Sin embargo, ya no
andaba el gobierno local en sus mejores
condiciones, pues sólo contaba con pocos apoyos
entre los sectores locales. Por un lado, las demandas de los
jornaleros sobrepasaban los límites de
las posibles respuestas de cubrir
sus objetivos, y, por otro lado,
los patronos, labradores y campesinos comenzaron abiertamente a disentir de
todo tipo de medidas económicas, sobre todo, las referentes a las reformas
sociales que afectaban a la subida de
los salarios de los trabajadores y a la mejora de las condiciones laborales.
Además, pronto estos últimos comenzaron a formar un fuerte grupo opositor a
través de la Unión
Patronal , encabezada
por el propietario Juan de la Cruz Sánchez Cañete y López. Con motivo del informe preceptivo a la elaboración
de los presupuestos, estos eran sus
postulados:
“Al
examinar el presupuesto confeccionado para el venidero ejercicio económico que
ha de comenzar en primero de enero del año inmediato(...)hemos podido comprobar
el alza considerable e inesperada, que ya de rumor público conocíamos, que ha
experimentado la cifra sus gastos, sin que para atender a ellos se haya engrosado la de sus ingresos
ni cuente el Concejo con otros que el
inevitable y en esta ocasión oneroso en demasía aumento del repartimiento de
utilidades, principal y casi única fuente con la que en esta población se
atiende a los servicios que para seguridad, mejoramiento y recreo del
vecindario, tiene el ayuntamiento obligación de proporcionar(...)la situación
aflictiva de verdadera crisis y agobio económico porque atraviesan en los
momentos actuales la mayoría de los vecinos contribuyentes de este término municipal, en el que por no existir
como en otro de su importancia grandes capitalistas ni terratenientes la
mayoría, casi podría decirse la totalidad de sus contribuyentes atienden con no
pequeño esfuerzo y sacrificio al pago de los tributos, cada día más crecidos,
que al E
Ante el mal
cariz que tomaba la situación, el día doce de diciembre, el alcalde convocaba
un pleno, en el que acudió Batmala y se prolongó más de cuatro horas. Como
asunto más importante venía fijado dentro de los puntos del orden del día la solución a la crisis obrera. (Pues el paro
era general, entre albañiles, carpinteros, y la gente del campo, en el mes de
septiembre de 1931, se pudo paliar la situación con el reparo del cementerio de
la ciudad, y se colocaron a su frente los socialistas José López Esteo y José
Cambronero Espejo). Ahora se había agravado el paro y había que buscar muchas
soluciones en un clima no muy propicio a la colaboración entre los distintos
sectores. No obstante, para todos los
obreros, se buscaron fondos y obras y se dieron soluciones: a los albañiles se les encomendó
la tarea de restaurar el Palacio Abacial, a los carpinteros los muebles del
Juzgado, y a los campesinos, los más numerosos, se les propuso darles dinero y
ayudarlos con la
Cocina Económica.
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