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lunes, 30 de septiembre de 2019


LOS PRIMEROS MÚSICOS DE ALCALÁ LA REAL



Probablemente, juglares y poetas de pueblo hubo en la lengua castellana durante el tiempo de frontera de Alcalá,; en territorio  y tiempos de los musulmanes, de seguro; y algunos debían cantar. Primero, donde comenzó a desarrolarse el canto fue en la iglesia abacial dentro de los templos. El primer maestro encontrado por ahora se llamaba Rodrigo de Quintela, probablemente de ascendencia gallega y afincado en Alcalá la Real. No sólo era cantor, sino también  maestro del canto, en palabras de principios del siglo XVI" de avezar canter y teórica". Y, por eso, hacia escuela y enseñaba a personas en Alcalá, en concreto firmaba un contrato ante Bernabé Rodríguez, en 1520 para enseñar a practicar el canto y aprender téoria musical al alcaláino Rodrigo de Villalobos. Y cobrarba por servicios tres ducados (uno al comenzar el trabajo y los dos restantes al conseguir que el alumno habia conseguido el dominio del canto). Para ello, se comprometía a no cobrar esa cantidad a vista de oficiales del canto, si no aprendía desde el seis de junio a la Pascua de navidad de 1520. 

BBBBBBB. LA ERMITA DE CHARILLA Y SS ANEXOS. CON MOTIVO DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DEL ROSARIO


LOS EDIFICIOS ANEXOS DE LA IGLESIA DE CHARILLA

Guardia Castellano, en sus Notas de la Historia de Alcalá la Real recoge esta iglesia: La ermita de San Miguel Arcángel, de la aldea de Charilla, fue construida e n el año 1590, en tiempos del señor abad don Maximiliano de Austria, el cual concedió su licencia a pedimentos de varios fieles vecinos de esta ciudad, el 21 de diciembre de dicho año. Esta iglesia se remonta al siglo XVI, donde la familia de los Cabrera levantó una ermita en honor de San Miguel. Respondía a un impulso de los hidalgos de aquella zona, que comenzaba a repoblarse con nuevos cortijos y la roturación de sus campos, para que tuvieran la asistencia religiosa los días festivos con la celebración de la Santa Misa. A lo largo del siglo XVII y XVIII, el cabildo alcalaíno permitió cierta migración de los vecinos de Alcalá a las zonas rurales, y aquella iglesia fue simplemente un edificio rural en torno a este cortijo hidalgo. Con el paso del tiempo se formó un núcleo rural en torno al camino real, donde se permitió la edificación de albergues, casas y chozones. Al mismo tiempo, nuevas festividades fueron naciendo al amparo de aquella ermita, en concreto la de San Amador y la de Nuestra Señora del Rosario.
Era muy difícil cubrir la asistencia religiosa en estos lugares, y el traslado de capellanes a estos lugares y aldeas. Por otro lado, con frecuencia, la abadía solía nombrar unos capellanes que ejercían desde las labores puramente religiosas hasta las económicas y de economía abacial, cuales eran la recogida de las tercias, minucias y diezmos. Muchos de ellos se les denominaban sobresalientes y fieles del diezmo, con esta faceta nueva a su cargo.En algunas aldeas, como es el caso de Charilla, se levantó alguna vivienda y la sacristía junto a la ermita para cubrir estas nuevas funciones de los capellanes, En la sacristía solían guardarse los ornamentos sagrados y los documentos y libros de cofradías y movimientos económicos y, en la vivienda, comenzó a residir el capellán. Pero, anteriormente, en 1751, se asiste a la presencia de un santero de la ermita de San Miguel, de nombre Manuel Serrano, de oficio pujarero y vecino 1755, viudo de 67 años. En su declaración se cita que poseía una casa propia en el dicho sitio con portal, cocina en bajo y cámaras en jerga con su corral, con corral, dos olivos y siete parras, de doce varas de frente por cuatro de fondo, que, si se arrendara, podría ganar cinco ducados, confronta por la parte de arriba con casas de Juan Gallego y, por la de abajo tierra realenga”.   A partir de mediados del siglo XVIII, por otro lado, la aldea de Charilla fue creciendo cada vez más en población alcanzando la cifra de más de mil personas a mediados del siglo XX. Para la administración de la aldea se nombraron ministros de justicia, pero este cargo a veces fue suplido en los años anteriores con el capellán, que ejercía desde cura hasta otros menesteres como los testamentarios y defensor y vehiculador de los intereses de sus parroquianos. En este contexto, se comprende que se edificaron, la vivienda del sacristán y del capellán, para evitar el traslado desde la ciudad de la Mota hasta la aldea de Charilla. La casa del sacristán, incluso, fue anterior a la del párroco y recibía en su recompensa de los frutos del huerto adjunto a la ermita además de algunas obvenciones. Estas   viviendas estaban adosadas a la iglesia aldeana, y respondían a la tipología de las viviendas rurales de la abadía alcalaína, de muy poca fachada y fondo, con un pequeño patio, en este caso incrementado por un huerto. Los muros constructivos eran  de mampuesto, enyesados y encalados de blanca cal, en algunas fachadas se reutiliza el muro de la propia iglesia, al que se le recubre de yeso y se encala, y con alguna ventana enrejada, y cubrición de tejados de teja árabe.  Un cuarto primero, cocina, y varios cuartos segundos fueron las piezas más importantes
 Por la correspondencia, primero, con el Gobierno de la Abadía y, posteriormente, con el Obispado de Jaén, a lo largo del siglo XIX, hay constancia de la casa del sacristán y de la Casa Rectoral, que ocupaban el lugar que se propone edificar. Se encontraban ligadas con la sacristía de modo que, incluso, podía pasarse de un lado a otro, como ocurrió con un robo del año 1882.
Ya, Madoz en su Diccionario geográfico- histórico se refirió a la ermita de Charilla, en los siguientes términos:” tiene una ermita (San Miguel) que nada ofrece de notable,  servida por un capellán”. Y refiriéndose a las viviendas rurales, manifiesta que son de unas de las   184, una de un piso, dos de tres, y el resto de dos”. Dentro de este tipo hemos descrito la vivienda de la casa rectoral y del sacristán, como de dos plantas, con muro de mampostería; primera planta con cuarto, portal y cocina, y en la segunda cuartos segundos. Todo cubierto con teja árabe, y un pequeño alero.
En 1861, ante las peticiones de los vecinos de Charilla, con el fin de convertir esta iglesia y partido de campo en una parroquia, que administrara el bautismo, se abriera un cementerio y hubiera mayor asistencia eclesiástica, aludiendo el abandono de sus feligreses, la distancia de algunos lugares muy montuosos a la parroquia de Santa María la Mayor y el carácter heterogéneo ye incomodidad que le proporcionaba a otros parroquianos, se le respondió rebatiendo todos sus puntos. Y aclaró el entorno de la ermita y sus viviendas:en los años 1815, se le permitió se reservase  en ,a iglesia de Charilla el Santísimo Sacramento  con el fin de que se le administrase  a los enfermos del pueblo y de todo su partido de campo,  instituyéndose una cofradía  aunque sin superior aprobación,  está obligada a sostener la lámpara  permanente, renuevo, farol del óleo y demás culto que los fieles que contribuían con sus limosnas Por cuya razón,  para administrar el Viático y el Santo óleo , se nombró un capellán con residencia fija, tal cual hoy permanece, dándole  para su morada  la casa contigua a la iglesia, en que siempre había subsistido el sacristán”. Años, más tarde, llegó a tener hasta dos sacristanes con lo que conllevaba de preparación eclesiástica.
Trata  sobre la ampliación de la iglesia en los años treinta del siglo XIX, “después, en el año 1828 se hizo pila bautismal, y se construyeron en la misma   dos capillas, la una para el bautismo y la otra para el altar de ánimas. Erigiéndose a seguida el Camposanto, que, por los años de 1831, y en 4 de diciembre, se mandó bendecir a consecuencia de las muchas y grandes enfermedades que ocurrieron en aquel distrito rural,
En  cuanto a la casa del sacristía, está muy bien definida su situación  de aquel tiempo “ se presenta otro obstáculo cual es la residencia y dotación del sacristán, porque si este  hasta hoy solo ha sido obligado a ayudar a misa, tener aseada la iglesia y acompañar al capellán cuando le ha sido posible en la administración de sacramentos en el pueblo, sin otra remuneración  que el usufructo del pedazo de huerto y una casa para su morada,  que está inhabitada por una ruinosa situación y una corta gratificación de las hermandades del Santísimo , Rosario y Ánimas le tienen concedido a por su trabajo de cuidar de sus respectivos altares y asistencia de culto, sin poderse encargar del toque de campanas ni del cuido de la lámpara del santísimo , que corre a cargo del capellán, a causa de residir fuera del término de la iglesia, es bien claro que habrá de aumentarse el sueldo y habría de constituirse el sacristán  de manera que desaparezcan todos estos inconvenientes”. (Carta 11 de julio 1861).

