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miércoles, 16 de noviembre de 2016

BATMALA SE HACE AZAÑISTA

            BATMALA  SE HACE AZAÑISTA


Batmala comenzaba a  cuestionar la figura de Lerroux en sus relaciones con los socialistas y en los puntos de vistas diferentes con respecto al Estatuto de Cataluña y la Ley de Bases para la Reforma Agraria. Pues, desde que entraron a las Cortes estos dos proyectos de Ley en mayo, Lerroux se reunió con Azaña y le dio un ultimátum para que separara a  los socialistas  del gobierno porque, según su parecer, tenían secuestrada la Republica y el Parlamento. Tampoco, a una persona integra como él, le serían de su gusto las tácticas políticas que su líder nacional empleaba para desbancar a los socialistas y apoyar situaciones rocambolescas  como  las que,  posteriormente, la investigación  dio a conocer las conversaciones de Lerroux en el  complot con conspiradores contra la república, dirigido por  el general  Sanjurjo.  
Pero, como siempre acontece en la vida municipal,  los acontecimientos cotidianos sobrepasaban  con su premura las medidas oficiales que trataban de paliar los problemas diarios y acuciantes. Incluso, desbordaban las buenas intenciones de un político que dejaba hasta su hacienda a favor de la política social  En primer lugar, el camino de Cantera Blanca se había terminado, y Batmala era consciente de la crisis  que acontecía en todos los pueblos de la comarca. Al instante, ofreció sus recursos en el mes de mayo, lo que nunca habían hecho otros concejales en años anteriores[1] .

“Como la crisis obrera se ha de agudizar más en mes de mayo, por no haber labores, estarse terminado el camino de Cantera Blanca, con el fin de ayudar a la solución del problema, él y su hermana tiene un crédito de nueve mil pesetas contra el ayuntamiento, deducidos gastos, que quedan para el registro y demás., ponen el resto a disposición del ayuntamiento para dar solución a la crisis”.

El alcalde Frías era consciente de la lealtad de Pablo Batmala. Pero dudaba de los partidarios del partido Radical. Se encontraba cansado del acoso continuo  que recibía de los republicanos radicales. Pues parecía que, en el ámbito local, se calcaba la misma situación de acoso de los partidarios de Lerroux al gobierno de la República, principalmente a los socialistas. Como siempre, surgió la  gota que colmó el vaso.
 En esta labor de paliar con medidas de favor la crisis económica, el socialista Frías debió hacer un favor del cobro del impuesto de utilidades  a un constructor que en años anteriores había cedido parte de su pago de obras al ayuntamiento, con el fin de paliar la crisis del gremio de los albañiles. Sería cosa comentada por el pueblo, y el alcalde se encontró entre la espada y la pared, entre la burocracia y legalidad  administrativa y la legitimidad de defender una política social. Es el duro trance en el que se encuentran con frecuencia los alcaldes  progresistas. A Batmala se le habían presentado muchos casos parecidos durante su mandato de alcalde y consideraba que con estas medidas se beneficiaba a los ricos, pues los pobres pagaban siempre sus impuestos, mientras los ricos  siempre tenían evasivas para  pagarlos, porque no se hacían bien las estimaciones de los impuestos, y se consumían los plazos en aplazamientos que luego la superioridad siempre atendía. A ello respondió el alcalde que, como esto era un asunto extramunicipal, pues la hacienda competía al gobierno nacional, creía que debía tratarse en la Junta de Asociados y fuera del Ayuntamiento. Sin embargo la sesión subió de nivel, pues Batmala le reprochó que el ayuntamiento debiera preocuparse de las evasiones a través de las reclamaciones. Los hubo como Antonio Oria, le apostillaban que los funcionarios no cobraban por estos atrasos. Otros abundaron, que este sistema llevaría a que nadie pagaría, no beneficiaba a los pobres, sino a una parte de ellos, y Batmala, matizó, que estas medidas conllevarían descuadrar el presupuesto. Parecía, en opinión del alcalde, que aquello se había convertido era un voto de censura contra su alcaldía y presentó  de nuevo la dimisión. Como siempre, la intervención de Batmala fue providencial:
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“La exposición de un parecer de los señores concejales no envuelve censura alguna, y, si no a va a poder exponerse, porque el señor alcalde se moleste, uno va a estar cohibido y eso no debe  ser”.

