundo rural, que, a pesar de los avances tecnologías y movimientos migratorios y de despoblamiento ,se han plasmado en catorce aldeas, unos seis núcleos rurales y numerosos cortijos transformados en lugar de aperos, viviendas rurales de usos agroindustriales. El cereal y el viñedo desempeñaron un papel decisivo en estas tierras del Sur. Pero, desde hace más de dos siglos y medio, el mundo rural  alcalaíno puede concebirse sin la presencia del olivo. Como producto agrícola y como industria agraria. Incluso, se reguló toda su actividad artesanal mediante unas ordenanzas que recogían desde el vertido de la jámila hasta las pozas; curiosamente, un regidor de origen italiana Pedro Veneroso la incorporó al corpus legislativo de la ciudad de la Mota. 
En el municipio alcalaíno hay constancia de un molino de aceite a mediados del siglo XVIII, a las faldas de la Camuña, en contraste con Castillo de Locubín, donde eran varios los que transformaban la aceituna en aceite desde tiempo inmemorial. El alcalaíno era propiedad de la familia de Marroun y Balboa, y compartía la transformación de los productos agrarios juntamente con la molienda del zumaque; los molinos aceiteros del Castillo se remontaban a siglos anteriores y llegaron a compartir la elaboración del aceite con la de la harina, y el papel, de modo que destacaban los de la familia de los Aranda y Montijano en el entorno del río San Juan. Los molinos solían albergarse en los cortijos y en construcciones, que diseñaron un nuevo tipo de vivienda que ampliaba las antiguas moradas. Junto a la habitación de la molienda o nave de fábrica con las piedras, ruedas, prensas, o vigas, se distribuían otros cuartos:  la prensa con su torre, el de la caldera, y el del pesebre del animal de tiro; en los cuartos de los cosecheros, colocaban sus cargas diarias para reservar la elaboración olivarera; también, existían los sitios de decante, y las bodegas del almacenamiento en cántaras, las dolias romanas. No faltaban otros cuartos auxiliares como las dependencias del encargado, el patio, y el lugar de peso de las cargas de aceituna. La torre o un aposento más elevado albergaba el mecanismo de la viga con una altura en torno a los cinco metros y albergaba abrazaderas, rodillos, sombrerillo de aro y husillo, todos ellos de madera; luego, con el uso del vapor las chimeneas se alzaron y se distinguieron entre el paisaje de cereal y olivarero.
            La roturación de los montes enriqueció a sus propietarios con las primeras producciones de trigo y demás cereales. Pero los campos fueron agotándose, y en los terrenos de monte, el olivar sustituyó a los viñedos y encinares. Hasta los terceros decenios del siglo XIX, el olivar alcalaíno quedaba reducido a su carácter disperso y de riego escaso y concentrado de las Riberas, Palancares algunos pagos con fuentes, y al olivar de secano a la zona de Charilla, Santa Ana, Caserías, Grajeras y la Rabita. El molino fue la única industria artesana que distinguió a las aldeas alcalaínas. Al primer molino de la Acamuña se añadieron por doquier nuevas industrias aceiteras por todas las tierras del Sur de Jaén. La industria molinera  comenzó a propagarse en estos decenios con dos molinos, una en Alcalá y otro en Santa Ana, pero debieron pasar varios decenios y extenderse los campos de olivar para que ya en 1854 nuevas maquinarias y políticas desamortizadores coadyuvaran a que nacieran otros nuevos molinos, mientras pervivía el de dos vigas de la familia Romero en las Grajeras, y los de prensa comenzaron a impactar de la mano de Antonio León y Antonio Serrano  en  Santa Ana,  y José María Cano en Ermita Nueva.