Se acercan las fiestas de la Virgen del Rosario y han comenzado las obras de sus anexos, estos datos muestran su entorno  de la ermita.

domingo, 29 de septiembre de 2019

ALCALÁ LA REAL, PROVINCIA DE GRANADA





           El término de Alcalá la Real se integró  en unidades superiores a su territorio municipal como los  de abadía, corregimiento, de la Sierra Sur  o partido judicial. Por eso, es curioso que siempre ofreciera un carácter independiente, difícil de situar entre los antiguos reinos de Jaén, Granada e, incluso, de Córdoba. No obstante desde la llegada de los Austrias   la tendencia fue cada más propensa a ubicarse dentro del reino de Jaén, con grandes reticencias desde el punto de administrativo y hacendístico por parte de Alcalá la Real. Finalmente, con los Borbones el término de Alcalá la Real se integró en el reino de Jaén, encuadrado en la Intendencia  de la  futura provincia. Y esta división quedó ratificada en forma de provincia e islas y con la adscripción y pertenencia de Alcalá la Real  a la provincia de Jaén en la división territorial que promulgó  en 1833  el secretario motrileño  de Estado Javier de Burgos. Desde esta distribución en provincial, no han cambiado ni capitales ni las demarcaciones supramunicipales salvo algún momento histórico



