Bajaron de
la azotea de la torre de la Campana, y se dirigieron a la Torres del
Homenaje.
- ¿Esta de Los pedregales es la única torre que comunicaba señales?
-No, las había más. En el Cerro de la izquierda, la de Gibralquite. Otros
la llaman Guadalquite.
-Otros arabismos.
-Más bien términos mozárabes- apostilla el asesor un filólogo.
-Y la de la cima de la Cañada de Membrillo, me parece que de esta solo
queda las primeras hileras de la cimentación.
-Ni eso- contexto otro guía- y la de Gibralquite en medio cilindro de
su cuerpo se ha conservado. Controlaban una ruta muy importante, el camino
de los playeros, los que venían de la Costa.
Entran a la Sala de Homenaje por un pequeño
pasillo bajo un un arco rústico, más bien un dintel con orejuelas, se
sorprenden de la escalera muy empinada y oscura que sube a la azotea, y se
cercioran desde arriba. Por otra portezuela adintelada, se
adentran a la segunda planta que alberga Sala del Homenaje, lugar
emblemático y legendario, donde debe el nombre al acto de pleitesía a los
representantes de la Corona, en este caso a los alcaides de la fortaleza.
-Me suena el alcaide, nuestro caid, juez y gobernador.
-Sí, el alcaide es una institución de frontera, que fue concedida al
ayuntamiento alcalaíno por el rey Alfonso XI tras la conquista de agosto de
1541. El rey nombró a muchos de sus compañeros de guerra de tierras
del Sur, el conde Cabra, los señores Fernández de Córdoba, el Condestable Laicas
de Iranzo. Y estos , a su ves, lo delegaban en tenientes, muchos de ellos caballeros
de la ciudad, los Cabrera, Aranda, Narváez, Valenzuela.
Se fijan en las vitrinas con los cuatro personajes de paz y guerra, la
rampa y los aljibes de revestimiento de ladrillo y bóveda de medio cañón. Y les
sorprende la cubrición, no queda nada de un artesonado anterior. Pues se
cubre esta gran sala con una bóveda esquifada de ocho paños sobre trompas.
Alberga la muestra museística del mundo militar de frontera con los cuatro
expositores de personajes que resumen la paz, el mundo del pacto, el comercio,
el intercambio y de las buenas relaciones entre cristianos mediante el
alfaqueque castellano y alwayal musulmán), y la guerra ( el alcaide castellano
y el adalid que rememora la figura del Pascual Sánchez que fue personaje
esencia en desvelar los secretos de la conquista de la fortaleza) junto con una
serie de paneles y pantallas en donde se proyectan aspectos y personajes de la
vida militar: ejército, tipo de batallas y algaradas, la figura del alcaide y armas
e instrumentos de asalto. El suelo actualmente enlosado cubre dos estancias
abovedadas de ladrillo, donde llegaba el al agua de la lluvia a través de
varias canalizaciones. Dos grandes ventanales, una ojival y otro alargada con
arco rebajado de medio punto, dan a este recinto oscuro: a través de una
rampa se accede al poyete de la ventana alargada que tamiza la luz que proviene
del mediodía y permite desde la altura contemplar la trama urbana de la
ciudad fortificada, así como la primera planta de las mansiones de los descendientes
de los hidalgo; por otro de medio punto apuntado que abre las vistas a la parte
oriental, desde su rellano se convierte en un excelente mirador se contempla la
ciudad renacentista que se extendió tras la conquista de Granada por los Reyes
Católicos.
Se sienta toda la comitiva en un banco corrido y con la espaldera de la
rampa. Y escuchan historias de los Banu Said, de tiempos almohades y, sobre
todo, de las correrías entre cristianos musulmanes. Sale a colación los
cantos de los violeros, que recogían canciones de amor y villancicos; no se
olvidan de los romances. Y, el jeque se interesa por los que se conservan.
-A veces, las denominaciones de las palabras ofrecen cierta dificultad para
reconocer parajes que cambiaron su nombre a lo largo de la historia-le dice el
guía-. Este el caso de la palabra Guéscar, que dio lugar a Huéscar y siempre se
relacionó con tierras granadinas.
