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jueves, 17 de octubre de 2013

CAPÍTULO XV. GOMEZ MUÑOZ Y ANTÓN FUERON A PROBAR EL VINO DEL AÑO.


CAPÍTULO XV.

GOMÉZ MUÑOZ Y ANTÓN FUERON A PROBAR  EL  VINO DEL AÑO.

 


       
    

Eran sobre las doce de la mañana, y el día no había dado para mucho: varios arrendamientos de casas en la Mota y en el barrio del Matadero, recibos de cobros de algunos paños de los tenderos  de la  plaza  y el contrato de compraventa de dos bueyes para una yunta, uno bermejo y  otro hosco. Pero, a última hora, tuvieron que hacer un contrato de vino entre un cosechero y un arriero, a su vez,  mercader para otros lugares .

El arriero Simón García Torrebejarano  se había comprometido a comprar el vino de  la cosecha de los menores del zapatero Bernabé Romero, representado por su guardador Bartolomé Atero, unas  260 arrobas, que le importaban 845 reales.  No se fiaban  de la palabra dada  y debían bajar  al llano para comprobar  los términos del contrato. El escribano, el oficial y los contratantes bajaron al llano y quisieron aprovechar la visita  para hacer una cata del vino cuyo  contrato  trataba   sobre su venta.

            En la calle Mesones Bajos, se pararon ante el  monasterio de la Trinidad, un edificio en medio de ruinas y solares abandonados. Contemplaron el bullicioso movimiento de canteros  y al maestro de cantería, mientras  les ordenaba la tarea  de  subir  unos sillares a una pared recién levantada  en un solar que las monjas habían comprado a una hidalga familia castillera, con el que habían ampliado aquel convento de  reducidas dimensiones. El convento no era sino una simple templo y encima de él todo el servicio del monasterio, formaba un pequeño complejo de casa, con el patio y huerto, y,  el aspecto externo de los solares linderos era  desolador  al estar integrado por una casilla ,  y  un comercio  de cantarería y tinajería hundido.

            Su colega Gutierre de Burgos había visto las dependencias del convento, había entrado para  hacer testimonio ante un pleito y le  había  referido que era  muy estrecho  y que, por esto, todo su servicio se montaba sobre el cuerpo de la iglesia , e que, para poder ensancharlo  e labrar, no había otra cosa más cómoda  ni de menor perjuicio  que edificar los dichos solares y meterlos con el dicho monasterio.

            Se encontraron con un vecino del convento,  Aparicio Martínez de Colomo y los  saludó.

            -Buenas tardes, señores.

            -De obras.

            -Ya era hora. Pues,  por no repararse ni tener cuenta con ella los poseedores, todos estos solares  se han caído y han  venido a menos acabando de tal manera que se ha venido a perder y hundir, y solamente sirve de muladar.

            -Ya lo vemos, se  han echado en los solares de ella  muchas inmundicias ,  está todo hecho solares.

            -Claro solamente se ha habitado de presente  de toda la dicha posesión  una casilla muy pequeña.

            -Ya la vemos que  está muy maltratada ,  para  caerse.

            -Menos mal que han dejado al convento que los compre, porque, si no hubiera sido así, hubiera redundado  en mucho daño y perjuicio del dicho monasterio.

            -¿No lo veis? las  inmundicias, que es lo  que son  los dichos solares se han echado y echan, de modo que  han subido tanto que casi se señorea el huerto que tienen las monjas y el patio del dicho monasterio

            Es evidente que la pared, que está entre el monasterio  y los solares, está muy maltratada y muy baja, por donde por ser el dicho monasterio de monjas esta muy a peligro.

            Se acercó otro  vecino y entró en  la conversación creyendo como si hablaran con el síndico  o el personero de la ciudad.  Alonso López de Antequera puso fechas y datos:

-Cómo no iba a estar en este estado, desde 1570 se habían hundido por no haberse hecho reparo alguno y solo servía de cerrajero de puercos y de muladar. Aquí  han echado y echan muchas inmundicias por lo que el dicho Monasterio de la Santísima Trinidad ha recibido y recibe mucho agravio

- E perjuicio

-Pues  no solo por tener los dichos solares en linde con él sino por el hecho de  que se señorea las ventanas e patio del monasterio, el cual es tan angosto  y estrecho que no tienen las monjas donde poder estar , porque no tienen celdas ni refectorio ni lo demás que requiere para un monasterio de tanta honestidad e recogimiento.  

