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domingo, 16 de octubre de 2016

BATMALA Y LA CUESTIÓN RELIGIOSA

LA CUESTIÓN RELIGIOSA LA IGLESIA Y LA REPÚBLICA

A pesar de la cordura de Batmala, el asunto religioso fue el caballo de batalla entre monárquicos y republicanos. Pablo, recapacitando en la situación tan tensa que se respiraba, publicó un edicto en el que se prohibían las manifestaciones públicas para evitar incidentes. Parecía como si cualquier incidente sirviera de dardo acusador para el adversario.
En el mes de abril se dio el primer aviso que anunciaba una serie de conflictos entre los partidarios de la República y la Iglesia local. Fue con motivo de la fiesta de la Virgen de la Cabeza.
Hoy es una de las fiestecillas locales de más sabor arcaico ante mis ojos. Se va ‘la gente del cerro’ como vulgarmente se les dice a los romeros de Nuestra Señora de la Cabeza, y es una cosa que me infunde respeto y simpatía a la vez el ver los saludos a la imagen y unas con otras. Este año ha resultado bastante deslucida, pues la Cofradía de Alcalá, por cuestiones políticas no va este año en bestia y además de aquí ha ido con reducidas personas”.1
En los templos de la comarca, algunos sacerdotes no compartían el nuevo sistema político. Vaticinaban un mal porvenir y, en sus sermones, se escuchaban frases como estas “Maldita sea España, si la República triunfa en ella”. Por su parte, la pasión de los republicanos se manifestaba en estos términos. “El canalla, el mal hijo, el desnaturalizado que no encuentro adjetivos bastantes para aplicarlos al hijo infame que maldice a su madre. Si los españoles tuviésemos en algo a nuestra madre, lo expulsaríamos de ella y le negaríamos el derecho de llevar de nombre gentilicio el más caballeresco y noble del mundo que una gentuza como él no merece”. Por eso, no era extraño que muchos jóvenes se apartaran de los viejos ideales religiosos y se transformaran en radicales agnósticos y en simpatizantes de las ideas comunistas. Este era desgarramiento de un joven republicano.
Por fin ha habido prensa hoy. Los comunistas de Bilbao y Barcelona han promovido fuertes alborotos. Yo, desde hace tiempo, tengo un afán de destruir, de romper, de incendiar. Veo que marcho directamente al anarquismo. No me explico el por qué de mi desvío en la cuestión religiosa. He sido educado en un ambiente republicano-católico, y estas dos ideas.: catolicismo y República se me van a convertir en Ateismo y Anarquía. No sé el por qué de mi odio contra los grajos. De a todos los que me piden mi parecer en este aspecto, les hago ver con el mayor cinismo que está comiendo a costa del prójimo(...)Mis ideas causan buena impresión en la masa obrera, y una vez que termine el Bachillerato, de acuerdo con AA, vamos organizar un centro anarquista, a propagar el comunismo. Yo soy campo abonado para las ideas sindicalista, Y eso que he leído las teorías de ese gran hombre Carl Marx (...)He conseguido reaccionar las ideas anarquistas. Ya he sido otra vez, el socialista católico de siempre. Les he dado una conferencia socialista, Mis normas son. El hombre es libere, el pueblo es el único soberano y el obrero es el verdadero republicano. La Casa del Pueblo debe ser el verdadero receptáculo de los obreros honrados”. ,
Como en muchos sitios de España, los partidarios de la República manifestaban que “la clara y larga vinculación a la Iglesia con las fuerzas conservadoras y las clases adineradas. El control de la enseñanza y la intransigencia ante las corrientes innovadoras originaron desde la centuria anterior un sentimiento anticlerical en buena parte de la sociedad española. Este sentimiento, conforme fue deteriorándose la situación, siguió aumentando constatándose ya en los momentos iniciales de la República. Aunque la República fue aceptada como un hecho consumado por el Vaticano., la Iglesia española se aprestó a defender” la religión y el orden social, conceptos que consideraba contradictorios el republicanismo(...)el abismo continuó ensanchándose a primero de mayo tras la pastoral de monseñor Segura y la espiral de incomprensiones mutuas culminaron días después cuando, por razones que aún permanecen oscuras tanto en su origen como en su autoría, el 11 de mayo fue incendiado el convento jesuita de la madrileña calle de la Flor y de inmediato cinco conventos más y otros locales religiosos. Al día siguiente los incendios se propagaron a la mayor parte el país2.
En Alcalá, debió andar el ambiente muy tenso, pues corrían rumores del incendio de conventos en Madrid y Málaga y, ante el mal panorama que habían tomado las circunstancias en Granada, donde, el 13 de mayo, fueron incendiados los conventos de los Capuchinos y de las religiosas de Santiago y la residencia de los Hospitalicos, Redentorista y Luises, el propio Batmala dio muestras de una gran sensatez, y sugirió a las monjas dominicas y trinitarias y de Cristo Rey que desalojaran los conventos y se alojaran en casas de familiares y amigos con el fin de evitar que les aconteciera lo mismo en Alcalá.
Frente a posturas intransigentes, como la del general de Granada, que declaró el estado de guerra en la provincia granadina, esta medida cautelar de un alcalde republicano la consideraron posteriormente los minúsculos grupos falangistas y requetés como una falta de autoridad , agravante para achacárselo en su posterior juicio. Sin embargo, en este año, no sólo consiguió su objetivo de salvar vidas y el patrimonio sino que mantuvo la ciudad en paz. Y, a pesar de su laicismo, esto no impidió que ayudara con su propio bolsillo a muchas monjas de Alcalá, porque se encontraban en el mayor desamparo. Y en estos momentos, aún más, porque, si hiciéramos un recuento, tendríamos un elevado número de religiosas, superior a las ochenta (teniendo en cuenta que el número de cada convento a superaba los veinte miembros, y había que añadir otras diez enclaustradas de la iglesia de san Juan y las de Cristo Rey).
Además, tal era la euforia de los republicanos, que se respiraba en el ambiente, que podía acontecer las consecuencias más insospechadas por cualquier desaprensivo. Y adoptando las medidas gubernativas conseguía un efecto de autoridad importante, porque estas no podían soslayarse y pretendían más que un ataque directo a la religión, evitar altercado contra la religiosidad. Sin embargo, en el frente conservador se interpretaron como un ataque directo a sus creencias. Así los recoge el acta de una cofradía, en medio de la pasión de sus componentes, y donde estaban presentes un concejal agrario y otro republicano. Así decía:

