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domingo, 2 de octubre de 2016

DIARIO DEL RUTERO DE LA CRUZ DE JURADA

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Unos cincuenta ruteros se reunieron en el Punto Limpìo para emprender la ruta de la Cruz de Jurada. Lo hicimos por el camino de la Paseilla de Baena, pasamos por la cruz del camino, la ermita de la santa Mercedes, y el mismo puente de la pasailla, trochamos, a inidicación de unos labradores,  entre cerezos y olivos. Y, asfalto arriba, emprendimos la cuesta de la Jurada desde el Villar Alto, ya extinto, los Villares hasta llegar a un rellano, desde donde explicamos el Cerro de la Pelea, la Acamuña, las atalayas cercanas de la Jurada, y las hermosas vistas que se contemplaban de Alcalá la Real, musulmana.
Ya e la Cruz de Jurada, esperamos a Emilio, pero no llegó. Contemplamos el horizonte en un día con cielo calino y no muy favorable para una foto  otoñal. Allí, nos remontamos al apellido de la Jurada . Montamos la hipótesis de la mujer de un jurado, que lo añadió a su apellido o el de sus hijo ( de la Jurada) a finales del siglo XVI ( los Aranda). Comentamos el cortijo antiguo de los Jurada con más de 150 fanegas, lo que evidencia que es tierra de los primeros caballeros que recogieron esta donación del rey Alfonso XI y transmitieron el cortijo , de padres a hijos. Nos  detenemos en unos datos  de la inscripción de María de la Jurada y la fecha de 1660, la fiesta de la Cruz antigua entre los cortijeros del lugar.Y apuntamos que esta familia de asentó en el Castillo de Locubín, indicamos que un testamento reciente de la familia fue puesto a la luz por Ricardo Sanmartín y ronda por estos años de la Cruz. Es una cruz de cortijo, probablemente

















relacionada con algún hecho milagroso y de acción de gracias.  No olvidamos la primera ubicación en un cerro delantero del que nos apostamos, cuya cima estaba cubierta de chaparros dispersos y habían existido muestras de antiguo yacimiento.
Llegamos a la era del actual cortijo. comentamos el puesto republicano de vigilancia en la Guerra Civil, su trinchera y torre de posición, la cocina y otros lugares de este artículo típico alcalaíno con su patio, cortijo de pequeñas dimensiones, tinado y , hoy día, ampliado con nuevas instalaciones.
Descendimos por un escarpado camino entre almendros, olivares, que se veían cruzados con otros que se dirigían a Albarizas y Pineda, hasta cruzar la carretera de las Grajeras en medio de casas de campo y la vista de la Acamuña ante nuestros ojos, que nos sugerían nuevas rutas.

Pasamos por Puertollano, y antes de llegar a casa de Juan Milla, emprendimos camino de Los Villares, primero por el Bajo, luego por el solar del antiguo villar Alto, y, asfalto abajo, llegamos de nuevo al punto limpio. Eran las dos menos cuarto.

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