  Sin embargo, debemos destacar que la integración  en la provincia y reino de Granada no fue una cosa esporádica, sino que en algunos terrenos como el judicial, militar y, no digamos, el sanitario o comercial era más proclive por parte de los vecinos alcalaínos.  Y fue una realidad en la Guerra Civil, a partir del año 1936, cuando el término se dividió con motivo de ser frontera  entre los territorios  de los republicanos y tropas de Queipo de Llano. Se estableció una línea divisoria que desde la Hortichuela, bajando por la Caserías,  Puertollano,  Charilla y Santa Ana, como campo de nadie, dio lugar a que  se formaran dos Alcalá: una perteneciente a Jaén y otra a Granada. La primera estableció una comisión gestora municipal, al frente de la cual estaba el socialista Salvador Frías, y estaba constituida por miembros pertenecientes al P.S.O.E y P.C.E. y el sindicato de la U.G.T, representantes de  todas las sociedades obreras de cada aldea y la C.N.T.
Incautación de bienes de Francisco Hinojosa López, y otros republicanos en el BO DE GRANADA
En etas circunstancias, por cierto,  como terreno perteneciente a la provincia de Jaén y formando parte del resto de la provincia, el ayuntamiento sólo figuró como un órgano puramente testimonial de las fuerzas políticas, pues la guerra era una situación tan delicada que  impedía cualquier reactivación de la vida municipal. No obstante, se percibe una economía mixta entre liberal y social, una preocupación por la honradez en la recaudación. Su sede cambió según los escenarios de guerra. Se ubicó al principio en la aldea de la Ribera Alta, luego en la Hoya de Charilla, para finalmente establecerse en la Rábita hasta los primeros meses del 1939. No se surtía de muchos recursos sino de los emanados de la imposición agrícola y, aún más se veía obligado a exportar productos de esta tierra a otros lugares gobernados por la república.
Por  la otra parte, se formó un ayuntamiento, que presidió durante algunos días, un comisario político nombrado por las fuerzas militares que ocuparon la ciudad de Alcalá el 30 de septiembre de 1936, donde establecieron la sede del ayuntamiento. Esta parte del territorio  dependió, durante estos años de guerra,  de la provincia de Granada. Tanto la labor hacendística, como la religiosa, o gubernativa se regían por las órdenes emanadas de las autoridades granadinas. También los nombramientos de autoridades civiles,  eclesiásticas y militares  dependían de Granada y, en su mayoría, fueron granadinos los delegados gubernativos, los jefes de las tropas y los sacerdotes, que eran también capellanes militares. Muestra de todo ello era lo referente a la publicación del Boletín Oficial  de la provincia, donde Alcalá figuraba como un municipio de Granada.
Muy curioso es el día  que Alcalá  la Real publicaba la propuesta  del presupuesto para el año 1938,  y se le incautaban los bienes al alcalde republicano Pablo Batmala Laloya, tras ser  condenado a muerte y posteriormente ser ejecutado, Vanos fueron los intentos de su salvación, pudieron otras razones.  si así se le puede denominar, a no ser sinrazones injustas  En esta zona, destaca también  la presencia de un Delegado Gubernativo, que poco a poco va constituir un ente ficticio enmarcado dentro de  lo que quedó de provincia de Jaén con la zona de Porcuna. Este delegado gubernativo se mantuvo durante varios años después y llegó a tener tanta influencia como los alcaldes. En esta zona lo fue Esteban Gutiérrez, antiguo republicano de derechas, que se integró en el movimiento nacional al tomar  la ciudad  las  tropas franquistas. Posteriormente, lo fueron Francisco Santiago Sampelayo y Miguel Siles Benavides hasta 1939. Los terrenos  administrados  eran la zona del ruedo de Alcalá, La Pedriza, Valdegranada, Ermita Nueva, Cantera Blanca y Santa Ana.  Muchas de las medidas se encuadraban dentro del nuevo régimen: desde  la limpieza ideológica y administrativa de los afectos a la República, hasta una férrea economía antiliberal, autárquica y controladora  de los productos para evitar el estraperlo, pasando por el  establecimiento del nacionalcatolicismo.





sábado, 28 de septiembre de 2019

EN ALCALÁ LA REAL, DESDE EL ALTOZANO DE LA MOTA








Hay palabras que, con frecuencia, empleamos dentro de la normalidad lingüística con una acepción semiótica, que a veces no responde a una ubicación o significado real. Este el l caso de la palabra altozano, entre la variante extendida de una monte elevado en medio de un llano, y un significado que me ha hecho descubrir un entorno patrimonial  de la Mota.
Me resultaba una incógnita el lugar del  Altozano, cuando, hace unos años, escribía sobre la llegada de Eufrasio López de Rojas, maestro mayor de obras que compartió con Juan de Aranda Salazar muchas de la diócesis de Jaén,  y en Alcalá la Real, entre otras la iglesia del Rosario. En concreto, vino a trabajar en el Pozo del Altozano, el llamado hoy día de la Conquista de la Ciudad Oculta. Me resultaba paradójico que se situara este pozo en al altozano y la elevación  del cerro de la Mota se encontraba algo superior por encima de donde su suponía el lugar. Siguiendo su definición en DRAE, respondía a la versión española  “De antuzano, alterado por etimología popular por alto. Y esta es su función  Cerro o monte de poca altura en terreno llano”. Se apartaba  de las versiones americanas en  Colombia., Honduras., Nicaragua., Panamá. República. Dominicana y  Venezuela, que hacían referencia a “Atrio de una iglesia”, muy alejada del sitio que comentamos.
Pero, profundizando en su etimología en otros registros. Alcover refiriéndose a otras acepciones como la valenciana que  lo relacionaba con tozal y se relacionaba con una zona de monte bajo, en torno con zonas de cavernaEn un documento de 1520, ante el escribano Bernabé Rodríguez, se entablaba un contrato entre Francisca Muñoz, mujer de Alonso Sánchez del Pozo, ya difunto,  y el mercader Juan Garrido por la venta de unas cámaras en la cantidad de dos mil doscientos veinticinco maravedíes, Es interesante recoger su ubicación por aclararnos su entorno que se apartaba de esta posición elevada: unas cámaras que yo tengo en el Albaicín, con linderos cercanos por una parte con cámaras de Juan Garrido, y por otra parte, con la calle  Real”, con lo que definía claramente que se encontraba en la parte de la ladera del Cerro sin ser la cresta, antes de la entrada de la alcazaba.
Por otra parte, al escribir el escribano  el documento ratificaba la ubicación en las faldas pues se levantaron estas escrituras “otorgadas en la ciudad de Alcalá la Real, en el Altozano de la dicha ciudad, a diez e seis días del mes de julio del año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil e quinientos e diez y nueve”.
La palabra Albaicín se mantuvo y lo mismo lo hizo el Altozano, colocado encima, porque pervive  el término hasta el siglo XVII, referido al pozo del Altozano, al que acudió el maestro de obras López de Rojas. En su derredor, se construyeron las Casas de las Mujeres del Mundo o Mancebía, el Hospital del Dulce Nombre de Jesús, viviendas y tiendas de artesanos, entre ellas las de la herrería de los Muñoz, el Alhorí y  las Casas de las Rentas Decimales o de las Lanzas, las cuevas  y pervivieron la Barbacana, y las mansiones de algunos caballeros hasta que sufrieron el derrumbe del 1581.
Pasaron los tiempos, quedó abandonado aquel recinto convertido en un huerto que pervivió entre almendrales y olivos, cuevas convertidas en gallineros, e, incluso un bar de verano. Un recinto que recogía las dos acepciones, porque desde su elevada altura, se posaba ante la vista una ciudad del llano; por otro lado, desde el altozano, el almendral había sustituido  al antiguo tozal, un término que hemos aplicado en analogía con otras palabras derivadas de árboles o plantas y la terminación -al, en nuestra zona existían el Quejigal, el Endrinal, o el Encinal. Es decir esta nueva acepción que hemos recuperado para altozano, tozal, lugar, donde  crecen los tozos o tozas (tozos), es decir, árboles y las matas precursoras de árboles en terrenos llanos y despejados, o también en lugares elevados. Como es lógico, eran sitios buenos para permitir a quien está oculto en ellos observar los alrededores si ser observado a su vez. Un lugar  estratégico como era y este este Altozano, para contemplar no sólo una ciudad en el tiempo y en su   desarrollo a largo plazo, con sus conquistas, y sus progresos, y sus  periodos de declive y de renacimiento, pues, si nos quedamos con las escasas matas que han quedado tras las excavaciones suelen nublar la vista al contemplaras al corto plazo de pocos días. Pues, desde la altura  del Altozano puede prolongar la vista hasta los  nuevos polígonos de la ciudad, y  contemplar su desarrollo, pero, como tozal, a lo más que puedo adentrarme en la Ciudad Oculta de los pasadizos descubiertos recientemente.


