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domingo, 31 de mayo de 2020

CAPÍTULO XVII. BAJAN A LA PLAZA.



Pasaron por el simulado adarve y bajaron por la parte donde se encuentra un antiguo arco de ladrillo, de medio cañón, y bajo su bóveda,  un estanque o remojadero, probablemete que pudo ser usado de lagar o parar emojar el bacalao de las pescaderías. Se ilustran con la Gesta de Alcalá del poema del rey Alfonso, reproducido en un panel. Y contemplan varios paneles que finalizan con una reproducción  gra´fica del siglo XVI.  Entre lombardas y compartimentos de habitaciones de casas de hidalgos y salas bajas del palacio del alcaide. El guía le entrega una copia del poema a todos los presente. 




 
Al pisar el nuevo suelo pavimentado, el guía comenzó a hablar sobre la plaza. Adujo que hubo varias reformas tras los reyes Católicos y hasta su  abandono en el siglo XVIII.
-Tras la reforma del tercer decenio del siglo XVI, la plaza sufrió una importante remodelación, porque se derribaron muchos edificios, se explanaron los solares y se enterraron el palacio de los alcaides y varias casas adosadas-aludió el guía para acercar la plaza actual siglos anteriores.
- La más importante fue el derrumbe y escopetado del Palacio de los Alcaides, ocurrido en 1529, junto a la casa del alcaide Juan de Aranda y las de Madrigal entre otras -añadió el asesor.
-. Gracias a las recientes excavaciones con motivo de las obras de reconstrucción las murallas del Gabán 201 con fondos del Ministerio de Fomento y la empresa SITE, se ha puesto al descubierto la planta primera del palacio del alcalde y se conserva elevada hasta la mitad de su primer cuerpo.
-Debió ser la plaza el punto neurálgico de la ciudad de Aben Zayde.
-Parece que fue centro comercial, venta de esclavos,  y otros productos. Pero de la importancia de la plaza alta de Alcalá la Real ,-interrumpe el guía- destaca el gran número de pleitos que se entablan entre el cabildo municipal, los propietarios de casas y solares y los comerciantes porque comienzan a trasladar sus locales e instalarse a partir de la última puerta de la fortaleza. Hay muchos momentos con litigios y pleitos en la Chancillería de Granada y ejecutorias ganadas, como 1 en 573.
 - Lo que es evidente que  el nuevo solar del palacio de los alcaides  abrió un espacio abierto y se colocaron varios corredores, con tiendas en la parte superior y en la parte baja escritorios y a veces tiendas de boticas.
-En concreto, sabemos su fecha exacta en torno al año 1529, que se levantaron algunas tiendas en la Plaza Alta. Y se mandó por los señores que se tomasen prestados de la Cámara para acabar las tiendas que son cinco de la ciudad, Hasta mediados de siglo ofrecía un espacio no uniforme, repleto de escombros y materiales de derrumbe. Descárguensele más seiscientos sesenta Mrs. que pagó a Lope Garrido, obrero de esta ciudad, para limpiar la plaça alta de esta ciudad de quitar la piedra e tierra que estava junto a la Cárcel, como mostró por libranza de esta ciudad. Su fecha a once de julio de quinientos e quarenta e tres e mostró mandamiento. Además, se ampliaron las tiendas hasta llegar al número de nueve. Al mismo tiempo se trasladaron otras tiendas artesanales como las que elaboraban el jabón dejando su venta en la plaza.
-No veías ese arranque de pilares, son de los corredores. Pues se comenzaron a aumentar el número de tiendas y se comunicaron por una escalera de ingreso a los corredores a partir de los años cuarenta.
-En 1569, hay noticia de ocho tiendas y otros tantos escritorios de escribanos que eran de propios de la ciudad en la plaza desde la torre del aposento de la justicia hasta la torre de la cárcel, unas arrimadas a otras por una fianza para las honras de don Carlos e Isabel de Portugal 1569- apuntilla el asesor-.  Dos años más tarde se aumenta el número en otra nueva tienda. Continuamente se allanaba  e, incluso se enladrillaba el suelo de la plaza.
- Detallo,  con motivo de es fiestas y acontecimientos del 9 febrero de 1572 : más ochenta e seys mil e ochocientos e setenta y dos mrs y medio que pagó e se gastaron en allanar la plaça de esta ciudad y enladrillar parte de  ella y en las que se hizieron por el buen alumbramiento de la Reina Nuestra Señora del Príncipe Nuestro Señor y en lo que se gastó en esta manera los 15.913 mrs en allanar la plaza y enladrillar parte de ella que se entraron veinte jornales de maestros picapedreros a tres reales y medio que monstra ..”
-Y ¿de las torres?¿No hablamos?
- Las torres también  eran de propios del ayuntamiento, se reutilizaron con fines comerciales. Entre ellas, destacaba la tienda del Gabán como aposento de la Justicia.
Comprobaron que, esta primera reforma, a mediados de siglo XVI la plaza pública, era una realidad con los corredores y sus nueve tiendas, el cañuto y el gabán, las casas señoriales que encerraban la plaza, el hospital de los Monteses, la iglesia y la Casas de Cabildo y sus tiendas. Hasta 1574, se comunicaba el adarve entre la plaza y la muralla del trabuquete, porque no estaba levantada la nueva Casa de la Justicia   que fue una realidad por los años setenta. Sin embargo, les anunciaron que en 1598, ya se encontraban muchas casas abandonadas y destruidas como la de Francisco de Leyva. Las casas de su derredor no tenían buen drenaje ni un racional sistema de encauzamiento de aguas de los tejados, provocando con el recalado y la mala conducción de las aguas, la destrucción de paredes y muros. Con la pérdida del Gabán, en 1581, la plaza perdió un elemento primordial de configuración y defensa de su recinto defensivo. A partir de este momento, todas las remodelaciones sólo quedarán como un canto de cisne de aquella obra tan importante de la ingeniería fronteriza.
        
