OCTUBRE, OCTUBRE
Octubre es,
junto con los meses de primavera, el mes de los poetas. No es raro encontrar un
poema que describa este mes que ocupaba el puesto octavo en el calendario
prenumano y lunar. Sobre todo, nuestro querido poeta andaluz Antonio Machado
ha recogido el paisaje y el tiempo otoñal con los mejores versos que pueden
expresarse: “Yo
voy soñando caminos/ de la tarde. ¡Las colinas/doradas, los verdes pinos,/las
polvorientas encinas!…/¿Adónde el camino irá?/Yo voy cantando, viajero/a lo
largo del sendero…/-la tarde cayendo está-”. En el corazón tenía/la espina de
una pasión;/logré arrancármela un día:/“ya no siento el corazón”./Y todo el
campo un momento/se queda, mudo y sombrío,/meditando. Suena el viento/en los
álamos del río./La tarde más se oscurece;/y el camino que serpea/y débilmente
blanquea/se enturbia y desaparece./Mi cantar vuelve a plañir:/“Aguda espina
dorada,/quién te pudiera sentir/en el corazón clavada”. Esta vida como espina de pasión se ve transformada en espina dorada en el corazón.
Procesión del Cristo del Paño |
También, el refranero invita a dar una respuesta a nuestro paso por la vida en consonancia con lo que la naturaleza nos ofrece a nuestro alrededor. Por nuestras tierras, era y es la estación del vino, y le cuadraba perfectamente aquel refrán “Octubre vinatero, padre del buen enero” y tocamos madera para que no se cumpla “En octubre, el enfermo que no se agarra, cae con la hoja de la parra”. Aún más, ya en torno al santo de Asís, este año conseguimos juntar los dedos para que no se plasmara “El cordonazo de San Francisco, se hace realidad, tanto en la tierra, como en el mar”, y eso que trajo las primeras lluvias otoñales y la desgraciada muerte de centenares de africanos junto a Lampedusa en medio de la indiferencia global, como dice el papa Francisco. Por eso, deseamos que los ricos caldos, que se catarán por san Andrés, hagan renacer los espíritus apagados en medio de los fríos otoñales ( “En Octubre, no molesta la lumbre”, “ En Octubre la leña se cubre”).
Estos vinos
han renacido, han conseguido el título de Mención de la Sierra Sur de Jaén
gracias al trabajo de Luís Aceituno, y,
afortunadamente gracias al esfuerzo de bodegueros, enólogos y cosecheros, vuelven
a triunfar en muestras, exposiciones, certámenes, tiendas especializadas y
comercios de Andalucía y de España, como ya lo hicieron en siglos pasados, las variedades del famoso vino
torrontés, de color amarillo y dulzón
como el pilycrim, sin química alguna, y cuidado en las bodegas de las casas de los
hidalgos o en las cuevas de las faldas de la Mota; o el
baladí de menos gancho pero muy apreciado; o las diversas variedades del vidueño; o el
desconocido tinto del terreno, que era muy apreciado en las ferias de
Noalejo, Guadajoz o de los pueblos del derredor ; o los más económicos y baratos , de gasto local como el del estrujón en las innumerables
tabernas que bajaban de los barrios altos de la Mota hasta el Llanillo. Y el codiciado torrontés, por su valía, se vendía, desde el
siglo XVI, en estancos ( sitios de
cruces de caminos) , mercados y tabernas importantes de las viejas tierras de
España como la Alhambra y la Puerta Elvira de Granada gracias al ganado
Privilegio del Vino, o formaba parte del plato
y dieta básica ( por eso de “ que con pan y vino , se hace el camino”) de fondas, hostales, mesones, palacios
episcopales, e. incluso, salas de comedores religiosos, señoriales y
cortesanos, como el del rey Felipe IV.
Cualidades especiales y un terreno rico en aportar los
mejores sabores a estos caldos debieron
tener los viñedos de las faldas de la Acamuña, Monterrey, el Rosalejo,
Valcargado, tierras del ruedo de Alcalá, Fuente del Rey, Somera o de las
Solanas hasta que le llegó la terrible filoxera de finales del siglo XIX y
acabó con las extensas viñas alcalaínas.
Ahora también esta particularidad la aportan las tierras de la falda de la
Martina y Frailes, las de la antigua dehesa del Cascante, la Peña del Yeso,
Charilla o la Fuente del Gato, que nutren las bodegas de Marcelino Serrano, de Campoameno
y de muchos cosecheros que expanden sus vinos del terruño a partir de finales de año a muchos rincones
de nuestro país. Además los primeros
triunfan por la calidad y elaboración esmerada de sus vinos obteniendo premios
en renombrados certámenes como “el
Mezquita de Córdoba” nada menos organizado por las instituciones de más
grande abolengo agrícola de España. La
uva ya escasea colgada en las vigas de los antiguos pajares, porque ya no
existen ni forman base del postre
acostumbrado de los siglos anteriores, como decía el refrán “Por san Simón y San Judas ( 28 de Octubre), saben más
ricas las uvas” y se matizaba con este otro “ Las uvas por san
Silvestre, se comen dulces y se echan fuertes”.
Esta acidez es
lo que nos sobra en estos días, y ya años tristes y difíciles, para
que pase este tiempo, agrio y duro. que a muchas personas les ha tocado
vivir soportando sin quererlo la nefasta filoxera de esta crisis que ha
arramblado con las dulces viñas de tantos hogares de nuestro país. Y a malos
tiempos, buena cara, por eso “Beberás y vivirás”. Pero con tino y pasando
rápido el cáliz amargo para llenarlo de la rica uva de la generosidad,
solidaridad y fraternidad.
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