La etapa primera de
aprendizaje de Juan de Aranda Abacial se
inició en el territorio abacial, donde ya comentamos: “La biografía del maestro de cantería
castillero Juan de Aranda Salazar se ha desarrollado por varios tratadistas
desde hace varios años. Desde sus participación como maestro de obras de la
diócesis de Jaén hasta sus primeros pasos en la ciudad de Alcalá la Real, que
comentamos recientemente con la participación en la obra de la Sacristía de la
Iglesia Mayor de la Mota, así como sus primeras obras en la ciudad de la Mota y
Córdoba[1].
Hasta 1634, que algunos autores lo entroncan a unas etapas de fuentes dudosas, cordobesa
y granadina, se ofrece a Juan de Aranda Salazar relacionado con obras en Madrid
de dudosa atribución o en Córdoba y Granada. Pero podemos manifestar que, por
los años treinta se declaraba el propio Arquitecto vecino del Castillo de
Locubín.
Resumimos con este artículo editado en la Semana
de Jaén [2]
“Con Juan de Aranda Salazar y sus
parientes más cercanos, se cierra la huella de esta familia de los Aranda.
Aquel aprendiz de su tío Ginés Martínez de Aranda pronto se le vio trabajando
con Luis González de Bailen, marido de su prima María de Aranda. Este
arquitecto prieguense y relacionado con la comarca de la Sierra Sur, ya
había ejercido desde 1613 con éxito su oficio en Cabra dirigiendo obras
privadas de personajes como las casas del doctor Jerónimo de Leyva ( una casa
señorial y actual Instituto Juan Eslava) ; públicas como la Cárcel de esta
ciudad (1619), varios puentes de molinos y de arroyos de la
Subbética como el de Lucena (1620) o el del Junquillo ¡1629); religiosas
como la ampliación de la casa del santuario del Virgen de la
Sierra; o trabajando en los mármoles del retablo de la catedral de Córdoba
(1620), también en el trascoro de la catedral de Sevilla; v, sobre
todo, compartió obras con Ginés Martínez de Aranda en la fase final de la
iglesia mayor de la Mota. Pues terminó, muerto Ginés en 1620, la cabecera de
este templo abacial donde se valió de la maestría del grupo de canteros
relacionados con su suegro. Es verdad que venía recomendado por su
protector y patrono el Duque de Sesa a las obras de la ciudad de Alcalá la
Real, donde la familia de este noble regentó la alcaldía en tiempos pasados, le
nombró tesorero ducal hasta 1637 y el propio Luís llegó a ocupar uno de los
regimientos del cabildo municipal en el quinto decenio del siglo XVII.
Estos dos arquitectos Ginés Martínez y Luis González
de Aranda serán, además de ser sus parientes, los mejores avalistas en la
formación profesional del joven cantero Juan de Aranda para encomendarle
algunas de sus obras y para prepararle como maestro mayor de obras. Juan de Aranda tuvo
sus primeros domicilio y vecindad en la villa natal del Castillo de Locubín,
donde se casó con Ana de Jerez en 1624, hija de los castilleros Francisco Ruiz
Cortecero y María de Jerez. Por la dote que incorporó a sus bienes, estos
ascendían a más de cien mil maravedíes y, como maestro formado, incluyó las trazas
del oficio de la cantería y herramientas que importaban unos 36 ducados, una
cifra inferior a la aportado por su futura esposa que lo doblaba en caudal de
bienes para iniciar la nueva hacienda matrimonial.
