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viernes, 9 de diciembre de 2016

EL CARDENAL MENDOZA


El cardenal de España don Pedro González de Mendoza, considerado por algunos cronistas como rey de España en unión con los Reyes Católicos, pasó por nuestra tierra en varias ocasiones. Tuvo el mérito de enterrar en el mausoleo de Guadalupe al rey Enrique IV, y proteger con su sabia mano a Isabel y Fernando. Pudo dedicarse por su origen noble y riqueza a otros afanes, pero compartió con los reyes la defensa de España, que no era otra sino la bandera de la Cristiandad. 
Había nacido en Guadalajar en 3 de mayo de 1453. Como Mendoza, ostentaba en su escudo , el mismo que tenía el Cid, una banda roja a soslayo, perfilada de oro, en campo verde con la celeste Ave María, que se ganó en el Salado por Garcí Lasso de la Vega. Por antepasados le pertenecía el ducado del Infantado,  en la pèrsona del segundo Marques de Santillana, Diego Hurtado de Mendoza, Además poseía grandes beneficios religiosos
 Era un hombre renacentista, con ojos vivarachos, que supo enterrar el mundo del medievo enconado en luchas fratricidas. Compartió, con los reyes, domeñar la nobleza, elevar la clase media y las ciudades, terminar la reconquista y descubrir el Tercer Mundo. Con el fin de ofrecer a la Iglesia un nuevo campo de evangelización. Fue el quinto hijo de don Iñigo Hurtado de Mendoza, marqués de Santillana, y de doña Catalina Suárez de Figueroa. Pedro Mártir de Anglería lo llamó “tertius Hispaniae Rex”. Hermano del conde de Tendilla, su padre , al morir le concedió el marqués el señorío de Maqueda.
Experto en el arte de gobernar por tradición familiar, logró alcanzar el cardenalato y el puesto del canciller de Castilla. Con diez años era ya cura de Hita por renuncia de sacerdote, ya los doce, arcediano de Guadalajara, con estas rentas ya pudo tener casa y criados.. Gracias a que su tío o don Gutierre de Toledo ocupó la sede toledana, el joven Pedro estudió en la ciudad retórica y se hizo conocedor de la historia. Ayudaba a su padre con la traducción de Ovidio, Catulo y Homero, cosa que lleva a cabo durante las vacaciones de los estudios. Perfeccionó sus estudios en Salamanca perfeccionándose en derecho-  
A los veintiséis años , es nombrado capelán real, y allí conoció a al arzobispo de Sevilla don Alonso de Fonseca, que fue el que los propuso a la sede de Calahorra desviádolo de sus aficiones literarias.

En 1485, su hermano el conde de Tendilla disciplinó al ejército prohibiendoles jurar los juegos deshonestos, construyó un faro en Alcalá la Real , para que los prisioneros pudieran orientarse en su huida de las mazmorras. Se distinguió por su caballerosidad, una vez que cogió a una novia y a sus acompañantes, y los soltó y los obsequió con lujosas joyas. Siendo nombrado  capitán general de la Costa y reino de Granada, esta fue tomada  como empresa de los Mendozas, entre ellas Alhama.

