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lunes, 28 de octubre de 2013

RUTA DEL GOLLIZNO


Buen día, magníficos  guías, Antonio, Curro, Mateo, Domingo, María Luisa, Mari Carmen,  paisajes inolvidables, preciosas vistas, pueblos, poblaciones, perspectivas en  ángulos, Moclín, Olivares, torres en rocas, Tozar, Mingo Pérez, Matanza, Mal Almuerzo, fuentes, fontanales, Buena Ventura, Corcuela,  puentes colgantes, presas, pasarelas, pasillos estrechos,  romances olvidados, escaramuzas en la memoria, caballeros de Alcalá, peones de Colomera,  a los  molinos de Huéscar, Mures, Gumiel, la muerte del hijo del señor de Alcaudete, huellas de adalides, celadas, hachos, almenaras, atalayas, alwayal, alfaqueque, alfareros, almunia, canal, canteras,  halcones, cabra montesa, mariposa, saltos de agua, acantilados de interior, ribazos, acerolas, tapaculos, tomillo,  cervatillos, cernícalos, granadas, limosnas, Pósito, alcazaba, cinturón de murallas,  esfuerzo, caminar, cansancio, descansaderos, miradores, solidaridad, compañerismo, naturaleza, alegría, agua, tierra, terrazos, travertinos, pinturas rupestres, ermitas , costumbrismo, Cristo del Paño, Virgen de las Angustias, San Antón, San Sebastián, la cueva del Boabdil

 
, casas de geranios, comida compartida, saltos de agua, riberas, cuestas, caminantes, tenderetes de recuerdos, garrapiñadas, olivos, pinos, almendros, niños, José Antonio,  mayores, jóvenes, a lo lejos, la Vega, Sierra Nevada, la Parapanda, el Paredón, Alcalá, el arrabal de Santo Domingo  .... y más al fondo Granada con su sierra.


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jueves, 24 de octubre de 2013

CAPÍTULO XVI, JUEGOS DEL ESCRIBANO PINTOR.


CAPÍTULO XVI. LOS JUEGOS EN TIEMPOS DEL ESCRIBANO PINTOR

 
TABLA CATEDRAL DE JAÉN SE VE UN NIÑO CON UN CABALLO DE MADERA COMO EN EL RELATO

 

º           Como tenían prisa para finalizar el  contrato de mosto, el oficial  y el escribano no se entretuvieron mucho comentando el solar abandonado, paraíso de aventuras infantiles y juveniles. Rellenaron los dos folios del contrato, hicieron copia al arriero y se fueron al almorzar. Volvieron pronto y, de nuevo, se pusieron a la tarea. Gómez Muñoz le sacó a la conversación el solar y el tiempo vivido durante su infancia en aquel recinto lúdico y, casi erótico para los mayores.

            Se quedó embobado Antón, porque el simple hecho de tirarle de la punta de lengua a su señor se distendía en una serie interminable de anécdotas, relatos, leyendas y descripciones de juegos populares. Le encantaba relatar cómo, siendo jóvenes,  emulaban a las cuadrillas de  los mayores vistiéndose de caballero para las mascaradas de las vísperas de San Juan y de Santiago y  los juegos de cañas del  día  mayor. Cogían varas de almendro  en los Apedraícos  y  las de  álamo  en  el ejido, a escondidas de los alguaciles, y, tras colocarle unas cabezas de trapo en la punta gorda del garrote,  las convertían en ficticios caballos de guerras simulando  a los de sus nobles padres. Se repartían en grupos de cuatro y viniendo desde la calle de los Izquierdos y la cruz de Juan Vázquez Mesía; tras  pasar por  la carrera vieja, un joven pequeño con una trompeta de hojalata era la ilusión de los niños  anunciando esta manifestación civil con sus chirimías y atabales que le acompañaban y adentrándose en el corralón. Simulaban la  plaza Alta de la Mota  con los asientos  en el suelo del  montículo  del muladar,  y, en el  sitio más alto, equipado con varias piedras en forma de sillón , colocaban a un  niño que  hacía las veces de  corregidor, rodeado de  un grupo de señores regidores,  que los saludaba  y les daba la salida para los juegos. Parecían personas mayores cumpliendo a rajatabla el protocolo  que los caballeros desarrollaba en sus juegos de  la Plaza de los corredores .

            Antón, bajó  de la balda  un  Tesaurus  para  ratificar , a manera de  Diccionario,   todo lo que le exponía  su patrón y dijo:

A.-¡Qué gran ( me dice el libro) juego o" fiesta  de a caballo, que introdujeron en España los Moros, el cual se suele ejecutar por la Nobleza, en ocasiones de alguna celebridad

G.-Como hemos dicho , en las sanjuaneras y santiaguinas, y ahora, se ha puesto de moda den las fiestas de Santa Ana, la protectora de la ciudad..

A.-Y tampoco  no han faltado en las fiestas extraordinarias de cabildo, los  partos de la reina, las proclamaciones  de los reyes , los tratados de paz, las llegada de un corregidor o un abad…Y no digamos la última, la celebración de la batalla de Lepanto.

G.- Se derrocharon todos los fondos que disponíamos de los bienes propios del cabildo municipal.

A. No podía ser menos. Aquella memorable batalla no podía ser celebrada de otro modo: lo pedía el rey; murieron 20.000 turcos, se rescataron 16.000 cristianos, cautivamos 8.000 turcos y treinta galeras,  y la galera del jefe turco.

G.¡Que días tan buenos pasamos! Luminarias o lumbradas mayores en los altos del castillo, Iglesia Abacial, miradores del Gabán y en muchos rincones de la fortaleza...Y, mucho cielo abierto por el colorido de aquellos estruendosos cohetes y tiros de arcabuces..