            Sin embargo, Salvador Frías, un hombre, primario, visceral, tenía un alto sentido de la responsabilidad, en este caso,  de alcalde  y, tras un amplio consenso , de nuevo fue facultado, junto con Batmala a resolver la deuda contraída por la contribución rustica y urbana e hacer las gestiones en Jaén para resolverla, pues alcanzaba las 4.925 pesetas.
            Hasta el verano, se mezclaron las actividades. Se pasaba de asuntos de política regional a la cuestión  obrera  o, en otras ocasiones,  se mantenía el fervor republicano. Unos días después del incidente de la segunda dimisión, el cuatro de mayo Frías celebró una reunión con las fuerzas vivas de la localidad sobre el tema del regionalismo o autonomía de Andalucía. Y, un  día después, cambió de asunto y , estuvo en Valdepeñas, donde se reunió con los alcaldes de Valdepeñas, Castillo y Villares para emprender  medidas para  paliar la crisis del paro obrero, con el fin dé oponerse a la ley que vetaba la entrada de obreros de fuera de otros términos,  y que perjudicaba a los de Alcalá. A pesar de la poca acogida de la convocatoria, se sentía satisfecho, porque habían hecho un frente común todos los pueblos de la Sierra Sur contra esta ley gubernamental, y habían propuesto iniciativas como la prioridad de los hombres de la Sierra en las Obras públicas y en la fijación de un jornal único[2]. Incluso, tomaron algunas iniciativas contra los terrenos no cultivados, acudiendo a varias aldeas  para recabar información sobre tierras de laboreo forzoso[3], requisando trigo  para  afrontar la nueva situación de sequía  y llamando la inspección  de peritos que acudieron a la Hortichuela  y Charilla en e 20 de mayo  para visitar in situ los terrenos de laboreo forzoso junto con la Comisión de Policía Rural[4]. El seis de mayo,  los miembros de la corporación municipal, de nuevo, se reafirmaron en su  republicanismo  y colocaron una lápida en honor de Blasco Ibáñez en la calle dedicada a su persona.
Pero, otra vez, la política social se adelantaba a la oficialidad. Y, en este mes en Alcalá, surgió un incidente administrativo con la carretera de  enlace de Ermita Nueva y la Nacional  432 (denominada vecinal 110). Se sobrepasaron todos los proyectos, no coincidían  con la realidad  y no podían  admitirse las obras, pues el trazado se prolongó hasta el núcleo rural, de la Ciudad y  se enlazó de nuevo con la N.432 excediendo el presupuesto de la obra[5]. Todo eran problemas que no podían resolverse en los despachos ante la gran demanda social de trabajo.
Por el once de mayo, el alcalde recibió una comisión de obreros  parados, que solicitaban trabajo del ayuntamiento. Batmala compartía muchos momentos con el alcalde. Curiosamente, en este día  estaba presente en la reunión del ayuntamiento y, ante la pregunta de darles trabajo, hizo varias propuestas. Entre ellas, poner en marcha  varios proyectos e invertir el dinero de la décima del Paro Obrero, -que  gravaba a la contribución  rústica e industrial- y  lo presupuestado por el ayuntamiento.
Su postura  era de una colaboración sincera, y,  ante la propuesta el camino de Cantera Blanca,  previno a Salvador Frías, de que este camino no pasara la red del Estado. Pues en la Diputación se pagaban las subvenciones, pero en el otro organismo no sabía como respondería. Además compartió la postura de que los concejales de cada distrito  propusieran obras y se diera un trato equitativo a cada  zona de Alcalá y aldeas[6].




[1] AMAR: Acta Del 27 de abril de 1932.
[2] AMAR. Acta del 6 de mayo. Batmala ante alusión de las obras de caminos a la Diputación espetó que la competencia era de obras públicas.
[3] La visitas del alcalde fuero recogidas en el libro de Cuentas del Ayuntamiento de la siguiente manera: ocho d mayo, Grageras y Rábita;  requisa de trigo 13, de junio en Casería, en  Hortichuela, Santa Ana, Riberas, Mures, Ermita Nueva, Cantera Blanca y Valdegranada; 15 de junio visita del alcalde a Charilla; comisión de Policía Rural a la Pedriza 9 de junio y el jefe de Orden Público el mismo día Cortijo de las Ventanas; el 25 de mayo esta comisión a la Rábita e incautación de trigo a la Ribera, Hortichuela y Valdegranada.
[4] En el mes de marzo  y abril se hizo a Ribera Baja, Charilla
[5] APDJ. Acta del 25 de agosto de 1932.
[6] AMAR. Acta del once de mayo 1932.




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