Su carrera profesional corrió como un auténtico relámpago,
porque ya trabajaba en igualdad de condiciones con los mejores canteros como el
asentador Damián López y sus primos en la terminación de la cabecera de la
iglesia abacial y el convento de las dominicas de Nuestra Señora de la
Encarnación de Alcalá la Real (1626). Este mismo año, subió un nuevo paso de su
escalafón social al recibir el título de familiar de la Santo Oficio de la
Inquisición en la ciudad de cordobesa Torres Cabrera, donde intervenía en
algunas obras. Y no es de extrañar que en 1627 se le nombre maestro mayor de
obras dela catedral de la Mequita de Córdoba. Mostraba una gran veteranía
porque, en poco tiempo, se ha especializado en muchos campos de la arquitectura
a la vera de los anteriores, maestros y asesorado de sabios canteros como Juan
Roldán, que le acompañaron en sus posteriores destinos. Este periodo está
jalonado de obras en Castillo y Alcalá, principalmente destacan la iglesia de
San Pedro de su tierra natal, el coro bajo de la iglesia mayor abacial, los
templos de los monasterios de la Encarnación, Consolación, y Rosario de Alcalá
Real. Varias obras de la fontanería entendida en su sentido más amplio como la
construcción del Lavadero Nuevo de Alcalá la Real y el puente del camino de
Alcaudete a Luque. Desde 1624 hasta 1634, se consideraba un periodo
oscuro de la vida artística de este maestro de la diócesis de Jaén, tan
estudiado y documentado a partir de la última fecha por muchos tratadistas.
Hoy, podemos confirmar y testimoniar casi todos los pasos de la primera etapa de
Juan de Aranda y refrendarlos por su madurez, ya que nació en 1590 según la
aportación documental de Rafael Galiano Puy. Sin lugar a dudas, se iniciaron,
en su tierra natal y abacial, su formación, su aprendizaje y sus primeros pasos
como contratante y maestro de obras. En junio de 1627 se le nombró maestro mayor del retablo a Juan de Aranda
Salazar, quien ya trabajaba desde la marcha del hermano Matías, y bajo su
dirección se terminaron las obras de piedra en mayo de 1629. Compartió su
dirección con la obra principal del cuerpo y cubierta de su iglesia bautismal,
y destacando además la capilla funeraria del capitán Martín de Artiaga, un
hidalgo que hizo capital en la guerra de la Alpujarra y se afincó en el
Castillo de Locubín por motivos matrimoniales, donde fundó el Hospital de la
Madre de Dios en cuya reforma también participo Juan de Aranda, Precisamente
esta fecha comenzó a contratar otras obras de monasterios y templos
alcalaínos con un discípulo Pedro del Portillo que le acompañará en
muchas obras de la diócesis de Jaén. Incluso, su prestigio profesional le valió
ser recomendado como maestro mayor de obras de la catedral de Granada en 1631.
En los dos últimos años de su estancia en la Sierra
Sur antes de marchar a Jaén, firmó varias obras de la iglesia Mayor de la Mota,
su coro y su chapitel de la torre de campanas. Su cantero fiel y favorito Juan
Roldán le allanó el camino para ser nombrado maestro mayor de obras de la
catedral de Jaén en 1634 unos meses antes de la llegada de Juan de
Aranda. En Jaén, Juan de Aranda amplió su familia con nuevos hijos y se
casó en segundas nupcias con doña Mayor de Mérida en 1647.
Ya aportamos en otra ocasión
a partir de 1627 la presencia y las trazas de las obras del cuerpo de la
iglesia de su pueblo natal[3]. Ahora de nuevos constamos
otros datos que constata su presencia en la obra desde 1630. Decíamos que tuvo
algunos problemas de financiación de la obra que se paliaron con la llegada de
nuevos censos. Pero, en esta última fecha, se encuentran varios documentos que
lo relacionan con el mayordomo de la iglesia el presbítero Juan Márquez.
Curiosamente, se declara maestro de cantería y vecino del Castillo de Locubín. Estos son:
- Una partida de 26 de
marzo de 1630 que pagaba el mayordomo Juan Márquez valorada
a Juan de Aranda, como maestro de cantería de la obra de la iglesia de
San Pedro y vecino del Castillo de Locubín en la cantidad de 16.30 maravedíes[4].
-Una partida de 16.030 maravedíes por diferentes
partidas a costa de la obra de la
iglesia de San Pedro, con fecha de 27 de julio, firmado por el mismo y
mayordomo.
-Otra partida de 947 reales
y tres cuartillos con fecha
del ocho de septiembre, en los que se
insiste en una partida requerida por el Juez Apostólico de 425 reales para la
obra de la Iglesia.[5]
-Otra partida de 4.450
maravedíes[6], como maestro de cantería
de la obra de la iglesia de San Pedro,
que le pagaba su mayordomo Juan Márquez, con fecha de 17 de marzo de 1631.