A. Y el desfile en forma de mascarada caballeresca de todos los hidalgos-regidores y no regidores-.  A su marcha y  repiqueteo  de los cascos con las piedras, se reflejaban las sombras por la luz amarillenta de los hachones y antorchas  en las paredes de mampuesto de Rompezapatos, Calancha y de la Encarnación 

G. -Vayamos al grano. En mi juventud, calcamos a los mayores en todos los detalles Formábamos cuatro cuadrillas, aunque, según dice los cánones, ordinariamente son ocho, y cada una solía consta de cuatro caballeros,  en los  mejores tiempos  y en  sitios distintos a la plaza de seis ù ocho, según la capacidad de la plaza.  Nos hacíamos  caballeros   montados en filas de jineta y nos rifábamos los colores cada cuadrilla. Vestidos como militares a caballo, en el brazo izquierdo llevábamos  una adarga o escudo  con la divisa y mote que elegía mi cuadrilla. El nuestro era siempre caballeros de la  Cruzada. Se completaba nuestra vestimenta  en el derecho una manga muy bien bordada, la cual se llamaba Sarracena, y la del brazo izquierdo la ajustábamos, porque con la adarga no se veía. Recuerdo que había también , cuadrillas que se llamaban los turcos, los moros, los cristianos,  caballeros de San Juan, de Santiago,  y …hasta   los  Piratas.

A.-Ya habíais  llegado al corral de la vieja Tinajería, y ¿ qué hacíais?

G.-  Dábamos, como hacían los mayores  dos vueltas a la plaza con el acompañamiento de nuestros  jóvenes  músicos (estos no se aburrían ,  seguían tocando durante todo el juego de cañas) .Cada pareja entraba realizando destrezas ecuestres,  y finalizábamos con una carrera conjunta de todos los caballeros blandiendo nuestras  lanzas.

A.- Y ya en lo serio..

G.- Déjeme el diccionario para que no me pierda y no  rompa el orden como hacíamos de chiquillos: ” Se procedía a la recogida de las cañas y adargas, situándose cada cuadrilla en el lugar designado. Muy bien acompasada, cada cuadrilla se movía al unísono, dirigiéndose hacia la cuadrilla que tenían en frente. Lanzaba sus cañas cuando estaban lo más cerca posible. No debían encontrarse con otras cuadrillas mientras ejecutaban estos movimientos. Ninguno podía tirar a otro, cara a cara, era considerado mal jugador y mal caballero. Al final del juego, cada cuadrilla recorría la plaza de dos en dos o todos juntos en hilera, tirando cañas por alto. Los atacados replicaban en igual forma y unos y otros procuraban adargarse, evitando el choque de aquellos proyectiles, empuñando con la diestra su adarga, como escudo protector, mientras que con la izquierda sostenían las riendas de su corcel. La fiesta resultaba vistosa por las diferentes posiciones de los caballeros y el ruido de las  cañas al chocar entre sí en el aire, y al romperse contra las adargas de los caballeros. Después de correr sus cañas todas las cuadrillas, los padrinos bajaban del estrado donde habían contemplado la lid, se metían en medio y los caballeros debían dejar caer las cañas y poner fin a la escaramuza. Para finalizar se solían cerrar las puertas y soltar un toro o más, los caballeros que querían podían tomar rejones, con lo cual la fiesta se daba por terminada. Para que los encuentros fueran limpios, según la ley del juego, se habían de hacer de frente, tirándose las cañas rostro a rostro o de lado”.

A.- Y eso que decimos  “las cañas se vuelven lanzas“.

G.- Se refiere a las veces en que el juego crece en violencia provocando verdaderas peleas, en cuyo caso las cañas se sustituían por venablos o espadas.

A.-¿Cómo se desarrollaba  vuestro juego?

G.-Lo mismo. Nos dividíamos en cuatro cuadrillas, dos  de una parte y otras dos  de otra en el corral que simulaba la plaza, y corríamos en parejas encontradas; después con las espadas de madera  en las manos, partidos la mitad de una parte y la otra mitad de otra, formábamos una escaramuza partida, de diferentes lazos y figuras.

A, Lo mismo que en las lanzas, pero en chiquito. Cada cuadrilla se juntaba aparte, y tomando cañas de la longitud de tres a cuatro varas en la mano derecha, unida y cerrada igualmente toda la cuadrilla, la que empezaba el juego corría la distancia del corral, tirando las cañas al aire y tomando la vuelta al galope para donde estaba otra cuadrilla apostada, la cual la carga á carrera tendida y tiraba las cañas á los que iban cargados, los cuales se cubrían con las adargas, para que golpe de las cañas no les tocara  y asíi sucesivamente se van cargando unas cuadrillas à otras, haciendo una agradable viíta.

 

-A .- ¿ Cuál es el final?

G.-  Cuando todas las cuadrillas han corrido sus cañas, los padrinos se meten en medio y ponen fin a la escaramuza.

A.-Entonces suelen cerrar las puertas y soltar un toro o más, hasta cuatro daban los menuderos de las carnicerías de Alcalá...

G.-y ya sabe los caballeros que quieren pueden tomar rejones con lo cual acaba la fiesta. Nosotros con las cabezas de  los diablillos del Corpus  simulábamos las corridas…

A.-Bueno, vamos por partes, don Gome. Comencemos con las cañas.

G. –Eran de  dos tipos: unas cortas llamadas bohordos, provistas de contrapesos de yeso o arena; y otras largas que  llevaban en su parte central un pali atravesado para arrojarlas con fuerza.

A.- Las sujeciones eran fundamentales

G.- Claro, para facilitar el lanzamiento en la caña se colocaba un amianto por donde se cogía la caña. Debía quedar apretado y tirante.

A.- Aquí no abundaban las cañas,  ¿ de dónde las traían?

G.-De Pinos Puentes o Puente de Pinos, no se aclaran los viajeros al  denominar esta villa. Los niños, como supondrá,  no teníamos ni tantas exquisiteces ni refuerzos,  tan sólo íbamos a los cañizales de las Azacayas y cortábamos  las cañas palmeadas  mientras les quitábamos las amplias hojas ásperas y las alijábamos para que hiriera su superficie no nos nuestras manos.

A.- Y, ¿qué me dice de los escudos?

G..- Las adargas, Antón, es su nombre. Las nuestras eran  de cortezones de animales, que cogíamos en el Matadero, ensamblados con ramales y secados al sol. Nos escondíamos en los corralones cercanos a las carnicerías, y de noche nos llevábamos aquellas pieles de vacas o bueyes para hacernos de ella nuestras adargas.

