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sábado, 28 de septiembre de 2019

EN ALCALÁ LA REAL, DESDE EL ALTOZANO DE LA MOTA








Hay palabras que, con frecuencia, empleamos dentro de la normalidad lingüística con una acepción semiótica, que a veces no responde a una ubicación o significado real. Este el l caso de la palabra altozano, entre la variante extendida de una monte elevado en medio de un llano, y un significado que me ha hecho descubrir un entorno patrimonial  de la Mota.
Me resultaba una incógnita el lugar del  Altozano, cuando, hace unos años, escribía sobre la llegada de Eufrasio López de Rojas, maestro mayor de obras que compartió con Juan de Aranda Salazar muchas de la diócesis de Jaén,  y en Alcalá la Real, entre otras la iglesia del Rosario. En concreto, vino a trabajar en el Pozo del Altozano, el llamado hoy día de la Conquista de la Ciudad Oculta. Me resultaba paradójico que se situara este pozo en al altozano y la elevación  del cerro de la Mota se encontraba algo superior por encima de donde su suponía el lugar. Siguiendo su definición en DRAE, respondía a la versión española  “De antuzano, alterado por etimología popular por alto. Y esta es su función  Cerro o monte de poca altura en terreno llano”. Se apartaba  de las versiones americanas en  Colombia., Honduras., Nicaragua., Panamá. República. Dominicana y  Venezuela, que hacían referencia a “Atrio de una iglesia”, muy alejada del sitio que comentamos.
Pero, profundizando en su etimología en otros registros. Alcover refiriéndose a otras acepciones como la valenciana que  lo relacionaba con tozal y se relacionaba con una zona de monte bajo, en torno con zonas de cavernaEn un documento de 1520, ante el escribano Bernabé Rodríguez, se entablaba un contrato entre Francisca Muñoz, mujer de Alonso Sánchez del Pozo, ya difunto,  y el mercader Juan Garrido por la venta de unas cámaras en la cantidad de dos mil doscientos veinticinco maravedíes, Es interesante recoger su ubicación por aclararnos su entorno que se apartaba de esta posición elevada: unas cámaras que yo tengo en el Albaicín, con linderos cercanos por una parte con cámaras de Juan Garrido, y por otra parte, con la calle  Real”, con lo que definía claramente que se encontraba en la parte de la ladera del Cerro sin ser la cresta, antes de la entrada de la alcazaba.
Por otra parte, al escribir el escribano  el documento ratificaba la ubicación en las faldas pues se levantaron estas escrituras “otorgadas en la ciudad de Alcalá la Real, en el Altozano de la dicha ciudad, a diez e seis días del mes de julio del año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil e quinientos e diez y nueve”.
La palabra Albaicín se mantuvo y lo mismo lo hizo el Altozano, colocado encima, porque pervive  el término hasta el siglo XVII, referido al pozo del Altozano, al que acudió el maestro de obras López de Rojas. En su derredor, se construyeron las Casas de las Mujeres del Mundo o Mancebía, el Hospital del Dulce Nombre de Jesús, viviendas y tiendas de artesanos, entre ellas las de la herrería de los Muñoz, el Alhorí y  las Casas de las Rentas Decimales o de las Lanzas, las cuevas  y pervivieron la Barbacana, y las mansiones de algunos caballeros hasta que sufrieron el derrumbe del 1581.
Pasaron los tiempos, quedó abandonado aquel recinto convertido en un huerto que pervivió entre almendrales y olivos, cuevas convertidas en gallineros, e, incluso un bar de verano. Un recinto que recogía las dos acepciones, porque desde su elevada altura, se posaba ante la vista una ciudad del llano; por otro lado, desde el altozano, el almendral había sustituido  al antiguo tozal, un término que hemos aplicado en analogía con otras palabras derivadas de árboles o plantas y la terminación -al, en nuestra zona existían el Quejigal, el Endrinal, o el Encinal. Es decir esta nueva acepción que hemos recuperado para altozano, tozal, lugar, donde  crecen los tozos o tozas (tozos), es decir, árboles y las matas precursoras de árboles en terrenos llanos y despejados, o también en lugares elevados. Como es lógico, eran sitios buenos para permitir a quien está oculto en ellos observar los alrededores si ser observado a su vez. Un lugar  estratégico como era y este este Altozano, para contemplar no sólo una ciudad en el tiempo y en su   desarrollo a largo plazo, con sus conquistas, y sus progresos, y sus  periodos de declive y de renacimiento, pues, si nos quedamos con las escasas matas que han quedado tras las excavaciones suelen nublar la vista al contemplaras al corto plazo de pocos días. Pues, desde la altura  del Altozano puede prolongar la vista hasta los  nuevos polígonos de la ciudad, y  contemplar su desarrollo, pero, como tozal, a lo más que puedo adentrarme en la Ciudad Oculta de los pasadizos descubiertos recientemente.


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