EL CARDENAL MERINO Y ALCALÁ LA REAL




Es de sobra conocido el debate entre  la pretendida jurisdicción  del Obispo de Jaén  sobre la abadía de Alcalá la Real. El conflicto se remonta desde tiempos de la conquista de Alcalá 1341 y la fundación de esta institución abacial. Hubo momentos en los que el obispado de Jaén mantuvo ciertas relaciones que podían interpretarse, al menos por el obispado de Jaén, como  manifestación clara de la jerarquía de la abadía alcalaína respecto al Obispado de Jaén por la impartición de sacramentos de órdenes y participación de en los Sínodos del Santo Rostro.  Pero el asunto se radicalizó en tiempos del  obispo de Jaén don Esteban  Gabriel Merino, que pretendió visitarla  para imponer su autoridad con la presencia de gente armada  y procedimientos violentos en 1524. No fueron estas relaciones alcaláinas puntuales on este Obispo. El asunto se remontaba a los primeros años de su vida religiosa, porque, en torno a 1513, ya ordenado sacerdote  recibió dos cargos muy importantes,: uno en tierras  italianas, el arzobispado de Bari por el papa León X y el día 29 de agosto  era nombrado Arcediano de Baeza. Lo hizo en las circunstancias que no compartíia el clero baezano, pues fue realizado, con motivo de la vacante de Cristóbal de Mesa, y con una pensión anual pontificia de 20 ducados, lo que dio lugar que, según Caballero Venceslá ".
  Merino quiso asegurarse su pacífica posesión y para esto alcanzó del Papa en 8 de diciembre la consiguiente Bula que le autorizaba para retener en su persona toda clase de prebendas, permaneciendo Arzobispo de Bari. Así, merced a esta concesión pontificia y dispensado por ella del deber de residencia, Esteban Gabriel pudo acumular en su persona una serie de prebendas. Esta acumulación de cargos, obispados y beneficios era, en aquel tiempo, una lacra tan extendida que sólo había de extirpar, y a duras penas, la reforma tridentina. Nuestros viejos cronistas del siglo XVII ponen a la Catedral de Jaén como la primera en que ocupó prebendas Esteban Gabriel Merino. La apertura del Archivo Vaticano a los investigadores, llevada a cabo por León XIII a finales del siglo pasado, permitió al sabio profesor de Historia de la Universidad de Würzburgo, José Hergenrótlier, publicar sus dos volúmenes sobre el fondo documental existente en dicho archivo y referente al pontificado de León X, bajo el título «.Leonis X Regestao) (Friburgo, 1884-1891). Según esta obra, ya clásica y definitiva en su materia, Esteban Gabriel fue antes Arzobispo de Bari que canónigo de Jaén. Nos atenemos, pues, a estos últimos datos que aporta la investigación a la luz del fondo documental vaticano. No se detuvo ahí León X, sino que para mejor premiar el anterior trabajo de Merino en favor de los Orsini, a los cuales pertenecía el Pontífice por línea materna, le concede en 1514 los frutos de la _Parroquia de Arriovilla (sic), probablemente Arjonilla, y otros beneficios en la Parroquia de Torredelcampo, ambas en la diócesis de Jaén (17). El Papa Médicis completará su obra de protección hacia el Arzobispo de Bari cuando, muerto Fernando el Católico, le envía a España como Nuncio suyo y Obispo de León. De la simple enumeración de cargos y beneficios con que León X manifestó su simpatía y buena voluntad hacia Esteban Gabriel, se desprende al mismo tiempo la alta valoración que en la mente del Papa tenía el nombramiento de Merino como Nuncio Apostólico ante Carlos V será la nota más brillante de su ejecutoria diplomática y, al mismo tiempo, su canonización como dominador del difícil y sutil arte de la política. Merino será el representante del máximo poder espiritual ante el máximo poder temporal en la Europa del momento. La protección que Esteban Gabriel obtuvo del Papa León casi nos obliga, dadas las circunstancias y el ambiente reinante en la Corte pontificia" . 
Y, antes de canónigo de Jaén, como clérigo beneficiado  de Baeza, aparece en un documento de los archivos notariales de Alcalá la Real. en seis de octubre  de 1513 ante el escribano Bernabé  Rodríguez, otorgado en la Plaza Pública de la la ciudad de la Mota, por el que el clérigo  Gonzalo Sánchez  de Trasierra,  estado presentes el escribanio Francisco de Santacruz y Pedro Pérez, lo representaba en su nombre, para poder  cobrar  del vecino alcalaíno  Cristóbal Álvarez de Fuenteovejuna los beneficios de 6.930 maravedíes de " todo el vino  que le pertenece a Gabriel Merino, clérigo y beneficiado, de Baeza de  beneficio   de esta ciudad  de todo el año presente, que lo recibí comprado de el clérigo Gonzalo Sánchez de  Trasierra". Correspondía al periodo comprendido desde el día Santa María de agosta  de 1513 al  año siguiente. No es de extrañar las relaciones de este entorno con el cardenal, teniendo en cuenta que muchos miembtos del cabildo estaban relacionado con Gonzalo Fernández de Córdoba, en este momento que comprtía el gobierno de Loja y en Alcalá se mantenía el corregimiento de Luís Fernández  de Luna. 