A.- “Se usaban en el juego –lee su definición en grueso tumbo- y debían tener ocho tercios de largo y ser lisas y derechas, era necesario que fueran rígidas en su mitad superior y flexibles en la inferior, para que pudieran doblarse sobre el anca del caballo. En su parte central llevaban una embrazadota. Las adargas eran adornadas, tanto en su parte exterior como en el interior por colores plateados dorados”.

G.- En ellas solían aparecer motes, cifras o el relato de alguna empresa realizada. Nuestro mote era “Santiago Matamoros”.

A.-¡Qué equilibro, qué dominio en el  manejo del caballo, que perfección para armonizar velocidad, lanzamiento y parada en seco!

G.- Ahí radicaba  nuestro saber y nuestro experimentar, desde niños  nos hacíamos  caballeros e imitábamos las revueltas, los lanzamientos,  el recorte del estribo…. Esto es lo que se llama  el uso de la jineta, o el arte de montar a caballo.  Ya nos venía de los  árabes, la jineta  que se distinguía  por una  silla de montar con arneses altos, de manera que permitía al jinete las manos libres para manejar las armas, estribos generalmente cortos y ceñidos a la silla,… además teníamos una ventaja:  el caballo  andaluz, de estatura mediana, es más ligero, grueso, fuerte y por último la doma del caballo es más natural y espontánea.

A.-Por eso, estos juegos se han metido en el pueblo, vienen de muy antiguo,  no nos extraña  que  la gente cante  el romance “Mañanitas de San Juan/al tiempo que alboreaba, /gran fiesta hacen los moros/ por la Vega de Granada./ Revolviendo sus caballos/ y jugando de las lanzas. /Ricos pendones en ellas/ broslados por sus amadas:/ricas marlotas vestidas, /tejidas de oro y grana./

G.-Si pero el final es muy desgraciado para nuestro pueblo,  pues esto trata de la toma de Antequera y la venganza granadina que llega a Alcalá  y se transforma en muerte de los cristianos. Pasaron del juego a la guerra: Manda juntar a los suyos/hace muy gran cabalgada,, y a las puertas de Alcalá/ que la Real se llamaba,/ una escaramuza trababan. Los cristianos eran muchos/ mas llevaban orden mala;/ los moros que son de guerra,/dádoles ha mucha carga; de ellos matan, de ellos prenden/de ellos toman en celada./Con la victoria los moros/van la vuelta de Granada; a grandes voces decían:/”la victoria es ganada.

A.- Mi señor se ha vuelto muy poeta. Y estábamos en el momento de las justas.

G.- No es una fiesta del pueblo,  como  habrás presenciado, más bien  entre caballeros y nobles, donde incluso solía participar el propio Rey.

A.- Cómo dice! 

G.- Sí , aquí su representante era el corregidor que solía  ser el jefe de una cuadrilla.

A.- ¿ Quién ganaba?

G.- Una vez estas  cuadrillas de jinetes se asaeteaban unos a otros con las lanzas, el caballero más hábil del juego era el que conseguía librarse de los golpes y , a su vez, golpeaba a sus contendientes con sus lanzamientos, teniendo cuidado de que no cayera la lanza sobre las ventanas donde las damas miraban el juego. Bueno, en nuestro caso, procurábamos que no traspasara la baja tapia del huerto de las monjas o no le diera a una  de aquellas mujeres  asomada en la ventana de su dormitorio.

A.- ¿Cómo van vestidos  los caballeros? 

G.- Al ser el juego de origen moro, en muchas fiestas, sobre todo de las antiguas, las cuadrillas se disfrazaban la mitad de moros y la otra mitad de cristianos.

A. - ¿ y qué me dice de las sortijas? ,

G. Es el que más nos gustaba a los  niños, pero  con tamaño más pequeño y A. – “Fiesta de a caballo,-interrumpe Antón leyendo el folio donde se explicaba el juego-  que se ejecuta poniendo una sortija de hierro de tamaño de un ochavo segoviano, la cual esta encajada en otro hierro, de donde se puede sacar con facilidad, y este pende de una cuerda o palo a tres o cuatro varas alto del suelo: y los Caballeros o personas que la corren, tomando la debida distancia, a carrera, se encaminan a ella, y el que con la lanza se la lleva, encajándola en la sortija, se lleva la gloria del mas diestro y afortunado”

G.- y…nosotros colocábamos  una pulsera de nuestra madre   por donde pudiera  pasar  la lanza.

A, ¿Tenían premios?

G.- Claro que sí , unas veces eran monedas de oro, otras un  agnus Dei, ; otras veces juegos de pañuelos de seda que nos colgábamos a nuestros cuellos. Me refiero a los mayores; nosotros, un paño catorceno, viejo y haraposo. Y ,a lo más, un maravedí.

A.- Pero, había otros juegos…

G.- Lo que más no encantaba era simular el juego de la alcancía, envolviendo con barro secado al sol  cenizas, manzanas  y  huevos podridos y apedrear a la cuadrilla contraria. A veces, esta llegaba hasta los espectadores e, incluso, a las ilustres damas del convento.

A.- ¿Y siempre llevaban cosas inmundicias?

G.-No, yo me reservaba una alcancía, con una carta de amor envuelta con hojas grandes de coles y flores  y atada con hilos de seda.

A.-¿Y a qué dama se la tiraba?

G.-Déjeme, Antón, que esa fue mi cruz. Desde que se encontró aquella alcancía mi amante, estoy desvariado. Volvamos  a lo que le contaba sobre los juegos. Y queda el del ganso, la barra, las danzas, las invenciones,  los  ingenios, las tablas….

A.- Pare, pare, mi señor, que anochece y ya no se ve ni la puerta.

G.-Dejémoslo para el descanso de mañana. Pero, no olvide   

 

martes, 22 de octubre de 2013

octubre, octubre....


