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sábado, 30 de julio de 2022

SANTA ANA EN LA PRIMERA DESAMORTIZACIÓN

 




Se han comentado con mucha frecuencia las desamortizaciones que se llevaron a cabo en el siglo XIX, la de Mendizabal (que afectó principalmente a los bienes de los conventos y monasterios regulares  partir de 1835), y  la del célebre ministro Madoz (que afectó a los bienes de propios de instituciones públicas, sobre todo ayuntamientos, en 1850. Sin embargo, se realizó una anterior  mal llamada de Godoy a finales del siglo XVIII.

Como refieren los comentaristas:  A pesar de que la historiografía utiliza esta denominación, ésta no tendría demasiado fundamento, ​ ya que fue decretada en septiembre de 1798 durante el reinado de Carlos IV cuando Manuel Godoy hacía seis meses que había perdido el poder, por lo que su promotor fue su sustituto Mariano Luis de Urquijo.

Con esta  desamortización se pretendía hacer frente al enorme déficit y al asfixiante endeudamiento que padecía la Hacienda Real por el incremento del gasto  de la guerra de la Convención (1793-1795) entre  España y la República Francesa y el aún mayor de la guerra con Gran Bretaña iniciada en 1796 y  el descalabro de la Monarquía de Carlos IV porque la Armada británica cortó las comunicaciones con el Imperio español de América, de donde procedían los principales ingresos para la Hacienda Real, tanto en metales preciosos como en derechos de aduanas. Estos fueron los bienes desamortizados: los de los Colegios Mayores, los de los jesuitas no vendidos  tras su expulsión treinta años antes y los de las instituciones benéficas de la Iglesia. Estos fueron los que afectaron a muchas iglesias, fundaciones, hospitales, hermandades y cofradías. Y este es el caso de Santa Ana. Aparece dos documentos ante el escribano Florencio Serran0 (Legajo 5243, Folio 283) en 1804, por lo tanto, ya habían trascurrido cinco años que se comenzó el expediente de desamortización. Al frente de las operaciones administrativas se encontraba el corregidor Joaquín Bernard y Vargas, caballero de la Orden de Santiago. Y se plasmaba mediante su venta y su ingreso del dinero de la compra, que estaba al mando del afrancesado Vicente Mirasol que regentaba el cargo de administrador de la Caja de Amortización, donde se recogían todos los ingresos de la venta. Tras la comunicación de los pregones de subasta, remate y adjudicación se enviaba al Intendente de la Provincia de Jaén que lo exponía en el Boletín mediante un decreto y se emitían los correspondientes vales. El acto de este veinticuatro de abril recayó en Santa Ana. Y aparece con estos términos “la capilla o cofradía de la imagen de Nuestra Señora Santa Ana”, lo que constata una cofradía que ya no funcionaba, y, la administración de cofradías y hermandades eran asumidas por el sacerdote capellán de las imágenes. El objeto de la  primera desamortización santanera fue una Haza de DOS fanegas en la Fuente Granada  que la habían tasado los agrimensores de tierras en 1805  reales y se remató en Manuel Espinar `por cinco mil reales como bien del patronato de la obra pía de Santa Ana. Era lindera con la fuente actual.El segundo documento de desamortización se firma un día anterior (23 de abril) ante el mismo escribano y corresponde a un haza de dos fanegas en el Salograr, linderas con arroyo y tierras de Antonio Pernías, recayó el remate Juan María Ruiz que ingresó la cantidad de 3.325 reales. 

Mas bienes salieron a subasta, en concreto la alameda de su entorno y algunas casas de Alcalá. Propiedad de la cofradía- Pero en este tiempo, ya no ejercía como tal sino en título.

No fueron los objetivos de las ventas de estos bienes desamortizados cumplidos tajantemente, sino que se prolongaron sus gestiones en algunas casas hasta después de la Guerra de la Independencia.

 


Pues se sabe que “El primer problema que tuvo que abordar el nuevo gobierno de Mariano Luis de Urquijo tras la caída de Godoy el 28 de marzo de 1798 fue la práctica bancarrota de la Hacienda Real, cuyo déficit se había intentado sufragar hasta entonces con continuas emisiones de vales reales cuyo valor se había ido deteriorando, ya que el Estado tenía muchos problemas para pagar los intereses y los vencimientos de estos. Para solucionar este problema Urquijo recurrió a una medida extraordinaria: la apropiación por el Estado de ciertos bienes "amortizados", su posterior venta y la asignación del importe al pago de la deuda a través de una Caja de Amortización.

