--En
1844, se trasladó la sede de la parroquia de Santa María la Mayor
desde la iglesia de san Juan a la del Rosario, concediendo el ayuntamiento 2.732, pues a mediados de los años cincuenta del siglo
XIX, los cultos los pagaba el ayuntamiento y recogía impuestos para
ello. También nombraba unos comisarios de culto y clero. Además los
gastos eran controlados por la Diputación Provincial de Jaén que
los aprobaba en 28 de setiembre de 1842. Entre los gastos
parroquiales, estaban los sueldos parroquiales de los sacristanes,
curas y tenientes parroquiales. A partir del año 1855, se trasladó
la parroquia de Santa María Mayor,- al convento del Rosario, pues,
desde el siglo XVII se celebraban la mayoría de los cultos en el
templo sanjuanero. Años antes, incluso figuraba popularmente en
algunos casos, como de san Juan-.,
-Una de las calles más
principales del barrio de san Juan ha sido la calle Rosario.
Simplemente, en próximos años, como curiosidad vamos a describir
las haciendas y casas de sus vecinos, como botón de muestra de una
calle que era el centro de la ciudad durante el siglo XVII y XVIII,
hasta tal punto que las carnicerías y otros servicios trataron de
ubicares cerca de ella.
-Ese año, lo vamos a hacer
con una casa que se trasladó a la calle Luque. Se trata de don
Antonio de Utrilla que vivía la casa por encima de la esquina de
la calle Luque ( hoy, casa de Domingo Labrador y anexa). Sus bajos
consistían varios cuartos bajos, bodega y caballeriza y en la
segunda cuatros principales . Tenía de frente 16 metros (20 varas) y
de fondo 5.40 metros ( 9 varas) lindaba con la del cura don Agustín
Garrido Linares, capellán de la capilla Real de Granada
, escritor, y autor de una incipiente Historia de Alcalá. Sus bienes consistían en una casa en la calle Utrilla,- 20x9- y otra en la calle de las Monjas- 16 x 9- ( donde estuvo el Frente de Juventudes y Casino), en éstas se componían de lo anterior más corral. En la casa de las Monjas lindaba en la parte superior vivían la familia de los Valenzuelas, que por este tiempo se habían trasladado a Baena y por la de abajo con el cura Nicolás Cejalvo, ligado con la familia de Pineda. La de la cale Utrilla lindaba con José de Frías y Pedro Cano. Si la vivienda consistía en un importante patrimonio, el suelo rústico le proporcionaba importantes ganancias con los siguientes cortijos:
- El de las Pilillas, partido
de la Fuente la Lancha, con un cortijo, compuesto de cuarto bajo,
segundo, caballeriza, tinado-zahurdas y gallinero-, pajar, corral , y
130 fanegas ( lindando con tierras concejiles por el poniente y con
el camino de Moclín) que producían trigo y cereales, y algún que
otro aceite y encinar.
-10 fanegas en la Moraleja
-dieciséis fanegas en la
Lancha.
-Cortijo del Chaparral de
Nubes, junto a la ermita de Cantera Blanca, a una legua de Alcalá,
con dos cuartos de un suelo de cuadrada, un colgadizo con paradero y
pajar, corral, al lado un oratorio con sacristía y 176 fanegas
-En el año 1943, el
párroco don José Antonio del Río Alados emprendió la tarea de
levantar una Iglesia Pública sobre las ruinas de la Trinidad y
solicitó al ayuntamiento una puerta de hierro, similar a la capilla
de Misericordia para que permitiera a los fieles visitar el templo
con comodidad. Este templo no era otro sino la capilla de san Rafael
, que todavía se mantiene.
-El cancionero popular ha
sido estudiado por algunos historiadores locales. Cantaban nuestros
antepasados la jerigonza, y nos preguntamos qué era aquello. Así,
lo responde Luis León:
Era
un baile burlesco, lleno de gracia ingenua y colorido, una moza
llevaba la voz cantante, y las demás que tomaban parte en la danza
la secundaban...era un cuadro, en que combinaban hábilmente la
música, el canto y el baile. Las muchachas que tomaban parte en la
contradanza iban expresando, con singular gracejo y estilizadas
actitudes y gestos, todos los pormenores marcados por la letra, hasta
llegar a la escena final( La escena de efecto) en que las bailadoras,
cuando la canción lo requería, dirigíanse, formando una cadena, al
personaje más serio, más grotesco o menos dispuesto para el bailes
que hubiera en la fiesta, y lo invitaban a bailar. El invitado no
podía sustraerse, fuera quien fuere; tenía que dejarse prender por
la cadena de mocitas, y salir al centro del patio y bailar la
Jerigonza. Era la ley suprema de la fiesta. La canción decía:
Ahora sí que la doña
Juana,
Ella hilaba
Y devanaba
Y bebía vino,
Y le daba la sopita al
niño,
Y como era tuerta,
Con el pie atrancaba la
puerta,
Y dale un cedazo,
Y dale un abrazo,
Y no se le des,
Que le gusta mucho a esa
mujer
Saltar y brincar,
Y andar por el aire,
Esta es la jerigonza del
fraile,
Con su jerigonza,
Por lo bien que lo baila
la moza,
Y déjela sola,
Solita y sola,
Sola bailando, que a la
niña le gusta el fandango.
Y salga usté
Y salga usté,
Que lo quiero ver
Saltar y bailar,
Y andar por el aire;
Esta es la jerigonza del
fraile.
-En el año 1869, se
trasladó la parroquia de Santo Domingo de Silos a la Iglesia de
Nuestra Señora de las Angustias. La Alcaldía le denegó ia
subvención, pues no tenía dinero para contribuir en el traslado, a
peteición del gobernador eclesiástico de la badía y obispo de
jaén.
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