-Incliuso, una renuncia de una escritura de la compra de venta de una casa de la calle de San Pedro, que le vendió el presbítero Pedro del Pozo con fecha de 18 de febrero de 1632 ante Francisco Jordán.
-Incliuso, una renuncia de una escritura de la compra de venta de una casa de la calle de San Pedro, que le vendió el presbítero Pedro del Pozo con fecha de 18 de febrero de 1632 ante Francisco Jordán.
Por estos años, se
encuentra como un hombre de negocios, y
orgulloso de ser familiar del Santo Oficio de la Inquisición en Castillo de
Locubín, que invierte sus ingresos de las obras en tierras de la zona.
1631 le compró a Juan González, mujer de Bastián Izquierdo y a su hijo Juan
Izquierdo medio celemín de tierra con
arbolado de frutas en la Zarza[7]. A Bartolomé Colladom uina huerta en el Rio, lindera con vereda del molino y tierras de l convento de la Santísima Trinidad por 265 ducados en 25 de abril de 1632. Incluso, realiza varias operaciones de censo, junto con su esposa Ana de Jerez de 1.200 maravedís de
corrido, a favor de Bernabé de Alba y
Gaspar de Loja, carpintero, vecinos de
Alcalá la Real; y otro con Juan Galán de la Bella de cuatro aranzadas de viña en el Picacho u un rédito de mil maravedíes de rédito en 27 de febrero de 1632 (8]. Incluso arrendó a Martín
Sánchez Hidalgo una pieza de tierra en
las Ventas del Carrizal con su huerta, lindera con de Diego López de Sillo de juan de Villán[9]
LA CAPILLA DE MARTÍN
DE ARTIAGA EN LA IGLESIA DE SAN PEDRO.
Ya hemos escrito y lo
han hecho otros muchos sobre la fundación del Hospital de la Madre de Dios del
Castillo de Locubín[10]. Pero, en plenas obras de
la iglesia de San Pedro, se habían cambiado algunas cláusulas del testamento de
este hidalgo Martín de Artiaga. Por eso se acudió al abad don Pedo de Moya, que
dictó un decreto para restablecer la situación
la capilla, capellanía y hospital de la Madre de Dios. Dice así.
“Don Pedro de Moya, por la gracia de Dios y por la
Santa Sede Apostólica, Abad de Alcalá la Real del Consejo de Su majestad Nos ,
por quanto el capitán Martín de Artiaga, vecino y regidor que fue de la dicha ciudad de Alcalá la Real,
, fundó patronazgo de una capilla , hospital y capellanía, y la dicha capilla
fundó en la Iglesia del Señor San Pedro
del Castillo Locuvín, la qual se derribó, , por el nuevo edificio y fábrica de
la dicha Iglesia, y en ella se hiço otra de nuevo arco y sobre arco, a la mano
derecha del, Evangelio, fuera de la capilla Mayor, que hace forma de capilla ornacina,
y por otra parte de don Pedro de Pineda Lences, como deudo del capitán Martín
de Artiaga y que sucedió en el dicho patronazgo, nos pidió que en raçón de la
dicha capilla, la hagamos graçia del dicho arco, para que con él pueda tener su
retablo y altar y entierro, y que pagara a la fábrica de la dicha iglesia cien
ducados por la mejora del dicho arco, y sobre arco, y que se despache título en
forma. Por tanto en la mejor forma y vía que podemos y concedemos al dicho don
Pedro de Pineda Lences, y a sus sucesores en
el dicho patronazgo, la dicha capilla y arco y sobre arco, con obligación
que a de tener y tenga reparada y ornamentada a su costa y con toda decencia y
artes, y le concedemos al dicho don Pedro y a los dichos sucesores el jue dicendi
et sepelliendi , y si alguno fuera de ellos se enterrare, sea y se entienda
pagando a la fábrica de la dicha Iglesia los derechos acostumbrados de los entierros
como si se enterrara fuera de la dicha capilla en testimonio de lo qual le mandamos dar y dimos la
presente firmada de mi nombre y sellada
con nuestro sello y firma de nuestro secretario, en Madrid a seis días del mes
de noviembre de 1629. Firmado el abad de
Alcalá. Por mandato del Señor Abad. Fdo, Alonso de Cuevas.
