LA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
La Cieguecita de Montañés. Catedral de Sevilla |
Entre dominicos y franciscanos de Alcalá debió mantenerse el mismo
litigio en la defensa del dogma. Por eso, el monasterio de San
Francisco albergó el culto y una imagen de la Imagen, así como
mantuvo también los cultos con la procesión de 8 de diciembre que
bajaba el cabildo hasta el siglo XVIII, también la V.O.T. de la
iglesia de Consolación tuvo en su templo otra imagen de la
Inmaculada. En cambio, los dominicos alcalaínos no reservaron esta
capilla a esta imagen en los siglos de difusión de esta advocación
por su postura divergente en cuanto al dogma.
El cabildo alcalaíno siguió
la línea devocional de las provisiones reales. Y, entre otras
advocaciones de María y de santos, con Felipe III comenzó el culto
oficial de la Inmaculada. En concreto, las fiestas a la Inmaculada
Concepción tuvieron lugar el año 1615. Fue una fiesta que vino
propagada y fomentada desde la Corte, desde donde se sugería que se
organizara a la manera que en Madrid con tres noches de luminarias y
colocación de hachas en las Casas de Cabildo y otras partes de la
ciudad, así como repique de campanas de todas las iglesias y
conventos en la víspera de la festividad. A partir del acuerdo
municipal dichas fiestas nunca se interrumpieron, formaban parte de
las tablas de fiestas ordinarias del cabildo y delegadas en el
cabildo de suerte. Este fue el acuerdo de la ciudad:
“La ciudad habiendo píamente considerado y
conferido la gran devoción que hay en esta ciudad a la Pura y Limpia
Concepción de Nuestra Señora, y confesando, como confiesa esta
ciudad por sí y en nombre de todos los caballeros, los regidores y
jurados y los de esta ciudad,, ser
concebida sin mancha ni mácula de pecado original,
que a ello perderían vidas si es menester, acuerda que se haga
fiesta a la Limpia y Pura Concepción de la Virgen Nuestra Señora
en su día perpetuamente para siempre jamás, cada año en su día,
vísperas, y misa y se convide un predicador para este día, y que,
en las suertes que esta ciudad eche suerte particular para esta
fiesta, echándolo como se echa para la Fiesta del Santísimo
Sacramento, y lo que se gastare en ella, ha de ser de los propios, y,
faltando de los propios de esta ciudad.los regidores, jurados y
caballeros”.
En este año, las fiestas consistieron en una
corrida de toros de día, y, por la noche, luminarias y una máscara
o desfile de caballeros uniformados con armas, compuesta de varias
cuadrillas ( la del corregidor, al del regidor Juan Méndez Zamorano,
la de Pedro de Sotomayor y otras que procedían de fuera). Los actos
religiosos, concertados con el abad, consistían en la misa de la
Iglesia Mayor, la obligatoria comunión de todos los caballeros en la
función mayor. También, se repitieron misas en el resto de los
conventos de la ciudad2.
En
los años siguientes, la fiesta institucionalizada se amplió con
fuegos artifícales y alzamiento del pendón3
Y, a partir de entonces, ya el
juramento a la hora de hacer posesión de los cargos comenzó a
realizarse en nombre de la Inmaculada Concepción.
En las fiestas votivas,
consignadas por el Cabildo en las Ordenanzas municipales de 1776, se
señalaba como voto de la ciudad el realizado a la Inmaculada
Concepción. La fiesta se celebraba en la Iglesia Mayor Abacial,
pero, como el templo de cultos era San Juan, allí se celebraba la
función de Iglesia durante los días siete y ocho de diciembre. El
cabildo Municipal, por su parte, tenía por costumbre cantarle en su
oratorio una salve, villancicos y una misa, pues incluso disponía de
un cuadro de la Inmaculada. Además, la procesión de la Inmaculada
que bajaba del convento de San Francisco entraba en el Ayuntamiento,
que por esta fecha se adornaba con luminarias en su fachada
principal.
El
seis de diciembre de 1809, de nuevo se renovó esta fiesta votiva que
había quedado en desuso a finales del siglo XVIII y principios de
siglo XIX. Estas son las palabras del acuerdo municipal motivado por
la invasión francesa de España:
“Recordando el piadoso ejemplo de nuestros mayores, que, en
calamidades de las que ninguna pudo amenazar con tanto daño como la
actual, recurrieron con sus votos al cielo porque de allí desciende
todo don perfecto, y para hacernos dignos de la misericordia del
Altísimo y que el Señor mire en ellas la justísima causa que el
Estado defiende, se vote perpetuamente por esta Ciudad una función
solemne, con el Santo Manifiesto a María Santísima, bajo el
misterio de su Inmaculada Concepción, patrona especialísima de las
Españas y de sus Indias, en el domingo de su octava, que sirviendo
de rogativa religiosa en los tiempos presentes sea en los venideros
de acción de gracia al verse libres del dominio cruelmente déspota
que en la actualidad amenaza”.
El regidor don Fernando de
Tapia emitió un informe unos días despues de este acuerdo, en los
que solicitaba que dicho voto fuera refrendado por Fernando VII a
instancias de la ciudad. Pero, anteriormente, ordenó que la ciudad
pusiera en marcha todas las medidas ofrecidas a las Junta Suprema y
a su Majestad, consistentes en la recluta de un batallón local y el
pago de servicios pecuniarios.
Desde aquella fecha, salvo el periodo comprendido entre 1810 y 1812
que estuvieron los franceses en Alcalá, la festividad se celebró
con toda asiduidad hasta mediados del siglo pasado, que volvió a
caer en desuso, y del cual quedó totalmente libre por el acta de
concordia celebrada con las autoridades eclesiásticas en 28 de junio
de 1895.
1
MARTÍN ROSALES, Francisco. “LA Cofradía de la Limpia Concepción
en la ermita de San Juan”Programa al
Cristo de la Salud, 1994.
2
AMAR. Acta de cabildo de uno de septiembre de 1615.
3
AMAR. Acta de 18 de agosto de 1621.
No hay comentarios:
Publicar un comentario