Dadas las circunstancias alarmantes ocasionadas por los elementos revolucionarios y no ofreciéndonos garantías tanto la autoridad local como el ambiente revolucionario, se citó a junta urgentisima con este objeto, acordándose no sacar la procesión en virtud del oficio de la Alcaldía en el cual se nos prohíbe toda manifestación de carácter religioso determinándonos entre otras procesiones la de Rogativa. Se acordó celebrar estos cultos privadamente entre otras procesiones los días 18, 19. y 20 a las nueve de la mañana3.

Y, en verdad que, el gobernante Batmala logró mantener el orden público, pero no la propaganda de los monárquicos, pues, como de Julio Gil, refiriéndose a otros lugares de España “Aunque la quema de conventos no causó victimas mortales, representó un duro golpe para la joven República. Nunca se identificó con certeza la naturaleza del impulso incendiario, ni la adscripción política de los autores, probablemente integrante de un variado lumpen urbano. Pero el Gobierno, acusado de debilidad, pagó su inexperiencia con una pérdida de prestigio a ojos de muchos católicos, que se sintieron víctimas de una agresión colectiva. Bruscamente, el ilusionado clima que ostentaba el rumbo de la República dio paso a otro más crispado, en el que la cuestión religiosa condicionaría en buena medida la actitud de los ciudadanos ante los poderes públicos4 .

