CAMINO DE LA
MABHARAT Y LA LEYENDA DEL CRISTO DE LA PIEDRA
En la puerta del edificio municipal, suben en un
pequeño microbús, recién adquirido por una empresa de la localidad, y de allí
se dirigen hasta la plaza de Juan Vázquez Mesía, llamada de Carmen Juan Lovera.
Paran el automóvil junto a un viejo muro de manpostería. Le señalan la mahbarat al jeque un arqueólogo . Entre malezas , el guía les muestra en un
corral de una antigua casa abandonada del siglo XIX, los cimientos
excavados, a través de los cuales se perciben unas tumbas que contorneaban a un cuerpo humano sin más
tallado que la apertura en la roca del cuerpo y la cabeza, no simulando en modo alguno
estructuras antropomórficas. Un acompañante del jeque aclara, de inmediato, a las que
solían servir de enterramiento en su cultura árabe, donde en las aldeas y los pueblos, suelen
realizarse en las rondas de los caminos, Incluso, un pequeño estanque, compuesto de ladrillos. servía de fuente de abluciones. Interrumpe un asesor del jeque:
-En este pueblo, hubo un santo con nombre de Muza, que interpretaba los textos de nuestro Corán.
-No debía estar muy alejado de este recino y, hasta los enterraamientos pueden corresponder a sus discípulos que acudían a la enseñanza y práctica islámicas.
-Lo he recogido del murciano Ibn Arabi, Muza luego emigró a Fez, y estaba entroncado con una famosa familia almohade de Granada.
-Ahora recuerdo. También tuvo un hijo, Abd Alladh que se entregó a la santidad desde los primeros años de su vida, se sabía de memoria, de punta a rabo el Libro de Dios. Era un santo de verdad, no pecó nunca, y siempre se dedicó a la penitencia.
El guía alcalaíno asiente con la cabeza todos los datos sobre la posibilidad de que aqui se encontrara aquel morabito, mientras les
dice que, en este caso, probablemente, fue la parte confluyente del que venía del reino de
Jaén y de otros pequeños que rodeaba el arrabal viejo, enlazando el camino de Granada con el de Córdoba y el
de Jaén. Aquí se encontraban la carrera vieja y a ella bajaba una calle con el nombre de la Zubia, que había recogido su denominación de un antiguo morabito, que se trasnformó en una casa de trinitarios, y luego monasterio de monjas de la misma orden. Además le añade que no sólo había tumbas en este lugar concentrado que
los arqueólogos llamaron mahbarat relacionándolo con la
iglesia que después se edificó sobre él,
a saber, el monasterio de la Trinidad, sino que le manifiesta que en algunas
casas del barrio de san Juan, el primero que se edificó tras la conquista de
Granada, han aparecido tumbas similares, en las calles, y en la casa de un vecino, reciente fallecido, había nada menos que dos, cerca del barrio de san Blas.
Le impresionan a los visitantes la pobreza de aquel
recinto y deploran que no se encuentre vallado y recuperado, pues
probablemente en sus cimientos se descubran la portada del zaguán y los muros del antiguo convento de la Trinidad, tan majestuoso. Y preguntan sobre la historia del convento, que
todavía conserva en unos de los laterales el escudo de la orden trinitaria. El guía que viene preparado saca sus papeles. Y comienza a explayarse. Se han hecho siempre referencias sobre la posibilidad de que en el monasterio de la Santísima Trinidad de Alcalá la Real, se compartieran los edificios con frailes en la parte antigua, y, en el nuevo edificio, se dedicara a las monjas del convento de Nuestra Señora de los Remedios. Comenté por escrito una vez que " fue fundado en 1528, según Diego Espinosa de los Monteros, por Cristóbal Gallego, escribano de la ciudad, con el permiso y licencia del abad don Juan de Ávila y según las crónicas,[parece que al principio era de carácter mixto y fue regido por el prior fray Juan de Castañeda. Fueron sus monjas fundadoras María de Arrabal, María de Montiel y Aldonza de Rivas, hermana de Francisco Vallejo Rivas, que fue patrona y abadesa del citado convento. Estaba situado a extramuros de la ciudad fortificada de la Mota, en la expansión del Arrabal Nuevo junto al barrio de San Juan". Pero, no todos los investigadores están de acuerdo con la fecha de fundación del convento y, además, cuestionan su composición aludiendo a su carácter mixto en sus primeros tiempos. Para ello se atienen a los documentos del AMAR y Carmen Juan afirma rotundamente " en espera de que estas bula puede ser localizada ( se refiere a una bula del papa Sixto IV sobre la primera fundación del convento) damos a conocer hoy datos de nuestro AMAR, que certifican la existencia del convento de la Trinidad antes del año 1528 y que, por lo tanto, el dato aportado por el historiador de la Abadía [ Agustín Garrido Espinosa de los Monteros , de que fue fundado ese año por Cristóbal Gallego no es exacto". Pues estaban sujetas a la corrección, visita y obediencia del provincial y sus vicarios.
