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viernes, 13 de septiembre de 2019

EN ALCALÁ LA REAL INFORMACIÓN, CAMINOS, SENDAS Y RUTAS.


CAMINOS, RUTAS Y SENDAS. El mundo vial ofrece un enfoque especial, que trasciende de los fundamentos físicos para adentrarse en la órbita del espíritu humano.  No es de extrañar que su campo léxico abunden una serie de términos que se relacionan desde su longitud hasta los diversos aspectos de su recorrido pasando por la modalidad o vivencia humana a la hora de emprenderlo. El camino es la palabra más generalizada, a la hora de marcar un trayecto por recorrer con un vehículo o por la persona humana con otro medio de transporte animal o de circulación. Es la base de todas las palabras para su definición o para fundamento de establecer el trayecto, en este caso la ruta.
            En los últimos tiempos se ha puesto de moda esta nueva modalidad de interpretar el camino. Y abundan por el territorio nacional, regional, provisional o comarcal muchas rutas, unas en forma de camino y otras como itinerarios para emprender una actividad física, cultural, religiosa o, simplemente, lúdica. De sabido es el dicho “con pan y vino, se hace el camino”, y los españoles recorrieron con este lema muchos itinerarios militares, comerciales o administrativos en un sentido amplio. Lo hicieron militares con las tropas nacionales; los arrieros trasladando los productos básicos de la alimentación, y la Corte cuando se reubicaba de una ciudad a otra y todo su séquito y súbitos acudían   para solucionar sus problemas a las capitales cortesanas. Ni qué decir de los peregrinos y romeros que acudían a santuarios, lugares de devoción   y templos señalados por la espiritualidad. Este es el caso de las diversas variantes del camino de Santiago en la modalidad francesa, primitiva, del Norte, portuguesa o inglesa. En nuestra comarca, el camino mozárabe recorre la tierra sur desde Acequia hasta Alcaudete, testificando la presencia de Santiago por nuestras tierras; un camino que no tiene que envidiar a otros parajes para reconocer la dificultad del andar por cuestas y llanos,  barrancales y riberas de arroyos como el Palancares, para disfrutar de la belleza de un suelo  patrimonial  jalonado por aldeas (Ermita Nueva y Venta del Carrizal) , núcleos rurales (Puertollano y Fuente  y  pueblos ( la ciudad de la mota y la villa de Alcaudete) entre castillos, atalayas, bosque mediterráneo, paisaje de olivar, llanuras de cereal y esparragales, algún que otro viñedo, y montes de la Subbética (  Camello, Acamuña, Ahilllo, Orbe…).
No es esta la única ruta que transcurre por la Sierra Sur, sino que recientemente se han multiplicado las ofertas atendiendo a múltiples motivaciones y razones. Si nos ceñimos a momentos históricos, enlazamos con una de ámbito europeo, la Carolina o de Carlos I, rey de España y V de Alemania, que rememora un 28 de mayo cuando el emperador pasó por nuestras tierras en su viaje de bodas desde Sevilla a Granada con su esposa Isabel de Portugal. Rememorando el pasado musulmán, abundan las rutas de Al Ándalus (este acierto de Jerónimo Paez que pretende emular las rutas santiaguinas) que desde distintos lugares de origen andaluz pasaban por nuestra tierra:  la del Califato, desde Córdoba a Granada, la Nazarita, desde tierras de Arjona, lugar de nacimiento de Boabdil, a Granada; o la almohade desde Sierra Morena a tierras de la Alhambra. Dentro de un aspecto romántico de este lugar de frontera, no podemos pasar por alto la ruta de Wh


asington Irving que nos recrea un mundo de leyendas, romances, escaramuzas, monfíes, alfaqueques y almenaras. Y enlaza con la anterior la Ruta de Castillos y Batallas, que pretende el conocimiento y el disfrute de una tierra que se ufana por ser privilegiada de construcciones militares entre torres, torreones, castillos, alcazabas y ciudades fortificadas como la de la Mota.
Si nos ceñimos a otros aspectos, abundan las rutas y las posibilidades de abrir nuevos itinerarios. como municipio del Olivar, puede atraer a muchos vecinos en el mar de olivos que inunda las tierras de la antigua Tetis; si  se extiende  como peregrino  de la más antigua romería de España, la ruta del pastor de Rivas, comprende una parte muy importante de su trayecto entre Colomera, su tierra natal, y el cerro del Cabezo, donde se le apareció la imagen; como ruta del Renacimiento, se hicieron intentos con la integración de la abadía de Alcalá la Real por estar encuadrada dentro de la ruta de Vandelvira.
Y, si desbordamos la imaginación, podríamos explotar el de los playeros (los que venían de la Costa a vender pescado a Alcalá), el de los ventiscos de la nieve hasta los neveros de la Mota, el de las romerías intercomarcales del Cristo de Moclín, de Chircales, o el de la Joya, y un sinfín de rutas saludables, Zumaque, interaldeas, … Y ya nos adentraríamos en el campo vial de las sendas, veredas, atochas, trochas, cañadas, coladas, cordeles, carriles, pistas, calles de campo, carreteras, derrotas (como vereda de derrota se usaba para explicar la ruptura de un camino), o calzadas. Pero esto es harina de otro costal. Abre nuevas perspectivas y otros horizontes a los caminos, al convertirlos en más específicos o con otros calificativos de dificultad y, a veces, hasta nos puede llevar al barrancal o la pérdida de la ruta inicial. Podríamos caer en el aspecto inmaterial.
Es decir, los caminos siempre fueron estables y quedaron fijos. Pero, como canta Machado, otra cosa es la polisemia a la que los sometemos; pues el caminante hace camino al andar, lo pernicioso radica en desviarse y tomar una senda que no te permita mirar atrás. Este es el ángulo en el que los hombres o las sociedades nos vemos sometidos. De ahí estos versos de Garcilaso de la Vega:    Pensando que el camino iba derecho, /vine a parar en tanta desventura, /que imaginar no puedo, /aún con locura, /algo de que esté un rato satisfecho/.



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