A finales del siglo XIX y principios del XX, se produjo una gran salto cualitativo y cuantitativo del mundo olivar pasando de la trilogía cereal, olivar y viñedo al binomio olivar y cereal en detrimento de viñedo. Los grandes propietarios de cortijos fueron los primeros que levantaron sus fábricas de aceites en sus propios terrenos, o, en las aldeas con nuevas tecnologías y fuentes de energía, la de vapor y la electricidad. De los cuatro o cinco molinos se pasa a los catorce, y se extiende a nuevas zonas: el de la Casería del Águila de Miguel Siles en la zona de la Pedriza y Cantera Blanca, dos en Charilla, de los González y García Taheño, uno en las Riberas de la familia Jiménez Cuenca, dos en Alcalá el de José Oria y Buenaventura Sánchez Cañete en Tejuela; manteniéndose el de la Grajeras con extensión a la Rábita y Fuente Álamo. Los había desde el de prensa de torrecilla, o de hierro, hasta el de máquina de husillos, pasando por el de prensa antigua de viga, de modo que los usuarios podían ser de carácter público o de propia cosecha. Su tipología respondía a unas fachadas blancas, que solían estar rodeadas de varios patios receptores del trasiego diario; la mampostería y aparejo de cantería en las partes nobles caracterizaba la elevación de sus muros. Se distinguían los de la ciudad de los de las aldeas en la hacienda rural, donde se albergaban el horno de pan y el molino aceitero con su prensa, torrecilla y todos los otros útiles.  en invierno el olor a jámila y aceite se extendía por sus derredores aldeanos. A principios de siglo, el sello modernista imprimió una huella especial a los molinos alcalaíno con el empleo del ladrillo que distinguía a las chimeneas y algunas paredes de los distintos cuartos. Las fachadas se enriquecieron con una rejería de forja, sillares y portadas en las partes nobles, cubierta de teja árabe, buena carpintera de sus vanos, y bellos mosaicos que ilustraban las zonas dinteladas con los santos de los patronos y que anunciaban la fundación y nombre del molino. Han quedado muestras importantes de este patrimonio rural en la fábrica de las Caserías de San Isidro y Santa Ana, otras se encuentran en ruinas o desparecieron como la de san José de la Rabita o de Charilla. Manuel de la Morena, Domingo Sánchez Velasco, los Granados, y los maestros de obras municipales  como Alameda o Cándido López dejaron su estilo y su huella en estos edificios del casco urbano y aldeas.  Comenzaron a aprovecharse hasta los residuos de la molienda, por eso dos nuevas fábricas de orujo nacieron en la zona. Pero,  este siglo acabó casi con todos los cultivos salvo el monocultivo olivar, mientras se tomaron políticas para asentar la población en las zonas rurales, pues no se habló hasta en los tiempos actuales de la España Vacía, o la aldea vacía. Eso es otro capítulo. Más molinos, fábricas y almazaras.

lunes, 17 de febrero de 2020

EN EL ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO


El día 22 de febrero se celebró
 la muerte del poeta Antonio






Machado en Colliure ( Francia), la cual tuvo lugar en esa fecha de 1939.
Allá por la primavera de 1994, con motivo del hermanamiento de  Figueras y Alcalá la Real , vinculadas con el maestro alcalaíno de la sardana Pep Ventura, por medio de varios actos tendimos puentes de solidaridad y amistad, que pretendían más relaciones y perduraron hasta el tercer milenio. Con un diputado del PSC y su mujer, pasamos la Junquera, atravesamos el Sur de Francia hasta Perpiñán y luego bajamos a Colliure, acompañados del portavoz del PP y su señora. Tras llegar a esta ciudad costera, visitamos el Hotel donde murió Machado, y nos dirigimos al cementerio, donde  nos impresionó la tumba de Antonio Machado repleta de flores y poemas, entre ellos de niños andaluces, y envuelta con  una bandera de la patria de Blas Infante. Luego, recordamos a Machado con estos versos, tras el largo recorrido:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
Se hace camino al andar
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.


Y, en aquel rincón, su filosofía nos imbuyó a estos versos de su final: 


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Y siempre en consonancia  con una vida que desemboca en una memoria biográfica de gran calado ético:

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
 

Entre la galería de pequeños nichos de urnas funerarias con aldabones que colgaban de ellas, nos dirigimos a la  iglesia del lugar, donde se mantenía la austeridad dentro de una nación laica, oteamos el hotel donde albergó los últimos momentos de la vida de Machado. Desde aquel lugar divisamos unas compañías de marines franceses  como si nos quisieran recordar los últimos momentos que vivió el poeta. Al final de una playa que se abría como si fuera una desembocadura de un río, en su derredor se alzaba una fortaleza militar de tiempos de la orden de los templarios, dando solemnidad a la escena.
Recordamos los años anteriores de vincular  nuestro Arcipreste de Hita con Machado , inaugurando una calle, en medio de un hermanamiento que tuvo como mantenedor el fiscal Chamorro.
Recordamos la calle que había unido los dos pueblos ( Figueras y Alcalá) , la placa del 18 de julio que se cambió por Figueras.
La calle de la Biblioteca y actuales Juzgados, con tu nombre y el hermanamiento con el arcipreste de Hita. 
La sardana que bailaron los cortejos municipales de las dos ciudades en el Paseo de los Álamos, de Alcalá y Figueras,  de Pep Ventura.
Nos vino a la mente
Esos momentos de fuego
Y cruel metralla,
Caminando en las horas del exilio.
Esos momentos de adiós
 a la tierra España.
Como Eneas y Anquises, acompañando
A su madre destrozada,
Tus versos se encadenaron
En la triste desbandada.
Recordamos las rutas de Machado por tierras de Baeza, aquel mes de otoño1963 cuando corrieron por las calles con la cabeza machadiana, el rincón de tu casa baezana, los soportales de la plaza, el Casino, tu instituto, las murallas, el Guadalquivir, los olivos y olivos entre los cortijos blancos, aquel pueblo que se fundió su piedra con el pesar de Leonor…..
Y nos vino aquella poesía que escribía por tierras de los Llanos