Sin embargo, gran parte de los fondos de las ventas no fueron ingresados en la Caja de Amortización, sino que  Manuel Godoy, tras su vuelta a finales de 1800, a los gastos de la nueva guerra con Gran Bretaña (1803-1808). Por eso Godoy tuvo que negociar y obtuvo del papa Pío VII una nueva desamortización de bienes de la Iglesia. EL   papa le concedió al rey Carlos IV  enajenar «la séptima parte de los predios pertenecientes a las iglesias, monasterios, conventos, comunidades, fundaciones y otras cualesquiera personas eclesiásticas, incluso los bienes patrimoniales de las cuatro Órdenes Militares y la de San Juan de Jerusalén».

Con la llamada «desamortización de Godoy» en diez años se liquidó una sexta parte de la propiedad rural y urbana que administraba la Iglesia, entre los que pertenecen los descritos anteriormente y de otras hermandades y cofradías. Fue el remedio peor que la enfermedad, porque las consecuencias sociales de la misma no deben ser desdeñadas, ya que la red benéfica de la Iglesia quedó prácticamente desmantelada. Y, por otro lado, la renta del 3 % prometida a las instituciones cuyas propiedades habían sido desamortizadas pronto dejó de abonarse por la falta de fondos de la Caja de Amortización. Por esos esta segunda bien llamada  "desamortización de Godoy" no solucionó los problemas de la Hacienda porque en 1808 los ingresos ordinarios no llegaban a los 500 millones de reales, mientras que los gastos estaban cercanos a los 900 millones, más los 200 millones en pagos de los intereses de la deuda acumulada, que, según los cálculos  de José Canga Argüelles ante las Cortes de Cádiz en 1811, ascendían a 7000 millones de reales.

Pero quede como testimonio de una capilla que asumía el culto que hasta entonces organizaba la cofradía y uno de los fondos que poseía, aplicados a memoria de misas que hemos desarrollado en años anteriores.

 

 

viernes, 29 de julio de 2022

UNA OBRA HIDRÁULICA DE JUAN DE ARANDA SALAZAR


Es muy conocida la obra religiosa de Juan de Aranda Salazar. Con la edición de la revista Muy Historia dedicada a la catedral de Jaén, su figura alcanzará un nuevo hito por su intervención en la catedral de Jaén como maestro mayor de obras a partir de 1634. Por este año, curiosamente, firmó un documento de cobro, que adjuntamos y nos ilustra esta entrada, con fecha de dos enero de este año. Entre el hidalgo don Pedro Carvajal y Aranda, vecino de Granada, y en su nombre el mayordomo Pedro de Cuenca, y  Juan de Aranda Salazar, maestro de cantería. Recibía el  maestro castillero 2.207  reales por la obra concertada de las alcantarillas del Nogueral. Esta obra estba relacionada con el molino de pan, la presa y los canales de riego de la huerta de este hidalgo afincado en la ciudad de la Alhambra. Junato a los testigos, aparece su fima y la del escribano Francisco Jordán. 

Con esto se confirma que su vida profesional muestra una etapa en tierras  de la abadía alcaláina durante losdecenios perimero, segundo y tercero  del siglo XVII. Y confirma aquellas palabras con esta nueva hidráulica: 

Su carrera profesional corrió como un auténtico relámpago, porque ya trabajaba en igualdad de condiciones con los mejores canteros como el asentador Damián López y sus primos en la terminación de la cabecera de la iglesia abacial y el convento de las dominicas de Nuestra Señora de la Encarnación de Alcalá la Real (1626). Este mismo año, subió un nuevo paso de su escalafón social al recibir el título de familiar de la Santo Oficio de la Inquisición en la ciudad de cordobesa Torres Cabrera, donde intervenía en algunas obras. Y no es de extrañar que en 1627 se le nombre maestro mayor de obras dela catedral de la Mequita de Córdoba. Mostraba una gran veteranía porque, en poco tiempo, se ha especializado en muchos campos de la arquitectura a la vera de los anteriores, maestros y asesorado de sabios canteros como Juan Roldán, que le acompañaron en sus posteriores destinos. Este periodo está jalonado de obras en Castillo y Alcalá, principalmente destacan la iglesia de San Pedro de su tierra natal, el coro bajo de la iglesia mayor abacial, los templos de los monasterios de la Encarnación, Consolación, y Rosario de Alcalá Real. Varias obras de la fontanería entendida en su sentido más amplio como la construcción del Lavadero Nuevo de Alcalá la Real y el puente del camino de Alcaudete a Luque.  Desde 1624 hasta 1634, se consideraba un periodo oscuro de la vida artística de este maestro de la diócesis de Jaén, tan estudiado y documentado a partir de la última fecha por muchos tratadistas. Hoy, podemos confirmar y testimoniar casi todos los pasos de la primera etapa de Juan de Aranda y refrendarlos por su madurez, ya que nació en 1590 según la aportación documental de Rafael Galiano Puy. 