. Más tarde las cañas se volvieron lanzas. En concreto (1524), tuvo lugar la entrada del cardenal Merino, obispo de Jaén y arzobispo de Bari, para hacer valer su jurisdicción sobre tierras de la abadía de Alcalá la Real, con motivo de una visita que afectó primero a la Iglesia Mayor Abacial de Alcalá la Real y luego a la vicaría del Castillo de Locubín. No agradó en modo alguno esta imposición al abad ni al clero alcalaínos, que acudieron a la Corona para que hiciera justicia ante lo que calificaban una fiducia del  cardenal[1]. Se le otorgó poder a Bartolomé de Arce Broslada, vecino de Grabada en la Chancillería para protestar la llegada del obispo a esta ciudad con el poder de visitarla imponer la autoridad por fuerza sobre el abad alcalaíno. Pero en el traslado que se encuadra el documento aparece el poderista tachado y, en su lugar, se cita a Luís de Ortega, clérigo de Alcalá la Real, y posteriormente párroco de Santo Domingo de Silos.
 Esto obligó  a una real provisión del rey Carlos I ,  en la que el abad Juan de Avila razonaba su  sujección al Papa y en apelaciones a la iglesia de Toledo y Jaén de modo que no  celebraban las visitas diocesanas en esta tierra como en otros pueblos de Jaén de una manera ordinaria, Recoge el documento las informaciones anteriores ante la petición del provisor. Ante la entrada del cardenal  MERINO por la fuerza  en la Iglesia Mayor se quejaba, y manifestaba la oposición que mantuvo con el provisor y los clérigos alcalaínos; no solo entró si no se le entregaron las llaves del sagrario de otras iglesias apoyado del alcalde Briceño ; también lo hizo en el Castillo de Locubín. Pidió el abad alcalaíno amparo en la Corte y que se promulgara una provisión real para confirmar el patronazgo real y su carácter exento y vere nullius en 28 de enero de 1525. A pesar de los testimonios de los dos litigantes, cada uno presentó alegaciones para defender la sujeción o  la independencia según el caso. Y se pudo comprobar que no perteneció nítidamente  a ninguna diócesis del entorno  y se organizaba como abadía de patronato real. Un nuevo documento nos aclara la protesta del abad, por medio de su vicario y provisor, a la que se sumaron los clérigos de la ciudad. Es un poder que le otorgaron primero a un miembro de la Chancillería, pero fue sustituido por el cura Luís de Ortega
Tres años después se anexionaron  dos tercios de los diezmos para la Capilla Real de Granada, y también intervino el cardenal Merino con una posición de jerarquía sobe la abadía, pero Alcalá la Real pudo , al menos, soslayarse del pago de esta carga en tiempos del abad don Juan de Ávila. En 1538, todavía se mantenía el pleito de jurisdiccción y  la aplicación perpetua. 
Este es el documento de poder que se encuentra ante el escribano Bernabé Rodríguez, con fecha de 31 de diciembre de 1540.
-Don Juan de Ávila, se declara  abad de las abadías de  Alcalá la Real Burgohondo, y además se encontraba, por aquellas fechas en Alcalá la Real, ya que su residencia de vecindad era en Ávila, donde mantenía casa familiar y palacio a las afueras de la ciudad amurallada. Concedía pode a Juan Gallego y Hernando de Arroyo, Crístobal   Alvarez y Macías de  la Cuba, sus vecinos criados de la ciudad de Ávila para que lo representaran y lo hicieran a su vez con  la abadía,  ante el emperador Carlos V y lo miembros de su Consejo,  y Jueces u órganos de la Justicia para interponer apelaciones, hacer probanzas, ganar provisiones, entablar pleitos, y  nombrar representantes.  Y cita, en concreto, el pleito entablado ante la Corte y miembros del Consejo con el Obispo de Jaén. 

[1] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez, Documento de poder que realiza el vicario y provisor Juan de Fuentesdaño, del abad Juan de Ávila 20 de noviembre de 1524.

viernes, 27 de septiembre de 2019

EN IDEAL. LA HOYA DE CHARILLA


LA HOYA DE CHARILLA

 
Al paraje de la Hoya hay que encontrarlo. A pie o en coche, da igual, por camino o carretera, por senda o veredas, pero el esfuerzo es vertical. Si alguien intenta dirigirse a la Hoya de Charilla, puede hacerlo por diversos itinerarios o senderos. Desde Frailes, por la carretera que  se dirige a Valdepeñas, y, desde  la cercanía de los Llanos del Ángel, se adentra una carretera que conduce a este paraje natural de gran belleza; si lo hace a pie,  desde Santa Ana sube por tierras de la Carraca, y, dirigiéndose hacia  Charilla  entre la Celada, cortijo del Ángel y de la Cruz por los Collados, por una senda de pronunciada pendiente, se adentra  en un paraje agroganadero, con una tierra cultivada, restos de la actividad ganadera, corralones y  parajes de una arboleda  de quejigos, encinares y monte bajo, el agua escasea y aparece en alguna fuente seca en verano;  y la ruta más conocida, la que parte  desde Alcalá la Real o Castillo de Locubín, a través de la antigua variante de la N-432, se llega a la carretera provincial  JV 2264, y tras, parar en Charilla para recuperar fuerzas, por una carretera municipal, un antiguo camino asfaltado en los años ochenta del siglo por el IRYDA, permite el acceso tras un trayecto de más de siete Kilómetros, tras pasar por los pagos de la Dehesa, el Cementerio, e. portillo de Alcalá, la Lastra y adentrarse en un terreno cada vez más marcado y agreste. Hasta al automóvil, esta vía se le resiste, entre cuestas con gran desniveles, curvas y pronunciadas pendientes, donde solamente se permite la relajación tras el ascenso al portillo de las Alhucemas. Pues, es un elevado y privilegiado  mirador de toda la comarca de la Sierra Sur, desde donde se divisan las tierras que se extienden desde la Nava y Acamuña hasta  los Tajos de Charilla, desde  la Martina hasta  los Pedregales. Esta atalaya natural se envuelve entre olivares y predios ganaderos,  y otea a sus pies la zigzagueante vega del Guadalcotón entre arrañales y canteras, contempla tierras de olivares  del entorno de  la Fuente del Gato, Robledo  y la Lastra y se adentra por los cortijos de los primeros colonos en tierras castilleras, donde sus paredes recuerdan gestas de monfíes, bandoleros,  gente de la Sierra o maquis de la posguerra.

