EN EL ALCÁZAR
Salen por una pequeña puerta de un arco gótico rebajado a la ciudad fortificada. Jadean toadavía algunos por la dificultad de ascender una escalera muy pina. Y se topan con un suelo recién empedrado, que adentran por unas jambas de piedra a una pequeña plataforma, base de la anterior torre de antesala al Alcazar. Se sientan en un poyete, mientras quedan deslumbrados por todo el deerredor de la ciudad fortificada. Les señala el guía un panel en el que les situa en el barrio militar. Muy ufano, el cicerone invitaba a entrar al recinto de la alcazaba, que era el único lugar, restaurado recientemente por los alumnos de la Escuela Taller. Le manifestaba que, si la iglesia Abacial conseguía que cualquier el alcalaíno de pie se identificara con la Mota, no menos podría decirse de la alcazaba, pues este era el auténtico castillo, el qalat Banu Said, Astalir y Yashub. Se remonta a estos mactuales y les indica que, por los años setenta, canteros alcalaíno bajo la dirección del arquitecto don Luis Berges, habían llevado a cabo una señalada restauración, famoso este arquitecto jiennense, que logró el premio de Hispania Nostra con la reconstrucción de los Baños Árabes en Europa Nosta. Se sabía que se encontraban a su entrada un trabuquete y cañones, pero no quedan restos de sus armas defensivas. Tan sólo, por documentos de la época, concretamente en la esquina de la puerta de la fortaleza, estaba colocada una lombarda que protegía la ciudad de los ataques enemigos.
- ¿Qué era la lombarda? Interrumpió un miembro del gabinete del jeque.
-´Aquí la denominamos de este modo, pero en otros
lugares, responde al término de bombarda, un cañón de gran calibre que debió
utilizrse desde la llegada de los Reyes Católicos.
No había duda que todo el recinto se ofrecía como una recomposición de muchos tiempos anteriores, estilos y maestros de obras. En concreto, la La Torre de Homenaje era fruto de
varias reconstrucciones y la útlima se hizo en los años noventa del siglo XX por los alumnos de la Escuela
Taller, que abrieron la entrada, restauraron los arcos y las bóvedas de su pasadizo de entrada y de la
segunda planta, así como su techumbre. Una anterior fue la que tuvo lugar por la intervención del arquitecto
Luis Berges con la recuperación de la techumbre y una parte del flanco norte,
caido tras el terremoto de 1951. Pero, la más importante tuvo lugar en el siglo XVI, en el año 1588, cuando con
las penas de cámara el rey permitió su reedificación interviniendo Miguel de
Bolívar y Ginez Martínez de Aranda. Se le puso, en aquel tiempo, un talud a la bóveda, una pared qu
reforzaron los cimientos, se reconstruyeropn las esquinas, la techumbre, los
caños y las górgolas y, para guardarse de su altura, un antepecho de protección.
Anteriormente, se cubría con una guirnalda que rodeaba toda su parte superior
que le servía de guarda y proteción.
-Ah, alli se ven restos del matacán.
-Sí, si, majestuosos.
Junto al alcázar, por la zona del
poniente, se encontraban las casas de Pedro de Aranda Valdivia, siempre amenazadas por
la caída de las Torre del Homenaje, como
sucedió en el 1582. Al sur, las casas de Luis Méndez de Sotomayor. Cercanas estaban
también las casas de Cristóbal Gallego y Martín Sánchez, siempre a menazadas por
la ruina de la torre del Homenaje.
