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viernes, 7 de febrero de 2020

HISPANIA NOSTRA ENALCALÁ INFORMACIÓN


HISPANIA NOSTRA





Recuerdo hace unos años cuando los Baños Árabes de Jaén, ubicados en el recinto del Palacio de Villadompardo, recibieron el cotizado Premio de Europa Nostra. La prensa y  el pueblo de Jaén celebró con gran intensidad y promoción aquel cotizado honor gracias  por sus patrimoniales, en este caso emprendido por diversas instituciones y desarrollado de manos del arquitecto jiennense Luís Berges. Corría el 1984, por aquel tiempo, se intervenía en la fortaleza de la Mota, en medio de restos de un cementerio recién limpiado, el  suelo de  la cima del cerro transformado en un montón de escombros, fruto del derrumbamiento de edificios y galerías funerarias, portillos por doquier en la muralla y pasto de reptiles, conejos y  de otros ganados desde sus arrabales hasta las oquedades de los aljibes que se asomaban por la piel de  la Mota. Apenas se podía subir a la torre del Campanario, y,  solo se había recuperado una serie de entradas  con el paro comunitario  para poder llegar a las dependencias del castillo de Aben  Zayde restaurado por los años ochenta y la iglesia de Santa María la Mayor en cielo raso, sin techumbre en torno a un plaza reutilizada y encerrada por las ruinas de la mal llamada Mazmorra, portillo del Gabán y el deteriorado muro de los franceses. Desde aquel momento ha llovido mucho, la Mota se ha convertido en el símbolo de los alcalaínos, han intervenido todas las corporaciones democráticas con los medios y planes más insospechados. Desde el Plan de Empleo Rural hasta los del V Centenario, desde l el uno por ciento cultural hasta la Diputación Provincial de Jaén, desde los Campos de Trabajo hasta los Fondos Europeos y de las arcas del propio ayuntamiento, desde la antigua Dirección de Bellas Artes a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía entre otras formas de recuperación de la ciudad de la Mota. Diversas corporaciones siempre intentaron poner en valor aquel recinto  emblemático de nuestra ciudad antigua, nuestra primera ciudad fortificada y amurallada de la Mota hasta el siglo XVIII, y revivirla para sus habitantes actuales y par los visitantes de todo el mundo, que comenzaron acudir al reclamo de la novedad de muchas rutas, y, sobre todo, de la Ruta del Al-Ándalus. Resucitó entre los muertos, se le inyectaron cañones de vida en sus cimientos rocosos, se pudo descubrir sus canales de vida subterránea, sus testigos  comenzaron a rehabilitarse y ser parte del recinto  como interpretación de un territorio histórico y de actos de convivencia social, sus paramentos quedaron blindados para la posterioridad con el gutinado, de modo que se pudo pasear sin recordar aquel rincón  en medio de la lavanda, el parque arqueológico de su trama urbana y  los adarves convertidos de miradores del paso de Castilla al reino de Granada.
Por eso no era  de extrañar que la ciudad fortificada se viera  agraciada en el mes de enero de 2019 y recibiera el Premio Hispania Nostra dedicado a la conservación del Patrimonio como factor de desarrollo económico y social. Ya no era sólo un emblema, ni un capricho municipal,  aquel recinto fortificado había resucitado como el ave fénix de sus cenizas, y se le había premiado por ser alma, de nuevo, de la economía y de la sociedad alcalaína del siglo XXI. Este reconocimiento se lo otorgó la asociación de mayor prestigio a nivel español de defensa del patrimonio, Hispania Nostra de modo que se hacía eco de un esfuerzo descomunal que se intensificó en estos últimos  años enlazados entre el siglo XX y XXI. Es verdad que desde que se abandonó la ciudad amurallada, se realizaron algunas obras en su emplazamiento. Los franceses  restauraron la muralla y quemaron su templo; el siglo XIX le dio una curiosa vida con la instauración de un cementerio civil que acabó con el subsuelo, y  en la Guerra Civil sirvíó de puesto artillero, y nido de bombardeos y, en la posguerra, fue pasto de los rayos, terremotos y de la rapiña humana, junto con algunos trabajos inconclusos de restauración del recinto del Alcázar, Capilla del Deán, parte de las Casas de Cabildo( los que hubo que restaurar de nuevo en los años ochenta) y bóveda de los pies de la iglesia,