            La Hoya es una tierra de conquista humana a la naturaleza. Desde  lugar casi inaccesible a encuentro de caminos, hoy carreteras municipales y asfaltadas,  entre los términos de Frailes, Valdepeñas, Castillo de Locubín y Alcalá la Real. Muy remotos son los tiempos  de los siglos modernos en los que el corregidor y los miembros del cabildo municipal fijaban los mojones de  los términos entre las anteriores poblaciones, colocándolos en el Majanillo, los Collados, la Huesa de los Enamorados, de la covezuela de la Manseguilla de la Peña y el del camino entre el camino real de Valdepeñas y Jaén, y en medio de todos ellos el de la Peña Bermeja, que era como se llamaba en el siglo XVI. Se reservaba a la primera conquista humana de los ganaderos, a las dehesas comunales, a los recursos cinegéticos  y  a una vía de comunicación por tierras de evadir las rutas tradicionales. No era un terreno que se reservaba al encinar y al monte bajo, sino que los quejigos, el fresno, la coscoja, la cornicabra y los robles proliferaban para señalar las cruces de términos. El espliego, el tomillo, el romero y los arbustos más aromáticos se emplean para la medicina artesanal y como condimento de las carnes a la brasa.   Dos siglos después, la Hoya  cambió el  primer epíteto cromático de bermeja, sin lugar a dudas por el asentamiento de una alquería musulmana,  y se convirtió  en Redrada, un adjetivo que contiene la aféresis de  su primera sílaba a lo largos de los documentos alcalaínos, y alude a su segunda conquista, la del movimiento roturador de la Edad Moderna, cuando las  zonas comunales se reservaron en favor de los vecinos de Alcalá la Real y el Castillo, en medio de trances y suertes que ocuparon pastores y agricultores con chozones y viviendas de retamizas.  Y, en este tiempo de la Ilustración, esta tierra comenzó a un nuevo periodo de expansión poblacional disperso, que alcanzó su primera población estable en tiempos de Madoz.  Un momento en el que llegó  a formar un núcleo rural en  torno al núcleo rural de los cuatro cortijos de la Joya, como le gustaba llamarse a sus vecinos olvidando  que eran una depresión entre los cerros del Marroquín, Rompezapatos y Martina, configurando un valle donde corrían las aguas de una fuente que no surtía siempre de aguas.   Pero culminó, a mediados del siglo XX, con nuevas conquistas sociales, fue sede del ayuntamiento republicano en la retaguardia durante un mes d la Guerra Civil, aumentaron las viviendas rurales hasta alcanzar en todo su entorno las cien familias, el maestro comenzó a ser presencia en este diseminado (desgraciadamente fue sitio de docentes desterrados en los años del hambre), un pequeño oratorio se levantó para celebrar a la Virgen de Fátima en el mes de mayo hasta que los nuevos tiempos la trasladaron a principios  de septiembre y un lavadero a mediados del siglo XX; llegaron los progresos,  la luz, el asfaltado de la carretera y el telefonoro  a finales de los ochenta del siglo pasado.

 Actualmente, la Hoya olvidó su primitivo nombre de Redrada y se convirtió en la Hoya de Charilla. Es un rincón apetecido por los amantes de la naturaleza,  a siete Kilómetros de la aldea que le da nombre y a otros  cuatro más de Alcalá la Real, atrae  a turistas de tierra adentro  senderistas y se yergue como baluarte de la tierra vacía, ofrece  el paraje de los que ejercitan en el bucolismo, o de los que ansían  compartir las vivencias del poema de  Beatus ille qui procul negotiis. En la Sierra Sur, es un solaz de abandonar la rutina ,  y de  disfrutar  de la belleza de sus campos o de gustar de sus gastronomía en el Hostal de Sierra Martina, rodeado de la Martina (1.558 m.), Rompezapatos (1410)  y el Marroquín ( 1553), donde abundan los Títiros en medio de un paisaje arcádico de la Sierra Sur. En la ruta hacia los Llanos del  Angel  se comparten las huellas ovinas  de la vida ganadera  con sus apriscos en las cuevas, y los arroyuelos con las minas abandonadas; en la ruta de los Collados, los abrevaderos  economizan un aguas estancada para las cabras que se reservan para los quesos artesanales, y, sus casas son testigos de unas familias que, incluso, dieron vida a personajes como el famoso deán Mudarra;  por carretera,  se topa con una arboleda de  grandes troncos y con casas abandonadas, que recuerdan las leyendas de embaucadores, espiritistas y fantasmas, y por veredas las cuevas se transformas en archivos de cuentos orientales, relatos de triángulos de amor y de narraciones de ficticios tesoros. Todavía, la vegetación mediterránea se cubre con torviscos y rosas silveltres, lirios blancos del campo y  jacintos naturales en medio de una presencia testimonial de actividad agroganadera. Actualmente, viven apenas pocas familias, que mantienen sus lazos con su lugar de origen, y algunas han desarrollado algunas propuestas de  turismo rural, porque en estos lugares se prestan a ser un sitio estratégico para visitar rincones turísticos de las provincias andaluzas así como de disfrutar el encanto de la naturaleza lejos del atjetreo urbano.        


jueves, 26 de septiembre de 2019

ALCALLA LA REAL Y LA FORTALEZA DE LA MOTA (1625)





EN EL AMAR, SEGÚN EL  ACTA DEL CABILDO DE 24 DE ENERO DE 1625.