-Nadie duda de la relevancia histórica de esta ciudad en tiempos anteriores
sobre el comercio de la lana, donde acudían los mercaderes italianos
antes de exportarla a países extranjeros para lavar todos los cargamentos que
habían negociado en otras tierras de los pueblos andaluces- interrumpe el otro
guía.
-Pero, lo que nadie se esperaba consistía en que las tierras linderas de la
Sierra Sur se denominaran como la población norteña de alcalaína. Por eso no
nos extraña que el célebre romance fronterizo de Caballeros de Alcalá,
peones de Colomera, se celebrara por este paraje y fuera citado con este
nombre de Huéscar, el que abunda en muchos documentos del siglo XVI a la hora
de establecer contratos de tierras, hazas, molinos y huertas entre
vecinos.
-Otro arabismo.
Claro que sí. Era frecuente que incluso este término se rectificara por los
filólogos y los convirtieran con el parecido de la provincia onubense. Así
interpretaban esta estrofa: Caballeros de Moclín,
/peones de Colomera, /entrado había en acuerdo, en su aconsejada negra, /a los
campos de Alcalá/donde irían a hacer presa. /Allá la van a hacer, /a esos
molinos de Huelva. Y nadie se explicaban cómo podía resolver la distancia
estos caballeros de otros tiempos medievales.
- Se hace alusión a la fuente de Huéscar y a este entorno
molinero, que se extiende desde la Ribera Baja al cerro de la Jineta.
El guía se extiende en la ruta que de Alcalá se dirigía Huéscar y lo enlaza
con el romance. Desde la ciudad de la Mota, se accede a esta zona por la
calle Utrillo, un antiguo camino que se conocía por este
topónimo arabista. Por el paraje natural de los Llanos, seguía este camino de
los molinos de Huéscar, y conducía a los arrieros con una reata de mulos, asnos
y acémilas que transportaban el trigo hacia los molinos del río de las Riberas
y lo devolvían hecho harina por el mismo itinerario. Pasaba por la parte alta
de la Fuente Rey, cerca de la Fuensomera, (actual urbanización de segunda
vivienda de la Fuente Rey), y la cueva argárica y manantial, siguiendo por
el haza de las viñas, Humilladero, calles de la Escuela, Nuestra Abuela Santa
Ana y por la calle del Arroyillo, se baja en la
actualidad hacia el cortijo de la Cuesta. Se otea el polígono
de los Llanos de Mazuelos (las industrias son realidad), tierras del Salograr,
y el lugar histórico de la escaramuza de la Cabeza del Molino y Cerro
Colorado.
Para llegar a Huéscar, se avanza por una cuesta y vaguada de las
faldas y laderas de estos cerros dejando, a la parte izquierda, las tierras de
Villarreal y, en la parte trasera, la Media Naranja hasta alcanzar la Ribera
Baja, por el molino de Abajo y las antiguas tierras de Huéscar que recuerdan a
esta zona molinera. Si se desciende por la carretera se llega a la fuente,
donde el romance aparece sobre una lápida y se conserva parte de fuente y
lavadero. Si se toma la ruta del camino junto al río Frailes, Velillos y
Huéscar o Riberas, tras pasar un puente, se sube a las Casas Nuevas, y, al
bajar, se llega a La Tahona, en medio de una tierra de concesiones del rey a
los conquistadores Cabrera, Aranda, Palomino, Cerrato y Ra A su derredor
molinero, los restos del caz, el cubo y los arcos de salida, recuerdan que
aquella tierra era de canciones de molineros como. Que vengo de moler,
moler, /de los molinos de enfrente, y hablo con la molinera, /y su marido lo
consiente. O los de las riberas junto al cortijo Cerrato. Que
vengo de moler, moler/ de los molinos de abajo, /y hablo con la molinera,
no me cobra los trabajos. O los de la zona de Frailes y los del Cubo,
Cabrera y cortijo de la Encarnación. Que vengo de moler, moler, de
los molinos de arriba, /y hablo con la molinera, y no me cobra las
maquilas.
Pero, sobre todo, en
estas tierras resuenan los versos del romance antes comentado, por ser un lugar
muy propicio a venganza entre vecinos. No nos extraña que se cantara: Derrocaban
los molinos, /derramaban la cibera, /prendían lo molineros, /cuantos hay en la
ribera. /Ahí les hablara un viejo/que era discreto en la
guerra.