Sin lugar a dudas, se iniciaron, en su tierra natal y abacial, su formación, su aprendizaje y sus primeros pasos como contratante y maestro de obras.  En junio de 1627 se le nombró maestro mayor del retablo a Juan de Aranda Salazar, quien ya trabajaba desde la marcha del hermano Matías, y bajo su dirección se terminaron las obras de piedra en mayo de 1629. Compartió su dirección con la obra principal del cuerpo y cubierta de su iglesia bautismal, y destacando además la capilla funeraria del capitán Martín de Artiaga, un hidalgo que hizo capital en la guerra de la Alpujarra y se afincó en el Castillo de Locubín por motivos matrimoniales, donde fundó el Hospital de la Madre de Dios en cuya reforma también participo Juan de Aranda, Precisamente esta fecha comenzó a contratar otras obras de monasterios y templos alcalaínos  con un discípulo Pedro del Portillo que le acompañará en muchas obras de la diócesis de Jaén. Incluso, su prestigio profesional le valió ser recomendado como maestro mayor de obras de la catedral de Granada en 1631.
En los dos últimos años de su estancia en la Sierra Sur antes de marchar a Jaén, firmó varias obras de la iglesia Mayor de la Mota, su coro y su chapitel de la torre de campanas. Su cantero fiel y favorito Juan Roldán le allanó el camino para ser nombrado maestro mayor de obras de la catedral de Jaén en 1634 unos meses antes de la llegada de Juan de Aranda
.  

Y con esta obra hidráulica su huella se mantuvo y le sirvió de bases  para otras obras de maestro de obras de la Diócesis de Jáen que sus manos salieron las obras que dieron un gran impulso a diversas partes de la catedral de Jaén, paralizada años anteriores, y sus conocimientos y trazas se expandieron en otros lugares de la diócesis: convento de las Bernardas,  torre de iglesia parroquial de Sabiote,  iglesia de Cabra de Santo Cristo, portada de iglesia de San Juan Evangelista de Mancha Real, cabecera y claustro  de iglesia de Consolación de Alcalá la Real, presa en el pago del Tiemblo del río de Jaén, claustro de San Agustín, portadas de  casas señoriales de Jaén, iglesia de los Villares,  campanario del convento de Carmelitas descalzos de Jaén, colegiata de Castellar, hospital de Villacarrillo, portada de los santuarios de Zocueca y de los mártires de Arjona entre otras.    

 

EL AZUDERO

 Siempre el agua ha sido para la humanidad  vida. por eso se echa de menos continuamente, en los tiempos de sequía. Pero el agua esa vida se plasma en riqueza y producción econónomica. No sólo mueve recursos de la agricultura, sino también de la industria, los servicios como el transporte, o el mundo de la construcción y la ingeniería. Tanto los mares, los lagos o los ríos son lugares, que coadyuvan a la riqueza de los pueblos que disfrutan de esta riqueza natural. En la privincia de Jaén abundan los parajes con agua, sobre todo de los ríos, arroyos y  arroyuelos. En la Sierra Sur, Castillo de Locubín siempre ha sido una tierra donde las aguas han movido casi todos los sectores de producción. Los arroyos del Salado, Guadalcotón, de las Parras o el río San Juan, son una muestra de esta riqueza. Podemos dar algunas pinceladas  de esta economía del agua. Comenzando por la industría,   podrían citarse los molinos de papel ( abundaban en el Carrizal, Vado del Río y Valdepeñas), los batanes del Vado del río, las Tenerías del barrio de San Sebastián y, sobre todo los molinos de pan moler en diviersos puntos del río San Juan y en los arroyuelos (Nogueral, Cubo). El transporte obligaba a realizar puentes en diversos momentos de traspasar las aguas desde Triana al Carrizal. La construcción, las presas del río, los canales o los caces de riego,  o los anteriores elementos constructivos comentados colocban a al mundo de la albañilería. Desde el sector primario el agua de riego elevaba la riqueza de todas aquellas con  una extensa red de huertas qu el río San Juan regaba desde el Nacimiento hasta el Carrizal pasando por el valle, la Isla, Nogueral y la Venta sin citar otras huertas como las de la Arroyo de la Piedra o de las Parras. Los servcios de los arrieros y los cargueros ocupaban los mercados de la ciudad de la Mota, en la misma fortaleza y, hasta hoy en el mercado de la Magadalena  para ofrecer sus productos  a  los compradores de otros lares. 

