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lunes, 17 de febrero de 2020

EN EL ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO


El día 22 de febrero se celebró
 la muerte del poeta Antonio






Machado en Colliure ( Francia), la cual tuvo lugar en esa fecha de 1939.
Allá por la primavera de 1994, con motivo del hermanamiento de  Figueras y Alcalá la Real , vinculadas con el maestro alcalaíno de la sardana Pep Ventura, por medio de varios actos tendimos puentes de solidaridad y amistad, que pretendían más relaciones y perduraron hasta el tercer milenio. Con un diputado del PSC y su mujer, pasamos la Junquera, atravesamos el Sur de Francia hasta Perpiñán y luego bajamos a Colliure, acompañados del portavoz del PP y su señora. Tras llegar a esta ciudad costera, visitamos el Hotel donde murió Machado, y nos dirigimos al cementerio, donde  nos impresionó la tumba de Antonio Machado repleta de flores y poemas, entre ellos de niños andaluces, y envuelta con  una bandera de la patria de Blas Infante. Luego, recordamos a Machado con estos versos, tras el largo recorrido:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
Se hace camino al andar
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.


Y, en aquel rincón, su filosofía nos imbuyó a estos versos de su final: 


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Y siempre en consonancia  con una vida que desemboca en una memoria biográfica de gran calado ético:

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
 

Entre la galería de pequeños nichos de urnas funerarias con aldabones que colgaban de ellas, nos dirigimos a la  iglesia del lugar, donde se mantenía la austeridad dentro de una nación laica, oteamos el hotel donde albergó los últimos momentos de la vida de Machado. Desde aquel lugar divisamos unas compañías de marines franceses  como si nos quisieran recordar los últimos momentos que vivió el poeta. Al final de una playa que se abría como si fuera una desembocadura de un río, en su derredor se alzaba una fortaleza militar de tiempos de la orden de los templarios, dando solemnidad a la escena.
Recordamos los años anteriores de vincular  nuestro Arcipreste de Hita con Machado , inaugurando una calle, en medio de un hermanamiento que tuvo como mantenedor el fiscal Chamorro.
Recordamos la calle que había unido los dos pueblos ( Figueras y Alcalá) , la placa del 18 de julio que se cambió por Figueras.
La calle de la Biblioteca y actuales Juzgados, con tu nombre y el hermanamiento con el arcipreste de Hita. 
La sardana que bailaron los cortejos municipales de las dos ciudades en el Paseo de los Álamos, de Alcalá y Figueras,  de Pep Ventura.
Nos vino a la mente
Esos momentos de fuego
Y cruel metralla,
Caminando en las horas del exilio.
Esos momentos de adiós
 a la tierra España.
Como Eneas y Anquises, acompañando
A su madre destrozada,
Tus versos se encadenaron
En la triste desbandada.
Recordamos las rutas de Machado por tierras de Baeza, aquel mes de otoño1963 cuando corrieron por las calles con la cabeza machadiana, el rincón de tu casa baezana, los soportales de la plaza, el Casino, tu instituto, las murallas, el Guadalquivir, los olivos y olivos entre los cortijos blancos, aquel pueblo que se fundió su piedra con el pesar de Leonor…..
Y nos vino aquella poesía que escribía por tierras de los Llanos

 En este día de camino machadiano,
entre chozones y blancas flor del almendro
no me caben más palabras
que recordarte con profundo agradecimiento. 

En este día entre verdes olivares,
entre el argar y las cuevas del Mioceno,
nuestros pasos se fundieron en mi adentro
 tus mirada dulce en los tajos lunares, 
pagos de esclavos y roturas seculares,
Rasgó  los trazos del tiempo ceniciento.

En esta tierra de mora atalaya,
cuna de la Flora visigoda,
Machado bergsoniano nos implora
sacarlo de su exilio irredento.

En esta vega del arroyo charillero,
san Cristobalón nos subió sobre su hombro,
y entre campo, campo, campo,
los cortijos y olivares
acogieron el amable pisar de nuestros pasos.
 



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