Entraron por el recodo de tripe arcada, dos arcos ojivales y otro de herradura, y con bóvedas de medio cañon de ladrillo, y otra de artesa de losetas de piedras, contemplando las marcas de cantería, lo que delataba una reforma en tiempos de frontera por los dibujos de estrellas nazaríes. Se dan cuenta que esta torre está compuesta de una primera planta de ingreso a la alcazaba, amacizada, por donde se entraba desde la ciudad militar y por otra puerta cegada, que era la entrada desde la barbacana del barrio del Albaicín. Desde esta planta, a través´de un postigo lateral se desciende por una escalera al pozo de la Conquista y al pasadizo recién descubierto y puesto en valor para su visita. Desde las casas anexas al Castillo. El acceso se hace a través de un pasadizo abovedado en recodo, cuya entrada viene marcada por varias ampliaciones, dos apuntados ojivales y en el centro de ella dos arcos de herradura, todos ellos de piedra que cubrían un pequeño espacio con una pequeña bóveda esquifada de ladrillo. Se forman tres tramos de pasaje, cubiertos con tres bóvedas: la primera cubierta con una bóveda apuntalada , donde se abre a célebre reja para impedir la entrada de los castillos y se apoya en las paredes a soga y tizón con hiladas de ladrillo que recuerda el sillarejo almorávide; la segunda se inicia con la bóeda esquifada y fue lugar de puesto de guardia en la Guerra Civil y de vela para los enterramientos en la posguerra, que es la originaria del primer castillo y la tercera una bóveda de medio cañón de ladrillo y mural de la época gótico-mudejar con numerosas marcas de cantería que comparte autoría con otros lugares de la ciudad fortificada, sobre todo por la zona de la cárcel. Toda la solería está reicente y completamente restraurada por los años noventa con imitaciones de opus spinatum o espinapel. Este tipo de entrada a la fortaleza fretne al primero que viene marcado por una barbacana, localiza temporalmente a castillo en los tiempos primeros del reino ziri de Granada y de los almorávides, estos últimos lo utilizaran en la alcazaba de Granada.En el patio de armas, se dirige el guía a todos, que formaban un círculo y les comenta:
-Componen el recinto la torre del
Homenaje, la de la Campana o de la Vela y otra torre que actualmente recibe el
nombre de Mocha.
-Pero, esta parece reciente.
-Es verdad, más abajo, ya desparecida, se encontraba una torre barbacana,
con una puerta de entrada que daba al barrio del Albaicín, junto a la casa del
artesano Miguel Muñoz herrero, que había hecho una mina que llegaba nada menos
hasta la torre del Homenaje y hubo que macisar para evitar el desprendimiento.
y a la que se accedía por una calle abierta en el 1580 sobre una pared que
levantó el alarife Juan Sánchez....Vayamos por partes, coménteme la torre del Hoemaje.
- Es la primera y se alza majestuosa, y, por sí misma,
define la alcazaba , erguida y encima de una imponente roca que ya fue orgullo
del Al ´Andalus. Para que comprueben el grosor de sus muros, por la parte de abajo
llegan a tener una anchura de ocho
varas, lo que es lo mismo que icasi 4´80 metros, que sirve para sostener una bóveda, que sufrió muchas
veces el empuje de las paredes y la techumbre su cubierta. Pasó muchas vicisitudes, de ser una pequeña torre califal a la actual, que se derrumbó en su parte alta en
1581, cuando aconteció lo del Gabán y derrumbando las casas cercanas de la
familia de los Aranda Valdivia y las cuevas y tiendas de Castañeda.
-Ese terremoto fue un desastre y ruina para la ciudad, según observo.
-Cayeron muchas murallas, y parte de esta torre. En muchos
documentos, comentan que esta bóveda se cimentaba sobre un aljibe. Los maestros
de cantería de Málaga, Miguel de Vegara, y de Granada, Ambrosio de Vico
emitieron informes, para los canteros alcalaínos Miguel de Bolívar y Alonso
Martínez de Tudela la reconstruyeran
elevando el muro por encima de la bóveda y colocando un antepecho de de
tres cuartas de ancho y cinco de alto, que sustituyó a la guirnalda.
-Como es
lógico, para prevenir mayores desgracias, debieron llevar a cabo una labor de ingeniería.
-A las cuevas que estaban en sus
cimientos, las macizaron, llenando de lescombros, priedras, de ahí que cuando
se limpiaron se encontraron en su mayoría materiaes l de derribo.
-¿Estuvo habitado?
-Este recinto estuvo
habitado y exisitieron casas en su interior, tal como se pudo comprobar enl los
cimientos de las excavaciones de la Plaza de Armas.
-¿Y siempre tuvo estas dimensiones y composición?
