Ruiz Mata llegó a publicar un panfleto de denuncia ,que, a pesar de
su defensa del republicanismo, describía acertadamente la difícil
situación política que se atravesaba en Alcalá la Real, con
estas palabras
“ Es llegada la hora de laborar intensa y desinteresadamente por
la Patria y la República. Inconscientes los más malvados los
menos, apáticos los unos, con ciertos resabios los otros, con
resquemor de infantiles luchas políticas casi todos, no nos damos
cuenta que la Patria y la República al mismo tiempo, como que deben
ser consustanciales, pueden, en fecha próxima, estar en peligro. ¿Y
vamos a estar tan insensatos que nos dejemos arrebatar y destruir lo
para los españoles tan sagrado? No, no y no. El Gobierno es
provisional, el Gobierno no sabe, no puede, por sus múltiples e
interesantes problemas, resolver, el crítico momento porque
atraviesan diversas regiones españolas, especialmente la extensa y
maravillosa andaluza. Y antes que causarle un mal a la Patria y a
los grandes hombres que nos rigen, debemos iniciar el movimiento
antes indicado, a saber: Reunirnos todos bajo la sacrosanta enseña
republicana, que es lo mismo que estar incondicionalmente al lado de
las Autoridades, y ofrecernos de corazón para mantener el antiguo,
glorioso e invicto lema republicano: Libertad, igualdad, fraternidad.
Más antes de terminar debo decir muy alto y muy claro-para evitar
males mayores, que la libertad no es libertinaje, que la igualdad es
ante la Ley, y que la fraternidad es quererse y defenderse como
hermanos, queriendo y defendiendo antes que nada a la madre Patria y
a la Republica. Esta leal y noble advertencia va dirigida a todos los
españoles. Alcalaínos: Viva la Patria. Viva la república. Alcalá
la Real 5-5-1931. Miguel R. Matas.1”.
A este clima enrarecido debió referirse este hijo de republicano. Y,
no sólo, se encuentra este comunicado, sino que, por aquellas
fechas, un grupo de propietarios, profesionales, agricultores,
industriales y comerciantes trató de formar una Asociación, ubicada
en los garajes de la familia Casanova en la calle Angustias. La
iniciativa la tomaron Vicente Sánchez Cañete, Gabriel Albaisini,
Manuel Durán, Francisco Sánchez, Cayetano Sierra, Francisco Serrano
del Mármol, Diego Fernández de Moya, Juan Utrilla, Valeriano
Montañés de la Torre y Bartolomé Laguna. Todos ellos personas
procedentes de los partidos conservador, liberal, agrario y
republicano liberal Su objetivo no era otro que
“ Ha llegado el momento de unirse y asociarse para iniciar y
llevar a cabo, con unidad de criterio y esfuerzo, la defensa de
nuestros intereses legítimos, velando celosamente y activamente por
hacer valer nuestros derechos ante los poderes constituidos,
defendiendo y protegiendo los derechos de la propiedad rústica y
urbana, promoviendo o estimulando cuantas ideas y proyectos puedan
contribuir, ya directa o indirectamente, al fomento de la
agricultura, de la industria y del comercio y al mejoramiento de la
difícil y penosa situación porque atraviesan los que laboran y
hacen laborar el campo, hoy por desgracia tan necesitados de
protección y ayuda”.2
La metodología se la había mostrado la clase obrera.
“ el ejemplo nos lo han dado los obreros, con los que queremos
y procuraremos, a toda costa, convivir en relación armónica y de
mutuo respeto, que haga posible resolver los conflictos de capital y
trabajo, cada día más frecuentes, con un criterio amplio de
justicia y equidad social, que respete y haga valer todos los
derechos y a nadie mortifique ni perturbe”
En parecidas circunstancias, pues los jornales habían subido el 35
por 100 y los precios lo hacía bajando hasta el 30 por ciento., se
creaba un sindicato agrícola en Montefrío, La Esperanza, y
analizaban
“La grave crisis por la que atraviesa la agricultura en
Montefrío debe mover a grandes y pequeños labradores para defender
sus legítimos derechos y justas aspiraciones. Existe, sin razón
alguna que lo justifique, una lucha enconada entre el patrono y el
obrero. Si razonable, justo y humanitario es que este gane lo
suficiente, no sólo para atender a sus necesidades más perentorias,
sino aquellas otras a que todo hombre civilizado tiene reconocidas
como son el recreo y cultivo intelectual, no lo es menos que al
agricultor le quede un margen de utilidades suficiente, al vender sus
productos a un precio remunerador, que le permita pagar el jornal
debido al obrero y le quede, además, un sobrante con atender el
mejoramiento de sus fincas”3
Batmala era consciente de esta situación y de su encrucijada
personal. Además, estaba desbordado por los dos cargos ejecutivos en
los que se había enrolado, como alcalde de la ciudad y como miembro
de la Comisión Gestora de la Diputación. A esto se añadía. “
“su estado de delicado de salud y los múltiples asuntos que
hay que resolver tanto en Alcaldía como la Diputación no puede
atender a todos con la necesaria diligencia”.