 



OCTUBRE, OCTUBRE
 

 
 
 

 


Procesión del Cristo del  Paño
Octubre es, junto con los meses de primavera, el mes de los poetas. No es raro encontrar un poema que describa este mes que ocupaba el puesto octavo en el calendario prenumano y lunar.  Sobre todo,  nuestro querido poeta andaluz Antonio Machado ha recogido el paisaje y el tiempo otoñal con los mejores versos que pueden expresarse: “Yo voy soñando caminos/ de la tarde. ¡Las colinas/doradas, los verdes pinos,/las polvorientas encinas!…/¿Adónde el camino irá?/Yo voy cantando, viajero/a lo largo del sendero…/-la tarde cayendo está-”. En el corazón tenía/la espina de una pasión;/logré arrancármela un día:/“ya no siento el corazón”./Y todo el campo un momento/se queda, mudo y sombrío,/meditando. Suena el viento/en los álamos del río./La tarde más se oscurece;/y el camino que serpea/y débilmente blanquea/se enturbia y desaparece./Mi cantar vuelve a plañir:/“Aguda espina dorada,/quién te pudiera sentir/en el corazón clavada”. Esta vida como espina de pasión se ve  transformada en espina dorada en el corazón.  

          
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  También,  el refranero invita a dar una respuesta a nuestro paso por la vida en consonancia con lo que la naturaleza nos ofrece a nuestro alrededor. Por nuestras tierras, era y es la estación del vino, y  le cuadraba perfectamente aquel refrán  “Octubre vinatero, padre del buen enero”  y tocamos  madera para que no se cumpla  “En octubre, el enfermo que no se agarra, cae con la hoja de la parra”. Aún más, ya en torno al santo de Asís, este  año conseguimos juntar los dedos  para que no se plasmara  “El cordonazo de San Francisco,  se hace  realidad, tanto en la tierra, como en el mar”, y eso que trajo las primeras lluvias otoñales y la desgraciada muerte de  centenares de africanos junto a Lampedusa en medio de la indiferencia global, como dice el papa Francisco.  Por eso,  deseamos que  los ricos caldos,  que se catarán por san Andrés,  hagan renacer los espíritus apagados  en medio de los fríos otoñales ( “En Octubre, no molesta la lumbre”, “ En Octubre la leña se cubre”).

Estos vinos han renacido, han conseguido el título de Mención de la Sierra Sur de Jaén gracias al trabajo de Luís Aceituno,  y, afortunadamente gracias al esfuerzo de bodegueros, enólogos y cosecheros, vuelven a triunfar en muestras, exposiciones, certámenes, tiendas especializadas y comercios de Andalucía y de España, como ya lo hicieron en siglos  pasados, las variedades del famoso vino torrontés, de color  amarillo y dulzón como el pilycrim, sin química alguna, y cuidado en las bodegas de las casas de los hidalgos o en las cuevas de las faldas de la Mota; o  el  baladí de menos gancho pero muy apreciado; o  las diversas variedades del vidueño; o el desconocido  tinto del terreno,  que era muy apreciado en las ferias de Noalejo, Guadajoz o de los pueblos del derredor ; o  los más económicos y baratos , de  gasto local  como el del estrujón en las innumerables tabernas que bajaban de los barrios altos de la Mota hasta el Llanillo.  Y el codiciado  torrontés, por su valía, se vendía, desde el siglo XVI,  en estancos ( sitios de cruces de caminos) , mercados y tabernas importantes de las viejas tierras de España como la Alhambra y la Puerta Elvira de Granada gracias al ganado Privilegio del Vino, o formaba parte del plato  y dieta básica ( por eso de “ que con pan  y vino , se hace el camino”)  de fondas, hostales, mesones, palacios episcopales,  e. incluso,  salas de comedores religiosos, señoriales y cortesanos, como el del rey  Felipe IV.

Cualidades  especiales y un terreno rico en aportar los mejores  sabores a estos caldos debieron tener los viñedos de las faldas de la Acamuña, Monterrey, el Rosalejo, Valcargado, tierras del ruedo de Alcalá, Fuente del Rey, Somera o de las Solanas hasta que le llegó la terrible filoxera de finales del siglo XIX y acabó con  las extensas viñas alcalaínas. Ahora también esta particularidad la aportan las tierras de la falda de la Martina y Frailes, las de la antigua dehesa del Cascante, la Peña del Yeso, Charilla o la Fuente del Gato, que nutren las bodegas de Marcelino Serrano, de Campoameno y de muchos cosecheros que expanden sus vinos del terruño  a partir de finales de año a muchos rincones de nuestro país. Además los  primeros triunfan por la calidad y elaboración esmerada de sus vinos obteniendo premios en renombrados certámenes como “el   Mezquita de Córdoba” nada menos organizado por las instituciones de más grande abolengo agrícola de España.  La uva ya escasea colgada en las vigas de los antiguos pajares, porque ya no existen ni  forman base del postre acostumbrado de los siglos anteriores, como decía el refrán “Por san Simón  y San Judas ( 28 de Octubre), saben  más  ricas las uvas” y se matizaba con este otro “ Las uvas por san Silvestre, se comen dulces y se echan fuertes”.

Esta acidez es lo que nos sobra en estos días, y ya años tristes y difíciles,  para  que pase este tiempo, agrio y duro. que a muchas personas les ha tocado vivir soportando sin quererlo la nefasta filoxera de esta crisis que ha arramblado con las dulces viñas de tantos hogares de nuestro país. Y a malos tiempos, buena cara, por eso “Beberás y vivirás”. Pero con tino y pasando rápido el cáliz amargo para llenarlo de la rica uva de la generosidad, solidaridad y fraternidad.  

     

lunes, 21 de octubre de 2013

ALFONSO LÓPEZ MARTÍN, UN ACADEMICO CHARILLERO


 

            La Mota es una ciudad amurallada, con su fortaleza y sus arrabales, según me cuentan en el nuevo diccionario adaptado militar. Pero, es el símbolo de los alcalaínos, los presentes y ausentes; une más que otras insignias, entes y creencias. No hay persona de nuestra diáspora que, al volver a su tierra, no suba a su interior y disfrute de este conjunto majestuoso, y brillante como una patena. Tuve la suerte, por los años noventa, de acompañar a Alfonso López Martín. Le mostramos  aquella ciudad que se reconstruía tras muchos años de no haberla contemplado en su retina. Y, en medio de la conversación, Alfonso con su verbo bondadoso y se pausado diálogo aclimatado en tierras americanas, me ofreció la biografía de un emigrante que pasó del anonimato al reconocimiento público de una población que le consideró como su maestro. No le faltó tiempo para manifestarme que estaba honrado de haber nacido en tierras charilleras  del municipio alcalaíno, y de gozar del fervor y afecto vecinal  que le dispensaban sus paisanos aldeanos, con los que compartimos la visita.  No era como otros famosos charilleros  el poeta Ben Jakán, ni el diputado Paco Parras,  pero, en aquel día, Alfonso fue , al menos para mí , el gran descubrimiento de un famoso personaje de nuestra comarca de la Sierra Sur. Había nacido un 14 de febrero de 1933 y marchó a tierras americanas en 1966, se casó con María Eugenia Meoño Bonilla de la que tuvo dos hijos Alejandro y Esteban.