-Pero, hubo una segunda reforma.
- Es muy ilustrativa  esta  descripción del cabildo del de febrero de 1592- afirma con documentación el asesor- “ que  no hay más de una plaza, la qual de más de ser pequeña, la hazen muy desordenada los dos peçones y rincones de casas  que están salidos de ella, linde con casa de don Gonzalo de Valenzuela, y tienda de don  Francisco Fernández, de manera que no puede haber ni carrera ni fiesta de caballos, lo que causa no poderse ejercitar el dicho ejercicio de ordinario, como se haría quitando las dichas esquinas en largo hasta las casas de la Justicia , y por ancho en línea derecha de la pared de la Iglesia Mayor , entonces abría plaça que bastaría para fiesta y carrera y estaría con traça y adorno y daría mucha autoridad para la Iglesia Mayor, porque se descubriría la puerta principal, que sale a la dicha plaza. Por lo tanto se acuerda que se compre el sitio y edificio de estos dichos dos rincones y se derrumben por el dicho efecto y se labren tiendas que salgan a la plaça en el dicho puesto y con ellas pueda aver las que son necesarias para la conservación de esta Mota.
- Debía ser otra obra de envergadura y de desembolso  económico-interrumpe el jeque.

- Desde  principios de siglo XVII, era tan difícil la situación económica que la ciudad tan sólo desarrollaba las actividades y servicios fundamentales de la ciudad: el alcantarillado, el arreglo de calles, el abasto de la carnicería, el matadero, las fiestas ordinarias, el arreglo de las fuentes y, alguna que otra cosa excepcional, sin comprometerse en ninguna obra de envergadura. No obstante, destacaron algunas obras de importancia como la reparación de las torres y el Gabán, al mismo tiempo que los corredores de la plaza, por lo que significaba para la vida comercial y los fondos que se recibían del alquiler de las tiendas. Tan sólo, la remodelación de la plaza de la fortaleza de la Mota fue una obra de gran envergadura en 1600, con el fin de cambiar su aspecto estrecho y medieval en un espacio de amplias dimensiones por medio de la demolición de diversas casas de don Gonzalo de Gamboa y el Hospital de los Monteses” porque, con esto, quedará cuadrada suficiente en buena proporción así para la plaza de armas como para las fiestas”.