Avanzaron por el entorno. Y se sçdetuvieron junto a una cruz de hierro. Precisamente en este recinto de esta cruz de lo que
los cristianos llamamos Vía Crucis, se
alzaba un pedestal con Cristo de Piedra, que dio lugar a la
leyenda del Cristo de la Piedra.
-Dos cosas nos ijnteresa, primero que no entendemos el Vía Crucis y, segundo, nos
interesan las leyendas, por lo que pudieran transmitirse las culturas unas de
otras. Cuéntanosla, aunque sea un recurso algo infantil.
-El Vía Crucis se puso de moda en muchas ciudades
fuera de las iglesias en sitios que simulaban
o creían que era parecido al
monte Calvario, para que los devotos lo rezaran, consistente en una
serie de cruces y pequeños humilladeros o capillas, con escenas de la Pasión
de Cristo. Antes que en Alcalá , se levantara el del cerro de las Cruces o
Calvario, en un barrio más debajo de las murallas y cuesta de la puerta de
Granada o Cambrón, hubo un Calvario, que fue realizado por la cofradía de la Limpia
Concepción, a instancias de Pedro Rodrigo, que amojonó cada una de las
estaciones entre dicha cuesta y la cruz de san Pedro.
-Y de la Leyenda del Cristo de la Piedra, ¿qué me dices?.
-Cuentan que llegó a Alcalá la Real un soldado cautivo
que había sido liberado de las mazmorras de Granada e informó al cabildo
municipal sobre una expedición que iba a trasladar a la princesa Fátima, pretendida por el wasir
de Tetuán hasta tierra africanas.
Encontrándose por aquel tiempo en la
fortaleza el conde de Tendilla, partió
con sus huestes hacia Pinos Puente, donde toparon con la comitiva de la
princesa, que fue raptada junto con otros tres musulmanes. Se la llevaron a la
fortaleza de la Mota, donde fue el
motivo de atracción de la mayoría de los caballeros de la ciudad. Días más tarde,
llegaron varios emisarios de Granada proponiendo un intercambio de prisioneros
para rescatar a Fátima. Los alcalaínos no querían dejar marchar tan bella
mujer, pero, al fin, cedieron a las
peticiones. Antes de soltarla, acordaron celebrar una fiesta de sarao para despedirla en la torre
del Homenaje de la fortaleza de la Mota, ofrecida por el alcaide don Pedro
Fernández de Aranda.
En medio de la danza, dos caballeros,
Cristóbal Gallego y Juan de Aranda,
alcalaínos porfiaron por bailar
con la princesa. Y llegaron a las manos hasta tal punto que se retaron en un
duelo en la Cruz del Cristo de la Piedra, una cruz levantada como voto de
acción de acción de gracias antes de la toma de la Mota.
Acudieron al lugar, y comenzaron a batirse con sus espadas.
En medio del silencio de la noche, se escuchó una voz lúgubre como si
proviniera de ultratumba. Al principio, no le hicieron mucho caso y mantuvieron, tan sólo, las armas en alto.
Ante el apagón del farol de la Cruz del Cristo de la Piedra y la tercera
repetición del mismo sonido, la última en forma lastimera acompañada de un
fuerte trueno como si provinieran de la cara del Cristo, dejaron, al instante,
de luchar y volvieron a la fortaleza. A
la mañana siguiente, acompañaron a la comitiva de Fátima junto a la corte del reino nazarí. Tras su
regreso, se trajeron los cincuenta cautivos prisiones y se celebró una misa de laúdes, en la que juraron
no volver a pelear entre ellos. Cristóbal Gallego juró y perjuró no combatir más y levantó un
monasterio trinitario para rescate de cautivos; y, por su parte, Juan de Aranda
acompañó a los Reyes Católicos para culminar la conquista de Granada luchando
por implantar la fe cristiana en todo el
territorio nacional.