-Siempre, en medio de las tres torres, se
enontraba esta plaza de armas. Pero no ofrecía la misma estructura este espacio comno actualmente se observa, es fruto
de la remodelación de la Escuela Taller de Recuperación del Patrionio Histórico Artístico, en la que,
tras la excavación arqueológica, se descubrieron, junto a la muralla del flanco
de la torre Mocha los cimientos de las
casas adosadas y un pozo, que comunicaba
con el exterior y en su fondo.
-¿Qué guardaba?
.Aparecieron restos de platos, vajillas
y desechos de la última época musulmana y cristiana, los puede visitar en la primera sala de la Torre de la Campana.
-¿Jugó gran ipapel esta Plaza?
-. En sus primeros tiempos, se
encontraba una plaza llana donde se realizaban los actos de homenaje al alcaide
y la proclamación de los reyes.
.-No tiene comparación con las de ciudades en Cortes o en la ciudad que el propio rey era proclamado ante la ciudad.
-Pero, según me indica se se celebraban en todas las ciudades.
-Eran las llamadas fiestas extraordinarias. Mantiene algunos elementos de anteriores fiestas como el anuncio por el correo del Presidente de Castilla o el del Consejo de Estado, la posterior Carta Real y el acatamiento del cabildo de la invitación a las fiestas. Su acto más importante es el alzamiento del pendón y la proclamación del nuevo rey por el pueblo. Para ello, al principio, se celebran en la plaza del castillo de la Mota, donde se aderezan sus puertas, se engalana la plaza y se levanta un tablado. El alférez mayor de la ciudad prepara el estandarte en su casa, donde lo guarda, y prepara las distintas ceremonias con dos diputados del cabildo. A pesar del carácter festivo, la ceremonia suele tener dos elementos definitorios: las exequias fúnebres por el rey fallecido, que nos referiremos en otro apartado y el acto de la proclamación. En las casas del ayuntamiento se coloca bajo dosel la efigie del rey, protegido por dos soldados de guardia- alabarderos, de milicia, y de los regimientos de alojamiento-. A la casa del alférez mayor acude la tropa de la ciudad, generalmente, una compañía de soldados o el regimiento alojado para acompañar el pendón junto con la comitiva de todos los miembros del cabildo- oficiales, regidores y jurados y corregidor- y el abad de la ciudad, montados a caballo, ricamente adornados para dicho día. Se inicia un desfile hasta las casas de cabildo donde colocan el pendón por la mañana temprano. A las diez de la mañana, el corregidor de la ciudad entrega el estandarte al alférez mayor o al regidor más antiguo y se forma una comitiva, que encabezan los porteros , cubiertos de ropas carmesí, y siguen los oficiales-escribanos, jurados, y regidores- hasta el corregidor que la preside, tutelando el pendón real, que se dirige a la iglesia mayor abacial. Allí, los recibe el abad mayor con todo el cabildo eclesiástico, y que, sentado en su sitial y vestido con pontifical, bendice el pendón. Tras el regreso a las casas de cabildo, el señor corregidor y el alférez mayor, protegidos por los reyes de armas, de lo que van vestidos los porteros, y refrendados por dos escribanos, se asoman al balcón del ayuntamiento- por cierto, en este siglo XVII, ya no se encuentra en la fortaleza de la Mota, sino en casas arrendadas y, posteriormente, en la actuales casas capitulares.
-Todo muy bien regiuladdo.Pero, no me ha dicho nada sobre el acto en esta plaza. Amplíamelo.
-El ceremonial de su proclamación ante el pueblo se repite de una manera inamovible. Los reyes de armas se dirigen al pueblo para pedir silencio con estas palabras:
-Atended, atended, atended.
-Silencio.
A continuación el regidor más antiguo, exclama:
-Castilla, por el rey (valga Felipe V), que por siempre viva.
Repetido en tres ocasiones y contestado por la muchedumbre:
-Viva.
La muchedumbre se arremolina en torno al estrado, porque el regidor más antiguo suele repartir monedas de plata y reales de vellón.
Después, se traslada la comitiva al castillo de la Mota con el mismo orden- porteros con mazas, escribanos del cabildo, jurados con el alcalde mayor, regidores, y en la parte final, el corregidor y el alcalde mayor con el estandarte. Allí lo espera el capitán de milicias, formando filas con los arcabuces, y manteniendo el orden de la plaza del ayuntamiento, se dirigen al castillo que tiene las puertas cerradas, donde se encuentra el capitán, que pregunta:
-¿Quién llama?