- Se buscaron recursos- comenta el asesor- a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, tuvo lugar esta segunda remodelación de la plaza,  y se arrendaron tierras destinadas anteriormente al impuesto de millones, según el acuerdo municipal de 23 de marzo de 1599 “ para el desempeño de la ciudad y ensanche de la plaça y se comete a los caballeros comisarios para que a todo asistan a señalar las dichas tierras conforme a la relación  y en  todo hagan las diligencias que  convienen que para todo se les da comisión   en forma que las  pagas  an de ser por los días de Santa María”. 

-Al no ser muy grande, ni llana, en 1599-interrumpe el guía- se compraron las casas valoradas en 600 ducados del licenciado Gamboa, miembro del Consejo de Felipe II, (a su vez adquiridas a Hernando de Padilla), dos pares de tiendas y la casa de María del Monte Isla, donde se albergaban los hospitales. En 1597 hubo que quitar varias   peñas que impedían la entrada al cabildo y  la Iglesia Mayor. Fue, en 1600, el momento de racionalizar el espacio mediante la ampliación de la plaza, con la destrucción de edificios, porque eran los obstáculos más importantes. Este cierre de la plaza se plasmó por la parte norte con la compra y el derrumbe de las casas y tiendas de Gonzalo de Gamboa y del Hospital de los Monteses o de San Bartolomé, pagados al abad los cuales se abrieron a principio del siglo XVII para hacer más abierta y amplía la plaza.Debio ser una operación de gran envergadura, pero  se necesitaba para esta plaza.  

-También, algunas casas hacían rinconeras y no le daban una forma equilibrada por sus líneas rectas de los lados, de ahí que hubo que derribar las casas adosadas a la Iglesia Mayor para hacer línea con su fachada Importaba mucho esta reforma porque había que cuidar de su adorno e pulicia (policía) de la plaza de esta ciudad, la qual está dentro de la fuerça della con privilegio de que no aya otra en esta ciudad por su conservación. Y en esta fecha se encontraba, además de ser muy pequeña, muy   desproporcionada sin parecer plaza y con el allanamiento de la plaza se sacaron sillares para los edificios públicos y casas particulares. También, al haber aumentado la población dentro de la fortaleza, este recinto abierto se había quedado angostado para las fiestas de la ciudad, concentración de tropas en las levas y reclutamiento, mercado abierto de la ciudad y, simplemente, como lugar de ocio y asueto. Por eso, se pensó que el lugar adecuado de ampliación era por la parte que se orientaba al oriente: porque con esto quedará cuadrada, suficiente en buena proporción para plaza de Armas como para fiestas. El guía se entusiasmaba con la plaza. Y aportó nuevos datos. En 1615, de nuevo se obligó a que volvieran todas las tiendas de la ciudad llana a la plaza de la Mota; por otra parte, las tiendas arruinadas se reformaran y se habitaran por todos los tenderos y mercaderes, ya que se habían ubicado en la nueva calle Real y otros lugares de la ciudad llana. Fue un intento baldío de ocupar las tiendas de la plaza baja y alta, las de la iglesia, la botica, la de la Mazmorra, las de la plaza alta de la Mota, la de la Escaleruela, las de las Entrepuertas, la del Postigo junto a la Puerta de la Imagen, las del Albaicín, en el adarvillo de Moya, junto al Pósito y junto a la Alhóndiga.
No obstante, a lo largo de estos dos siglos tras la conquista, varios edificios  dignificaron e hicieron emblemática la plaza de la ciudad:  la iglesia Mayor Abacial con todas sus dependencias e inmuebles anexos (sacristía, claustro, capilla del Deán, casa del sacristán…), las Casas de Cabildo o Ayuntamiento y las nuevas Casas de aposento de la Justicia con sus dependencias de la Cárcel Real, caballerizas y capilla de presos.
Cinco  años más tarde, a principios del siglo XVII, se terminaron los corredores, la plaza era el orgullo de la ciudad, que, por su estilo acogedor, rodeado de edificios de fachadas de cantería, tan importantes.

-Decían  muchos viajeros como una de las más bellas de Andalucía, hasta tal punto que siempre cuidaban por su ornato, limpiándola, allanándola y reconstruyendo las continuas ruinas que se provocaban en sus edificios.