 En nuestro caminar por Despeñacaballos y las plazas de la Mota, desgranamos sus experiencias como catedrático de Lengua  y Literatura y sus investigaciones en los diversos terrenos de la Lingüística y Estudios Interdisciplinares Culturales en la Universidad de Costa Rica,  y su agradable estancia en tierras en san Pedro de los Montes de San José de la misma ciudad. Y, al llegar a las puertas de  la  abadía, me quedé con su alma de hispansita universal cuando me comentaba el gran elenco de estudios y artículos dedicados a los estudios gramaticales  y  filosóficos. Me citó, en concreto, Psicogénesis del lenguaje según Andrés Bello ( 1971), Concepción del lenguaje en el Fusto de Goethe (1973), Protágoras,, filósofo del desarrollo( 1973),  Los sofistas: el no-ser a la Palabra( 1975), El estoicismo en el pensamiento Kantiano( 1976) , Entere vista con el Dr., Leopoldo Zea( 1978), una gran cantidad de artículos dedicados a Andrés Bellos por los años ochenta sobre la Academia, teorías gramaticales, partes  de la oración, El problema metodológico de las enseñanza clásicas( 1990) La lengua castellana ante el V Centenario del descubrimiento de América( 1990), además,  a partir de esta fecha, se dedicó  a una nueva etapa muy versátil periodística en los periódicos costarricenses de La Prensa Libre, La Nación, La República y Diario Extra.

            Dentro de la iglesia,  me refirió sus libros publicados que comprendían una gama variada  que se extiende  desde el mundo clásico como las traducciones del El Critón de Platón o La defensa de Sócrates hasta los muy numerosos estudios sobre el uso  y aprendizaje del lenguaje y la lengua española  sobre todo en Iberoamérica    (Problemas del lenguaje cotidiano  I y II, El mundo de las palabras, El idioma: cómo es y cómo hay que usarlo, Palabras por las que pregunta usted,. editado en 1997 )  y a su admirado Bello. (Andrés Bello, gramático y filósofo, Andrés Bellos y los errores idiomáticos,  La redacción de la frase según la gramática de Andrés  Bello). Este gramático, que para Alfonso, “es un ideólogo, en parte ecléctico, pero frente a todos  los autores y corrientes, manifiesta una actitud crítica y un espíritu independiente y original”

            Al bajar de la Mota, quedamos en las Casas Consistoriales, y me entregó una selección de sus últimos  libros publicados de los que  tengo la fortuna de guardar como oro en paño  y  auténtico tesoro de un alcalaíno universal.

            Posteriormente, tuve noticia que había sido nombrado miembro de la Real Academia de la Lengua Española de Costa Rica sustituyendo a su anterior profesor Arturo Agüero. También me pude enterar de que era miembro del Instituto o Costarricense de Cultura Hispánica  y la International Writers Association.

            En su bondad natural, que había mamado de las aguas charilleras, se resume en  estas palabras que nos sirven de recordatorio y enseñanza. “Tanto para Kant como  para el estoicismo  consiste en un ideal de estado de serenidad espiritual , según el cual el mal  no reside en la persona que lo hace, sino en nosotros mismos. Lo que caracteriza tanto al estoicismo como el Kantismo es que son dos sistema morales de acción. De ahí el éxito que tuvieron en sus respectivas épocas. Los dos sistemas  se apoyan en concepciones físicas análogas: la física estoica para una, la de Newton en el otro. Ambos sistemas morales salvaron a los espíritus sano de cada una de las Épocas del  epicureismo, en el primer caso: el sentimentalismo blandengue en el otro”.

            Alfonso murió en los primeros días de Septiembre de 2005 a los 72 años en Costa Rica. La prensa de este país lo recordaba como un español que conquistó, palabra a palabra, a los costarricenses . Aludía un conocido programa televisivo que me refirió el día de la visita cuando llegamos a las Casas de Cabildo de la Mota, denominado el Mundo de la Palabra. Me regaló,  incluso, un video para que lo presenciara en vivo. Esta actividad no era sino fruto de su experiencia  en radiotelevisiva  con el Fascinante mundo del lenguaje en Canal 6, La filosofía de Andrés Bello en radio Universitaria y Dime cómo hablas en Radio Continental.

Obtuvo muchas distinciones como la de Cabalero de Isabel la Católica en 1977 y Premio de la Unión Cultural Americana 1n 1993, pero me quedo con estas palabras de  su amigo y colega filósofo Adolfo Costenla “Alfonso ha sido desde hace muchísimos años quien ha dedicado con mayor entusiasmo y constancia en nuestro país a la difusión  y discusión de las normas idiomáticas y lo ha hecho en los diarios, en la radio y en la televisión...”. No podía ser de otra manera, de tal tierra  un hombre honrado, muy culto  y amable en excelencia y palabra.

jueves, 17 de octubre de 2013

LA COMARCA DE LA SIERRA SUR


LA SIERRA SUR

 


            
LA LUMBRÁ DE SAN JOSÉ  EN HUERTA DE CAPUCHINOS


Si apreciamos  en diversos aspectos el término "comarca", consideramos que  esta palabra  forma y conforma  a un territorio. Para Alcalá a Real, esta estructura  le cuadra perfectamente en su sentido etimológico, porque el municipio de la Mota responde a su significado original de  tierra o espacio  situado en el límite con otro territorio. Pues  estas tierras parten de un pasado fronterizo entre reinos diferentes -el cristiano y el musulmán, más de cien años con los primeros y nada menos que 150 años con los reyes de Granada-; de una abadía, independiente de las jurisdicciones eclesiásticas de  Granada, Córdoba y Jaén , la "quasi nullius"; de una demarcación política y judicial  , entre corregimientos, adelantados y reinos constituyendo una entidad tripartita hasta el siglo XVIII con Loja y Alhama y transformada en partido judicial en el siglo XIX. Estas entidades conllevan marcar límites de terrenos con otros vecinos; pero también resolver conflictos, administrar  tiempos de paz y  convivencias estableciendo pactos, convenios y proyectos comunes. 