    Todavía se conserva muchos testigos de este mundo de la agua  y, a veces, perviven sus ordenanzas seculares de riego. En ellas, desde el horario, el control del agua, los derechos y deberes de los regantes, las medidas ecológicas de su arbolado y la regulación de las retnas y proiedades. Antres, muchos términos de este mundo hídrico  se remontaban a un sistema árabe de este entorno. Y, viene a cuento de un documento  recientemente encontrabdo donde Pedro Díaz se le distinguía de otros, por ser azudero y contrataba con Clara de Alba   la venta de unoas vacas por la cantidad de cien ducados en el mes de enero de 1632. Me sorprendía este término relacionado con asus, marcado por la DRAE como anticuado y desusado. 

Pues azuda , sustituye a azud, que proviene del árabe hispano  assúdd,  y , a su vez,  este del árabe. clásico  sudd., un sustantivo masculino que  alude a  una áquina en forma de rueda que, movida por la corriente de un río, saca agua para regar los campos.  Pero,  que, en otros contextos, como  en el  Castillo  se concrertizaba  en  una barrera hecha en los ríos con el fin de facilitar el desvío de parte del caudal para riego y otros usos.  Pues abundan  en los contratos de los rentistas de  las huertas, en los que se comprometían a cumplir la norma  de un persona que  debía facilitar y  realizar estas labores de llevar el agua  hasta es tos lugares. Esta no era otro el que cuidaba del azud, a el azudero del documento publicado. 

Y no nos extraña que la açuda o






azuda, que recoge el diccionario de Autoridades como la  " Máchina, ò ingénio, que sirve para sacar el agua de los rios caudalosos, para regar los campos y huertas: que se compóne de una grande rueda puesta en unos madéros, que la afianzan y sostienen, y al impulso del peso, y de la corriente del agua dá vueltas, y arrója el agua fuera, como sucéde en las nórias"  diera lugar al manipulador de este artilugio y de otros  mecanismos de control del agua a la hora del repartimiento entre los regantes y hortelanos, que deste es el caso del Castillo de Locubín. Pue, en verdad que esta  voz Arábiga, que viene del Zud,  no puede significar  regadéra  tan simple instrumento para el rigo de los  huertos y jardines  ni tampoco  lo que algunos quieren tomarse  del nombre  por el ruído desapacible y extraño que hace al moverse. Aquella rota aquaria , usadea por los romanos  oo la que recogía Cervantes cuando de cía en su novela  Hasta que llegaron à la huerta del Rey, donde à la sombra de una azúda hallaron muchos aguadóres. El término amplió su acepción y era una persona de honor de prestigio y que pagaban para mediar en los controles, conflictos y distribución del agua del río San Juan, como se rcogen en los contratos entre los propietarios de las huertas y sus arrendadores para asegurarse el riego ante los abusos que pudieran ocasionares. 


domingo, 24 de julio de 2022

FRANCISCO DE ARANDA, MAESTRO DE ALBAÑILERÍA

 


FRANCISCO DE ARANDA  Y EL CORTIJO  DE FILIQUE 

 Aunque en el estudio de la arquitectura predominan las construcciones artísticas o funcionales donde la piedra como material principal ejerce la exclusividad, la albañilería ocupó un claro espacio que compartió otros materiales, como el yeso, el cemento, la mezcla de cal y arena y variantes de los anteriores. No es extraño que hasta el siglo XVII no se hayan valorado artífices de este tipo de materiales, y se haya reservado este espacio artístico a los maestros de obras de cantería, olvidando alarifes, albañiles, caleros, carpinteros, herreros y otros artesanos.  Especial atención también merecen los albañiles que jugaron un gran papel en la construcción de los edificios particulares y públicos, religiosos y oficiales. Francisco de Aranda, ni fue  hermano del maestro de cantería  Ginés Martínez de Aranda, ni  tuvo por hijo al otro maestro  Juan de Aranda Salazar que se dedicó también a la cantería. Fue maestro de albañilería, aunque en algunas ocasiones se encuentre como maestro de cantería y, por eso, trabaja la extracción de piedras de molino en 1626 para Bartolomé Sillero de Priego  en la Cantera de la Cueva. Por el testamento que  levantó en 1636 ante el escribano murió en el cuarto decenio del siglo XVII, y  podemos reconocer nuevos datos de su familia; vecino del Castillo de Locubín, se encuentra en muchas obras albañilería de lagares, molinos, casas, edificios públicos, cortijos, e, incluso obras hidráulicas.  Fue sepultado en la Iglesia de San Pedro, estaba casado con María Fornos y sus hijos eran Diego, Francisco, Simón, Tomé, Marina, Ana y Elvira (por lo tanto, ninguno era Juan de Aranda Salazar). En 1622, recibió como aprendiz a Pedro Fernández Molina, y le enseño el oficio de albañilería, por 3 años y paga final de 36 ducados.