Hallábanse éstos en Sevilla, celebrando con magníficas fiestas los desposorios de su hija la Infanta Isabel con el Príncipe Alfonso, heredero de 1 Zurita, Anales de Aragón, lib. xx, cap. xui . 2 Lafuente, Historia general de España, pág. 7.a , lib. iv, cap. vn. - 19 - la corona de Portugal y por de pronto despacharon á la fortaleza de Alcalá la Real á D. Iñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla, nombrándolo Capitán mayor de la frontera; y como los moros habían recobrado al Padul y tenían bloqueados á Modín, Montefrío, Colomera, Illora, Alcalá y Loja, encomendaron la alcaidía de éstos y de las demás poblaciones inmediatas á Granada á Capitanes de su entera confianza, reforzando sus guarniciones y proveyéndolas de mantenimientos; y como la empresa de tomar á Granada exigía mayores fuerzas, que las que á la sazón tenían á su lado, hubieron de contentarse por entonces con una tala i Nuestros cronistas se entusiasman al describir las suntuosas fiestas que con motivo de estos desposorios se celebraron en Sevilla. Duraron quince días, y asistieron á ellas, no sólo los grandes y nobles de Castilla y Andalucía, sino que acudieron también y tomaron parte en los juegos muchos caballeros é hidalgos de Valencia, de Aragón, de Cataluña, y hasta de Sicilia y otras islas pertenecientes á la corona aragonesa. A orillas del Guadalquivir se abrieron lizas y se construyeron tablados y galerías, cubierto todo con tapicerías y pabellones de paños de oro y de seda, en que se veían ricamente bordados los escudos de armas de las nobles casas de Castilla. La Reina iba vestida de paño de oro, y asimismo la Intanta Doña Isabel, y hasta setenta damas de la principal nobleza se presentaron con ricos trajes de brocados, cadenas y collares oro, con muchas piedras preciosas y perlas de gran valor, lo cual indica que sin duda habían recobrado ya ó repuesto las joyas de que se habían desprendido para los gastos de la guerra. Los caballeros y justadores llevaban igualmente ricas vestiduras bordadas de oro y plata — " e ningún caballero, ni fijo-dalgo — dice el cronista Pulgar — ovo en aquellas fiestas que pareciese vestido salvo de paño de oro e seda en lo cual todos mostraron grandes riquezas e grande animo para los gastos. „ (cap. xxvm). El Rey Fernando, que rompió varias lanzas en el torneo, fué de los combatientes que más se distinguieron por su destreza y gallardía; seguían luego las músicas y las danzas. Se desposó á nombre del Infante portugués el Embajador Fernando de Silveira; la Princesa de Castilla no fué hasta el otoño siguiente á Portugal, donde se le hizo un brillante y suntuoso recibimiento. — D. Modesto Lafuente, Historia general de España, part. 2. a , tít. iv, cap. vn. - 20 - rigorosa, para disminuir los elementos de subsistencia de sus moradores y poder reducirla más adelante , menos por la fuerza de las armas que por las exigencias del hambre. Al frente de cinco mil' caballos y veinte mil infantes descendió el Rey Fernando á la vega de Granada, dejando á la Reina en Modín y penetrando por entre las sierras de Elvira y de Parapanda; quemó mieses, taló olivos y frutales y destruyó cuantas torres y edificios encontró á su paso. En esta campaña confirió los honores de la caballería á su hijo el Príncipe Don Juan, que á la sazón

El cardenal Mendoza estuvo con la reina , el príncipe y los infantes desde el abril hasta el seis  de enero de 1492, y permaneció en Alcalá a la que  honró con una tabla de Pedro Ramírez posteriormente  para el retablo de Santo Domingo de Silos.

Todo el invierno del año de 1490 lo emplearon los Reyes Católicos con los preparativos de la que se proponían había de ser la última campaña. Fernando tomó el mando del ejército en Abril de 1491, resuelto á asentar su campo delante de la capital i Después de permanecer ocho días en la vega, volvióse el Rey de Castilla á sus Estados, no sin haber hecho desmantelar y evacuar la fortaleza de Borjuul-maleha y otro castillo.—Almaccarri Mohammedam, Dinastm in Spain. \ - 29 - de los moros y á no levantarlo hasta su rendición definitiva. Hizo alarde de sus tropas en el valle de Velillos, y halló ascendían á 40.000 infantes y 10.000 caballos, según la mayor parte de los historiadores, aun cuando Pedro Mártir de Angleria, que servía de voluntario en aquel ejército, las hace subir á 80.000 hombres Componíase aquel ejército de la gente de diversas ciudades, y en especial de Andalucía, y de las tropas de los nobles de todas las provincias, que se apresuraron á porfía á mandar sus contingentes. "El de la ciudad de Sevilla en esta ocasión—dice Zurita, Anales de Sevilla, página 406—ascendía á 6.000 infantes y 500 caballos, que fueron repuestos con nuevos refuerzos nada menos que cinco veces durante la campaña.,, La Reina se quedó en Alcalá la Real con las Infantas Doña María y Doña Catalina, y con el Príncipe Don m Juan, para proveer á las necesidades de la guerra.


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