En verdad que su estado físico no era muy halagüeño y tampoco era
agradable administrar el gobierno de la ciudad en medio de esta
vorágines de problemas. Por eso, no era de extrañar que, unido a
las circunstancias políticas tan conflictivas, presentara su
dimisión el seis de julio de 1931. y eso que no era fácil, en
aquellos tiempos, eludir las responsabilidades del cargo, porque,
ante cualquier ausencia o licencia, debían presentar la pleno la
solicitud. Para ello, presentó un certificado médico en el que
hacía constar que su salud delicada le impedía ejercer el cargo de
alcalde y requería tiempo para reponerlo mediante la abstención de
todo tipo de trabajo intelectual.
Sin embargo, los munícipes se opusieron rotundamente a aceptarla y
le invitaron a tomar unas vacaciones de veinte días, pues veían en
él un valedor para gestionar y atraer fondos hacia Alcalá en la
Diputación Provincial. Por eso, revitalizado con el apoyo de todos
los concejales, días después acudió a dos sesiones de la sede
provincial, a pesar de estar enfrascado en la crisis municipal que
el personalmente había abierto. Lo hacía para defender dos obras
importantes que se relacionaban con la comunicación de Jaén y el
sur de la provincia. En concreto, las carreteras de segundo orden de
Alcaudete-Granada, por los Villares, Valdepeñas y Castillo de
Locubín y la de el Kilómetro 23 para enlazarla con la actual
N.432. Por otro lado, no olvidaba la defensa de la puesta en
marcha de las obras de los caminos más intra comarcales, como era
el de la Rábita para enlazarlo con la carretera de Monturque-
Alcalá y el de Alcalá- Charilla4.
Además el mismo era consciente de que su presencia institucional
servía para resolver los casos particulares de asistencia social a
muchas familias excluidas de la comarca, pues, en estos meses, se
incrementaron las ayudas de lactancia para madres desfavorecidas
gracias a sus gestiones de representación como diputado.
Nadie como Batmala podía hacer frente a proponer fórmulas de
trabajo ante el agravamiento de la crisis jornalera. Pues, gracias
a sus gestiones, desde el 18 de julio el gobernador civil de la
provincia se comprometió en enviar una importante cantidad de
dinero para paliar aguda crisis local. Pero el dinero no llegó de
inmediato. Sin embargo, Batmala, que era un hombre de palabra, a
principios de agosto de 1931, adelantó 38.424’84 pesetas, para que
pudieran emprenderse las obras públicas comprometidas por el
gobierno nacional para resolver la crisis del paro y se colocaran
los obreros mientras llegaba el dinero.
Pero, los conflictos ya no se resolvían con la negociación, sino
que comenzaron a realizarse medidas de presión. Pues a los
anteriormente mencionado, se le acumuló una protesta de la aldea de
la Pedriza y del sindicato de los albañiles, que le visitaron por
este mes, reclamándole trabajo en las obras públicas. En concreto,
estos últimos le hicieron un paro el día 22 de julio y obligaron a
un suplemento de crédito. Ante la situación del ayuntamiento,
apremiada por Hacienda y obstruida por la intransigencia de los
monárquicos que exigían que primero se pagara a empleados y luego
se tomaran las medidas sociales, la buena voluntad de Batmala se
manifestaba adelantando para resolver la crisis quinientas pesetas, y
expone que “ si no se le puede devolver, está dispuesto a
perdonarla deuda”5.
Pero, a los albañiles, les siguieron los serenos, y los continuos
apremios de los socialistas para solucionar la crisis agraria. Se
sentía impotente, pues ante las acusaciones de que no urgía a las
autoridades superiores ni realizaba gestiones, mantenía la esperanza
de que el gobierno las resolviera, y desmentía que no se hubieran
afrontado negociaciones, que en próximas fechas darían su positivo
resultado. Con su entrega personal, hasta de su hacienda privada, los
fondos del ayuntamiento exhaustos, no le quedaba más remedio que
acudir a Madrid o a Jaén y presentarse ante el gobernador civil o el
ministro de Trabajo.
Para colmo de desgracias, los panaderos también protestaban por el
bajo precio del pan, que no les permitía ganancia alguna y,
unilateralmente, incrementaron de cuarenta céntimos a cincuenta la
barra.
Pero, en medio de esta encrucijada personal, su decisión de dimitir
como alcalde y su pasión por el republicanismo, Batmala logró
mantener el tipo, en asuntos importantes, sobre todo en la lucha de
superar la profunda crisis obrera .
1
ARCHIVO PROPIO: Panfleto ..
2
ARCHIVO PROPIO. Panfleto. 30 de mayo de 1931.
3
DEFENSOR DE GRANADA F. García Jiménez, Los intereses de la
agricultura de Montefrío. 16 de mayo 1931.
4
ADPJ. A 150. Acta del 12 y 26 de junio de 1931.
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