 

Es muy interesante su producción constructora, para conocer el diseño  de construcción de su época.

HOSPITAL DE LA MADRE DE DIOS

Como maestro de albañilería, a don Alonso de Benavides y Mendoza le construyó el lagar de  viña del pago del propietario en el Portillo, término del Castillo de Locubín a principios del siglo XVII.  Intervino en las obras del Hospital de la Madre de Dios y con  don Pedro de Pineda Lences firmaba el documento como contratista en cuatro de enero de 1618, para  "hacer una esquina, lienzo de pared y portada de cantería que se entiende desde una raja que hace desde una pared junto a la esquina desde cara de la casa de Beatriz de Mesa; todo el lienzo de la calle   haciendo la portada hasta lo encrecido que llega a la tapiería". Refleja un tiempo en el que no se olvidaba la piedra , pues  señalaba específicamente las siguientes condiciones para la pared principal, la portada, tabernáculo de la Madre de Dios y escudo de la familia que se encuentra actual en el entorno del ayuntamiento castillero: ·hacer toda la dicha esquina y lienzo de pared con su portada, como está dicho desde el suelo y hasta lo alto que fuere menester, y hasta poner una cornisa, y a de facer un tabernáculo para poner a  la Virgen  a esta otra parte de la ventana, labrado de piedra llana, y poner un escudo de piedra, que está hecho en el dicho  Hospital, a donde el dicho fuere; toda la parte de la cara de la  calle de buena piedra de cantería, bien labrada llana, y por dentro de piedra basta y enlucido

 

UNA CASA EN FILIQUE

 

 Las salinas de Filique se remontan a la Edad Media. Los tolderos abastecían de  sal a Alcalá la Real y otros núcleos de la Abadía, denominadas con este nombre por el Barranco del Arroyo el Salado situado bajo la Cañada de Filique. Existía un cortijo del Salinero y varios cortijos colindante como recoge el grabado de  Pier María Baldi en su Viaje por España con Cosme de Médicis en 1680, Se  debía pagar a "los Propios" de Alcalá 1210 reales de vellón anuales, ya que eran administradas por el cabildo municipal alcalaíno mediante un toldero o administrador. Abundaron los conflictos con el sitiado de la sal, sobre todo en tiempos de subsistencia. Ilustramos el artículo con el grabado de Baldi, de las Salinas, donde aparecen varias casas y cortijos en las que trabajo Aranda. 

 

Por 1618, llevó a cabo un contrato con Bartolomé Bravo por el que se comprometió a edificar un cuerpo de casa y cortijo  en Filiçar,  para el mes de julio. Nos muestra un cortijo, de  20 varas de largo, unos 17 metros y cuatro de ancho, tres metros y medios, medidas por la parte de adentro por ancho que no por el largo; cuatro varas y media de alto desde la tierra hasta las tejas con sus escaleras, chimenea y solado y un tabique en la cámara con que se partía un aposento. Colocaba su `portada con sus dos puertas de goznes y bastidor y otra puerta ni más ni menos para la cara por la parte que la quisiera poner. Y, siguiendo con su labor constructiva, de nuevo aparece trabajando en 15 de enero de 1626 como albañil y   firmando un nuevo contrato  con el regidor Francisco Jiménez, vecino de Alcalá la Real, de hacer y reedificar un cuerpo de casa y en el mismo  sitio del Filique. La obra se prologó en su finalización hasta el mes de mayo de este año, y consistió en un cuerpo  con las mismas medidas, el canon de los cortijos de esta tierra. También se repetían otros elementos del cortijo; la  zanja de tres cuartas de hondo, escalera, fuego, chimenea, solado y alcatifado, y un tabique en la cámara para separar un aposento. Debía poner la portada con dos puertas y sus goznes en la entrada, otra puerta en la cámara, los materiales corrían a cargo de Aranda y las cerraduras del propietario, así como pagarle  ciento veinte  ducados en reales.