 En este día de camino machadiano,
entre chozones y blancas flor del almendro
no me caben más palabras
que recordarte con profundo agradecimiento. 

En este día entre verdes olivares,
entre el argar y las cuevas del Mioceno,
nuestros pasos se fundieron en mi adentro
 tus mirada dulce en los tajos lunares, 
pagos de esclavos y roturas seculares,
Rasgó  los trazos del tiempo ceniciento.

En esta tierra de mora atalaya,
cuna de la Flora visigoda,
Machado bergsoniano nos implora
sacarlo de su exilio irredento.

En esta vega del arroyo charillero,
san Cristobalón nos subió sobre su hombro,
y entre campo, campo, campo,
los cortijos y olivares
acogieron el amable pisar de nuestros pasos.
 



domingo, 16 de febrero de 2020

DIARIO DEL RUTERO POR ENTRE EL VELILLOS Y LA MEDIA LUNA

Nos hermos concentrado unos sesenta ruteros, entre capuchinos y mureños, con su alcaldesa Francisca López. Nos preparó la ruta Paco García Pérez, Pacomures. Tras la salida de la calle Prudencia Ratia, carretera Iznalloz llegamos al parque de Mures. Iniciamos la ruta por sus calles hasta bajar al Barranco entre fuentes de los años treinta del siglo pasado y el arroyo de Mures a nuestra vista. Nos detuvimos en Gumiel, y comentamos los nombre de los lugares: Gumiel, Tudela y don Pedro, como testimonios de personajes de frontera que recibieron reparto de tierras.
Paco Mures. Francisco García Pérez.


Paco Mures. Francisco García Pérez. 
Nos adentramos con la Atalaya Baja a la vista, por un camino entre viñedo, cereal y algunas casas de campo. Cerca de la cima, explicamos el sistema poliorcético con la Atalaya Alta, la Gineta, y Alcaicedruela y más al fomdo la del Espinar, y transversalmenmte Peñl del Yeso y la fortaleza de la Mota, que contemplábamos, al fondo, majestuosa. Bajamos hacia las Casillas, nos detuvimos en el recuperado Lavadero y Fuente, para llegar a la Carretera y atravesar el Velillos. En las ruinas de la  fábrica de Francisco Batmala, con el frescor del agua y las tierras de riego a nuestros pies, comentamos sobre la familia Batmala, origen francés, cambiadores, rentistas, el alcalde Batmala, y la primera fábrica de vapor de Harina hasta nuestros días y la pérdida de su patrimonio, volvimos por la pasarela a la carretera hasta llegar a la Media Luna, posamos en ella como lo hicimos al principio  en la Fuente de Tres Caños. Subimos por Cantera, pasamos por Parque, punto de agua y llegamos al parque de nuevo, Un dñia luminoso, azul intenso, primaveral en invierno. Muy buena acoigida y amistad con los mureños. Un abrazo y agraadecimiento a todos. 
FOTOS DE PACO MARTÍN 