De lo que se concluye
que se derribó la parte anterior de la iglesia vieja, y hubo que reformarla, y
que se había cumplido las clausulas testamentares, con la capilla y las
dedicaciones de misa en honor del capitán, y había que restituirlo. Por eso, el
mayordomo Juan Márquez, levantó una nueva escritura en la que manifestaba en 29
días del mismo mes de 1631, que había recibido del patrón Pedro de Pineda
Lences cien ducados para reformar y mejorar la dicha capilla de Martín de Artiaga. Y le concedió el título
de su posesión, siendo testigos Miguel García
Carrillo Cristóbal Jiménez, y Juan Díaz de Aranda[11].
Y la relación de Juan de
Aranda Salazar no se queda en este simple dato, sino que intervino en la obra
del propio Hospital de la Madre de Dios, el cual ya comentamos que había
realizado en la obra de albañilería su padre Francisco de Aranda[12].
Figuraba don
Pedro de Pineda Lences, como patrono del Hospital. El maestro de albañilería se
comprometía a "hacer una esquina,
lienzo de pared y portada de cantería que se entiende desde una raja que face
desde una pared junto a la esquina desde cara de la casa de Beatriz de Mesa;
todo el lienço de la calle faciendo la portada fasta lo encrecido
que llega a la tapiería, todo de piedra de cantería, bien labrada por fuera;
todo lo qual se obligó de facer el dicho Francisco de Aranda, a su costa,
puniendo todos los materiales por ochenta ducados que tiene concertados con el
dicho don Pedro de Pineda Lences, que por ello le a de dar la mitad
en el día que comience la dicha obra; y la otra mitad el día que quede
acabada".
-Y señalaba
específicamente las siguientes condiciones
-Primeramente
es condición que se a de derribar toda la pared desde la REja de la
calle (...) hasta lo encrecido de la calle real (...) a su costa y quitar
don Pedro la tierra que no fuere menester para la dicha obra a su cotas (sin)
todo lo derribado.
-Y es condición que el dicho Francisco de Aranda
ha de sacar y traer toda la piedra de cantería y los demás materiales
que fueran menester a su costa y facer toda la dicha esquina y lienço de
pared con su portada, como está dicho desde el suelo y fasta lo alto que fuere
menester, y asta poner una cornisa, y a de facer un tabernáculo para poner
a la Virgen a esta otra parte de la ventana, labrado de piedra
llana, y poner un escudo de piedra, que está fecho en el dicho Hospital,
a donde el dicho fuere; toda la parte de la cara de la calle de buena
piedra de cantería, bien labrada llana, y por dentro de piedra basta y
enlucido, Y a bista de oficiales bien fecho y acabado.
-Con las dichas
condiciones se obligó a facer la dicha obra por los dichos ochenta ducados y
acabarla de facer para el día de la Pasqua Florida primero que bendrá de este
presente año.
Si no lo
ficiere, el dicho Pedro de Aranda Lences podía buscar oficiales para acabarla y
ejecutarla, y apremiar a Francisco de Aranda por los dichos ochenta ducados por
los daños y con los intereses que ocasionare.
Por su parte Juan de Aranda Salazar se comprometió con el mismo patrón,
en 1631. Como maestro de cantería y vecino de la villa del Castillo de Locubín
“una pared de piedra de cantería en las casas del hospital de la Madre de Dios
de esta ciudad, de la qual es
patrono y administrador don Pedro de
Pineda Lences, vecino de esta villa, en la qual dicha pared es la que ay en el patio, las sustenta el cuarto de en medio de enfermería de los
ombres, la qual dicha pared se obligó a hacer en la forma y condiciones siguientes”. Con respecto a
la obra anterior se obligaba a “derribar
la dicha pared ya hasta superficie de tierra dejando apuntadas las
maderas que cargan en ella, ansi del tejado como de los suelos y lo demás necesario”. “ en la
restauración debían ceñirse a “ volver la a hacer y reedificar de mampuesto
de hacera s y mezcla de cal y arena
dejando en ella las puertas y ventanas que ay tienen ansi en lo bajo como en lo
alto de manera que los pilares de lo
alto , sin embargo se an de volver a hacer para recibir las maderas del tejado”, Concretizando
detalla “ que la esquina que labrada parte a
la escalera y el patio a de ser de sillería
labrada y resciva las maderas y
que tenga por la parte del patio de ancho hasta el primer suelo cinco quartas
de allí arriba, tres haciendo algunos
dentellones que traven la mampostería, y por la parte de de la escalera desde llevar el grueso , lo que tuviere la pared, que se le da de dar lo que
oy tiene y a de subir esta esquina de piedra
hasta el segundo suelo de la cámara, porque desde allí arriba an de yr los pilares
sólidos de yeso
Y concierta el presupuesto “para
todo lo qual le a de dar pedro de Pineda Lences, patrono del dicho hospital todos los materiales
necesarios ansi de maderas como de piedra, como sólo a de poner el dicho Juan
de Aranda las manos y herramientas,
con que se a de trabajar en la manifactura de la obra.