El jeque se da cuenta
de que esta ciudad de Alcalá la Real, era un enclave estratégico fundamental
para expediciones bélicas o mercantiles. Ha sido un lugar propicio, desde
tiempos remotos, en el origen y desarrollo los temas de los
romances.
-Ser “llave, guarda y
defendimiento de los reinos de Castilla”, y “puerta del reino de Granada”, como
se ha mencionado en muchos documentos, daba lugar a distintas y
variadas pugnas fronterizas, que después el trovero y el juglar de turno,
difundían en otros lugares, para ganarse el favor de sus señores, amigos.
-Y, como es lógico,
estos romances fronterizos tienen un otra representación en el famoso “Mañanita
de San Juan”. No ha pervivido oralmente entre los vecinos de Alcalá, pero ha
trascendido en el ámbito nacional por el gusto de la maurofilia, tan frecuente
entre los lectores desde el siglo XVI.
Para su
comprensión el guía realiza una digresión histórica. Este romance se
contextualiza en la Castilla de la minoría de edad de Juan II y el ascenso al
trono de su tío el infante don Fernando. Para imponer su autoridad, emprendió
una serie de campañas contra el rey Muahamad VII infiltrándose en el reino
de Granada. Este le devolvió el acoso con una serie de operaciones
que llegaron hasta Jaén. Ya, en el trono granadino, su hijo Yosef se
preocupó de hacer las paces, ala mismo tiempo que se servía de los buenos
oficios de su visir y suegro Monfarrach para mantener en orden la tropa y la
ciudad granadina bajo su autoridad. En medio de un ambiente de turbios
presagios, la situación a veces se aliviaba con alguna fiesta. Así lo reflejaba
este poema que ronda un día de finales de septiembre de 1410, aunque hace
referencia a la mañana de San Juan por motivos estilísticos y probablemente
para darle similitud a la pascua de Asur con las fiestas cristianas de San
Juan. Y, tras contar los datos, se lanza a recitarlo.
La mAñana de San Juan
Al tiempo que
alboreaba
Gran fiesta hacen los
moros
Por la vega de
Granada
-La fiesta fue
interrumpida porque se anunció la caida de Antequera en manos del infante don
Fernando el 28 de septiembre con la muerte de mil quinientos defensores ante
dos mil soldados castellano- interrumpe el otro guía.
dando voces
vino un moro
con la cara
ensangrentada:
Con tu licencia, el
rey,
Te diré una nueva
mala:
El infante don
Fernando
Tiene Anteqiuera
ganada,
Muchos moros deja
muertos,
Yo soy que mejor
librara.
-Pero Yusuf reaccionó-
de nuevo interrumpió el otro guía- inmediatamente, armando las tropas y
queriendo castigar al enemigo. Tomó la ruta de Moclín y emprendió una
escaramuza hasta Alcalá para reafirmar el prestigio entre los suyos, tal como
lo escribe el romance.
Con tal nueva el rey
La cara se le
demudaba:
Manda juntar las
trompetas,
Que toquen todas al
arma,
Manda juntar a los
suyos,
Hace muy gran
cabalgada,
Ya las puertas de
Alcalá
Que la Real se
llamaba,
Çlos
cristianos y los moros
Una escaramuza traban.
. .........
Con la victoria los
moros
Van la vuelta de
Granada
A grandes voces
decían:
-¡La victoria ya es cobrada!
Una salva de los presentes refrenó el buen recitado de los guías. que habían porfiado
en un ditirambo, no de pastores, sino de algarradas pasadas.
-Subamos a la azotea, a contemplar los dominios de los almohades, y las
tierras castellanas de frontera.
Subieron las empinadas escaleras. Y se recrearon de esta hermosa panorámica
en la azotea a cielo abierto. No había
mejor ángulo para ratificar lo visto en anteriores miradores, Pero no querían
adelantar nuevas partes de la visita.
-Qué grandes dominios poseía Abe4n Zayde- el alcalde alcalaíno frunció el
rostro, y le respondió: - y que buena conquista hizo el rey Alfonso. Un
silencio se hizo en las alturas, mientras divisaban las nieves de Sierra
Nevada, en un día claro, que no impedía ni la vista del castillo de Moclín, la frontera
granadina castellana y la Parapanda.
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