El nuevo alcalde Antonio Calvo, por su parte, llevó a cabo una política de total liberalismo y dejar pasar las cosas a la hora de obligar a cumplir las normativas laborales. No le importaba que los patronos no nombraran su parte de representación en
Por eso, ante este panorama claroscuro de la vida
local, todo se dirimía en qué platillo
de la balanza caería, al final del
debate político, la política municipal. Pues, mientras Frías denunció que existían más de
mil bienes, encuadrados de Propios, además pertenecientes a la Iglesia y obras de
Beneficencia y a la
Corporación , que debían ser inscritos en el registro y ser
rescatados en beneficio de la clase obrera, para ser repartidos con a arreglo a
la nueva Ley Agraria, el alcalde trataba
de congraciarse con los republicanos de derechas: se nombró una comisión, en la
que pertenecía Frías y el alcalde, pero
no llegó a plasmarse ninguno de los anteriores objetivos[3]. En
parecidos términos, los servicios públicos y el control de la economía
municipal, para los socialistas, deberían, sin ningún género de dudas, ser
trasparentes y no debía permitirse abuso
alguno en medio de un año de escasez de agua. Por eso, ante cualquier medida de
empréstito o modificación de créditos de presupuesto, había que informarse para
qué obras o servicios se destinaban y si eran de absoluta necesidad; lo mismo
que ante la carestía, junto con Batmala, los socialistas estaban de
acuerdo con todo tipo de restricción particular, así fomentaban las
limitaciones y el uso público de las fuentes[4]; persiguieron
el pluriempleo municipal, como el caso del guardia municipal al que el gobierno
de Calvo le concedió el cobro de los recibos del agua[5] ; y lo
mismo se opusieron con la política de
contratar los patronos a su arbitrio y a personas
que no le creaban problemas y tenían medios., acusando que sucedía desde que
“los alcaldes pedáneos hacen atribuciones a bolsas de trabajo por política
desde que Gutiérrez nombró caciquillos en aldeas”. Y, aún más, delataron varios
casos de usar la política municipal a favor propio.[6]. La
situación de la aldea de Santa Ana puede servir de ejemplo de la situación en
el año 1933:
FRÍAS Vuelvo a manifestar mi
protesta por la forma de proceder del alcalde pedáneo de Santa Ana, pues ese
señor se han hecho atropellos incalificables en aquella aldea, y viene abusando de los pobres obreros por ser
socialistas, y lo que pasa, es que no lo
quieren, y por tanto debe abrirse un informe por parte de la Alcaldía , y con arreglo a
ello tomar una determinación, pues como siga cometiendo tantas arbitrariedades,
cuando menos se piense va a ocurrir un día de luto”.
-Los que vienen abusando de
los patronos son los socialistas, y como siempre hay un sector en contra, pasa
ahora lo que pasaba con el alcalde pedáneo socialista que cada cual arrima el
ascua a su sardina, era el en la alcaldía cumpliendo a merced no se carga a un
lado ni otro.
FRÍAS El alcalde nos es tal,
pues no hace más que otro manda y ha venido aquí a hacer política.
-A mí no me ha dirigido nadie y
no tiene más que lo que su conciencia dicta y que no hace falta política de
ninguna clase para hacer este puesto
mientras lo dejen hacer y cumplir con su deber. .
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