El dos de marzo de 1931, a las doce de la
mañana, murió Clotilde Batmala, la madre
de Pablo Batmala, con la que estaba ligado intensamente por razón de soltería. Se
había quedado, por consiguiente, sólo con su hermana Clotilde en la hacienda
familiar. Asistió a la ceremonia religiosa, pero no compartía con su familia
aquellos ritos cristianos, pues un agnóstico como él, en otras ocasiones anteriores, había tratado de esquivar la asistencia a los
entierros de sus familiares y amigos en las iglesias de la localidad.
Unos días
después, el 22 de marzo, se dio el esperado pistoletazo electoral en toda
España. En la comarca alcalaína, siempre había triunfado el partido monárquico
conservador y con la
Unión Monárquica se había mantenido el hilo conductor y de
influencias Pocas esperanzas se ofrecían
a los advenedizos de la esencia republicana.
Los
monárquicos, pronto, contraatacaron e iniciaron los primeros pasos de la
contienda electoral lanzando mensajes
alarmistas a la población resaltando los tradicionales puntos de su programa
basados en el orden y en el trabajo, al mismo tiempo que acusaban a los
republicanos y socialistas de querer minar los fundamentos del orden moral
intentando destruir la familia y el
Estado mediante las nefastas (según su versión partidista) consecuencias de su
doctrina marxista implantada en Rusia.
Esto obligó a
que los republicanos y socialistas
emprendieran una contraofensiva rebatiendo,
punto por punto, los anteriores argumentos de los candidatos monárquicos.
Asumieron este papel los dos partidos
más implantados en la comarca alcalaína tales cuales eran el Partido
Radical Republicano y el PSOE sin olvidar los republicanos.
El PRR lo hizo con sus comités de aldeas y lo
consiguió, mediante la influencia de los
republicanos de muchos Centros Obreros de algunas aldeas como las de Charilla y
Ribera. El PSOE, gracias al apoyo que recibía de las Sociedades Obreras,
principalmente de la potentísima “Unión
y Defensa”, que sustituyó a la
S.O. “La
Emancipación ” de Alcalá la Real , y de la mayoría de las sociedades de las
aldeas de signo socialista-sobre todo, la de la Pedriza , Valdegranada,
Ermita Nueva, y la Rábita-
y de las agrupaciones locales y de las aldeas del sindicato de la FNTT-UGT La derecha republicana se
sumó a este movimiento y se concentró en torno al líder local Felipe Martínez
Oria, seguidor del presidente de la República , el prieguense Niceto Alcalá Zamora, con el que mantenía
buenas relaciones de amistad por razones
de cargos funcionariales y de estudios universitarios en la juventud.
El día seis de
abril, Batmala y un numeroso grupo alcalaíno de ideas antidinásticas
constituyeron en torno suyo la
candidatura republicano-socialista (Pues era el responsable republicano a nivel
comarcal nombrado por las ejecutivas
provinciales). Respondía a la táctica pactada por las formaciones
provinciales de los partidos, por medio de las cuales, en aquellos
momentos, el partido socialista y los
radicales se coaligaban con miembros del
partido de los republicanos liberales y de derechas, encabezados por Maura y Alcalá Zamora, la Derecha Liberal
Republica. En una proporción en la que los republicanos primaban sobre los
socialistas, la candidatura estaba
formada por diez republicanos y seis socialistas. Los
primeros procedían de la burguesía
comercial y agrícola, que se había
formado a expensas del desarrollo económico
del siglo XIX, motivado por la puesta en producción de nuevas tierras: unos
eran radicales y otros liberales y algunos de ellos monárquicos reconvertidos
al republicanismo; los segundos eran
veteranos socialistas, que habían creado la mayoría de las sociedades
obreras y organizado la agrupación del PSOE local.
