vecino de Alcalá la Real, y que vivía en Frailes, representaba al gremio de los ganaderos que habían ofrecido ochenta reales para la fiesta de la Virgen de la Cabeza.
Casas de Cabildo
"la historia local contribuye a fundamentar la base del conocimiento global de los pueblos desde el estudio de los acontecimientos de las ciudades"
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lunes, 25 de marzo de 2024
COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA EN 1601
vecino de Alcalá la Real, y que vivía en Frailes, representaba al gremio de los ganaderos que habían ofrecido ochenta reales para la fiesta de la Virgen de la Cabeza.
jueves, 21 de marzo de 2024
LOA BALCONES DE LA CASA DE JUSTICIA Y DEL CORREGIDOR.
j
BALAUSTRE s.m. Del ¡t. balaustro ---balaustre, flor de granado" y, éste, del lat. balaustium,-i “fruto del granado silvestre”. Se comparó el capitel del balaustre o columna abalaustrada, con este fruto. 1. Columnita de barandilla. // 2. Las columnitas o pilastras que sirven como barrotes en un antepecho calado. El balaustre tiene pie. panza y cuello. // 3. BALAUS TRE DE VERJAS: los de madera, muy largos, que forman el enrejado de las verjas de cerramiento del coro o de las capillas en ciertas iglesias. a Fig. 69, 70, 516. BALCON s.m. Plataforma saliente, al exterior de las fachadas, al nivel de los pisos interiores, protegida por un antepecho ciego, una balaustrada o una barandilla. a Fig. 69.
BALAUSTRE s.m. Del ¡t. balaustro ---balaustre, flor de granado" y, éste, del lat. balaustium,-i “fruto del granado silvestre”. Se comparó el capitel del balaustre o columna abalaustrada, con este fruto. 1. Columnita de barandilla. // 2. Las columnitas o pilastras que sirven como barrotes en un antepecho calado. El balaustre tiene pie. panza y cuello. // 3. BALAUS TRE DE VERJAS: los de madera, muy largos, que forman el enrejado de las verjas de cerramiento del coro o de las capillas en ciertas iglesias. a Fig. 69, 70, 516. BALCON s.m. Plataforma saliente, al exterior de las fachadas, al nivel de los pisos interiores, protegida por un antepecho ciego, una balaustrada o una barandilla. a Fig. 69.
CAN s.m. Del lat. canis,-is ---perro---. 1. Cabeza de una viga del techo interior, que carga en el muro y sobresale al exterior, para sostener la corona de la cornisa. // 2. MODILLÓN.
ueves, 18 de mayo de 2017
LAS CASAS DEL CORREGIDOR Y JUSTICIA DE LA MOTA. APUNTES Y DATOS. CON IMÁGENES DE CASAS DE CORREGIDORES RELACIONADOS CON ALCALÁ.
DE LA TORRE DEL GABÁN A CASA ALQUILADA
AMAR. Pieza 7 de la caja 20 del Archivo Municipal de Amlcalá la Real. Provisión real de 15
CASA DEL CORREGIDOR GOME DE MEXIA EN LOJA, QUE PERTENECÍA AL CORREGIMIENTO DE ALCALÁ LA REAL |
II
MAR. Pieza 7 de la caja 20 del Archivo Municipal de Alcalá la Real. pleito muy interesante entre María de Aranda, hija de Bernardo de Aranda, representada por su procurador Bartolomé de Pareja, y el ayuntamiento de Alcalá la Real, concretado en sus mayordomos. La fecha de dicho pleito entablado ante el alcalde mayor licenciado Sisiniega fue el 1597, pero los datos se refieren a tiempos anteriores
CASA DEL CORREGIDOR EN MARBELLA. SIMILAR A LA DE ALCALÁ CON DANZA DE AROS. |
PARTES DE LA CASA DEL CORREGIDOR
Libranza de 431 ducados por el pedazo de casa de Francisco de leyva para la cocina de las Casas de Justicia.
