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miércoles, 11 de septiembre de 2019

LA VENTA DE LA RÁBITA

Hemos estudiado en  artículos anteriores la importancia de la Venta de la Rábita dentro del desarrollo económico y social del municipio alcalaíno desde tiempos musulmanes e, incluso, de épocas de frontera. Además de su  espacio  militar  y religioso, hay que destacar su importancia comercial  que radicaba principlamente en el trasiego de ventas de productos que se originaban y negociaban bajo sus paredes. En cuatro de septiembre de 1518, ante Bernabé Rodríguez, se encontraba una ecritura de inventario y donación de bienes del propietario de la venta Alonso Ortiz el  Viejo, esposa de Mari Hernández, su segunda mujer,  a su hijo Alonso Ortiz el mozo, que estaba ordenado de misa y debía recibir una especie de dote sacerdotal. Muy claramente se manifiesta que la venta era propiedad del primero y estaba rodeada de un cortijo valorada en 30.000 maravedíes y lindaba con eel camino real,  una haza de 70 fanegas de tierra, lindras con tierras del alcaide Juan de Aranda y familia Hinojosa, y unas casas en el Arrabal Viejo , linderas con Carderaa y Luque, junto con unas cámaras valoradas en 35.000;  a la tierra  que le donaba añadió muchos enseres del hogar y vestidos y luego se transformó en  cepellanía de la iglesia de Santa María la Mayor. Viene esto a cuento con un  contrato de de compraventa de lanas, en un tiempo en el  que todavía los mercaderes genoveses han copado el  mercado de las lanas por la zona de la abadia alcalaína. Se producen  varios contratos entre  personas relacionadas con la actividad agroganadera y los hidalgos caballeros  y hacendados rentistas que, en los primeros decenios del siglo XVI, realizaban los negocios laneros. Se constata la presencia de la familia de los Frías y Cabrera. En concreto por un  documento ante Bernabé Rodríguez de  27 de  noviembre de 1524, siendo testigos Francisco de Mazuelos, Francisco Ordóñez y Francisco González sabemos que se fraguó un contrato entre Cristóbal de Frías y Juan Pagador. El primero se declaraba como vecino alcalaíno, pero posteriormente conforme avanzaba el siglo llegó a ser regidor de Alcalá la Real, y su familia se entroncó en el mundo de los negocios y la Chancillería granadina dentro de la influencia de las élites locales.  Por el contrario, el segundo , respondía a un nombre muy genérico y  de apellido un cargo de pagador,  lo mismo que aparece otro contador de esta ciudad cordobesa como vecino y posteriormente escribano. No es extraña la influencia de estos cargos relacionados con  la administración de las élites, muchos de ellos procedente de la etnia judeoconversa, afincada en Baena, al amparo del conde de  Cabra.  El primero se  comprometía a la conocida venta adelantada, una práctica muy introducida los mercaderes genoveses en detrimento de los mercaderes castellanos, por la que  se comprometía a entregar a Pagador toda la  lana  de ovejas y aninos de su cabaña para el año 1525. Por su parte, el segundo se obligaba a pagar a 300 maravedíes la arroba de lana.
 Las condiciones eran las típicas de estos contratos: para el vendedor, la lana se entregaría  esquilmada, en corral barrido  y no regado y a uso de laneros; por el comprador pagaría 26 ducados, que alcanzaría los 9650 maravedíes  en el momento de hacer el contrato y el resto al entregársele  la lana en mayo del año siguiente 1525. 
 Lo curioso  de la transacción radicaba en el punto de entrega. lo debía llevar a cabo en  la venta de la Rábita de Alonso Ortiz, lo que manifiesta este aspecto tan frecuente de las ventas alcalaínas con respecto a las actividades comerciales de vino , cereales y , en este caso,  de la lana, tanto en esta como las de la Fuente Granada y Acequia. En el caso de la Rábita, hay que relacionarlo  con este tipo de transacciones comerciales de la lana   Máximo Diago Hernando  en el Anuario de Estudios Medievales (AEM) 38/2, julio-diciembre de 2008 pp. 639-671  en su artículo  EL PROBLEMA DEL APROVISIONAMIENTO DE LANAS PARA LA MANUFACTURA PAÑERA CASTELLANA A FINES DE LA EDAD MEDIA del  Instituto de Historia, CSIC. Madrid  realiza este análisis ", Por el contrario, fuera de Cuenca, tenemos constancia de que la mayor parte de las operaciones de compra adelantada de lanas, concertadas preferentemente con pequeños y medianos propietarios, fueron realizadas por mercaderes locales que rara vez participaban directamente en negocios de exportación, sino que habitualmente revendían a mercaderes exportadores, cuando se trataba de lanas finas de ganado trashumante, o a fabricantes pañeros del reino, cuando se trataba de lanas churras. Sólo en el caso de la serranía cordobesa encontramos durante el reinado de los Reyes Católicos un panorama relativamente parecido al de Cuenca, pues también allí los mercaderes italianos fueron denunciados por los fabricantes pañeros locales por acaparar la mayor parte de la producción de lanas de los ganaderos estantes cordobeses mediante contratos de compra adelantada, dejándoles a ellos desabastecidos. Pero, junto a los italianos, también desplegaron una intensa actividad en esta comarca, recurriendo a los mismos procedimientos de contratación, los mercaderes burgaleses, que, no obstante, fueron perdiendo protagonismo conforme avanzó el siglo XVI



