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martes, 4 de octubre de 2016


EN TIEMPOS DEL  GENERAL  BERENGUER

El 28 de enero de 1930 dimitió Primo de Rivera y, dos días más tarde, se formaba un nuevo gobierno presidido por el general Berenguer. Caía el dictador, pero se mantenía el sistema hasta que se buscasen los caminos de vuelta a la normalidad. El cambio operado provoca una rápida reactivación de la vida política y los republicanos se disponen a intensificar su propaganda”. Los partidos de la Alianza y Lerroux  comenzaron a criticar a los gobiernos de la Dictadura y  solicitar una convocatoria de Cortes. Este cambió se percibió en el ámbito local; pero, se encontraron con el obstáculo de que debían tener todos sus actos de propaganda la autorización de la autoridad. 
El día quince de marzo, el nuevo alcalde Antonio Collado Álvarez preparaba  las bases con las que debía organizarse las futuras corporaciones, elevaron de dieciocho a veintidós concejales.
            Frente al panorama del buen saneamiento municipal, la clase obrera seguía sumergida en los mismos problemas. Una gran masa proletaria sólo vivía a expensas del trabajo eventual que le proporcionaban  los pequeños y medianos propietarios agrícolas, y, en la mayoría de las ocasiones, esperando que el tiempo cambiara para pode salir a trabajar. Pues,  la única salida era formar corros en la Plaza del Ayuntamiento o en  hostal de los Álamos, dando tiempo al caprichoso turno del patrón contratante. O, a lo más, beneficiarse de las campañas de la Asociación de la Caridad y de los presupuestos de beneficencia municipal. Tan sólo, le permitían formar comisiones y acercarse a las autoridades municipales para plantearle el problema. Pues, hasta ahora, en la comarca alcalaín no había habido ningún movimiento de violencia contra ningún sector. Así lo cantaban en el carnaval de los años treinta del siglo XX,

Llevamos de temporal
Tres meses largos,
Y tenemos ya las tripas,
Como los galgos.
Nos ponemos en las esquinas
A llorar  paraguas
Así caerán jamones,
Después del agua[1].