Al principio intervinieron Alonso Martínez Izquierdo , pero en los útlimos años Ginés Martínez de Aranda y Miguel de Bolivar tuvieron una gran participación, pues la obra duró hasta 1593. Su fachada se definía por dos balcones y una baranda, flanqueados por los escudos reales y el de Alcalá.. Se sabe que era de dos pisos y, en su parte superior, tenía unos corredores y unos marmolillos. Solía tener, al principio, las dependencias básicas ( cuartos de dormitorio en la parte superior, escalera importante, miradores, y una cocina, ) y hubo que adosarles una cochera y unas caballerizas con sus pesebres de la misma forma que todavía podéis contemplar en los cimientos de algunas casas ya muy avanzando el siglo XVII
ASÍ QUEDÓ LA PLAZA
CASA DEL CORREGIDOR DE LORCA , OBRA DEL ALCALAÍNO PEDRO MONTE O DE ARANDA. |
EL CORTIJO DE BRAMADEROS
Por un documento ante el escribano Gómez Muñoz en 20 de mayo 1577 (legajo 4765, folio 80 y ss) , el señor Francisco de Aranda, vecino de Granada, arrendaba una venta por la zona de los Bramaderos, en concreto " en el sitio de la Cañada de Damar, término de la ciudad de Granada on una cierta cantidad de tierra" de labor.El arrendador era el cerero Alonso García y el rentista Gaspar Gallego en nombre del hidalgo granadino. La renta se declaraba de 40 ducados, que debía pagarse por el día de Santiago en Granada y los avalaba Gonzalo López .
CONCLUSIONES
Hemos visto que muchas veces se denominaba el paraje inmediato de Fuente de los Bramaderos, y le daba el nombre de Bramaderos a la zona y partido del campo de Alcalá la Real. Curiosamente, no se citaba la venta hasta este documento que la coloca en la parte del municipio de Granada, y luego de Montefrío, como venta de Damar o de De Ambar o Dámbar , lo que es lógico por donde pasa el camino de los playeros. La venta, en un futuro le dio nombre al partido, pero abandonó su complemento determinativo, por el de Bramaderos, y finalmente fue sustituido por Agramaderos.
Ya hemos cerrado el círculo de la denominación de esta aldea. Y podemos concluir sobre Fuente de los Bramaderos y Venta de Damar que ae formó una síntesis de Venta de los Bramaderos sutituida impropiamente por Agramaderos.
Ya existía el cortijo de Bramaderos en el siglo XVI. Pero, a finales de este se encuentra en manos de María Jurada, relacionada con la cruz y paraje del mismo nombre ,viuda deJuan López de Mejorada. Contaba su casa, al menos la mitad, a su lindero y vecino en tierras Juan Garrido por catorce reales para que le sirviera en tiempos de la labor sin podérselo quitar durante el año. Lo hacía con sus bodergas, tinajas y menudencias.
LEGAJO 4861 FOLIO 5 ESCRIBANO HERNÁN LÓPÉZ DE MENA. 14.XI 1598.
LUEGO YA EXISTÍA EL CORTIJO CON EL NOMBRE DE BRAMADEROS Y NO AGRAMADEROS.
SE ENCONTRABA EN UNA ZONA DE REPARTIMIENTO ANTERIOR AL SIGLO XIV PARA LOS CONQUISTADORES CABALLEROS DE LA CIUDAD,
Decíamos en un artículo del IDEAL ALCALÁ LA REAL, titulado como LA VENTA DE LOS AGRAMADEROS: No siempre este partido de campo se ha identificado con este nombre. Incluso, hubo tiempos que el núcleo rural más importante fue las Peñas de Majalcorón, otras veces se incorporaba dentro de un espacio muy extenso y comprendido por el arroyo del Palancares, que desemboca en el río de Frailes. Y hasta años muy recientes del siglo pasado, su nombre más difundido era el Valdegranada, por eso de lindar con los territorios de Granada , val de Granada a los pies de los cerros de tierras de frontera, donde se hicieron extensos repartimientos con motivo de la repoblación posterior a la conquista de Granada, sobre todo, en tiempos de Carlos I. Es una zona en forma de cuenca de un arroyuelo del término alcalaíno que limitaba entre los montes de Granada. Situada a 16 kilómetros de Alcalá la Real, en la parte sur occidental del término municipal, limítrofe con las provincia de Granada y Córdoba, en un sitio de cruce de caminos que proceden de Montefrío, Íllora, Tocón, Priego, Almedinilla, donde se colocó una antigua venta para vender ganados que se ataban en los postes de los Bramaderos. De ahí el nombre Venta de los Bramaderos, hasta llegar al actual de los Agramaderos. A partir de estos términos, se muestra el primer debate de su etimología en torno a la venta como posada en el nudo de caminos entre Montefrío y el de los playeros que procedían de las costas granadinas, donde posaban las caballerías atadas en sus postas o el pilote de bramar, también el lugar de descanso en la venta para los antiguos comerciantes que intercambiaban el pescado con el cereal por este camino playero que se bifurcaba hacia Alcalá y se adentraba en la Campiña cordobesa, o tomaban el camino de Úbeda a través de la senda lindera de términos provinciales.