            A mediados del siglo XX, el Ministerio de Agricultura dividió la provincia de Jaén  en comarcas y distribuyó sus territorios atendiendo a su fisonomía geográfica y productiva. Alcalá la Real se vio incluida en la comarca de la Sierra Sur, por su peculiaridad y singularidad de mezclar los  campos de  sierra  con los  de campiña, donde el cereal compartía con otros cultivos arbóreos, aunque predominaba el olivo. Aquella división favoreció  estudios encaminados para el progreso y el cultivo de estas tierras situadas en zonas de alta montaña con dificultades de laboreo , pero también  con  otros predios de fácil acceso.

            A finales del siglo XX,  con  la llegada de la democracia, esta promovió diversos tipos de  entes supramunicipales, mancomunidades, comarcas, consorcios; y mantuvo las diputaciones provinciales. No digamos el paso tan importante que  significó la creación de  las entidades autonómicas y , aunque ahora se critica sin fundamento y exageración rocambolesca  hasta el color de una señal de tráfico, sus frutos son claros y evidentes: nueva red de comunicaciones a nivel andaluz y,  entre los núcleos más pequeños, mantenimiento de muchos municipios rurales en contraste con otras regiones de España, progreso  muy significativo en todos los campos de la sociedad de bienestar. La comarca, sin embargo,  fue siempre un ente comprendido entre la provincia y la comunidad autónoma que no llegó a plasmarse totalmente , al menos , en documentos de entidad jurídica y articulación política; en la mayoría de las ocasiones, una entidad puramente descriptiva para definir ámbitos espaciales que confinaban con otros y se caracterizaban  por algunos aspectos comunes ( sociales, culturales, económicos,  administrativos ...).  A  partir de 1994, la Sierra Sur de Jaén se formó con la ampliación de nuevos municipios a la base comarcal de años anteriores. Empezó a caminar en proyectos comunes en los campos  turísticos, económicos, culturales, sociales, y de diversa índole. Es el momento de ir conformándola. En el sentido etimológico , a través del "con" de empresa común y de integración de la gente de estos pueblos,  y  en la hora de darle "la forma"  a muchos elementos comunes que la singularizan: el paisaje, el olivar, las huertas, las leyendas, el sistema fronterizo militar, lo rural y lo modernista urbano, la gastronomía, la industria agropecuaria, denominación y menciones especiales de su productos  y ..., por qué  no,  su gente emprendedora.


 

 

 

 

 

CAPÍTULO XV. GOMEZ MUÑOZ Y ANTÓN FUERON A PROBAR EL VINO DEL AÑO.


CAPÍTULO XV.

GOMÉZ MUÑOZ Y ANTÓN FUERON A PROBAR  EL  VINO DEL AÑO.

 


       
    

Eran sobre las doce de la mañana, y el día no había dado para mucho: varios arrendamientos de casas en la Mota y en el barrio del Matadero, recibos de cobros de algunos paños de los tenderos  de la  plaza  y el contrato de compraventa de dos bueyes para una yunta, uno bermejo y  otro hosco. Pero, a última hora, tuvieron que hacer un contrato de vino entre un cosechero y un arriero, a su vez,  mercader para otros lugares .

El arriero Simón García Torrebejarano  se había comprometido a comprar el vino de  la cosecha de los menores del zapatero Bernabé Romero, representado por su guardador Bartolomé Atero, unas  260 arrobas, que le importaban 845 reales.  No se fiaban  de la palabra dada  y debían bajar  al llano para comprobar  los términos del contrato. El escribano, el oficial y los contratantes bajaron al llano y quisieron aprovechar la visita  para hacer una cata del vino cuyo  contrato  trataba   sobre su venta.

            En la calle Mesones Bajos, se pararon ante el  monasterio de la Trinidad, un edificio en medio de ruinas y solares abandonados. Contemplaron el bullicioso movimiento de canteros  y al maestro de cantería, mientras  les ordenaba la tarea  de  subir  unos sillares a una pared recién levantada  en un solar que las monjas habían comprado a una hidalga familia castillera, con el que habían ampliado aquel convento de  reducidas dimensiones. El convento no era sino una simple templo y encima de él todo el servicio del monasterio, formaba un pequeño complejo de casa, con el patio y huerto, y,  el aspecto externo de los solares linderos era  desolador  al estar integrado por una casilla ,  y  un comercio  de cantarería y tinajería hundido.

            Su colega Gutierre de Burgos había visto las dependencias del convento, había entrado para  hacer testimonio ante un pleito y le  había  referido que era  muy estrecho  y que, por esto, todo su servicio se montaba sobre el cuerpo de la iglesia , e que, para poder ensancharlo  e labrar, no había otra cosa más cómoda  ni de menor perjuicio  que edificar los dichos solares y meterlos con el dicho monasterio.

            Se encontraron con un vecino del convento,  Aparicio Martínez de Colomo y los  saludó.

            -Buenas tardes, señores.

            -De obras.

            -Ya era hora. Pues,  por no repararse ni tener cuenta con ella los poseedores, todos estos solares  se han caído y han  venido a menos acabando de tal manera que se ha venido a perder y hundir, y solamente sirve de muladar.

            -Ya lo vemos, se  han echado en los solares de ella  muchas inmundicias ,  está todo hecho solares.

            -Claro solamente se ha habitado de presente  de toda la dicha posesión  una casilla muy pequeña.

            -Ya la vemos que  está muy maltratada ,  para  caerse.

            -Menos mal que han dejado al convento que los compre, porque, si no hubiera sido así, hubiera redundado  en mucho daño y perjuicio del dicho monasterio.

            -¿No lo veis? las  inmundicias, que es lo  que son  los dichos solares se han echado y echan, de modo que  han subido tanto que casi se señorea el huerto que tienen las monjas y el patio del dicho monasterio

            Es evidente que la pared, que está entre el monasterio  y los solares, está muy maltratada y muy baja, por donde por ser el dicho monasterio de monjas esta muy a peligro.

