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viernes, 7 de octubre de 2016

EL PROGRAMA ELECTORAL ELABORADO POR BATMALA

En cuanto a la redacción del  programa electoral,  mucho más se notaba la influencia de Batmala. Sus principios ideológicos eran el republicanismo y su oposición a la monarquía porque la tachaban de caciquil  tras el Directorio Militar de Primo de Rivera. Creía en la soberanía civil  de la república gracias a los votos y no apoyada por ninguna fuerza militar,  se prevenía ante la crítica de que los republicanos convertirían España en una pequeña Rusia,  recordaba que no había que volver a la época de la tiranía  en la que el abandono de los servicios y urbanismo eran desoladores. Su lema era “todo por el pueblo y para el pueblo” y el programa electoral se basaba en el bienestar de las clases más desfavorecidas- mejores y más escuelas, asistencia a los enfermos pobres, - y la promoción del trabajo por medio de las obras públicas  y los caminos rurales, con especial promoción de las aldeas. Y añadían que aplicarían un riguroso control del gasto público; además, prevenían a sus votantes de mayores recursos de las falsas propagandas, como las que extendían acerca de que España se convertiría en una pequeña Rusia,  lo que contraatacaban con el argumento de que esto sucedería si no  se apoyaba  su alternativa con esta figura alegórica. “  si vosotros cándidamente le ayudáis, convertirán a nuestra patria en la Rusia sangrienta de los años anteriores, roja fruta del imperio del absolutismo; y es que nuestra situación la podemos comparar a la de un hermoso río que al solo objeto de no aprovechar sino a determinadas tierras lo detiene en su avance una presa, la de los famosos obstáculos tradicionales, cada día más destruida y a la que basta una pequeña presión para que deje libre el cauce de la libertad, mas si por la ambición de ellos y la ignorancia  de vosotros, contribuís con vuestros votos que es una piedra más a reforzar la presa, como faltan materiales para convertirla  en un pantano, el impetuoso río cuyo avance nada ni nadie podrá detener se desbordará y teñido de rojo arrasará los campos y ciudades”.
Sus eslóganes  se dirigían a todos los sectores de la  sociedad alcalaína y se basaban  en una premeditada táctica de interclasismo, para limar cualquier  desavenencia entre los defensores de la República. En común se apelaba a la patria, para  defenderla de cualquier intento secesionista.  Pero gradualmente, se tocaba la fibra más sentimental, social  o económica de cada uno de los diversos sectores de la sociedad. A los obreros, se les pedía el voto:

POR PATRIOTISMO VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. OBREROS POR COMPAÑERISMO
A los  patronos, se les disipaban las dudas entre el conservadorismo  mediante la bondad del pacto con los socialistas.

VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. PROPIETARIOS: POR INSTINTO DE CONSERVACIÓN VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA DIFICULTAR LA LABOR HUMANITARIA DEL SOCIALISMO ES AMPARAR LA DESTRUCTORA DEL COMUNISMO
Y, se alertaba a los indecisos con estos lemas.

VOTAR LA  CANDIDATURA CONSERVADORA ES PEDIR LA ESCLAVITUD Y TRAER LA REVOLUCIÓN. VENDER EL VOTO ES VENDER LA DIGNIDAD Y DARLO POR MIEDO ES RECONOCERSE INÚTIL[1].
Todos los miembros de la candidatura  eran conscientes de que la política de los monárquicos anteriores se había basado en una política antisocial, concretada en un mal reparto de los servicios y obras municipales, dando lugar  a que se encontraban  “ las calles, sobre todo las de los barrios populares, intransitables; los pilares tan distantes, con  agua escasa  e impura, mientras la disfrutaban gratis y a caño libre unos pocos privilegiados; el paseo hecho un vertedero, cortados sus más hermosos árboles como lo fueron los de la Mora; la primera atención que es la de la Beneficencia, mal dotada y peor pagada; y lo mismo la enseñanza que es el alimento del espíritu y el más firme camino  para llegar a la igualdad humana; los vecinos de las aldeas tan numerosos como digno de consideración, solo tenidos en cuenta para cobrarles impuestos tan mal repartidos como cobrados y empleados, haciendo de ellos una indigna arma política para arrancarles votos, remaches en la cadena  ignominiosa de la esclavitud”. Meses después, fiel reflejo de este momento histórico  cantaba entusiasmada la comparsa de la aldea  de la Pedriza, (por cierto era muy combativa, como lo demostraba el nombre de la Sociedad ObreraLa Esclavitud Emancipada”) en estos términos:[2]

La aldea de la Pedriza se distingue
Por su honor invencible sin igual,
No obsequiaron siempre con  hambre y miseria,
El castigo, el abandono general.
Todo queda ya sobrevertida,
Y hasta verla ya ganada la campaña,
Y, por eso, hoy gustosos coreamos:
¡Que viva la República de España!       










Esta candidatura, tan dispar en cuanto la  procedencia de sus miembros,  sin embargo ofrecía varios e importantes nexos de configuración: la defensa de la República y el jefe nacional  Pues, todos estaban de acuerdo de que  su líder nacional era el presidente Alcalá Zamora, a quien consideraban “Que por sus dotes excepcionales y conocidos propósitos, para todos, aún para los burgueses y los que no mistifican el cristianismo, representa la más firme garantía”. Es curiosa la influencia de Alcalá Zamora frente al radical Lerroux, que era el líder de Batmala, en la comarca de Alcalá y hasta cierto punto contraproducente. Las razones se basaban en estas palabras de Octavio Ruiz Manjón: “Cuando llega la República el Partido Republicano Radical cuenta veintitrés años de existencia. En el transcurso de esos años, Alejandro Lerroux, su ininterrumpido jefe, ha paseado por la casi totalidad de la geografía nacional en sus campañas de propaganda, pero su semilla no ha fructificado lo suficiente para pensar en un partido de entidad nacional. Hay republicanos históricos-el caso de Batmala- y centros republicanos que siguen las inspiraciones de Lerroux, en casi todas las capitales de provincias, pero el partido sólo tiene entidad en algunas zonas de Cataluña, Levante y Andalucía”[3].







[1] Ibidem.
[2] Testimonio de Sixto León Arroyo.
[3] Ruiz  Manjón  Op.cit.

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