POR LA CALLE CABA Y LA LEYENDA DEL
CAPITÁN FELÓN
A través de las escalinatas, un arco de medio punto rebajado, trasladado de
la portada de una casa del siglo XVI, los adentra a una recién construida calle o camino, de suelo de losetas
apaisadas de piedra caliza. A través de
unas escalinatas, podemos llegar a la Puerta del Arrabal, por donde podemos paasar ala barrio de santo Domingo.
Abierta al tercer cinturón de la muralla, se levantaba cercana a ella una
torrecilla y corría un adarve, que
conectaba con el pasadizo subterráneo. Junto a ella, estuvo por algún tiempo,
la Casa del Peso de la HARINA, allá por los últimos años del siglo XVI. Muy cerca, la callejuela de Santo Domingo.
LA ALHÓNDIGA
Fuera de las
murallas, todo este recinto actual comprendía el arrabal nuevo que conectaba
con la iglesia de san Francisco y san Sebastián, lo que eran las afueras de la
ciudad, y, más o menos, el entorno
de la antigua calle Caba, el Rastro, y
la de los Mesones, a donde los arrieros
se veían obligados a parar antes de emprender la marcha a otros lugares para
ser controlados en sus cargas de aceite y de vino. Los mesoneros abrían desde
las primeras horas de la mañana y tenían
en sus hospederías alojamiento para mercaderes y arrieros, al mismo tiempo que,
en sus patios, disponían de algunas
caballerizas donde se alojaban las bestiass. Entre los mesones, destacaba uno
de ellos, la Casa de la Mancebía, propia del cabildo municipal y diseñada por Martín de Bolivar, que se trasladó desde la fortaleza de la Mota
a esta calle en 1568, porque comenzaba a
no ser muy bien visto que, cerca de la Iglesia Mayor, estuviera nada menos que
la casa de las mujeres del mundo, como las nombraban, curiosamente una importante fuente de
ingresos municipales que el cabildo municipal no quería perder y tenía dicho servicio en
arrendamiento.Estaba situado cerca del pozo, que recibía el nombre de pozo de
la Mancebía en 1574. Ahora nos puede extrañar que, en la España católica,
apostólica y romana, hayan existido esas casas en manos del cabildo
municipal., pero, en tiempos de los Reyes Católicos y Austrias, era , como decían
entre ellos cosa muy necesaria e,
incluso, tardaron las autoridades civiles a prohibir que las mujeres ejerceran
la prostitución, incluso hasta 1576, se
ganaban la vida fuera de la casa de
mancebía. A ella se entraba por una puerta de la ciudad, que llamaban de la
Mancebía, probablemente, sean los restos de un arco que se insinua antes de la
de las lanzas. .
La calle Cava, a las afueras de la
muralla, era de las más importante, pues viviían algunos clérigos en el siglo
XVI, como los bachilleres Lópe Montijano y Jiménez, este último daba a la
muralla por uno de los portillos que se cayeron y se ha recompuesto en años posteriores. Cercana estaba la calle de Marinieves que revolvía con la puerta del
Arrabal-. Y un callejón con nom,bre de Leyenda, la del capitán Felón.
-Cuenta, cuenta.....
-Existía
un callejón de Nombre del Maldito con una leyenda muy tétrica. Esta hacía
referencia a la pena de muerte, que se
había aplicado a un capitán felón en
aquella calleja, donde, de noche, su voz solía escucharse ya entrada la oscuridad y, en concreto, a una
aparición de su alma el día de los Difuntos suplicando clemencia y misas
de de difunto y oraciones por él (
cuenta que le aplicaron la pena, porque desveló los pasadizos y sitios secretos
a los musulmanes). Cerca de la muralla que daba al Pósito de la ciudad, se
encontraba la calle Cava, y más abajo la del Cristo de la Piedra. En este lugar
o calle, se dieron dos leyendas.
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