Hubo esta intervención de Rui Mendoza:




Esta ciudad es de las más antiguas que el Rey Nuestro Señor tiene en Andalucía, cuya  primera población  tiene de tan grandes caballeros, como de libros consta, sustenta la fuerza de su Mota sino también la de su  consejo, defensa y defendimiento , llave, Castillo y León en su escudo, los primero regidores son cristianos viejos”

Miguel de Utrilla:

Hace un repaso de l el padrón de 1614  resumiendo que la ciudad tenía 1.909 vecinos, el  Castillo de Locubín  501, y cortijos 41; también en  1.624 tenía el mismo número, de su historia dice “ en el término de esta ciudad y jurisdicción fuera de la dicha villa, cuya fundación es muy antigua, y de los cortijos , que se habían hecho para las labores, no ay otra ninguna población, porque su término es muy corto(….)e pareze por investigación de las antigüedades que, por ser frontera de los moros del reino de Granada, nunca se a conocido con  mayor aumento de vecindad y , si más a benido, a sido poca diferencia”.Tras una serie de consideraciones  muy interesantes sobre la producción agrícola, resalta lo siguiente:
“en quanto a la conservación es de advertir que  en esta ciudad Su Majestad tiene la más importante fuerza de sus reinos, que se llama la Mota, por lo que ha recibido el título Guarda y Defendimiento de Reinos de Castillo , siendo frontera durante más de doscientos años. Por  ello, señores caballeros,  se le concedieron privilegios tan amplios d esencias que oy goça . Esta tiene todas las cosas públicas  como son la Iglesia Mayor matriz, casas de Ayuntamiento, de la Justicia, de la Cárcel, del  Abad Mayor, Carnicería,Plaça Pública, Escritorios propios(...),  que está miuy despoblada , las causas son muy varias . Por eso, la ciudad ha procurado una ordenanza de mercaderes y oficiales, pero el sitio es muy áspero y frío, los edificios son muy antiguos y sus dueños los han dejado haciendo nueva población en los arrabales y dejarlos  caer para no repararlos, solicita reedificación”.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

ANTONIO GONZÁLEZ ARANDA



Decía el poeta Tagore: Dormir en paz se puede sobre sus castos senos/de nieves, que beatos se hinchan como frutas/en la heredad de Cristo, celeste jardinero/ Son unas palabras que me impresionaron con la lectura de su libro El Jardinero. De seguro que la familia de Antonio González Aranda  las percibía con su muerte hace unos meses. Su mujer, sus hijos Antonio y Alejandro,  y nietos las compartieron en sus momentos finales, y sintieron la voz del poeta indio percibiendo  el ritmo de  sus pasos que le estaban latiendo en su corazón en medio de todas las  tentativas y esfuerzos para acudir a por agua al lago de la salud. Fueron días de amor e intensidad junto a Antonio. Porfiaron por la salud de  este jardinero, persona nativa del Castillo de Locubín, pero hijo adoptivo de una Alcalá la Real, que siempre compartió durante muchos años hasta el final de su vida la bandera del amor por su familia .
Mediante el trabajo público de cuidar el recinto del parque de los Álamos se ganó el diploma que le honraron  sus laboriosas manos de exquisito jardinero. Era consciente de que se sentía copartícipe de crear para todos un espacio común, un lugar de encuentro, de amor y de convivencia. Como Octavio Paz cantaba, en esa labor primorosa y recatada del mezclar el buen recurso del agua con el cuidado de la tierra: Allá, allá lejos; /La tinta verde crea jardines, selvas, prados,/follajes donde cantan las letras,/palabras que son árboles,/frases que son verdes constelaciones.  Y las sellaría con el recuerdo de tiempos pasados , de sacrificios honrados entre una familia numerosa de siete hermanos, que obligaron al trabajo desde pequeño, a su tiempo de migración a Getafe, donde  trabajó en la empresa pública de aquella ciudad madrileña. Y por los años setenta, volvió a la tierra de la Sierra Sur, a cuidar del paseo, antiguo ejido, parque versallesco y rincón de ferias y salón de enamorados de los Álamos. Tus primeros pasos se hicieron notar entre aquellos parterres, que regaba la noria del compás, y que se esclarecía con las podas de tus manos para darnos la luz material y del azul oscuro alcalaíno; ¿qué la sostiene, entreabierta/claridad anochecida/luz por los jardines suelta?/todas las ramas, vencidas/por un agobio de pájaros/hacia lo obscuro se inclinan./
Y, en aquellos años te desviviste por tu familia, ya sabías de la migración en la vendimia de Francia, por eso   como buen trabajador de alma castillera y desvivido por tu familia, no te importaba abrir las puertas de la Belle Epoque para prevenir el futuro de tus hijos,  compartiste muchas vivencias de los jóvenes de la transición,  asististe con tu presencia a las reformas que se levantaron a la entrada de aquel parque con la fuente de la vida y el traslado del mausoleo del pasado,  y acompañaste como pedagogo en  el buen sentido etimológico de tu palabras a tus nietos en sus primeros pasos escolares  y viviste el renacimiento de ver manar aguas a  aquellas fuentes que rodearon la rosaleda y la sección de jardín de cipreses.
Siempre acompañabas al Cristo Sanjuanero, alzando tus manos y ojos en plegarias para implorar la ayuda en los itinerarios de todos tus familiares. No faltabas a la cita sanjuanera, hasta al final  le tendiste tus manos. Este año, suplió tu ausencia tu compañero y consuegro Enrique con que siempre compartiste unos estrechos lazos de amistad-  De seguro que tus últimos momentos fue el ángel que te ayudó en medio de unas vivencias semejantes a la  que compartió el poeta Octavio Paz;    Donde habite el olvido,/ en los vastos jardines sin aurora;/donde yo sólo sea/memoria de una piedra sepultada entre ortigas/sobre la cual el viento escapa a sus insomnios./Donde mi nombre deje/al cuerpo que designa en brazos de los siglos,/donde el deseo no exista./En esa gran región donde el amor, ángel terrible,/no esconda como acero/en mi pecho su ala,/sonriendo lleno de gracia /aérea mientras crece el tormento. En este caso, el rincón de amor del Cristo de la Salud.


martes, 24 de septiembre de 2019

UN CONFLICTO ENTRE JURISDICCIONES EN LA ERMITA DE SAN MARCOS


 
En el Archivo Municipal de Alcalá la Real, se encuentra un documento muy interesante que versa sobre un conflicto entre las autoridades cívica y religiosa con motivo de un apresamiento de dos individuos en la ermita de San Marcos.  El típico caso de intimidad personal en un recinto religioso. En concreto, tuvo lugar en 1589, siendo abad de este territorio Maximiliano de Austria y corregidor de las ciudades de Alcalá, Loja y Alhama, el comendador Jorge de Amaral, un portugués muy en consonancia con la  política de este periodo del reinado de Felipe II, en el que integró en su aparato político a miembros del reino de Portugal. Debía ser el abad una persona con una personalidad fuerte para hacer valer sus privilegios y poder frente a las injerencias de  la autoridad civil.  