-Y no solo era monumental, era la vida misma de la ciudad.- La consideraban el sitio donde se maquinaba el bien de la res publica en los días ordinarios de martes y viernes, se realizaba los negocios más importantes de los vecinos, se ejercía la justicia y la caridad con los presos y los pobres y servía de paso para los recintos espirituales. Desde antes de las siete de la mañana, los porteros, vestidos con ropas de terciopelo carmesí, preparaban las salas  del cabildo y de la audiencia, para que a las ocho de la mañana aquel recinto ya tuviera  vida,  pues  a esta hora acudían todos los martes y viernes a las casas de Cabildo los regidores y jurados junto con los oficiales del cabildo, los  dos porteros y el escribano de turno, rezaban y asistían a misa, oficiada por el capellán de la ciudad en un altar presidido por un retablo, obra del pintor Pedro Sardo, habilitándose la sala de cabildo con un altar y una mesita donde se colocaban las vinajeras.Después, se  reunían en la sala alta, donde  hacían propuestas, libraban gastos, recurrían acuerdos, debatían y exponían sus votos que no eran sino sus pareceres para que la Justicia los armonizase y, como  hombre de bien nombrado por la Corona, o, por así decirlo con términos de hoy,  de consenso, lograba el acuerdo final para ejecutarlos; inmediatamente se distribuían en grupos de dos y tres, lo que llamaban diputaciones y comisiones para cumplir con las tareas que se les habían adjudicado en el famoso cabildo de suertes.
-Como en toda España,- se reseró el asesor- el día del Corpus era muy esperado por los vecinos. No sólo, por las vísperas, sino por el jueves en el que se celebraba la fiesta y por su Octava. Salían de la Iglesia cuadrillas de gitanos cantando con castañuelas, ginebrinas, panderos y toda clase de instrumentos de percusión; después los diablillos, los danzantes, los Niños de la Iglesia como los seises sevillanos, todas las cofradías con sus imágenes y estandartes, el clero y el cabildo municipal. Y, al final, en esta plaza se colocaba la custodia y las andas en un tablado y a su lado en otro tablado, se subían recitantes que cantaban sonetos al Santísimo, actores que representaban pasos y autos.
 -No siempre, debió tener tanta vida. Pero debemos considerar que era el centro del comercio y mercado de la ciudad. -Allí se traficaba de todo, y, por eso, los regidores
 e hidalgos siempre se manifestaban en contra de cualquiera que comerciantes o artesano que montara su tienda en las afueras de la plaza y de la calle Real. Allí, los vecinos podían comprar una tela de tafetán de varios colores, seda importada o de los talleres alcalaínos, damascos, especies, frutas, y hortalizas, y, el pescado que le sobraba a los playeros tras su venta en los mesones, cosa que era muy perseguida e, incluso, abrieron la mano para que los pudieran traer cualquier vecino. El pescado era cecial, abadejo, toldo, sardinas y arenques.   Y se repetían los pleitos contras los comerciantes y tenderos que se bajaban sus tiendas o los que las colocaban fuera de la Mota 

-Lo podemos ratificar. Desde 1560  hasta los años treinta del siglo XVII sufre este recinto una importante transformación, Por una ejecutoria contra los oficiales que asistían en la Mota de 1560 desde la puerta de la Fortaleza hasta la Puerta Nueva”, entre ellos barberos, traperos, sastres, carpinteros, herreros, y herradores, odreros, torneros y otros y otros oficiales de cualquier oficios: carpinteros, tejedores y herradores.
- Hasta ahora no me ha hablado de población, ¿cuantos vecinos, habitantes o almas existían?

-Para hacernos una idea de la población, destacar que, en 1530, había en la ciudad 300 vecinos y 4 oficios; y en 1562, 3000 vecinos con 200 oficios y faltaban tiendas. -Me dice que faltaban tiendas.-En ese año sí,m, pero en la plaza se alzaban la  Cárcel, la  Audiencia, la Escuela y la feria de todos los días y otros vecinos con casas. 