-Bendito sea el señor abad, que les ha permitido, por fin, que pudieran comprar estos solares deshabitados , pues, aparte de la renta percibida, pueden  para emplearse en otros usos.

.Claro que sí , porque ha redundado  mucho aprovechamiento y el principal en ensanchar el dicho monasterio.

-Además, se han matado  dos pájaros de un tiro, pues es   beneficio de la  memoria que quedó sobre las dichas cantarerías:  al venderlos al dicho monasterio, con  el valor que de ellos se ha dado,   se podrá  emplear en otra cosa. Y ahora el poseedor  no tiene renta de los dichos solares  y de esta manera se puede cumplir con  la dicha memoria, la cera y misa de sus antepasados.

-Y, además, don Gome, usted me dirá si se acuerda bien.

-¡Qué me dice! Lo de aquella noche en la que se encontró a un grupo  que empleó este lugar para cometer cosas indignantes, ya sabe, es el principal  escondedero en donde se ofende diariamente a Nuestro Señor.

-Dígame, dígame- se hizo el sordo y el ausente el escribano como si no le afectara el asunto.

-Que no , que no puede soportarse   este lugar lleno de inmundicias en mitad del pueblo. Si ya se han  hundido todas las dichas  cantarerías y edificios  y está todo hecho corrales y solares desiertos y no sirven  de otra cosa  ni han servido, de muchos años a esta parte, sino de recostadero de muladares, ¿por qué tenemos que soportar que echen  las inmundicias y que se escandalicen nuestras mujeres y niños cuando acuden aquí de noche  a  folgar  mujeres e hombres por ser lugar desierto  y encubierto?.

-Y los niños que están todos los días jugando y haciendo travesuras y cometiendo desde muy jóvenes  muchos escándalos.

- Y lo que es peor,  el dicho monasterio ha recibido y recibe muy notable agravio e perjuicio , los presencia en vivo, no pueden taparse los ojos las monjas, porque solamente entre medias de los dichos solares  y el dicho monasterio tiene una pared  my baja

            Sintieron una gran alegría al ver que las obras eran una  realidad  para evitar s inconvenientes  e perjuicios  y  que los dichos solares e corrales ya eran propiedad del  monasterio. Los habían limpiado e incorporado  en el dicho monasterio. Ya no había lindes sino que había ganado su extensión en amplitud, de modo que, cuando acabaran las obras el dicho monasterio, no sería  ni estrecho ni angosto, porque no tenían las monjas, que en el estaban, celdas ni refectorio  ni otros aposentos  que tienen en otros monasterios  semejantes.

            Además, señalaban  que sería cosa de mucha utilidad e aprovechamiento no solo al poseedor  de las dicha memoria y al dicho monasterio sino también para toda la vecindad  e aún para todo el pueblo e ornato del haber  vendido los dichos solares al dicho monasterio.

 

-Siempre los mesoneros son los pregoneros del pueblo,  no hay día que no estén quejosos  con algo , porque no se conforman con nada. Nos han puesto al día de todos los detalles.-Dijo Antón  para cortar  la conversación que caía en un detallismo, que no podía aguantar. 

            Lo interrumpió, inmediatamente,  el arriero que les dijo que tenía prisa, porque debía llevar aquella tarde una carga a los pueblos de alrededor de  Granada y se le echaba el día  encima.

-Debemos llegar a la bodega del clérigo Juan Ruiz, en la calle Llana. Pues, tengo, que firmar el contrato y ,luego, recoger la guía en la puerta del Arrabal.

-  ¿Están almacenados en este lugar? -preguntó el escribano.