La ciudad fortificada de la Mota recibió en 2018 el premio nacional  Hispania Nostra por ser factor de promoción social y económica con su labor de recuperación patrimonial. Dos frases latinas recogen el significado de este premio. Por un lado Labor omnia vicit improbus, resume perfectamente el trabajo ímprobo que transformó un recinto pasto de fuego de los franceses en un recinto recuperado para disfrute y riqueza de la población, emblema de una ciudad, testimonio e historia certeramente ese dicho latino muy significativo Finis opus coronat. Y en este caso, el final de esta obra es ese trabajo silencioso y descomunal de medio siglo hasta hoy, que   ha supuesto el reconocimiento de esta entidad de defensa patrimonial  a toda la  restauración, rehabilitación, ingeniería, divulgación, promoción y de urbanización de un recinto histórico, que se ha vestido de nuevo, ha resucitado demostrando que todos los esfuerzos laboriosos no se emplearon en balde. Por otra parte,  la obra, coronada con este premio,  radica en haber convertido todo el recinto en un lugar  de patrimonio y vida  recuperado para las personas, de gran valor paisajístico, sin olvidar ser un recurso productivo de la comunidad alcalaína y de enseñanza histórica, social y económica. Desde que, por los años setenta se reconoció su propiedad municipal, nuevos aires aventaron una buena cosecha: adquisición  de todos los terrenos del Arrabal Viejo, Puerta Granada, Arrabal, Santiago, Rastro, Cava, Lagares, Mesones, y Trinidad, con su transformación en Parque; recuperación  arqueológica del barrio militar del Alcázar, Cuatro Esquinas,  Plaza Baja y calle del Preceptor;  chapitel de la torre de campanas,  levantamiento de las murallas del Trabuquete, Norte, Gabán y parte de la de Santiago; restauración completa del Castillo de Aben Zayde; excavaciones de nuevos arríbales, Calancha, Medina y los  Bahondillos y Plaza con los Campos de Trabajos; excavación, techumbre y  restauración del  interior  y de las fachadas  y salas de la iglesia de Santa María la Mayor  y en su plaza; plan urbanístico de plaza delantera a la portada principal de la Iglesia Mayor, rehabilitación de las Casas de Cabildo y de la Iglesia Mayor Abacial;  accesos desde el camino de San Bartolomé, Rastro calle Real, y Puerta del Aire; puesta en valor de la Cárcel Real; la remodelación de la Plaza Alta y nueva  muralla del Gabán; la recuperación de zonas arqueológicas como el Palacio del Conde de Cabra; mantenimiento de la iglesia de Santo Domingo de Silos; restauración de todas las murallas, torres  y su cimentación salvo la mitad de la del Aire; museificación del monumento;  la ampliación de zonas excavadas por el recinto de Despeñacaballos y Calancha,  y el Nevero;  la mejora de la entrada de Entrepuertas y la Ciudad Oculta,
Y, sobre todo, se llevó a cabo una gran labor de divulgación y apuesta por la interpretación del conjunto como ciudad de frontera. Hispania Nostra ya se hizo eco de otra frase latina Labor omnia vicit improbus. Y en verdad que cuesta trabajo reconocer, a veces, el esfuerzo, que vence todos los dislates y disparates.    





A partir de 1979, se adquieren casi todos los terrenos del Arrabal Viejo, transformándose en Parque y comienzan todas las excavaciones del recinto interior comenzando por el barrio del Alcázar y las Cuatro Esquinas y Plaza Baja y, continuando, con el de la calle del Preceptor. En 1981, se arreglaron el chapitel de la torre de campanas y se levantaron parte de la muralla del Trabuquete. Siendo José Marañón Barrio Alcalde, se formó un jardín a lo largo de los terrenos adquiridos como propiedad municipal, encargándose a Viveros Taboada, cuya perfección se alcanzó años después con la intervención de varias escuelas talleres, en su replantación y remozamiento de murallas del Arrabal Viejo y Nuevo.
En los años noventa del siglo pasado, siendo alcalde Felipe López García,  la I Escuela Taller de Recuperación del Patrimonio consiguió completar la restauración del Castillo de Aben Zayde, se masificaron algunas salas, se emprendieron de nuevo acciones de excavaciones con los Campos de Trabajos, eliminación de escombros y limpiezas de los aljibes transformados en osarios y restos de sepulturas y tumbas junto con  y restauración del  interior de la iglesia y en su plaza, donde se quitaron la mayoría de los vestigios cementerio salvo algunos restos de paredes y  se mantuvo  allanado sin sepulturas el  antiguo patio de comunes y especiales llevándose a cabo una la gran labor de excavación que descubrió el trazado de calles y casas de la Época Moderna.   En estos años, con fondos europeos, se desarrolló un plan urbanístico, cuyo núcleo más importante se basó en formar una plaza delantera a la portada principal de la Iglesia Mayor con diseño del arquitecto José Luís Vico y eliminación de la totalidad de elementos funerarios.
Las siguientes escuelas talleres y otros programas regionales, provinciales, nacionales y europeos,  permitieron hasta hoy día la rehabilitación de las Casas de Cabildo y de la Iglesia Mayor Abacial, al adquisición de terrenos y repoblación con ajardinamiento de los antiguos arrabales salvo la zona de la Peña Horadada y Cerro de los Palacios, accesos desde el camino de San Bartolomé, calle Real, y Puerta del Aire,  la restauración de la Cárcel Real, la remodelación de la Plaza Alta y Nueva, muralla del Gabán, la recuperación de zonas arqueológicas como el Palacio del Conde de Cabra, mantenimiento de la iglesia de Santo Domingo de Silos, restauración de todas las murallas, torres  y su cimentación salvo la del Aire, la museificación del monumento, la ampliación de zonas excavadas por el recinto de Despeñacaballos y Calancha, el Nevero, el Bahondillo, y Arrabal Viejo, mantenimiento de la estructura de la iglesia de Santo Domingo, la mejora de la entrada de Entrepuertas y la Ciudad Oculta, Y, sobre todo, se llevó a cabo una gran labor de divulgación y apuesta por la interpretación del conjunto como ciudad de frontera.    


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