TORRE DE LA CASA DE DON FRANCISCO  ARANDA MEDRANO

En la misma villa del Castillo de Locubín realizó obras en las casas de Fernando de Aranda Medrano, con el que en 1621 se comprometió en "hacer de nuevo el hastial de la torre baja de  las casas principales  en que de presente  vive que cae de cara de las casas de Gonzalo de Arévalo y lo demás que irá declarado por treinta y ocho ducados, los veinte y cuatro ducados que recibe luego de contado y los catorce ducados restantes luego que sean ya acabadas de hacer para obra". Entre las condiciones de la obra  el maestro de albañil se obliga a derribar el hastial hasta sacarlo del fundamento que fuere necesario, y por la esquina de la dicha torre  hasta la cornisa; debía ser sacado de piedra  y de la dicha cornisa hacia arriba debía ir de yeso haciendo los arcos en la forma que estaban hechos, porque se había de derribar  para hacer el hastial y los de nuevo en la forma dicha”. Entre elementos constructivos: se había de sacar el través de la dicha pared hasta las ventanillas, de piedra desde el fundamento hasta las ventanillas y hasta donde estaba señalado; la sala principal de las dichas casas con ventanas a la calle y  una chimenea buena y bien acabada en testero de la dicha sala. El modo de colocar la piedra había de ser acuchillada  en la pared y en el hastial  a costa de Francisco de Aranda que se comprometía a acabar la obra vista de maestros oficiales; don Fernando se comprometía proporcionar todos los materiales a pie de obra, desencobrar y limpiar los que se cayere. Como esta casa, su diseñó en otras como la de  juan López de Pareja, situada en la calle Real, donde levantó un cuerpo y bodega en un solar que poesía Juan López. y costó 80 ducados en enero de 1622.

Muy importante fue su intervención en la ingeniería hidráulica.

 LA PRESA DEL NOGUERAL

 

Extrajeron la piedra los canteros castilleros Juan Rodríguez y Damián López. Se comprometió al principio Juan Roldan, maestro de Alcalá la Real. Posteriormente, Francisco de Aranda, lo hizo para hacer el resto la presa del Nogueral en 1623), que  pertenecía  don Pedro de Carvajal y Aranda, vecino de Granada, ya que debía encauzar las aguas, porque  poseía un molino al lado y una finca de riego, que  se encontraba en el entorno de la Isla del río. Fue una obra de ingeniería que todavía  denomina este lugar, y  una sociedad de regantes.

Muchas obras fueron las intervenciones de este maestro de  albañilería en ermitas, templos, molinos, casas y cortijos del Castillo de Locubín.


sábado, 16 de julio de 2022

EL CORTIJO DE FILIQUE Y EL MAESTRO DE ALBAÑILERÍA FRANCISCO DE ARANDA

 


FRANCISCO DE ARANDA  Y EL CORTIJO  DE FILIQUE 


                                              Aunque en el estudio de la arquitectura predominan las construcciones artísticas o funcionales donde la piedra como material principal ejerce la exclusividad, la albañilería ocupó un claro espacio que compartió otros materiales, como el yeso, el cemento, la mezcla de cal y arena y variantes de los anteriores. No es extraño que hasta el siglo XVII no se hayan valorado artífices de este tipo de materiales, y se haya reservado este espacio artístico a los maestros de obras de cantería, olvidando alarifes, albañiles, caleros, carpinteros, herreros y otros artesanos.  Especial atención también merecen los albañiles que jugaron un gran papel en la construcción de los edificios particulares y públicos, religiosos y oficiales. Francisco de Aranda, nu fue  hermano del maestro de cantería  Ginés Martínez de Aranda, ni  tuvo por hiji al otro maestro  Juan de Aranda Salazar que se dedicó también a la cantería. Fue maestro de albañilería , aunque en algunas ocasiones se encuentre como maestro de cantería y , por eso, se encuentra trabajando las extracción de piedras de molino en 1626 para Bartolomé Sillero de Priego  en la Cantera de la Cueva. Por el testamento que  levantó en 1636 ante el escribano murió en el cuarto decenio del siglo XVII, y  podemos reconocer nuevos datos de su familia[5]; vecino del Castillo de Locubín, se encuentra en muchas obras albañilería de lagares, molinos, casas.  Fue sepultado en una sepultura suya de la Iglesia de San Pedro, estaba casado con María Fornos y sus hijos eran Diego, Francisco, Simón, Tomé, Marina, Ana y Elvira (por lo tanto, ninguno era Juan de Aranda Salazar). Fueron testigos por  Francisco de Aranda, que no sabía escribir, Diego Monte, Pedro González de Párraga y Pedro de Córdoba.

Como maestro de albañilería, a don Alonso de Benavides y Mendoza le construyó el lagar de  viña del pago del propietario en el Portillo, término del Castillo de Locubín a principios del siglo XVII.

