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jueves, 17 de noviembre de 2016

CONSTITUCIONES SYNODALES HECHAS POR SU SEÑORÍA EL SEÑOR DON PEDRO DE MOYA, ABBAD DE ALCALÁ LA REAL, CAPELLÁN DE HONOR DE SU MAGESTAD Y DE SU CONSEJO, LETRADO DE CÁMARA DEL SERENÍSIMO SEÑOR CARDENAL INFANTE.

CONSTITUCIONES SYNODALES HECHAS POR SU SEÑORÍA EL SEÑOR DON PEDRO DE MOYA, ABBAD DE ALCALÁ LA REAL, CAPELLÁN DE HONOR DE SU MAGESTAD Y DE SU CONSEJO, LETRADO DE CÁMARA DEL SERENÍSIMO SEÑOR CARDENAL INFANTE.
Madrid, Marzo, 14 de 1626.
Impresas por Francisco Haylan en la imprenta de la Real Chancillería de Granada
Papel, compuesto de 146 folios, con cinco libros.
270 mm. X 190 mm.
Archivo Particular de la familia Tomás de Córdoba y Dolores Montijano.

Con el abad alcalaíno Moya, se celebró un nuevo sínodo en el que se aprobaron las constituciones que rigieron la Abadía hasta su extinción y recogieron las importantes innovaciones del Concilio de Trento. Por eso, su texto refleja un mensaje nítidamente pastoral para el clero y una claridad teológica muy distante de las anteriores constituciones del abad Juan de Ávila.
Las constituciones se abren con la portada del escudo del abad y una cartela en la que se recoge el título “CONSTITUCIONES SYNODALES HECHAS POR SU SEÑORÍA EL SEÑOR DON PEDRO DE MOYA, ABBAD DE ALCALÁ LA REAL, CAPELLÁN DE HONOR DE SU MAGESTAD Y DE SU CONSEJO, LETRADO DE CÁMARA DEL SERENÍSIMO SEÑOR CARDENAL INFANTE”. En las diversas partes del escudo se recogen elementos de los apellidos del abad, descendiente de los Arjona, Jamilena, Fernández, López de Moya y Jamilena.
Fueron impresas en los célebres talleres de Francisco de Heylan, ya que nos recuerda las bellas descripciones del reino de Granada en varios grabados conservados de los archivos granadinos. En los cuarteles del escudo, se recogen, tres fajas de azur, que lo suelen llevarla los Ponce de León, un castillo almenado, con su estandarte y una mano con arma y una ave, una encina en llamas, que puede hacer referencia a la hazaña de Juan de Arjona, y siete cabezas de moros, aludiendo alguna matanza en tiempos de la conquista y frontera.
El libro se compone de varias partes:el pago de la tasa con el testimonio de Juan de Villa Cevallos, en la que se valora cada ejemplar en cuatro maravedíes el pliego; la convocatoria del sínodo que tuvo lugar por el abad en 22 de mayo de 1623; La propuesta de constituciones el veintiséis del mes de junio; el juramento de los presentes; las acciones primera y segunda referentes a los días 26 y 27 de junio en las que se leyeron las constituciones; la relación de los prelados de la abadía; la tabla o índice y, por último, los cinco libros con sus correspondientes títulos y constituciones.
Hasta la proclamación de las Constituciones, la fiesta de la Inmaculada había recibido un fuerte impulso entre los teólogos españoles y con el apoyo real. De ahí que ya no quedara reservada a una fiesta propia del ciclo mariano sino que se celebraba con mayor solemnidad.
Aparece en el título IIII del Libro II de las Constituciones “ De feriis”, que establece, entre otras festividades, en las que la Iglesia debe honrar a Dios, la Virgen o los santos, el día ocho de diciembre, “ La fiesta de la Inmaculada Concepción de nuestra Señora Virgen María”.
El propio cabildo alcalaíno ya había celebrado varios actos relacionados con esta festividad y una cofradía de la Limpia Concepción era una realidad por estos años.







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