O el segundo término de Agramaderos, relacionado con esa refiere a esa función agrícola de la grama del cáñamo, aunque en las tierras inútiles abundaban la escaña, centeno, el yero o el lino que también se consumía por estos lares.Por un documento de Bernabé Rodríguez de 8 de agosto de 1538, todavía este paraje entre monte y tierra de nueva labor de sembradura, se llamaba BRAMADEROS POR ESTAR CERCANO A LA FUENTE DE DE LOS BRAMADEROS. En este dcocumento se comprometían con Jorge Martínez los campesinos Miguel Sánchez de Péramo u Francisco Camacho , nada menos que a sacar de monte, desbrozar, y hacerlas cultivables trece fanegas de monte a pala de azada en dos peonías de monte ( que le había correspondido del repartimiento de Carlos I en tiempos del corregidor Francisco de Alarcón, 1526-1529), que teneis en la Fuente de los Bramaderos, término de esta ciudad de Alcalá la Real, lindera con tierras de Pedro Fernández de Mazuela para el uno de agosto de 1539, Recibían de pago 1.500 maravedíes para iniciar la tarea y acabarían con otros 5.625 maravedíes al finalizar el resto. Y como debía ser duro este trabajo se le daba también una tinaja de vino añejo.POR ESO, QUE CON PAN Y VINO SE HACE EL CAMINO, EN ESTE CASO DURO Y ARDUO DE SACAR MATAS, ARBUSTOS, HIERBAS SALVAJES,, TOJARES Y ENCINARES EN LA VENTA DE LOS BRAMADEROS.
miércoles, 20 de marzo de 2024
CRUCES
CRUZ DE LA FUENTE TEJUELA
Se encontraba en 17 de enero 1619, en un haza junto a la fuente Tejuela, perteneciente al Hospital del Dulce Nombre de Jesús, lindera con tierras de Domingo Ruiz y Francisco Ruíz Calero (legajo 4860 folio 30 alonso Pérez de Contreras, 1618)
domingo, 17 de marzo de 2024
HOY, LAS LUMBRÁS DE LA SIERRA SUR DE SAN JOSÉ EN LA SEMANA DEL JAÉN
LAS LUMBRÁS DE LA SIERRA SUR
Es curioso que, durante el invierno, se celebren varias fiestas, donde las hogueras arden y se encienden en varios barrios y rincones de la Sierra Sur, sobre todo Castillo de Locubín, Alcalá la Real y sus aldeas. Lo hacen con motivo de la celebración de alguna festividad religiosa: en enero, por el día de San Antón como en Jaén; a primeros de febrero, por la Candelaria, abunda este tipo de hogueras y, en el dieciocho de marzo, para honra de San José. De primeras, surgen las interrogantes sobre los elementos constitutivos de la fiesta: el fuego, los objetos de la hoguera, los ritos y los fines. No falta quien osado se lance a la justificación sociológica de primera mano , y convierta estas fiestas en una catarsis griega, donde el pueblo se purifica a la manera del público de su tragedia clásica. Pues, en medio de estos momentos difíciles y azarosos, no cuesta trabajo simbolizar la quema de los trastos viejos con el deseo y ansías de cambio de nuestras vidas gracias al fuego purificador de una crisis que no sólo quema a los más excluidos y más débiles, sino que achicharra, hasta la médula, al más pintado.