Intervino en las obras del Hospital de la Madre de Dios y con  don Pedro de Pineda Lences firmaba el documento como contratista; pa cuatro de enero de 1618, para  "hacer una esquina, lienzo de pared y portada de cantería que se entiende desde una raja que face desde una pared junto a la esquina desde cara de la casa de Beatriz de Mesa; todo el lienço de la calle   faciendo la portada fasta lo encrecido que llega a la tapiería, todo de piedra de cantería, bien labrada por fuera; todo lo qual se obigó de facer el dicho Francisco de Aranda, a su costa, puniendo todos los materiales por ochenta ducados que tiene concertados con el dicho don Pedro de Pineda Lences,  que por ello le a de dar la mitad  en el día que comience la dicha obra;  y la otra mitad el día que quede acabada". No olvidaba la piedra , pues  señalaba específicamente las siguientes condiciones para la pared principal, la portada, tabernáculo de la Madre de Dios y escudo de la familia que se encuentra actual en el entorno del ayuntamiento castillero : primeramente es condición que se a de derribar toda la pared desde la reja de la calle (..) hasta lo encrecido de la calle real (...) a su costa y quitar don Pedro la tierra que no fuere menester  para la dicha obra a su cotas (sin )todo  lo derribado .

-Y es condición que el dicho Francisco de Aranda ha de sacar y traer toda la piedra de cantería y los demás materiales  que fueran menester a su costa  y facer toda la dicha esquina y lienço de pared con su portada, como está dicho desde el suelo y fasta lo alto que fuere menester, y asta poner una cornisa, y a de facer un tabernáculo para poner a  la Virgen  a esta otra parte de la ventana, labrado de piedra llana, y poner un escudo de piedra, que está fecho en el dicho  Hospital, a donde el dicho fuere; toda la parte de la cara de la  calle de buena piedra de cantería, bien labrada llana, y por dentro de piedra basta y enlucido, Y a bista de oficiales bien fecho y acabado. 

-Con las dichas condiciones se obligó a facer la dicha obra por los dichos ochenta ducados y acabarla de facer para el día de la Pasqua Florida primero que bendrá de este presente año.

Si no lo ficiere, el dicho Pedro de Aranda Lences podía buscar oficiales para acabarla y ejecutarla, y apremiar a Francisco de Aranda por los dichos ochenta ducados por los daños y con los intereses que ocasionare. 



UNA CASA EN FILIQUE

 Por este año (26 de abril de 1618). Francisco de Aranda, albañil, llevó a cabo un contatro con Bartolomé Bravo por el que se comprometió a edificar un cuerpo de casa y cortijo  en Filiçar,  donde está señalado  y que lo daba por acabado para el mes de julio. Son interesantres las condiciones de obra:

-Las medidas eran 20 varas de largo y cuatro de ancho medidas por la pare de adentro por ancho que no por el largo.

-Debía de tener cuatro varas y media de alto desde los preficios de la tierra hasta las tejas sacándole los cimientos que fueran menester y y al castivo¡ sin echar mano de él y con sus escaleras, chimenea y solado castigado y cubierto de teja.

-Un tabique en la cámara con que se parta un aposento.

-Ha de poner su `portada con sus dos puertas de goznes y bastidor dándoles las tablas y lo demás a su asta. Y otra puerta ni más ni menos para la cara por la pàrte que la quisieren poner.

-Así acabado y  por dentro y por fuera y que gasten 36 ahices de yeso a sies reales y cuartillo das uno zarrjado.

Había de pagar Bartolomé Bravo las cerraduras y 124 ducados y seis arrobas de vino, y 536 reales( en vigas, aserrajadas, 22 rollizas, 46 haces de cañas,  51 reales de una haza que tenía arrendada) .Se obligaba a no alzar la mano de obra hasta acabarla. 

En la misma villa del Castillo de Locubón realizó obras en las CASAS DE FERNANDO DE ARANDA MEDRANO

(Legajo 5655, folios 430 ss, 19 de septiembre de 1621)

En 1621 se comprometió con don Fernando de Aranda y Medrano en "hacer de nuevo el hastial de la torre baja de  de las casas principales  en que de presente  vive que cae de cara de las casas de Gonzalo de Arévalo y lo demñás que yrá declarado por treinta y ocho ducados, los veinte y quatro ducados que recive luego de contado y los catorçe ducados restantes luego que sean ya acabads de hacer para obra". Entre las condiciones de la obra  el maestro de albañil se obliga a derribar el hastial hasta sacarlo del fundamento que fuere necesario, y por la esquina de la dicha torre  hasta la cornisa ; debía ser sacado de piedra  y de la dicha cornisa hacia arriba debía ir de yeso haciendo los arcos en la forma que estban hechos, porque se había de dderribar  para hacer el hastil y los de nuevo en la forma dicha. Otra condición consitía en que se había de sacar la través de la la dicha pared hastalas ventanillas  que están en ella  y por cargo hasta donde estaba rayado y señalado , que se había de hacer de piedra desde el fundamento hasta las ventanillas y hasta donde estaba señalado. Una interesante condición consistía que se había de hacer la sala principal de las dichas casas que las ventanas salen a la calle una chimenea rota, buena y bien acabada en testero de la dicha sala. El modo de colocar la piedra había de ser acuchillada  en la pared y en el hastial  a costa de Francisco de Aranda aue se comprometía a acabar la obra vista de maestros oficiales; don Fernando se comprometía proporcionar todos los materiales a pie de obra, desencobrar y limpiar los que se cayere.