La postura de Batmala respondió a la del intelectual de izquierdas, que presentaba una opción laica por la falta de compromiso eclesiástico con la República y porque acusaban a los creyentes de ceñirse a las opciones conservadoras. Su anticlericalismo respetaba la libertad de conciencia, pero era implacable en su lucha contra la influencia del clero en la vida pública. Frente a este postura, los socialistas manifestaban un anticlericalismo más visceral y primario, que alimentaba, según Julio Gil” su inquina en la falta de sensibilidad de la Iglesia ante los problemas sociales y era considerado como factor más de la lucha de clases por los sectores más radicalizados del movimiento obrero”. Y, como en Alcalá, no se llegaba hasta el momento a este tipo de radicalización ni violencia, se vivió una convivencia sin ruptura ni agresividad, salvo algunas manifestaciones de tipo carnavalesco.
Y, en este terreno, se comprende su actuación legal, cuando a pesar de su sentido laico, era capaz de someterse a la ley por encima de cualquier ideología. Aconteció con motivo de la aprobación de los presupuestos del mes de diciembre, los concejales republicanos se negaban a admitir el sueldo del capellán de cementerio, Luis Fernández Torres, que era el encargado del control de los nichos, las misas y algunos servicios funerarios. Batmala con gran cordura, les recomendaba” el ayuntamiento debe atenerse a lo que proceda con arreglo a la ley, a cuyo efecto requiero al secretario, para que dé su opinión”. Esto daba lugar a la aprobación del presupuesto y al estudio de su fundamento histórico. Pues el secretario tuvo que investigar los documentos de la beneficencia, en donde se obligaba a pagarle al capellán por los legados del abad Moya y Palomino. Y esto fue lo que aprobó la corporación. Por eso no se entiende que este hombre fuera acusado de antirreligioso5.
Muestra de este clima fue un manifiesto del hijo de un viejo republicano local, Miguel Ruiz Matas, que analizaba en estos términos la situación política del Gobierno provisional:
“Es la hora de laborar intensa y desinteresadamente por la Patria y la República. Inconscientes los más, malvados los menos, con ciertos resabios los otros, con resquemor de infantiles luchas políticas casi todos, no nos damos cuenta que la patria y la República al mismo tiempo, como que deben ser consubstanciales. Pueden en fecha próxima, estar en peligro ¿Y vamos a ser tan insensatos que nos dejemos arrebatar y destruirlo para los españoles tan sagrado? No, no y no. El Gobierno es provisional el Gobierno no sabe, no puede, por sus múltiples e interesantes problemas a resolver, el crítico momento, porque atraviesan diversas regiones españolas, especialmente la extensa y maravillosa andaluza. Y antes que causarle un mal a la Patria y a los grandes hombres que nos rigen, debemos iniciar el movimiento antes indicado, a saber: Reunirnos todos bajo la sacrosanta enseña republicana, que es lo mismo que estar incondicionalmente al lado de las Autoridades, y ofrecernos de corazón para mantener el antiguo, e glorioso e invicto lema republicano: Libertad, igualdad, fraternidad. Más antes de terminar debo decir muy alto y muy claro-para evitar males mayores-que la igualdad es ante la Ley, que la Libertad no es libertinaje; y que la fraternidad es quererse y defenderse como hermanos, queriendo y defendiendo antes que nada a la madre Patria y a la República. , Esta leal y noble advertencia va dirigida a todos los españoles., Alcalaínos. Viva la Patria. Viva la República”6.

