En todos los lugares se respiraba una adhesión inquebrantable a la
República. Los maestros obligaban a que los niños en las escuelas
encabezaran sus páginas de tareas cotidianas, saludándola y
ensalzando el pacífico cambio democrático que había supuesto en
la población La república era el factor esencial que le había
dado sentido a todas las actividades cotidianas. También lo era para
Batmala en el sentimiento personal. Pero , siempre matizada por una
cordura que se reflejara en todas las decisiones sobre asuntos
administrativos y sociales.
Por eso, Batmala demostraba una gran sensatez ante las nuevas medidas
populares de cambiar el nombre calles. Dejaba a los concejales que
propusieran sus nombres y nunca matizaba sus intervenciones.
Simplemente asentía. Ante la proposición de Esteban Gutiérrez,
de llamar a la Tejuela, -por aquel tiempo, tenía el nombre de
Abril- con el de Gabriel Galán y ante las manifestaciones del
proponente de que “aún existía el caciquismo”, el aceptaba el
cambio sin hacer comentarios. Si Salvador Frías proponía que la
calle Real cambiara su denominación por el de Pablo Iglesias,
escuchaba con gran atención estas palabras “ Con el fin de
rendir un justo tributo a la memoria de un hombre honrado del mundo
entero y honra del socialismo español”.Como es lógico
compartía con mayor afecto los nombres del Paseo de Alcalá Zamora
al de los Álamos, o las calles García Hernández y Blasco Ibáñez
para las calles las Monjas y Utrilla, que proponían los republicanos
Casanova, Vela y Sánchez Cañete.
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