Es verdad que la crisis se ha empleado a fondo con las personas que no pueden cubrir ni siquiera los gastos básicos de luz, butano e, incluso, de elementos básicos como la vivienda, el vestido y la alimentación. Pero, su guadaña ha hecho mella también en muchas familias acomodadas que impulsaron con gran ilusión su pequeño negocio para afrontar las haciendas de sus casas, y han visto cerrados sus locales; por otro lado, muchos cooperativistas han visto mermado sus fondos y sus pequeñas empresas se han visto obligadas a mantener los puestos fijos y con gran dificultad. Tan sólo, paso de rositas por aquellos que los dígitos de beneficios solamente variaron en unas décimas ( si no se acrecentaron aprovechándose de la indigencia y la desesperación de otros) para engordar sus arcas repletas de bienes.
Sin embargo, por mucho que se quiera y se pretenda, no se encendieron desde tiempo inmemorial las hogueras ( cuya palabra degeneró, a partir de su evolución fonética, en lumbradas y lumbrás en detrimento de la bella luminaria) con estas hipotéticas interpretaciones, sino con la acertada intención de anunciar, en el día de la víspera, un acontecimiento festivo e importante( un evento dirían nuestros nuevos próceres) de modo que nuestros antepasados colocaban las luminarias para que, de lejos, se vieran, encima de las murallas y de las torres de la fortaleza de la Mota y, atrajeran a las personas a las fiestas; luego bajaron a las plazas de la ciudad baja. Y se hicieron urbanas. Es decir, ofrecían una misión pregonera, una anticipo festivo y una llamada al disfrute colectivo por una fiesta que rompía la monotonía del valle de lágrimas de cada día.
Viene esto a cuento de que el mes de marzo es el mes , en estos pueblos de la Sierra Sur y en Alcalá la Real, de las Lumbrás de San José. Antes, se encendían las hogueras de todo tipo ramaje y támaras de monte bajo en algunos rincones de la ciudad de la Mota. Como muestra de anuncio y publicación de las fiestas, se hacían luminarias, que eran hogueras que solían encenderse en los distintos sitios señalados de la ciudad, el castillo de la Mota, las Casas de Cabildo, por los siglos XVI. Las encendían durante tres noches repetidas en cuanto se produjera la noticia del acontecimiento.
Muy alejadas en el tiempo en lo alto de las torres, almenas y las casas de cabildo de la ciudad fortificada del cerro de la Mota para anunciar las fiestas. Durante algún tiempo del siglo XVII, el centro neurálgico de la ciudad será la calle Real y el Paseíllo de la Mora, el Llanillo y la Placeta de las Trinitarias, fueron los espacios abiertos donde se proclamaron los actos festivos y levantaron los tablados, y de confluencia de vecinos en las manifestaciones religiosas.
Actual y tradicionalmente, se conservan en los derredores del antiguo Pilar de San José y la cruz de la calle Ancha. Y se ha extendido a San José de Huerta de Capuchinos.
Junto las luminarias, se realizaban las máscaras o mascaradas, que eran los desfiles de los caballeros a caballo con las chirimías y atabales visitando las distintas luminarias y plazas. Provenían de estas paradas de los siglos XVI y XVII y se mantuvieron hasta el siglo XIX. Pero, desde este siglo XX, el lugar de los caballeros lo ocuparon las bandas de las tropas alojadas en la ciudad. A las doce del mismo día tenía lugar una compañía enmascarada y a caballo, compuesta de unos veinticinco jinetes recorrían las calles de la población iniciándose por la plaza y anunciando el baile vespertino.
A a mediados del siglo XX, la Banda Mixta de Nuestro Padre Jesús y la escuadra de judíos que recorrían las lumbrás. Actualmente, agrupaciones musicales del Cristo de la Salud y de Nuestra Señora de las Angustias, Nuestra Señora de la Esperanza, Dulce Nombre de Jesús junto con las veteranas del Gallardete y Tambores y Trompetas del Ecce Homo han acrecentado este desfile caballeresco y musical.
El pueblo sencillo nunca llegó a denominar las vísperas de este santo esposo como sus Luminarias; a lo más que se escucha por la vecindad es las Lumbres de San José. Las dos palabras aluden al significado de esas hogueras que se celebran con el sentido de la quema de pilas de ramón de olivo que anuncian su fiesta Y en verdad que Luminarias es una palabra poética y preciosa por su rima final; recuerda históricamente las luminarias que se colocaban en las atalayas alcalaínas para iluminar a los cautivos que procedían de las cárceles enemigas para alcanzar la tierra de libertad.