 FOTOS DE LOLI SILES














LA MOTA, PREMIO HISPANIA NOSTRA

           Hace unos días, se colocó la placa conmemorativa del Premio otorgado a finales de 2018. Viene a la mente muchos años de esfuerzo colectivo, que, como decían mi amigo psicólogo entre los dos modos de enfrentarse a un acto, frente al castigo por la desidia de los años oscuros recibió este premio del acicate para culminar un proyecto que todavía está inconcluso y clama por cerrarlo con la recuperación total de la muralla de Santiago.  Los reconocimientos sobre este Bien de Interés Cultural no han sido solo en tiempos modernos, sino que que se multiplican los honores, gracias y mercedes a lo largo de la historia. Cuando se acercan personajes famosos o simples viajeros a Alcalá la Real, acostumbran a describirla y encomiarla por diversos aspectos, sobre todo por su belleza paisajística. Los hubo como el famoso poeta andalusí al-Hiyari, que la mencionaba como “ Roca de  Al-Andalus, se aferra a los broches del cielo para lograr las primicias de la gloria y de las majestad; unos siglos después , los Reyes Católicos se enorgullecían de que era una de sus fortalezas más importantes de Andalucía. No podemos pasar por alto su carácter fronterizo, definido a toda perfección, con este piropo oficial, que es la divisa de su leyenda La muy noble y leal ciudad de Alcalá la Real., guarda y defendimiento de los reinos de Castilla”, el que encabeza todos los documentos antiguos. Nos damos cuenta de la importancia de esta frase, cuando apreciamos que Juan II le concedió el título de Ciudad frente al nombre de Villa (por ejemplo Madrid), Enrique IV estimó en gran manera su lealtad a la Corona con el calificativo de “muy noble y leal” y, su imbricación a los reinos de Castilla, fue reconocido por los mismos  Reyes Católicos con el de guarda y defensa.

Desde el medievo hasta los turistas actuales, abundaron pasajeros que recorrieron este término abacial “ vel quasi nullius “o “casi de ninguna diócesis”, otra definición que marca el  carácter exento de cualquier sujeción jurídica superior a los reinos de España. Frecuentaron, también,   los personajes musulmanes este camino que se adentraba al reino granadino por el puerto de Alcalá, como Ibn al Jatib que pernoctaron en aquella Qalat Banu Said;   en la Edad Moderna, pasaron santos como san Juan de Ávila, san Juan de Dios, san Juan de la  Cruz; reyes como Enrique IV, Isabel y Fernando, Carlos V, y hasta el rey intruso José Napoleón; escritores como Irving o Alejandro Dumas; pintores, escultores, grabadores y artistas como Andrés de Vandelvira, Gaviria,  Baldi o Laura de los Ríos; numerosos mendigos o romeros que acudían al santuario de  Moclín, o a los baños de esta comarca;   y soldados de los regimientos y tercios españoles que forrajearon en las dehesas de estas tierras;  bandoleros-gacís, gentes de la Sierra, maquis- que cabalgaron su libertad por estas montañas desde donde  se otea la majestuosa Mota. De entre todos ellos sorprende esta acertada a descripción de Alcalá la Real “ Alcala Regale super nubila erectum et in conspectu regni Granatae”. Brotó, nada menos de la pluma de Pedro Mártir de Anglería, un humanista de la Corte de los Reyes Católicos, atraído a vivir la conquista definitiva de España por el Conde de Tendilla, al que acompañó como escudero y cronista en alguna que otra escaramuza en este terreno último de frontera, donde pernoctaron las huestes castellanas hasta la toma de Granada. Esta frase, recogida de sus Opus Epistolarum , viene a cuento en estos tiempos, en los que, de nuevo, se disfruta de muchas zonas reconquistadas de  la fortaleza de la Mota: entre las más recientes, la muralla del Gabán, murallas del Trabuquete, Entrepuertas y la plaza alta de la Mota,. Por estos lugares, los turistas se sienten e entre nubes subidos al espolón de la fortaleza de la Mota, oteando ( in conspectu), en la lejanía, el antiguo reino de Granada, y. en  sus alrededores,  contemplando las bellas ruinas reconstruidas de la casa del alcaide  Conde de Cabra. Y si extendemos nuestro ángulo de visión, a unos pocos metros, también se puede visitar, desde hace pocos años, el Bahondillo, y su barrio simulando al Sacromonte y cerrado por una muralla que llama a las puertas de su urgente y total reconstrucción con el cerramiento definitivo de la fortaleza. Con esa obra, se puede poner el broche final y la nave no hará aguas, por cierto, ya por muchos años. Este premio de Hispania Nostra , ya se fija en la roca de las Entrepuertas ,mediante una lápida, discreta y exponente de un ayer de esfuerzos colectivos y de administraciones  que lograron que el símbolo de Alcalá  sea la Mota. Y no sólo el símbolo sino la resurrección de un patrimonio que estuvo muchos en las mazmorras del olvido.  Enhorabuena por los que nos han hecho una Mota más clara y diáfana como el azul de su cielo; muchos viajeros  se  los agradecerán con bellas descripciones y requiebros de encomio.