-Avancemos un poco. Y contemplemos la  plaza en  1617.Descríbanosla.
-Se reconocen estos edificios de la ciudad  al recibir un censo de censo de María Fernández de la Blanca, se detallan  como  propios y añadimos los de la Iglesia y particulares: Casas de Cabildo, lindera con Iglesia Mayor en Plaza Alta y esta junto con  la capilla del Deán y casa del sacristán, las Casas  de la Justicia que  lindaban con la Cárcel y las murallas y calle de la antigua Encarnación, siete  tiendas encima de los corredores en la Plaza Alta 
( faltaban dos y  una capilla), 10 escritorios por bajo de los corredores. A todo se añadía algunas tiendas por la parte que daba a la calle frente a la iglesia. Esto dejando aparte las 5 tiendas en Plaza Baja y la Casas de mujeres extramuros y cortijos. 

- ¡Qué trajineo!-El bullicio rompía las normas y hubo que reglamentar aspectos muy singulares que pervivieron hasta hoy como la presencia de los trabajadores y jornaleros en la Plaza Alta para contratarlos de modo que no se pongan en la entrada de ella ni puerta para el paso de la gente-apostillaba el asesor- ”. O el hecho de que, al ensancharse la plaza se vendieran frutas ni pescados fuera, ni se vendan en Plaza Baja” porque se junta mucha gente y no hay paso” y obligaba a que se haga en Plaza Alta junto a casa doña María de Aranda “Pedro Fernández Alcaraz Ni tampoco se pueda vender desde la tienda de la Escaleruela arrimado a pared de Cabildo de esta ciudad, sino en Plaza Alta”.Continuaban dadndo datos . Y comentaron que en estos primeros decenio del siglo XVII, tan sólo  en 1613, se hicieron pequeñas obras como cortar peñas para abrir  el paso a la Iglesia Mayor y quitar un barranco que lo sirbía de echar inmundicias que alindaba a la plaça de esta ciudad y limpiar la plaça alta de ella que linda con la iglesia mayor atento a que ay munchas inmundicias y de suerte que tiene muncha yerba  y se eche una capa de arena y el mayordomo dé lo necesario con testimonio de este acuerdo y cédula de pedro Fernández Mazuela, regidor diputado de bastimentos , y ante se le pase en quenta.  A partir de 1638, comenzó el declive de la plaza de modo que el ayuntamiento alcalaíno requirió al corregidor Diego de Guzmán una provisión real para que se arreglaran los corredores, que se encontraban bastante deteriorados. Al mismo tiempo se solicitaba que los comerciantes subieran a la plaza de la fortaleza, porque muchas casas estaban caídas y maltratadas y se habían bajado los comerciantes al Llanillo. Y aunque hasta 1660 se arreglaron los corredores de la Plaza y los de las Casas de Cabildo para presenciar la lidia y   unos capeos y encontrarse maltrechos, dos años más tarde se encuentran en pleno deterioro tanto la escalera como y corredores de las Casas de Justicia. Y no es de extrañar que el beneficiado Francisco Méndez de Aranda solicitara ante el corregidor, y pidiera licencia “para llevar de las casas de la Mota, que eran de sus abuelos y que están detrás de los corrales de las Casas de Justicia y de otras de María Ramírez, en el Bahondillo lo que quisiere para reedificar sus casas que tiene en la Placeta de la Trinidad. O que se arreglaran los corredores, con un presupuesto que hizo el cantero Pedro Pérez en 1.000 ducados.Pero las Casas de la Justicia sufrieron grandes destrozos en un incendio en 1665 y se quemaron las chimeneas y parte del tejado. Y aunque todavía los actos oficiales como en 1666 se celebraron con motivo del alzamiento del Pendón por el rey Carlos II y se repararon las Casas de Justicia y Matadero. El declive era total, y, a principios del siglo XVIII, ya estaba deshabitada toda la fortaleza de la Mota, trasladado el comercio a la parte llana y se derrumbaron los corredores, casas del corregidor y la mayoría de los edificios.

-¡Quién podía imaginarse que era una de las plazas más bellas de Andalucía, en este retazo arqueológico!-dijo con rotundidad el jeque.-Pues lo era- le contestó el alcaide. Y mejoró mucho en tiempos de frontera y en el Renacimiento.-Alqo debierón intuir los señores de Banu Said.




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