Esta luz es ingrediente básico que siempre se mostró en las Lumbrás del municipio de la ciudad de la Mota. El pueblo sabio recogía la connotación, que algunos pretendieron añadir, del sentido de calor humano de la fogata colectiva. La palabra luminaria sufrió en Alcalá la Real una evolución de su significante y significado a través de su historia léxica.
Nunca se sintieron remisos en deformar aquella palabra Lumbrada. Sabían que aquel fuego era una lumbre grande, pero que, con la caída de la dental sonora intervocálica y la fusión de las dos, les parecía como si quisieran expresar una luz especial y colosal. Sería un vulgarismo , pero lo compartieron esta terminación como otras andaluzas como la espantá, la despertá, la levantá.. Simplemente hacían suyo el rico, expresivo y complejo sistema vocálico del dialecto andaluz.
De seguro que algún cortesano ponto pondrá los puntos sobre las íes, y, en vez de quemar en la hoguera los malos espíritus, los enfrentamientos banales, los disensos inútiles y los ufanos complejos de su ficticia superioridad territorial, es capaz de sacar el lema propuesto para la academia por el conde del Montellano: Con el ocio, lo lúcido deshace, rompe y luce. Pero, ya está la Academia para esos fines, dejemos al pueblo que normalice su norma. Pues , si no, todavía estaríamos hablando latín. De ahí que mantenemos el título de las fiestas de la hogueras con las lumbrás de san José.
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Es curioso que, durante el invierno, se celebren varias fiestas, donde las hogueras arden y se encienden en varios barrios y rincones de la Sierra Sur, sobre todo Castillo de Locubín, Alcalá la Real y sus aldeas. Lo hacen con motivo de la celebración de alguna festividad religiosa: en enero, por el día de San Antón como en Jaén; a primeros de febrero, por la Candelaria, abunda este tipo de hogueras y, en el dieciocho de marzo, para honra de San José. De primeras, surgen las interrogantes sobre los elementos constitutivos de la fiesta: el fuego, los objetos de la hoguera, los ritos y los fines. No falta quien osado se lance a la justificación sociológica de primera mano , y convierta estas fiestas en una catarsis griega, donde el pueblo se purifica a la manera del público de su tragedia clásica. Pues, en medio de estos momentos difíciles y azarosos, no cuesta trabajo simbolizar la quema de los trastos viejos con el deseo y ansías de cambio de nuestras vidas gracias al fuego purificador de una crisis que no sólo quema a los más excluidos y más débiles, sino que achicharra, hasta la médula, al más pintado.
Es verdad que la crisis se ha empleado a fondo con las personas que no pueden cubrir ni siquiera los gastos básicos de luz, butano e, incluso, de elementos básicos como la vivienda, el vestido y la alimentación. Pero, su guadaña ha hecho mella también en muchas familias acomodadas que impulsaron con gran ilusión su pequeño negocio para afrontar las haciendas de sus casas, y han visto cerrados sus locales; por otro lado, muchos cooperativistas han visto mermado sus fondos y sus pequeñas empresas se han visto obligadas a mantener los puestos fijos y con gran dificultad. Tan sólo, paso de rositas por aquellos que los dígitos de beneficios solamente variaron en unas décimas ( si no se acrecentaron aprovechándose de la indigencia y la desesperación de otros) para engordar sus arcas repletas de bienes.
Sin embargo, por mucho que se quiera y se pretenda, no se encendieron desde tiempo inmemorial las hogueras ( cuya palabra degeneró, a partir de su evolución fonética, en lumbradas y lumbrás en detrimento de la bella luminaria) con estas hipotéticas interpretaciones, sino con la acertada intención de anunciar, en el día de la víspera, un acontecimiento festivo e importante( un evento dirían nuestros nuevos próceres) de modo que nuestros antepasados colocaban las luminarias para que, de lejos, se vieran, encima de las murallas y de las torres de la fortaleza de la Mota y, atrajeran a las personas a las fiestas; luego bajaron a las plazas de la ciudad baja. Y se hicieron urbanas. Es decir, ofrecían una misión pregonera, una anticipo festivo y una llamada al disfrute colectivo por una fiesta que rompía la monotonía del valle de lágrimas de cada día.