            Se acercó otro  vecino y entró en  la conversación creyendo como si hablaran con el síndico  o el personero de la ciudad.  Alonso López de Antequera puso fechas y datos:

-Cómo no iba a estar en este estado, desde 1570 se habían hundido por no haberse hecho reparo alguno y solo servía de cerrajero de puercos y de muladar. Aquí  han echado y echan muchas inmundicias por lo que el dicho Monasterio de la Santísima Trinidad ha recibido y recibe mucho agravio

- E perjuicio

-Pues  no solo por tener los dichos solares en linde con él sino por el hecho de  que se señorea las ventanas e patio del monasterio, el cual es tan angosto  y estrecho que no tienen las monjas donde poder estar , porque no tienen celdas ni refectorio ni lo demás que requiere para un monasterio de tanta honestidad e recogimiento.  

-Bendito sea el señor abad, que les ha permitido, por fin, que pudieran comprar estos solares deshabitados , pues, aparte de la renta percibida, pueden  para emplearse en otros usos.

.Claro que sí , porque ha redundado  mucho aprovechamiento y el principal en ensanchar el dicho monasterio.

-Además, se han matado  dos pájaros de un tiro, pues es   beneficio de la  memoria que quedó sobre las dichas cantarerías:  al venderlos al dicho monasterio, con  el valor que de ellos se ha dado,   se podrá  emplear en otra cosa. Y ahora el poseedor  no tiene renta de los dichos solares  y de esta manera se puede cumplir con  la dicha memoria, la cera y misa de sus antepasados.

-Y, además, don Gome, usted me dirá si se acuerda bien.

-¡Qué me dice! Lo de aquella noche en la que se encontró a un grupo  que empleó este lugar para cometer cosas indignantes, ya sabe, es el principal  escondedero en donde se ofende diariamente a Nuestro Señor.

-Dígame, dígame- se hizo el sordo y el ausente el escribano como si no le afectara el asunto.

-Que no , que no puede soportarse   este lugar lleno de inmundicias en mitad del pueblo. Si ya se han  hundido todas las dichas  cantarerías y edificios  y está todo hecho corrales y solares desiertos y no sirven  de otra cosa  ni han servido, de muchos años a esta parte, sino de recostadero de muladares, ¿por qué tenemos que soportar que echen  las inmundicias y que se escandalicen nuestras mujeres y niños cuando acuden aquí de noche  a  folgar  mujeres e hombres por ser lugar desierto  y encubierto?.

-Y los niños que están todos los días jugando y haciendo travesuras y cometiendo desde muy jóvenes  muchos escándalos.

- Y lo que es peor,  el dicho monasterio ha recibido y recibe muy notable agravio e perjuicio , los presencia en vivo, no pueden taparse los ojos las monjas, porque solamente entre medias de los dichos solares  y el dicho monasterio tiene una pared  my baja

            Sintieron una gran alegría al ver que las obras eran una  realidad  para evitar s inconvenientes  e perjuicios  y  que los dichos solares e corrales ya eran propiedad del  monasterio. Los habían limpiado e incorporado  en el dicho monasterio. Ya no había lindes sino que había ganado su extensión en amplitud, de modo que, cuando acabaran las obras el dicho monasterio, no sería  ni estrecho ni angosto, porque no tenían las monjas, que en el estaban, celdas ni refectorio  ni otros aposentos  que tienen en otros monasterios  semejantes.

            Además, señalaban  que sería cosa de mucha utilidad e aprovechamiento no solo al poseedor  de las dicha memoria y al dicho monasterio sino también para toda la vecindad  e aún para todo el pueblo e ornato del haber  vendido los dichos solares al dicho monasterio.

 

-Siempre los mesoneros son los pregoneros del pueblo,  no hay día que no estén quejosos  con algo , porque no se conforman con nada. Nos han puesto al día de todos los detalles.-Dijo Antón  para cortar  la conversación que caía en un detallismo, que no podía aguantar. 

            Lo interrumpió, inmediatamente,  el arriero que les dijo que tenía prisa, porque debía llevar aquella tarde una carga a los pueblos de alrededor de  Granada y se le echaba el día  encima.

-Debemos llegar a la bodega del clérigo Juan Ruiz, en la calle Llana. Pues, tengo, que firmar el contrato y ,luego, recoger la guía en la puerta del Arrabal.

-  ¿Están almacenados en este lugar? -preguntó el escribano.

-Allí están. Como ve,   otro clérigo con viña, poseen casi  todas las aranzadas de viñas del  ruedo de la ciudad, la Ladera, de la  Solana del Rosalejo, los pagos de la Acamuña, Monterrey, Fuente Rey, Valcargado, San Bartolomé,

-O están administradas por  un colega suyo, sea  capellán o un presbítero.

-Y eso que los pagos antiguos eran de familias de los descendientes de los conquistadores.     

-Y has dicho las del ruedo, pero, todavía quedan algunas viñas en el prado de san Sebastián, los cerrillos de los Palacios, Caballeros y el de las Mentiras, los parajes de las  fuentes del Arzobispo, Conejo, Cañuelo, y de la Higuera, San Marcos, el Barrero,  la Moraleda, la Lancha, Tal de Arroba y los alrededores de la Fuente Nueva.

-Fíjate-le interrumpió el escribano- mira la zona de la Viñuela, el paisaje urbano se entremezcla con los viñedos. 

-Y, en los cortijos-apostilló Antón- dirigiendo el dedo hacia la Mata- con  el monte, el cereal y en las cabezadas el viñedo.

- Ya lo sé,  y el clero  hasta domina el  almacenamiento, se ha enriquecido con las herencias y capellanías.

-Los que se han enriquecido, mi señor,  son esos tres o cuatro medidores del vino que se guardan una parte del vino bueno  y venden el de menos calidad. Esto va  a ser nuestra ruina.  Si no lo remediamos con medidas de lebrillo  rasas  y agujero grande.

-Es el único trato que  se saca de la ciudad, a  dos mil arrobas diarias.  Y ellos controlan todo. Para colmo, nosotros todo lo almacenamos en tinajas,  y no en cubas; sin canilla alguna para sacarlo, por medio de unas medidas que no se llenan del todo para no derramarlo, y quien sabe lo que se arremanguillean estos medidores.  Nosotros en la cadena del trabajo, sin renta alguna.

