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viernes, 2 de diciembre de 2016

EL LIBERALISMO DE CALVO




El nuevo alcalde Antonio Calvo, por su parte, llevó a cabo una política de total liberalismo  y dejar pasar las cosas a la hora de obligar a cumplir las normativas laborales. No le importaba que los patronos no nombraran su parte de representación   en la Comisión de la Oficina de Colocación Obrera[1],  ni  dejar que el precio del pan subiera[2],  y, como hombre creyente,  permitió todo tipo de manifestaciones religiosas públicas en la ciudad. Algunas medidas lograron acallar las protestas huelguísticas, claro ejemplo fue su gestión ante el Gobernador Civil que le envió 1.500 pesetas para paliar el paro en la aldea  de Charilla.        
Por eso,  ante este panorama claroscuro de la vida local,  todo se dirimía en qué platillo de la balanza caería,  al final del debate político, la política municipal. Pues,  mientras Frías denunció que existían más de mil bienes, encuadrados de Propios, además pertenecientes a la Iglesia y obras de Beneficencia y a la Corporación, que debían ser inscritos en el registro y ser rescatados en beneficio de la clase obrera, para ser repartidos con a arreglo a la nueva Ley Agraria, el  alcalde trataba de congraciarse con los republicanos de derechas: se nombró una comisión, en la que pertenecía  Frías y el alcalde, pero no llegó a plasmarse ninguno de los anteriores objetivos[3]. En parecidos términos, los servicios públicos y el control de la economía municipal, para los socialistas, deberían, sin ningún género de dudas, ser trasparentes y no debía permitirse  abuso alguno en medio de un año de escasez de agua. Por eso, ante cualquier medida de empréstito o modificación de créditos de presupuesto, había que informarse para qué obras o servicios se destinaban y si eran de absoluta necesidad;  lo mismo  que ante la carestía, junto con Batmala, los socialistas estaban de acuerdo con todo tipo de restricción particular, así  fomentaban las  limitaciones y el uso público de las fuentes[4]; persiguieron el pluriempleo municipal, como el caso del guardia municipal al que el gobierno de Calvo le concedió el cobro de los recibos del agua[5] ;  y  lo mismo se opusieron  con la política de contratar los patronos a su arbitrio y a personas que no le creaban problemas y tenían medios., acusando que sucedía desde que “los alcaldes pedáneos hacen atribuciones a bolsas de trabajo por política desde que Gutiérrez nombró caciquillos en aldeas”. Y, aún más, delataron varios casos de usar la política municipal a favor propio.[6]. La situación de la aldea de Santa Ana puede servir de ejemplo de la situación en el año 1933:

FRÍAS Vuelvo a manifestar mi protesta por la forma de proceder del alcalde pedáneo de Santa Ana, pues ese señor se han hecho atropellos incalificables en aquella aldea, y  viene abusando de los pobres obreros por ser socialistas, y  lo que pasa, es que no lo quieren, y por tanto debe abrirse un informe por parte de la Alcaldía, y con arreglo a ello tomar una determinación, pues como siga cometiendo tantas arbitrariedades, cuando menos se piense va a ocurrir un día de luto”.
-Los que vienen abusando de los patronos son los socialistas, y como siempre hay un sector en contra, pasa ahora lo que pasaba con el alcalde pedáneo socialista que cada cual arrima el ascua a su sardina, era el en la alcaldía cumpliendo a merced no se carga a un lado ni otro.
FRÍAS El alcalde nos es tal, pues no hace más que otro manda y ha venido aquí a hacer política.
-A mí no me ha dirigido nadie y no tiene más que lo que su conciencia dicta y que no hace falta política de ninguna clase para hacer este puesto  mientras lo dejen hacer y cumplir con su deber.   .





[1] AMAR. Acusación  de Frías en pleno de 2 de marzo de 1933.
[2] AMAR. Acta del 3 de marzo de 1933
[3] AMAR. Acta del 27 de enero y 24 de febrero de 1933.
[4] AMAR. Acta de 24 de mayo y 18 de julio de 1933.
[5] AMAR. Acta del 14. de junio de 1933.
[6] AMAR. Acta del 24 de febrero de 1933.

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