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jueves, 13 de octubre de 2016

BATRMALA TRAS ABRIL.LOS REPUBLICANOS Y LA VIDA NACIONAL




En estos primeros días hasta el primero de mayo, los republicanos estaban al tanto de todas las informaciones sobre la política nacional. Les inquietaban intensamente  los movimientos huelguísticos de las grandes ciudades y la cuestión catalana, y así comentaba el anterior republicano de pueblo la situación nacional:  En Barcelona y en Sevilla, los comunistas están promoviendo disturbios. Ya ha pasado la fiebre y ahora vienen  los primeros pasos de la república. Dios haga que estos sean inmejorables. Don Alfonso en vez de abdicar espera que las Cortes se reúnan. Si creerá que vamos a llorar su ausencia (...) La cuestión de Cataluña está resuelta. Le concede el Gobierno cuatro cosas sin importancia, como cobrar contribuciones, tener bandera y otros privilegios como el presentar un Estatuto hecho por los Ayuntamientos a las Cortes y someterse a lo que estas decidan. Don Fernando ha engañado a Maciá”. El comercio santanderino había  dirigido una nota a Maciá diciéndole que como se pusiera firme frente a España no comprarían nada a Cataluña y que cuentan con que sigue el comercio  de toda España. Poco a poco, fueron reconociendo  todas las naciones europeas y americanas al gobierno provisional. La consolidación del régimen era cosa cierta.



En otras  ocasiones, a finales de mayo,  el pueblo siguió con mucha inquietud la llegada de Alcalá Zamora a Barcelona y la postura de Solidaridad Obrera oponiéndose a cualquier intento cesionista de Cataluña. En medio de un clima de diáñlogo entre distintas ideologías, la cuestión comunista era lo que más preocupaba a los nuevos republicanos y estos son sus comentarios: “Luego con Juan Luna, don Agustín y don Antonio Collado subí a la Campana, Charlamos de política, tema obligado de ahora, y don Juan y yo con nuestro radicalismo, pues somos demasiado exaltados, sacamos de quicio a Antonio que encoronaba la Monarquía (q.e.p.d) Agustín servía de suavizador. Discutimos de la barrera que piensan levantar contra el comunismo, la parcelación, que alejando ese peligro por la formación de pequeños propietarios (...) ninguno e los tres creemos que el comunismo pueda triunfar en España”.
Otras cuestiones eran de segundo orden, pero hasta en los nuevos símbolos se trataba en la ciudad con el fin de que se percibiera el nuevo cambio político. Muchos se las veían y se las ingeniaban en sustituir la  bandera. Es curioso aquel que decía  “que no podía sustituirla, porque tenía el inconveniente de tener una corona y que lo morado era fácil ponerlo”. Y otro le contestó: “Pues póngala usted encima R.I.P., y ya tiene la insignia nacional”.
Junto  estas inquietudes, los republicanos aplaudían medidas como concesión de los bienes del Patrimonio Real a los Ayuntamientos, la transformación del Palacio de  la Granja en colonia escolar y el Monasterio del Escorial en Universidad de Verano.
En el terreno educativo, Marcelino Domingo era el que más simpatías alcanzaba, pues prometía nuevas escuelas y aumento de sueldos a los docentes. Se tomaban disposiciones populistas como la supresión del cuerpo de  Inspectores y las oposiciones en el ingreso de cuerpo de maestros o la celebración de las pruebas de bachillerato en los institutos.  También se descubrían  operaciones financieras perjudiciales para el estado como las de que descubrió Lerroux y Prieto en el caso Morgan.

 Pero todos los partidos políticos, en el ámbito nacional, estaban más preocupados de las futuras Cortes  Constituyentes que del momento presente. Los socialistas  anunciaron  su retirada del gobierno  hasta que se  formaran las nuevas cortes, los radicalsocialistas aplazaron su retirada hasta julio y tan sólo se mantuvieron  los partidarios del de la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora.

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