El compromiso de Juan de Aranda consistía en sacar y labrar la sillera
para esta esquina y sentarla, “sin embargo en traerla hasta el hospital era por
cuenta del patronazgo. También se obligaba al desescombro. También el
revoco, el jaharrar quedaba por mano del Hospital.
Para controlar la obra, se hacía a vista de oficiales y el inicio debía ser dentro de dos meses de la firma del contrato y acabada a fin del mes de septiembre del mismo año 1631. El concierto de dinero
era 700 reales (la mitad al comenzar la obra y la otra mitad conforme a la obra
se va ejecutando) [13]
[1] AHPJ.
Juan de Aranda Salazar. Nuevos datos. Bloggdehttps://pacomartinrosales.blogspot.com/2019/05/juan-de-aranda-salazarnuevos-datospppppp.html
[2]
DIARIO JAÉN LA SEMANA. DOMINGO 8 DE
ABRIL DE 2019. LA HUELLA DE LOS ARANDA (III). JUAN DE
ARANDA SALAZAR. EN JAÉN SEMANAL
[3] MARTÍN
ROSALES, Francisco. La iglesia de San Pedro, obra del famoso arquitecto
castillero Juan de Arana Salazar; la Iglesia en el siglo XVII. Pregón de
Fiestas y Feria del Castillo de Locubín .Ayuntamiento 1985.
[5] AHPJ. Legajo
5701. Folio 832. Francisco Jordán.
[6] AHPJ. Ibídem.
Francisco Jordán. 17 de marzo 1631.
[7] AHPJ. Francisco
Jordán 5702. 19 de abril de 1631.
[10]
VIERNES, 2 DE OCTUBRE DE 2015 MOISES
GALLARDO EL CAPITÁN MARTÍN DE ARTIAGA Y LA
FUNDACIÓN DEL HOSPITAL DE LA MADRE DE DIOS. http://castillodelocubinenlahistoria.blogspot.com/2015/10/el-capitan-martin-de-artiaga-y-la.html
[11] AHPJ.
Francisco Jordán. Legajo 4702. Folio sin numerar, Fecha 6 de noviembre de 1631.
[12]
EL HOSPITAL DE LA MADRE DE DIOS DEL CASTILLO DE LOCUBIN Y FRANCISCO DE
ARANDA Un documento del escribano castillero
Francisco Jordán, datado el 27 de octubre de 1617, ilustra de una fase
constructiva del Hospital de la Madre de Dios, fundado por el capitán Martín de
Artiaga a mediados del siglo XVI. Se realizan unas importantes obras por
Francisco de Aranda, que figuraba como albañil, hermano de Ginés Martínez de
Aranda y padre de Juan de Aranda Salazar. Fueron testigo por Francisco de
Aranda, que no sabía escribir, Diego Monte, Pedro González de Párraga y Pedro
de Córdoba, sin embargo don Pedro de Pineda Lences firmaba el documento
como el contratista; pues además ejercía como patrón de esta institución
a la hora de gestionar censos, memorias y fundaciones (María de Molina a cuatro
de enero de 1618, censo de 50 ducados). Se refiere en los siguientes términos:
[13] AHPJ.
Francisco Jordán. 29 de marzo de 1631
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