Domino Sánchez Mesa
Imagen de
madera estofada y policromada.
Dimensiones
0.80 cm de altura.
Iglesia de
San Juan
Siglo XX
Esta imagen
de la Virgen de las Mercedes fue realizada también para el culto
privado. Era frecuente encargarlas por las familias de hidalgos a la
manera del devocionario popular para sus oratorios de sus casas. En
concreto, la presente obra fue encargada a Eduardo Espinosa por el
alcalaíno Valeriano Ferreira y fue realizada en su taller por el
joven escultor granadino Domingo Sánchez Mesa, allá por los años
treinta del siglo XX. Manifiesta una clara mimesis con su original,
cuyo mejor testimonio más importante se halla en la presente obra
de la iglesia San Juan, ya que la anterior despareció en la Guerra
Civil.
Sabemos
que la imagen de la Virgen de las Mercedes se encuentra en
reproducciones fotográficas y en litografías de antes de los años
treinta . Pero, con esta reproducción iconográfica, la antigua
obra atribuida a Jusepe de Burgos está sumamente representada por
la perfecta ejecución a la manera renacentista, algo manierista,
de esta Madre de Dios, que presidió el altar privilegiado de las
Mercedes de la Iglesia de la Mota. De gran belleza, los rostros de la
Virgen y Niño, el estofado y policromado a la manera de los Raxis,
los elementos decorativos de flores y geométricos en la túnica se
asemejan a la talla original y se diferencian en las dimensiones
más pequeñas con respecto a la actual imagen de la Virgen de
las Mercedes de la iglesia de Consolación, obra de Garnelo y Martín
Simón. Pues, la obra actual está más idealizada y la de iglesia
de San Juan es más pequeña y de menor altura. Por eso, a pesar
de que intenta reflejar una imagen mariana de singular calidad,
atribuida a uno de los l maestros de Martínez Montañés sin pasar
por alto la influencia del peso de los Raxis, deben destacarse
algunos fallos importantes en la ejecución de esta copia a la hora
de composición de manos y ojos.
No obstante la obra, conservada actualmente en le presbiterio de la
iglesia de san Juan, es digna de valorar, porque nos recuerda una
imagen llena de elegancia y empaque clásicos de la mejor escultura
renacentista, en palabras de Gila “probablemente sobre los
modelos de Silbé ( tan extendidos en Granada y Jaén), a la que se
otorga un acento de candidez y humanidad en el bello Niño, en la
dulzura del rostro de la Virgen, todo ello con una técnica que debió
ser notable, a juzgar por el suave modelado que se aprecia en sus
rostros, o por rítmico plegar de las telas. Sin duda, debemos
considerarla una obra clave en la transición a la escultura
manierista en Jaén”.
Carmen Juan
relaciona esta imagen con el ambiente de la familia de los Sardos y a
otra imagen de María Madre de Cagliari en la isla de Cerdeña,
lugar de nacimiento de esta familia italiana asentada en Alcalá, por
la deposición del Niño en el brazo derecho.
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