En 1622,  recibió como aprendiz a Pedro Fernández molina, Y Le enseño el oficio de albañileria, 3 años y paga final de 36 ducados.

U otras en la CASA DE JUAN LÓPEZ DE PAREJA

Situada en la calle Real, levantó un cuerpo de casa y bodega en un solar que posesía Juan López. y costó 80 ducados en enero de 1622.

Muy importante fue la LA PRESA DEL NOGUERAL

Extrajeron la piedra Juan Rodríguez y Damián López. Se comprometió al principio Juan Roldan, maestro de Alcalá la Real. Posteriormente, Francisco de Aranda, para hacer la presa del Nogueral ( Jordán, Legajo 6693 folio 499 ss 21, 11 , 1623), la presa pretenecía  don Pedro de Cavajal y poseía un molino al lado, se encontraba en el entorno de la Isla del río.

Y, siguiendo con su labor constructiva, de nuevo aparece trabajando en 15 de enero de 1626 como albañil y   firmando un nuevo contrato  con el regidor Francisco Jiménez, vecino de Alcalá la Real, de hacer y reedificar un cuerpo de casa y en el sitio del Filique, es término de la dicha villa. La obra se prologó en su finalización hasta el mes de mayo de este año,  y consiistió en un cuerpo de 20 varas de largo, unos 18 metros, y cuatro varas de ancho, uno 18 metros, unos cuatro metros, (solían ser las dimensiones de los cortijos de aquellos tiempos)  y cuatro varas y media de alto cortijo, unos cinco metros., cubierto de tejas y una cimentanción suficiente. Otros elementos del cortijo eran.  una zanja de tres cuartas de hondo, escalera, fuego , chimenea, solado y alcatifado, un tabique en la cámara para separar un aposento. Debía poner la portada con dos puertas y sus goznes en la entrada, otra puerta en la cámara, los materiales corrían a cargo de Aranda y las cerraduras del propietario así como pagarle  ciento veinte  ducados en reales. ( Escribano Francisco Jordán Legajo 5696 , folio   68-70)

Ilustramos el artículo con el grabado de Pier María Baldi , de las Salinas en su "Viaje por España". , donde aparecen varias casas y cortijos (1680). 

En 9 de enero de 1628, construyó para Juan Álvarez varios cuerpos de su casa situada en el Real Alto. Uno, por la parte del corral  con su aposento  en él y su caballeriza em el bajo, con sus escaleras, y la cámara encima hy su guardapolvo; en el cuer`po de enmedio  derribar el suelo del encamarado en media vara para emloarjar comn el del aposento del dicho cuerpo, por que ha de hacrlo nuevo y los altos de forma qie queden nivelados y había de echarles las aldabasy el guardapolvo y una puente en medio , porque se había de vaciar la parte hasta el primer suelo, así mismo había de hacer chimenea nueva dejarlo zaharrado de yeso con plana  el aposento  y cocina" Aranda ponía manos y materiales  y cabarla pra para junio de 1628, Cobró 60 ducados en reales,

En 1631, un cuerpo de casa para Catalina, mujer Bartolomé Díaz de Cañaveral po r 180 ducados en la calle de Alonso Jordán el Viejo. 

En agosto de 1632 fiaba y aparecía contratando la obra de la bóveda y cubrir el tejado de la iglesia de San Pedro. 

En 1633, contrató la casa de don Fernando de Aranda y medrano comprometiéndose a adobar y redificar su casa en la plaza de la villa:  dos paredes de sillería y  mampuesto ( la  que caía al barrio bajo) y otra que miraba a la sala del  patio .  Se añadían otras medidas : cja de escaleras, derribo de anteriores paredes, atarla a la torre, parte del tejado, ventanas, puertas, arcos de escaleras, corredores-alto y bajo-, patio, pilar, sala bajas y bodegas....Todo lo debía llevar a cabo por 4.000 reales. 

En 1634, continuó con las obras de la casa de Fernando de Aranda y Medrano y la presa de las Ventas del Carrizal yel Tobazo junto con los carpinteros Francisco de Aguayo.


A Francisco de Aranda lo sustituó en algunas obras de la ciudad el albañil Pedro González. Entre ellas Ginés martínez de Aranda, hijpo del maestro de cantería, el cortijo de Encina Hermosa en 1632.