Viene esto a cuento de que el mes de marzo es el mes , en estos pueblos de la Sierra Sur y en Alcalá la Real, de las Lumbrás de San José. Antes, se encendían las hogueras de todo tipo ramaje y támaras de monte bajo en algunos rincones de la ciudad de la Mota. Como muestra de anuncio y publicación de las fiestas, se hacían luminarias, que eran hogueras que solían encenderse en los distintos sitios señalados de la ciudad, el castillo de la Mota, las Casas de Cabildo, por los siglos XVI. Las encendían durante tres noches repetidas en cuanto se produjera la noticia del acontecimiento.
Muy alejadas en el tiempo en lo alto de las torres, almenas y las casas de cabildo de la ciudad fortificada del cerro de la Mota para anunciar las fiestas. Durante algún tiempo del siglo XVII, el centro neurálgico de la ciudad será la calle Real y el Paseíllo de la Mora, el Llanillo y la Placeta de las Trinitarias, fueron los espacios abiertos donde se proclamaron los actos festivos y levantaron los tablados, y de confluencia de vecinos en las manifestaciones religiosas.
Actual y tradicionalmente, se conservan en los derredores del antiguo Pilar de San José y la cruz de la calle Ancha. Y se ha extendido a San José de Huerta de Capuchinos.
Junto las luminarias, se realizaban las máscaras o mascaradas, que eran los desfiles de los caballeros a caballo con las chirimías y atabales visitando las distintas luminarias y plazas. Provenían de estas paradas de los siglos XVI y XVII y se mantuvieron hasta el siglo XIX. Pero, desde este siglo XX, el lugar de los caballeros lo ocuparon las bandas de las tropas alojadas en la ciudad. A las doce del mismo día tenía lugar una compañía enmascarada y a caballo, compuesta de unos veinticinco jinetes recorrían las calles de la población iniciándose por la plaza y anunciando el baile vespertino.
A a mediados del siglo XX, la Banda Mixta de Nuestro Padre Jesús y la escuadra de judíos que recorrían las lumbrás. Actualmente, agrupaciones musicales del Cristo de la Salud y de Nuestra Señora de las Angustias, Nuestra Señora de la Esperanza, Dulce Nombre de Jesús junto con las veteranas del Gallardete y Tambores y Trompetas del Ecce Homo han acrecentado este desfile caballeresco y musical.
El pueblo sencillo nunca llegó a denominar las vísperas de este santo esposo como sus Luminarias; a lo más que se escucha por la vecindad es las Lumbres de San José. Las dos palabras aluden al significado de esas hogueras que se celebran con el sentido de la quema de pilas de ramón de olivo que anuncian su fiesta Y en verdad que Luminarias es una palabra poética y preciosa por su rima final; recuerda históricamente las luminarias que se colocaban en las atalayas alcalaínas para iluminar a los cautivos que procedían de las cárceles enemigas para alcanzar la tierra de libertad.
Esta luz es ingrediente básico que siempre se mostró en las Lumbrás del municipio de la ciudad de la Mota. El pueblo sabio recogía la connotación, que algunos pretendieron añadir, del sentido de calor humano de la fogata colectiva. La palabra luminaria sufrió en Alcalá la Real una evolución de su significante y significado a través de su historia léxica.
Nunca se sintieron remisos en deformar aquella palabra Lumbrada. Sabían que aquel fuego era una lumbre grande, pero que, con la caída de la dental sonora intervocálica y la fusión de las dos, les parecía como si quisieran expresar una luz especial y colosal. Sería un vulgarismo , pero lo compartieron esta terminación como otras andaluzas como la espantá, la despertá, la levantá.. Simplemente hacían suyo el rico, expresivo y complejo sistema vocálico del dialecto andaluz.
De seguro que algún cortesano ponto pondrá los puntos sobre las íes, y, en vez de quemar en la hoguera los malos espíritus, los enfrentamientos banales, los disensos inútiles y los ufanos complejos de su ficticia superioridad territorial, es capaz de sacar el lema propuesto para la academia por el conde del Montellano: Con el ocio, lo lúcido deshace, rompe y luce. Pero, ya está la Academia para esos fines, dejemos al pueblo que normalice su norma. Pues , si no, todavía estaríamos hablando latín. De ahí que mantenemos el título de las fiestas de la hogueras con las lumbrás de san José.
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