            A mediados de agosto de 1930, tuvo lugar el conocido Pacto de San Sebastián, en el que la oposición republicana sentó las bases para el advenimiento de la República, cortándose los vuelos del autonomismo catalán y el Gobierno Provisional de la II República. Pero, este pacto no alcanzó toda su fuerza hasta que los socialistas se integraron totalmente en el mes de Octubre.
            Está claro que Batmala debió estar informado, días después de esta famosa reunión, puesto que los republicanos de Alianza Republicana ( Partido Radical, su partido,  y Acción Republicana) jugaron un gran papel, y además mantenía buenas relaciones con las distintas formaciones del Partido Republicano Radical Socialista y la Agrupación Local del PSOE, y, mucho más, con los amigos de Alcalá Zamora en Alcalá, Felipe Martínez Oria y Francisco Casanova, que habían constituido el grupo de Partido de Derecha Liberal Republicana.
            Además, compartía el mismo espíritu de alianza que los líderes nacionales para formar una coalición local, aunque encontró la oposición tajante de los socialistas contra el líder nacional del Partido Radical Alejandro Lerroux, que no era bien visto por ellos. Pues tanto radicales como socialistas se acusaban entre ellos por  antidemocráticos y revolucionarios en el caso de los radicales y por clasistas y colaboracionistas con la Dictadura de Primo de Rivera en el de los socialistas.
El pueblo sencillo de Alcalá  se  mantuvo apartado de este tipo de enfrentamientos ideológicos. Pues, con motivo del conocido mitin republicano, celebrado el 30 de septiembre en la  Plaza de Toros de Madrid, varios  coches particulares y el camión conducido por Antonio Fuentes transportaron a un numeroso grupo de alcalaínos, que representaba a los antiguos republicanos , e incluso socialistas,  y a los  adictos a los nuevos líderes para escuchar Azaña, Lerroux y Martínez Barrio. Quedaron sorprendidos de la presencia de numerosos  republicanos de toda España, el colorido de los graderíos con los símbolos republicanos, y, sobre todo, de Azaña, que convirtió  la Plaza en un plebiscito de soberanía popular, insistiendo en la necesidad de la revolución contra la monarquía y a favor de una república que haría a los hombres  ciudadanos libres, y no vasallos[2]. Para acabar con el grito de “Abajo los Tiranos” que debió  calar a todos aquellos alcalaínos, que habían acudido convocados por Batmala.    
            El gobierno de Berenguer llevó a cabo varias reformas, que también se plasmaron en el ámbito local A finales del mes de octubre, por un lado de nuevo ocuparon los cargos de alcaldes pedáneos de algunas aldeas los republicanos de Unión, como en Mures y la Ribera Alta con Julio Díaz Ropero; y renació la Sociedad Obrera de Alcalá.
En un año de malas cosechas como 1930, se recrudecieron los conflictos por la escasez de trabajo hasta tal punto que el alcalde solicitó la presencia de la guardia civil en varias ocasiones[3]. También, se requirió la presencia de la comisión patronal  para resolver el conflicto obrero. Esta estaba constituida por los pequeños y medianos propietarios, labradores y algunos industriales y, a tenor de las circunstancias,   obligaron a medidas de alojamiento, sobre todo, en Charilla, donde se negaban los patronos a acatar dicha orden[4].
En Alcalá, tan sólo los republicanos radicales, en privado apoyaron el movimiento huelguístico y el levantamiento militar del 12 de diciembre de Galán y García Hernández. Pero no tuvo repercusión en la ciudad. Pues, los socialistas no dieron muestras de secundarlo, tal como se hizo en Madrid. Sin embargo, meses después con los republicanos en el poder se puso un nombre  a estos personajes y se colocaron unos bustos en la calle, por el acuerdo de los concejales republicanos radicales.     
En el ámbito de la escuela, la zona de Alcalá la Real alcanzaba un nivel de analfabetismo del 82.8 %, junto con la de Orcera que le superaba en dos puntos, era la más analfabeta[5]. Su consecuencia era que la mayoría de los hijos de las familias numerosas, que abundaban en la comarca, se dedicaban a labores del campo y del ganado como gañanes, pastores y cuidadores de animales domésticos. En  palabras de uno de ellos, una familia de este tipo tenía este tipo de familia “sin medios económicos ningunos, solamente lo que ganaba mi padre, era un jornal muy reducido  de cuatro pesetas cada día, y, por eso, yo, como el mayor, me ajustaba en un cortijo. Siendo un chavalillo, tenía, cuando me fui a un cortijo, siete años, a guardar cabras y cochinos y no ganaba nada más que la comida y la ropa que  me daba la dueña, que desechaban sus hijos; y mi madre las arreglaba para me vistiera bien... Cuando terminaba el agosto, mi madre me preparaba una piara de pavos y me iba a aguardarlos hasta que llegaba la Noche Buena, que entonces se vendían para hacer algunos dineros, y, con aquel importe, se pagaba en las tiendas y en los comercios la ropa y alimentación. Una vez que se vendían los pavos, ya tenía otro cortijo, a donde ir a guardar cerdos. En este segundo,  ganaba cincuenta céntimos  cada día,  pero solamente nada más que eso, pues la comida tenía que llevarla de mi casa, porque yo iba a jornal. Con lo que me daban de 15 pesetas al mes, poco se podría hacer. Así era la vida de  niños. Para enseñarme a leer y escribir fui tres meses a una señora, que sabía algo sin tener grado de Bachillerato,  y aprendí entonces lo que al presente sé, nada más que  las tres reglas. Ya no fuimos a la escuela hasta que tenía catorce años, que fue un maestro nacional de noche. Allí aprendí las cuatro reglas y las cuentas de dividir.  ”[6].Por otra parte, los corporativos se encontraban a gran distancia de la  ideología laica de Pablo Batmala  con un ayuntamiento, que en este año todavía programaba la confesión general para empleados y concejales antes de la Semana Santa, y en la que se asistían oficialmente a los actos de las funciones del Jueves Santo y procesiones del Viernes Santo[7].  Esto no era óbice para que mantuviera buenas relaciones de amistad. Claro ejemplo es la carta que le envió el ayuntamiento por el cinco de septiembre de 1930 “por su altruista ofrecimiento de 50.000 pesetas como anticipo para gastos de la construcción del nuevo cementerio”.
En palabras de un testigo de este año,  1930 fue unos años muy copioso de temporales “llovía mucho y cayó un nevazo, que duró casi dos meses. El espesor de la nieve llegó  fue aproximado de un metro. Los daños fueron muy grandes en la arboleda. Afectó mucho al monte. Las chaparras se abrieron por las cruces por el peso de la nieve y, como la hoja no se le cae- como en quejigo y almendro- fue el árbol que más sufrió, igual que el olivo en aquel año. Los hombres, que se dedicaban a hacer el carbón, tuvieron mucho trabajo. Con la leña que destrozó la nieve, hubo para dos años de trabajo y para las casas, leña para calentarse y hacer la comida. Siempre se dice que no hay mal que por bien no venga[8].
No obstante, el periodo de la Dictadura fue muy provechoso y despertó una lato interés para todas las clases sociales, como lo demuestran estas palabras “ Recuerdo que en aquel periodo de Primo de Rivera, el ambiente político había despertado el interés de acabar con aquel sistema de esclavitud , en el que se encontraban sumidas las clases humildes desde decenios de años(…) se mejoró mucho la situación económica de los pobres y de toda la sociedad, ya que tanto los salarios como el precio de los productos mejoró considerablemente”[9]
 
    














[1] Testimonio de Sixto Hinojosa de la comparsa del 1930.
[2] SANTOS JULIÁ, Manuel Azaña., una biografía política.  Madrid 1990.pp.69-71.
[3] Libro de registro el día 22 de octubre, lo que se comunica al gobierno civil.
[4] La comisión estaba formada por Francisco Serrano del Mármol,. Gregorio Ruiz de l Fuente, Francisco Rubio, Juan Sánchez López. Francisco Arenas Padilla, Antonio Collado, Rodrigo Frías, Telesforo


Alcalde, Pedro Sánchez Bolívar, Francisco Sánchez Robles y . Antonio López Collado.
[5] Ramón Mendoza. El analfabetismo en la provincia de Jaén. Medios Prácticos más adecuados para fomentar la instrucción popular.
[6] AFRAMAR. Manuscrito de un hijo mayor de una familia numerosa. Sixto León Arroyo.
[7] AMAR. 16 de mayo de 1930
[8] AFRAMAR Manuscrito....
[9] Testimonio Luís Díaz Ocaña. 

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