-¡Qué picaros! Son los únicos que emplean los azarcones.

-Azarconean-mientras realza la voz y finge un movimiento de rapiña simulado un arpón persa.

- Los demás, cada uno con su trabajo: los viñadores  cortan las uvas  en la viña sin alejarse de ellas  a no ser por agua o comida, los guardas  a proteger las viñas de los destrozos  de los ganados,  nosotros  trasladamos  las uvas en capachos a lomos de  asnos, mulos y a veces carretas de bueyes,  y, bajo el control del aperador,  se pisan en lagares de campos o en las mismas casas sin que entre nadie ni el limosnero del Santísimo Sacramento; luego el vino   se almacena en sus tinajas,  las más célebres  las  de Antón de Alcalá.

En este caso,  hemos contratado  esta bodega. -Contestó el arriero.

-¿Cómo es el vino?

- Añejo bueno,  razonable, malo y vinagre. Hay  de todo, como en botica.

-¿Cuánto cuesta  la arroba?

-A tres reales y cuartillo.          

-Me comprometo a pagarlos para los santos del próximo año, conforme me lo vaya llevando para venderlo.

-¿ cómo está el mercado?

-Regular. Tenga en cuenta que en el mismo Alcalá hay ochenta puestos de taberneros y particulares  como mesoneros y venteros, y nos hacen la competencia al vender más barato, ya que tienen otros recursos complementarios. 

-Siempre dicen lo mismo.

-Pero en la Alhambra y en las tabernas de Bibrambla, la Nueva Alhóndiga y  Puerta Elvira de Granada, nunca falta desde la primavera nuestros caldos.

-Ni ahora en las tabernas de la capital  y en muchos pueblos de la campiña, sierras  del Santo Reino,  de Córdoba, Málaga ni en las ventas de los caminos  como en Puerto Lope , en Campillo, Cabrilla, Moclín, Motril  o Guadahortuna. o los estancos de  muchos pueblos.  

-En Granada. si no fuera por la carta de privilegio de la reina doña Juana y su hijo el  emperador Carlos, nos las veíamos celestes. Ya comienza a notarse la competencia de otros lugares.

-Pero, tienen otros estancos y mercados.

-Sí, algo en tierras de Iznalloz, los mercados de Guadajoz, Noalejo, algunos pueblos de Jaén...pero lo que , en realidad, se bebe casi  la mitad en las bodegas de Alcalá.

-Pues, a mi gustan mucho nuestros caldos.

-Nuestro torrontés de  uva amarillenta y dulzón, y el tinto del terreno   se salvan por el momento, pero lo que son el baladí y los vidueños y de mala casta, y no digamos el de estrujón deben quedar para consumo interno. Siempre los compradores nos piden la "yema" del vino y desechan el estrujón.

            Entraron a la casa y  se acercaron al cuarto de abajo, donde estaba alojado el pequeño lagar. Un estanque de piedra revestido de yeso o lagareta servía para acumular el mosto, y,  en el  lado  más estrecho, se abría un orificio  que  comunicaba por una canaleta de una teja invertida  a un posadero  cóncavo de  una tinaja donde se colocaban los cántaros y vasijas. En una plataforma rectangular, se encontraba la prensa  de viga que daba al patio, donde  usaban  pequeñas maderas y unas grandes piedras para exprimir los gajos de la uva prensada y pisoteada. En el interior, tenían  colgados los canastos de uvas y los serones de mimbres para transportar la uva.  Luego, bajaron  a la bodega bajo  arcos de medio punto de piedra encalados y sucios por el color de ocre oscuro  y , de momento, se taparon  las narices por el fuerte olor a mosto fermentado que salía de las tinajas.  Se subieron a unas escaleras de madera y atados los peldaños con  ramales de soga desde  donde contemplaron el llenado de cada una de ellas. Varios jarros y un cazo colgando  de la pared. El  cura les dio a beber a cada uno un jarrete de torrentés que les calentó el cuerpo en aquella mañana invernal. Intentó el arriero y arrendador que le hiciera una rebaja de la renta al cura.  y este le contestó:

-Imposible.

-¿Cómo?

-No puede ser ,al peón de cavar le pago dos reales y medio y la comida del mediodía; al peón de vendimiar,  a real cada día y tres comidas; al de podar dos reales y medio secos, pero si quiere vino, dieciocho cuartos; al peón de rozar en otoño real y medio; al de desenterronar, dos reales secos y al mediodía aceite, vinagre . aceitunas o lo que dé el tiempo sin el pan que lo pone el peón; a los acarreadores a real y medio; al pisador a tres reales, y añade la sisa, los diezmos, el pie del altar, y la santa cruzada.... .

            A Gómez Muñoz  se le subió el vino a  la cabeza,  y hablaba hasta por los codos sobre los vinos, los privilegios de los reyes, la calidad de las uvas, de los catadores de vinos, de los estancos...Le tuvieron que cortar el discurso para terminar el documento de la guía. Volvió por la calle del Rojo, se acercó al Pozuelo de San Juan, y, desde la calle de la Zubia, junto a una cruz  legendaria de amor por una dama  entre  dos caballeros, exclamó: "Mento mori" y "Miserere mei". A sus acompañantes, les hizo revivir historietas y aventuras de  aquel solar, que ahora se urbanizaba, y  había sido sitio de sus primeros pasos de su niñez y juventud, donde jugaba con los de su edad y  compartió los primeros lances amorosos  con algunas doncellas y mozas a escondidas de sus padres en las noches de las vísperas de las fiestas navideñas y de Semana Santa.  Se puso melancólico y algo alicaído Lo quería olvidar, pues aquella cruz que le impedía rehacer su vida. Le dijo a Antón:

            -Ya te contaré  el día en el que me gané con la barra una apuesta que no se hizo realidad.   

            Al pasar por la puerta del Arrabal,  el arriero le señaló el mesón donde tenía preparados sus asnos de cinco  cargas para treinta arrobas. 

            -¿No veis que ahí está la faena preparada? Yo no formo parte de las nuevas compañías de arrieros, me valgo con mis propias  y únicas manos.  todo lo me lo guiso y me lo como. No perdamos tiempo.