. En una primera aproximación que sólo tuviese en cuenta situaciones como las denunciadas por los pañeros conquenses y cordobeses, podría justificarse la atribución de la principal responsabilidad en el desvío del grueso de la producción de lana de primera calidad del reino de Castilla hacia los  mercados exteriores a la mayor capacidad financiera de los mercaderes extranjeros, en particular italianos, que les permitiría invertir importantes cantidades de dinero en la compra adelantada de lanas, que no tendrían a su disposición la mayoría de los hombres de negocios castellanos, en particular los interesados por la manufactura pañera
Y nos aclara para futuras aportaciones de  los vendedores alcalaínos : Pero un análisis más pormenorizado de la documentación conservada para el conjunto del reino demuestra sobradamente que el grueso de las operaciones de compras adelantadas de lanas fueron realizadas por castellanos, y no precisamente por los mercaderes con mayor volumen de negocio y contactos en los mercados internacionales, sino de forma preferente por tratantes que operaban en ámbitos geográficos restringidos y rara vez participaban directamente en empresas de exportación. La figura del intermediario que compraba lanas para revenderlas a otros mercaderes, o a fabricantes pañeros del reino, resulta bien conocida para cuantos se hayan interesado por el análisis del comercio lanero castellano entre los siglos XV y XVIII. Y, aunque fue mal vista por muchos, que trataron de convencer a las instituciones de gobierno central de la monarquía de la necesidad de prohibir por ley que hubiese personas dedicadas a la actividad de la reventa, lo cierto es que nunca se logró desplazar a estos profesionales de la posición central que lograron reservarse en el complejo entramado que canalizaba la circulación de la lana en el interior del reino de Castilla durante el período preindustrial.  Y aportaremos datos sobre El problema que estaba denunciando Pedro de Burgos no era, por tanto, que las compras adelantadas de lanas estuviesen privando a los fabricantes pañeros castellanos de la materia prima que necesitaban para sus manufacturas, sino que las mismas, por ser realizadas mayoritariamente por regatones que tendían a acaparar la producción para luego proceder a revender desde una posición casi monopolística, provocaban un encarecimiento artificial de dicha materia prima. Y pensaba, por ello, este individuo que disponiendo por ley que sólo pudiesen comprar lanas por adelantado los que las fuesen a destinar a la fabricación de paños por su propia cuenta, se realizaría una contribución decisiva al abaratamiento de la materia prima utilizada por la manufactura castellana, y por consiguiente al desarrollo de esta actividad fundamental por su capacidad para proporcionar un medio de vida a gran número de personas. No tenía en cuenta, sin embargo, que los regatones proliferaban y prosperaban porque era capaces de atender las necesidades de financiación tanto de los campesinos propietarios de pequeños rebaños de ganado, a los que efectuaban adelantos de dinero con cargo al valor de las lanas del siguiente esquileo, como de los fabricantes pañeros, a los que concedían aplazamientos de pago por varios meses del valor de las lanas que les vendían. Por supuesto también se dieron casos en que fabricantes pañeros se concertaron directamente con señores de ganados para comprarles sus lanas. Pero no abundaron, precisamente porque en la mayor parte de los casos tanto unos como otros tenían necesidades de financiación, y debían recurrir a terceros que pudiesen darles satisfacción.

DATOS SOBRE EL COMERCIO DE LA LANA
-En 11 de diciembre de 1524, en la Plaza Pública de Alcalá la Real, se firmó el contrato de 50 arrobas de lana blanca y prieta  de oveja y aninos para mayo de 1525, estando presentes como testigos Rodrigo Alonso Primo, Martóin Fernández y Francisco Espinosa, entre el vendedor Diego García de Santisteban a Alonso Contador, el comprador, los dos vecinos de Alcalá la Real. Ofrece novedades, a uso de laneros y mercaderes a 298 maravedís la arroba, por un total de 14.900 con precio anticipidado de siete mil maravedíes. 

....En  18 de diciembre 1570, ante Alonso Ordóñez traspasaba la venta Alonso Ramos a Cristóbal Navarro  y  lo hacía en las mismas condiciones qque lo había hecho con el propietario el vicario don Francisco de Gamboa en kla cantidad de  10.000 maravedíes, en los que se incluían venta y tierras de derredor( Legajo  4602, folio  141).

OTRO DATO 
1615.Su ventero era Cristóbal de Ribas (4713,224)

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