Batmala
integró en la candidatura
republicano-socialista a republicanos lerrouxistas, como Esteban Gutiérrez, que procedía del PSOE y
por los años veinte se había pasado al Partido Radical Republicano; monárquicos reconvertidos en la derecha
republicana-Amaro Sánchez Pérez[1],
Bernardo Cortés, Francisco Casanova
Camacho[2], y
Baldomero Sánchez- Cañete de Córdoba[3];
republicanos seguidores a ultranza del propio Batmala por compromisos
personales que le siguieron hasta integrarse años después en la izquierda republicana-Antonio
Oria Alba[4] y
Víctor Hinojosa López[5]; y una gran parte de militantes del partido socialista. Algunos de
estos eran muy amigos suyos, como
Salvador Frías, otros lo admiraban como Dionisio Carillo, agricultor de la Pedriza. José Murcia Ruiz, albañil y
veterano socialista; José Vela León, agricultor de la calle Rosa. Batmala se
presentó por el distrito tercero que ocupaba la parte comprendida desde la
iglesia de Consolación hasta el barrio de San Juan. En un pequeño radio de
acción urbana, todos ellos compartían una vecindad muy próxima, la misma inquietud
comercial y por el progreso, e idénticas ideas motivadas por las ansias de libertad y de instaurar un nuevo régimen.
Todos juntos coincidieron en renovar la sociedad alcalaína y presentar un
programa, en el que incidieron en la
mejora de los servicios públicos y la equiparación de las aldeas y el casco con
el mismo progreso e infraestructuras.
Los que
apostaban por la República
firmaron un manifiesto en el que intervino directamente como mentor el propio
Batmala. Incluso, el mismo procuró darle
su segundo apellido exacto. (Probablemente, por la influencia del
afrancesamiento que mantenían los republicanos en estos momentos, aparecía Laloye en las firmas, de la propia mano de
Batmala). No era de extrañar que el himno de Riego junto con la Marsellesa coparan los
cánticos de los afiliados republicanos en las concentraciones de muchas aldeas.
Se confesaban portadores de las ideas de las izquierdas antidinásticas, que
habían firmado el manifiesto de San Sebastián en diciembre de 1930. Pero
matizaban, atendiendo al ruego de los republicanos de derechas, que eran
“de los que creían en el orden representado por el triunfo de la
soberanía civil”. Muchos de ellos
habían mantenido, en años anteriores, la comunicación e información en la revista local “El Látigo Rojo”, donde se zaherían a los monárquicos y, sobre todo,
a los alfonsinos, muy numerosos en nuestra localidad. Su objetivo no era otro
sino “cooperar en la medida de lo posible en derribar
el caciquismo nacional, y a la vez para que nunca vuelva el que tantos años
tuvo a este pueblo en el mayor de los abandonos. Si como dijo un orador de
derechas la España
de hoy es ´una monarquía
militar apoyada en el caciquismo´ contra eso iremos para llegar a la España decidida, como primer paso oficial de la
reconquista de la libertad”[6]. Eran
conscientes de que tenían como adversarios los monárquicos acendrados, y querían decidir el voto de aquellos
indecisos, que eran víctimas del caciquismo, pues habían sido comprados con el miedo
de hacerles creer que “todo se lo
debían al régimen actual”. Con estos
principios programáticos se dirigieron pidiendo el voto a todos los obreros,
labradores, industriales, funcionarios y artesanos.
[1] Amaro Sánchez Pérez había
sido alcalde pedáneo de Santa Ana y
concejal monárquico antes y
después de la Dictadura
de Primo de Rivera,
[2] Había sido concejal de
Unión Monárquica en la
Dictadura de Primo de Rivera
[3] Vivía en la calle Marines,
n. º 10 y estaba casado con la hermana de Antonio
Oria., María de las Mercedes. Se dedicaba al comercio.
[4] Estaba casado con Elena Moutón, era dependiente de comercios y administró
varias empresas de Aceite en las que salió malparado y fue salvado de su
gestión por préstamos del propio Batmala. Tenía 32 años cuando fue concejal,
vivía en la calle Marines, 5.
[5] Comerciante de la Plaza.
[6] ARFRAMAR. Panfleto de manifiesto de los republicanos en Alcalá.
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