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miércoles, 19 de octubre de 2016

BARRIO DE CABALLEROS DE LA MOTA



La conquista de la ciudad fortificada conllevó, como era natural, un asentamiento humano en el suelo urbano anterior habitado por los caballeros musulmanes. Para ello, se distribuyeron entre los nuevos conquistadores sus antiguas mansiones, dentro del espacio comprendido entre la plaza Alta hasta el Alcázar, dejando reservado para los pecheros y los grupos no privilegiados los distintos arrabales- tanto interiores al recinto fortificado de la ciudad como los nuevos fuera de los otros amurallamientos ( Bahondillo, Cerro de los Palacios y Arrabal Viejo)-. En este barrio, debieron habitar cien caballeros, ciento cincuenta ballesteros y trescientos lanceros, en total 450 familias con sus correspondientes casonas, palacetes y mansiones. Resaltaba la del teniente de alcalde en la parte lindera con la muralla de la Cárcel, que , a veces compartía con la de la Torre del Homenaje . Poco a poco, la guerra y el cruce de familias entre sí fue agotando y haciendo desaparecer muchos bandos y linajes, de las que fueron sustituidas por los familiares y parientes de los grupos poderosos, sobre todo, de las familias de los Aranda,Gadea, Montesinos, Contreras, Sotomayor, Escavias.. Por su carácter bélico y cercano a la frontera, el rey le concedió el sustento con el trigo y el dinero procedente de las tercias de distintos obispados- Para su almacenamiento buscaron un lugar importante los alhoríes, situados en algunas de las mansiones arrendadas a los propios caballeros y en las torres cercanas a sus viviendas, de la misma manera que tuvieron gran importancia los aljibes para el almacenamiento del agua. Las calles ofrecían el característico recorrido zigzagueante de las ciudades musulmanas y de la estrechez de los recintos fortificados. Se distinguían las casas con una entrada dintelada o de arco no simétrica con la de enfrente, pocos vanos al exterior, y en su interior un patio distribuidor del vestíbulo de entrada, cocina, cuarto bajo, caballeriza y otros aposentos, en la segunda planta, los cuartos; pocas casas ofrecían un tercer piso con arcada o corredor, las había con bodegas. No extrañaba que para ls viviendas de las viudas, pobres de solemnidad, esclavos y criados se reservaban algunas alcobas separadas y con entrada apartada de la principal.
Todos estos vecinos se localizaban facilmente ante la llamada o aleo de formar las dos compañías de caballería de la ciudad y el resto de formaciones militares.. Pues, cerca de sus casas se encontraba en la parte nororiental de la fortaleza , el patio de armas de la fortaleza, y, al sur, junto a la plaza e iglesia, se podía celebrar los cabildos abiertos ante cualquier convocatoria pública.
En las pequeñas plazas, se ubicaban los comerciantes que colocaban sus tenderetes con los que abastecían de los productos básicos a los habitantes del recinto fortificado, generalmente productos alimenticios y de vivienda.
En la alcazaba, la torre de la queda o de la campana anunciaba cualquier reclamo o convocatoria pública; y la torre de la homenaje servía de residencia oficial y de protocolo al alcaide y el resto de las torres se adaptaban a los servicios básicos que permitían los años de guerra.


Señalizara y expondría los aljibes y su funcionalidad, así como escenificaría a los aguadores y la casa de los Aljibes la



musealizaría , permitiendo bajar a ella y reproduciendo con paneles el uso de agua.






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