-El rey Felipe V. Contesta el alférez.
- No conozco sino a Carlos II, que me ha puesto en este sitio. Le contesta el alcaide de la fortaleza.
- Abra, alcaide, a Felipe V, Nuestro Señor Rey de España, que Carlos II ya es muerto y pasado de esta presente vida. Le contesta el alférez.
-En fe de esa palabra y , dándomelo por testimonio, abriré dicha puerta.
Al decir estas palabras, se abren las puertas del castillo y entra todo el cabildo y la ciudad en el patio, donde se queda con su alcalde mayor y un escribano del ayuntamiento. El corregidor y alférez mayor con el estandarte, y acompañados de los reyes de armas y dos escribanos suben a la torre, desde donde se divisa toda la ciudad. Hacen arbolada del estandarte y los reyes de armas repiten los gritos de la plaza, pidiendo silencio, proclamando al rey y siendo correspondidos con los vivas de la gente. En este momento, las chirimías y arcabuceros lanzas sus sones militares y las salvas de honor en hacimiento de gracias.
Vuelve la ciudad a formar las filas referidas, encaminándose hacia la plaza, precedida de la compañía de la milicia, y sube a la casas de Justicia, donde residen el corregidor, allí suben al balcón el corregidor, los reyes de armas y el alférez mayor con el estandarte, desde donde se hacen las mismas aclamaciones y el alférez mayor arroja monedas al pueblo en nombre de su majestad. Vuelve a las casas de Cabildo y colocan el estandarte bajo el dosel, flanqueándolo con un cuerpo de guardia de la compañía de milicia con la orden de que se mantengan hasta que se ponga el sol.
-Muy colorista la escena.
Posteriormente, la plaza de armas se
convirtió en un recinto pequeño, con
casas edificadas en su inerior hasta el año 1591, - probablemente las que se
dencontraron en las excavaciones-cuando sus piedras se reutilizaron para las
casas de la Justicia. Finalmente, ofrecieron otra vez un rellano, donde
acudían los regidores y el cabildo en el acto de proclamación de los reyes. En
tiempos de la invasión francesa, se utilizaron como herrería de armas, con su forja
en el centro, para acabar en un corral de
ovejas hasta mediados del siglo XX. La Mota era una auténtica dehesa. Actualmente ofrecen tres pisos,
donde se celebraban los festivales de agosto, con empedrado de hojarasca y
geométrico simulando el empedrado basto granadino.
Delante de las tres torres, existía
una torre barbacana que se cayó por el año 1580 y que obligó a macizar todas
las demás torres, pues los vecinos del Albaicín horadaban la roca hasta llegar
debajo de ellas y producienndo la caída de una parte del tajo, como puede contemplarse
en el hueco que va desde el adarve hasta la Torre Mocha. En esta torre, también
había una puerta de la fortaleza, la de la Barbacana, junto a ella, la casa de
Miguel Muñoz, herrero que había hecho nada menos que una mina de 24 metros en
la roca, sobre la que se apoyaba la fortaleza y era objeto de informes conínuos
pues amenzaba ruina. Pues por, las ordenanzas, las casas no podían estar ni
debajo ni en lo alto de la muralla. Este flanco no puede considerarse como es
actualmente, sino que a través de un adarve comunicaba la murallla del
Trabuquete con la alcazaba y con una torre barbacana; en su parte final se
hallaba a un lado la casa del alcaide don Pedro de Pineda, y comunicaba con la
barbacana, que se hallaba muy malatratada en 1574; más adelante estaba la
casa de Pedro de Aranda Valdivia, que caía en su parte interior a la fortaleza,
practicamente hubo que levantar el muro y limpiarlo totalmente. Años después
este muro se destruyó.
Aquel recinto ofrecía una lección de historia, que no olvidaba los tiempos de guerra. El guía le ofreció un regalo a cada uno de los acompañanres, que se llevaran para sus casas en sus bolsillos los bolaños que se amontonaban a la entrada del arco del pasadizo del recodo. Se rieron y quedaron en adentrarse a las dependencias. El jeque no daba pistas de las últimas intenciones de la visita.
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