Las secuencias de este acontecimiento son las siguientes:

PRIMERA PARTE

1.                          Los protagonistas de este desencuentro entre autoridades fueron los hermanos Juan y Antón Sánchez Marín, hijo de Hernán Sánchez. Unos descendientes de emigrantes de tierras de las  montañas de León afincados posteriormente  en  Jaén,  y que habían  venido a tierras alcalaínas con motivo de la política de repoblación tras la conquista de la ciudad de Alcalá a los moros. Se sentían cristianos viejos, hidalgos, sin mancha de raza ni religión, por no haber sido acusados de judíos ni musulmanes ni haber  sufrido castigo de la Santa Inquisición.
2.                          El motivo no era otro que se estos dos personajes se habían refugiado  11 de julio en la ermita de San Marcos, extramuros de la ciudad, para evadir el apresamiento que había decretado la justicia civil  a causa de un acto de deserción, porque se habían negado a  acudir al alarde o convocatoria de leva militar. El corregidor y sus ministros se presentaron en la ermita y sacaron de ella a todos trasladándolos a la Cárcel Real.
3.                          Pero, la  iglesia impedía  que se resolviera el conflicto de modo civil y consideraban que el delito era leve. Sin embargo, el corregidor y sus ministros de justicias justificaron esta situación que impedía la entrada de los alguaciles a la iglesia, porque creían que se estaban cometiendo actos impúdicos. Lo apoyaban con el hecho de que dos mujeres, que estaban amancebadas con los hermanos Sánchez, se habían adentrado en las dependencias de la iglesia, “corredores y sacristía”, como un hecho pensado y habían cometido actos en contra de las normas de la Iglesia.  El nombre de las dos mujeres era Leonor; sus apellidos de Lara y Díaz. La primera llevaba conviviendo muchos años con Juan; la segunda tan sólo un año, y  estaba casada con el portugués Francisco Hernández.
4.                          Sus cargos se especificaban como “ofensa a Dios y escándalo de los que lo habían visto”.  Detalles señalaban como estos: porque salieron los condenados de la ermita y fueron a las casas de las mujeres trayéndolas de la mano y las adentraron en la iglesia y sacristía cerrando las puertas por dentro y comieron en una olla e otras cosas  e “avían tenido exceso carnal con ellas” y porque podían haberse encerrado en el convento de Consolación que estaba muy cercano de la casa de sus padres para la manutención y no lo hicieron.
5.                           Por eso, ante el aviso de los escándalos  que hacían y cometían,  el corregidor y sus alguaciles los apresaron  en la sacristía y llevaron a la Cárcel Pública de la Mota.
6.                          El Vicario, Francisco Bommar y su fiscal recurrieron a la Justicia Civil para que devolvieran a la iglesia a los apresados porque incumplían  las penas del derecho y de la justicia y no se ajustaban a la inmunidad dentro de los recintos sagrados porque eran delincuentes. (censura en lenguaje canónico realizada el 12 de julio acompañada de penas pecuniarias).

SEGUNDA PARTE



1. El  14 de julio el corregidor protestó ante el provisor haciéndose portavoz de la política real en defensa de la religión católica y   alegó contra todos los puntos de la sentencia, manifestando que eran falsos, debido a    que había acudido a perseguir un delincuente y no  a invadir  la intimidad de la iglesia sino en defensa del “servicio de Dios y  honra de la iglesia,  demás del escándalo  público que tenía obligación de obviar”.
2.                           El provisor se mantuvo en su postura inicial, defendiéndose de que eran cristianos viejos y  los infractores no habían cometido delito alguno, más bien el asunto fue un acto de abuso de poder por parte del alguacil actuando con malicia al cerrar las puertas. Por ello, el asunto saltó a la Chancillería de Granada como órgano de apelación  superior de justicia.
3.                          El  provisor  cumplió sus amenazas y excomulgó a la justicia porque los encartados no estuvieron con las puertas cerradas, sino abiertas y con gente dentro  y fuera de la iglesia y las cerró el alguacil como artimaña a favor de justificar  que interviniera el corregidor.
4.                           En uno de agosto, el provisor abacial  emitió un veredicto de juicio, fallando que debían volver los presos a  su lugar de encierro: a la iglesia de Consolación, los hombres y las mujeres a  la ermita de San Marcos. Además, ordenó que excomulgaría al corregidor si en el plazo de 24 horas no cumplía la sentencia.
5.                          Esta se hizo efectiva y  quedó excomulgado el corregidor mediante la comunicación  por escrito de la  sentencia por parte de dos curas  beneficiados de la Iglesias de Alcalá. Sin embargo, le abrían una puerta, por si cumplían las  cláusulas del fallo judicial  mediante  de  que se restituyera la situación en el plazo de las doce horas.
6.                          El corregidor apeló la sentencia ante el corregidor el cuatro de  agosto  basándose mediante una provisión real de la Chancillería de Granada para que absolviese al corregidor de la sentencia de excomunión.
7.                          En el ínterin, se complicó el asunto judicial, porque se decía que los testigos del provisor habían hecho declaraciones falsas y, por ello, los había encarcelado el corregidor por perjuros, lo que motivó la protesta del provisor. Uno de los encausados se casó con Leonor de Lara el 8 de agosto.
8.                          El 23 de agosto, los señores de la Chancillería de Granada obligan al provisor a que se quitase la excomunión al corregidor, a los hermanos Sánchez volvieran al monasterio de Consolación y a Leonor de Lara a la ermita de San Marcos; y a la otra Leonor a la ermita de la Veracruz hasta que se resolviese el asunto de testigos falsos y pagasen unas pequeñas multas.

Es curioso que este pleito tuviera lugar por el alojamiento de estos desertores en la ermita de San Marcos y  resolviera un conflicto entre las dos autoridades. Pero, al mismo tiempo, los datos son muy interesantes para un conflicto legal que parecía ya resuelto a finales del siglo XVI, manifiesta una ermita que solía acoger a los vecinos, era muy visitado, y ya estaba formada por tres dependencias: la sacristía, el templo y los corredores.