A principios de mayo de 1931, no asistió a ningún acto municipal, pero. desde mediados de mayo hasta el uno de junio, se vio enfrascado en aplicarse en asuntos muy importantes para resolver este contencioso..
Cualquier tema, cualquier obra rezumaba una cuestión marginal para los republicanos, pero era esencial para los monárquicos. En concreto, se construyó el lavadero de la calle Ancha. Sin embargo, quedó la Cruz sin colocar en su sitio y esto provocó el primer incidente religioso en Alcalá. A los pocos días, el concejal monárquico Aguayo proponía su reparo y ofrecía dinero de su propio peculio para emprender las obras, pero el resto de los concejales se negó a que se compusiera con dinero público. El asunto se prolongó hasta el mes de noviembre, y Batmala, distinguiendo la labor gubernativa de la corporativa, expuso su criterio:

No debe intervenir el ayuntamiento en esa cuestión, pues no se trata de tomar de fondos municipales, ni procede tanto tomar acuerdos para su inversión, que la Alcaldía en unión de la Comisión de Ornato, si lo estimara procedente es la que debe suministrarlos con la diligencia habitual a ella7”.

A principios de junio, se celebraba la fiesta del Corpus. La mayoría de los gobiernos locales había prohibido todo tipo de manifestaciones públicas. Ante estas noticias, el arcipreste, don Antonio Montañés Chiquero envió una carta a Batmala y solicitó que se mantuviera la fiesta. Batmala y la corporación acordaron que fuera respetado en lo sucesivo. Pero concejales como el republicano derechista González de Lara consideraba que los gastos de la fiesta- se pagaban los altares, la función del Corpus, la juncia..- se destinaran a la lactancia.
Pero este grupo de republicanos de nuevo cuño eran más beligerantes que los republicanos de izquierdas y los socialistas. Claro ejemplo es el asunto del Palacio Abacial. El concejal Gutiérrez trajo a colación un tema que preocupaba a las autoridades locales. Se trataba del desalojo de algunas habitaciones del Palacio Abacial: unas, las utilizaba la Compañía de Electricidad Electra; pero otras las usaban el clero con su valioso Archivo Eclesiástico, proponiendo que “se señalase un plazo al señor arcipreste, para que se desaloje el archivo lo más pronto posible”. El arcipreste, entusiasta investigador y celoso por conservar en la ciudad documentos importantes, trataba de conseguir demoras para que se mantuviera aquel importante legado en la ciudad y no fuera enviado a Jaén. Batmala, alcalde de bien, trató de armonizar las posturas. A la compañía no había que apretarle las clavijas, pues le hacía muchas atenciones al ayuntamiento y “ no debía pagarse con ingratitud”. Pero, donde sorprende su respuesta es lo referente al archivo y en mediar para conseguir la paz social “ hay que estar en la realidad y evitar complicaciones”.Y, con la colaboración de sus partidarios, logró conseguir dos aplazamientos hasta el mes de septiembre8.
Curiosamente, su honrada apuesta por su agnosticismo, se interpretó mal. Su respeto y su talante pacificador se transformó malévolamente en ser el promotor de lo que no hizo. Luego se le acusaría falsamente de que impidió las ceremonias religiosas de su tiempo, impidiendo la novena de nuestro Padre Jesús Nazareno porque se introdujeron ratillas dentro de la iglesia de Consolación. El que trataba de controlar a los recién y conversos exaltados, sufriría el castigo de los que de nuevo cambiarían de ideología por las circunstancias políticas en la futura Dictadura.
1 ARFRAMAR. Diario de Federico Parera. ES UNA GENTILEZA DEMOISÉS GALLARDO, A QUIEN LE DOY TODAS LAS GRACIAS.
2 JAÉN. Tomo IV. Pág. 675
3 AEFRAMAR. Copia del acta de la cofradía de la Virgen de las Mercedes . 13 de mayo de 1931.
4 Gil Pecharom

án, Op. Cit. Pp 54.
5 AMAR. Acta del 11 de diciembre de 193. La posición de los concejales se dividía los que estaban a favor como Sánchez Cañete, y en contra Carrillo y Gondolero de Lara.
6 ARFRAMARO. Octavilla del siete de mayo de 1931.
7 AMAR. Acta del 11 de diciembre de 1931.

8 ACTA DEL 29 DE JUNIO DE 1931.

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