-Allí están. Como ve,   otro clérigo con viña, poseen casi  todas las aranzadas de viñas del  ruedo de la ciudad, la Ladera, de la  Solana del Rosalejo, los pagos de la Acamuña, Monterrey, Fuente Rey, Valcargado, San Bartolomé,

-O están administradas por  un colega suyo, sea  capellán o un presbítero.

-Y eso que los pagos antiguos eran de familias de los descendientes de los conquistadores.     

-Y has dicho las del ruedo, pero, todavía quedan algunas viñas en el prado de san Sebastián, los cerrillos de los Palacios, Caballeros y el de las Mentiras, los parajes de las  fuentes del Arzobispo, Conejo, Cañuelo, y de la Higuera, San Marcos, el Barrero,  la Moraleda, la Lancha, Tal de Arroba y los alrededores de la Fuente Nueva.

-Fíjate-le interrumpió el escribano- mira la zona de la Viñuela, el paisaje urbano se entremezcla con los viñedos. 

-Y, en los cortijos-apostilló Antón- dirigiendo el dedo hacia la Mata- con  el monte, el cereal y en las cabezadas el viñedo.

- Ya lo sé,  y el clero  hasta domina el  almacenamiento, se ha enriquecido con las herencias y capellanías.

-Los que se han enriquecido, mi señor,  son esos tres o cuatro medidores del vino que se guardan una parte del vino bueno  y venden el de menos calidad. Esto va  a ser nuestra ruina.  Si no lo remediamos con medidas de lebrillo  rasas  y agujero grande.

-Es el único trato que  se saca de la ciudad, a  dos mil arrobas diarias.  Y ellos controlan todo. Para colmo, nosotros todo lo almacenamos en tinajas,  y no en cubas; sin canilla alguna para sacarlo, por medio de unas medidas que no se llenan del todo para no derramarlo, y quien sabe lo que se arremanguillean estos medidores.  Nosotros en la cadena del trabajo, sin renta alguna.

-¡Qué picaros! Son los únicos que emplean los azarcones.

-Azarconean-mientras realza la voz y finge un movimiento de rapiña simulado un arpón persa.

- Los demás, cada uno con su trabajo: los viñadores  cortan las uvas  en la viña sin alejarse de ellas  a no ser por agua o comida, los guardas  a proteger las viñas de los destrozos  de los ganados,  nosotros  trasladamos  las uvas en capachos a lomos de  asnos, mulos y a veces carretas de bueyes,  y, bajo el control del aperador,  se pisan en lagares de campos o en las mismas casas sin que entre nadie ni el limosnero del Santísimo Sacramento; luego el vino   se almacena en sus tinajas,  las más célebres  las  de Antón de Alcalá.

En este caso,  hemos contratado  esta bodega. -Contestó el arriero.

-¿Cómo es el vino?

- Añejo bueno,  razonable, malo y vinagre. Hay  de todo, como en botica.

-¿Cuánto cuesta  la arroba?

-A tres reales y cuartillo.          

-Me comprometo a pagarlos para los santos del próximo año, conforme me lo vaya llevando para venderlo.

-¿ cómo está el mercado?

-Regular. Tenga en cuenta que en el mismo Alcalá hay ochenta puestos de taberneros y particulares  como mesoneros y venteros, y nos hacen la competencia al vender más barato, ya que tienen otros recursos complementarios. 

-Siempre dicen lo mismo.

-Pero en la Alhambra y en las tabernas de Bibrambla, la Nueva Alhóndiga y  Puerta Elvira de Granada, nunca falta desde la primavera nuestros caldos.

-Ni ahora en las tabernas de la capital  y en muchos pueblos de la campiña, sierras  del Santo Reino,  de Córdoba, Málaga ni en las ventas de los caminos  como en Puerto Lope , en Campillo, Cabrilla, Moclín, Motril  o Guadahortuna. o los estancos de  muchos pueblos.  

-En Granada. si no fuera por la carta de privilegio de la reina doña Juana y su hijo el  emperador Carlos, nos las veíamos celestes. Ya comienza a notarse la competencia de otros lugares.

-Pero, tienen otros estancos y mercados.

-Sí, algo en tierras de Iznalloz, los mercados de Guadajoz, Noalejo, algunos pueblos de Jaén...pero lo que , en realidad, se bebe casi  la mitad en las bodegas de Alcalá.

-Pues, a mi gustan mucho nuestros caldos.

-Nuestro torrontés de  uva amarillenta y dulzón, y el tinto del terreno   se salvan por el momento, pero lo que son el baladí y los vidueños y de mala casta, y no digamos el de estrujón deben quedar para consumo interno. Siempre los compradores nos piden la "yema" del vino y desechan el estrujón.

            Entraron a la casa y  se acercaron al cuarto de abajo, donde estaba alojado el pequeño lagar. Un estanque de piedra revestido de yeso o lagareta servía para acumular el mosto, y,  en el  lado  más estrecho, se abría un orificio  que  comunicaba por una canaleta de una teja invertida  a un posadero  cóncavo de  una tinaja donde se colocaban los cántaros y vasijas. En una plataforma rectangular, se encontraba la prensa  de viga que daba al patio, donde  usaban  pequeñas maderas y unas grandes piedras para exprimir los gajos de la uva prensada y pisoteada. En el interior, tenían  colgados los canastos de uvas y los serones de mimbres para transportar la uva.  Luego, bajaron  a la bodega bajo  arcos de medio punto de piedra encalados y sucios por el color de ocre oscuro  y , de momento, se taparon  las narices por el fuerte olor a mosto fermentado que salía de las tinajas.  Se subieron a unas escaleras de madera y atados los peldaños con  ramales de soga desde  donde contemplaron el llenado de cada una de ellas. Varios jarros y un cazo colgando  de la pared. El  cura les dio a beber a cada uno un jarrete de torrentés que les calentó el cuerpo en aquella mañana invernal. Intentó el arriero y arrendador que le hiciera una rebaja de la renta al cura.  y este le contestó:

-Imposible.

-¿Cómo?

-No puede ser ,al peón de cavar le pago dos reales y medio y la comida del mediodía; al peón de vendimiar,  a real cada día y tres comidas; al de podar dos reales y medio secos, pero si quiere vino, dieciocho cuartos; al peón de rozar en otoño real y medio; al de desenterronar, dos reales secos y al mediodía aceite, vinagre . aceitunas o lo que dé el tiempo sin el pan que lo pone el peón; a los acarreadores a real y medio; al pisador a tres reales, y añade la sisa, los diezmos, el pie del altar, y la santa cruzada.... .

            A Gómez Muñoz  se le subió el vino a  la cabeza,  y hablaba hasta por los codos sobre los vinos, los privilegios de los reyes, la calidad de las uvas, de los catadores de vinos, de los estancos...Le tuvieron que cortar el discurso para terminar el documento de la guía. Volvió por la calle del Rojo, se acercó al Pozuelo de San Juan, y, desde la calle de la Zubia, junto a una cruz  legendaria de amor por una dama  entre  dos caballeros, exclamó: "Mento mori" y "Miserere mei". A sus acompañantes, les hizo revivir historietas y aventuras de  aquel solar, que ahora se urbanizaba, y  había sido sitio de sus primeros pasos de su niñez y juventud, donde jugaba con los de su edad y  compartió los primeros lances amorosos  con algunas doncellas y mozas a escondidas de sus padres en las noches de las vísperas de las fiestas navideñas y de Semana Santa.  Se puso melancólico y algo alicaído Lo quería olvidar, pues aquella cruz que le impedía rehacer su vida. Le dijo a Antón:

            -Ya te contaré  el día en el que me gané con la barra una apuesta que no se hizo realidad.   

            Al pasar por la puerta del Arrabal,  el arriero le señaló el mesón donde tenía preparados sus asnos de cinco  cargas para treinta arrobas. 

            -¿No veis que ahí está la faena preparada? Yo no formo parte de las nuevas compañías de arrieros, me valgo con mis propias  y únicas manos.  todo lo me lo guiso y me lo como. No perdamos tiempo. 

 

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