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domingo, 17 de mayo de 2020

CAPÍTULO OCTAVO. LA TORRE DEL HOMENAJE.



Bajaron de la azotea de la torre de la Campana, y se dirigieron a la Torres del Homenaje. 










Se accede a esta segunda planta a través de una escalinata  al aire libre del patio de Armas y escaleras cubiertas de la segunda planta de la torre de la Campana que conducen a un adarve, interrumpido con una torre cuadrada y mocha, que oculta un depósito de agua fabricado dentro de la muralla en los años ochenta del siglo XX.  Se detienen en el mirador de esta pequeña torre albarrana. Tras el parapeto, contemplaron hacia el oriente la Martina, los Llanos, y el barrio del Calvario de la Ciudad. A occidente, quedaba bajo sus pies el barrio militar a medio camino de excavaciones recientes y terreno raso, donde puede percibirse las amplias casas de los hidalgos y caballeros alcalaínos que ostentaron los principales cargos militares, así como algunos viales que desembocaban en la  Calancha y Despeñacaballos. Patios castellanos se muestran rodeados de cuerpos de casas, que se llamaban palacios; bajo su primer piso se abren bodegas, pozos ciegos, lagares y cuadras. Algunos restos de las primeras plantas, con diversas salas y cuartos, en las que se alojaba la familia, pequeña cocina, patio central, despensas, escalera para bajar a la bodega, vestíbulos, caballerizas. El suelo denota empedrados de piedra ígnea, de cantos de tinajas, yeso prensado, roca pura, losas y losetas. Las cámaras y los cuartos en las plantas superiores pueden imaginarse a los que contemplan este damero de la ciudad militar. Al fondo la Cañada del Membrillos dirige la vista al Portillo de las carretas y a los caminos de la Hortichuela, así como a los Pedregales con su torre musulmana. Un monte, entre olivar y vetas de mundo mediterráneo de encinar, adorna una pantalla natural con telón de un cielo azul sin nubes. El jeque que se entusiasmó con las torres preguntó sobre el sistema de comunicación.
- ¿Esta de Los pedregales es la única torre que comunicaba señales?
-No, las había más. En el Cerro de la izquierda, la de Gibralquite. Otros la llaman Guadalquite.
-Otros arabismos.
-Más bien términos mozárabes- apostilla el asesor un filólogo. 
-Y la de la cima de la Cañada de Membrillo, me parece que de esta solo queda las primeras hileras de la cimentación. 
-Ni eso- contexto otro guía- y la de Gibralquite en medio cilindro de su cuerpo se ha conservado. Controlaban una ruta muy importante, el camino de los playeros, los que venían de la Costa. 
        Entran a la Sala de Homenaje por un pequeño pasillo bajo un un arco rústico, más bien un dintel con orejuelas, se sorprenden de la escalera muy empinada y oscura que sube a la azotea, y se cercioran desde arriba.   Por otra portezuela adintelada,  se adentran a la segunda planta que alberga  Sala del Homenaje, lugar emblemático y legendario, donde debe el nombre al acto de pleitesía a los representantes de la Corona, en este caso a los alcaides de la fortaleza.
-Me suena el alcaide, nuestro caid, juez y gobernador.
-Sí, el alcaide es una institución de frontera, que fue concedida al ayuntamiento alcalaíno por el rey Alfonso XI tras la conquista de agosto de 1541.  El rey nombró a muchos de sus compañeros de guerra de tierras del Sur, el conde Cabra, los señores Fernández de Córdoba, el Condestable Laicas de Iranzo. Y estos , a su ves, lo delegaban en tenientes, muchos de ellos caballeros de la ciudad, los Cabrera, Aranda, Narváez, Valenzuela.
Se fijan en las vitrinas con los cuatro personajes de paz y guerra, la rampa y los aljibes de revestimiento de ladrillo y bóveda de medio cañón. Y les sorprende la cubrición, no queda nada de un artesonado anterior. Pues se cubre esta gran sala con una bóveda esquifada de ocho paños sobre trompas. Alberga la muestra museística del mundo militar de frontera con los cuatro expositores de personajes que resumen la paz, el mundo del pacto, el comercio, el intercambio y de las buenas relaciones entre cristianos mediante el  alfaqueque castellano  y alwayal musulmán), y la guerra ( el alcaide castellano y el adalid que rememora la figura del Pascual Sánchez que fue personaje esencia en desvelar los secretos de la conquista de la fortaleza) junto con una serie de paneles y pantallas en donde se proyectan aspectos y personajes de la vida militar: ejército, tipo de batallas y algaradas, la figura del alcaide y armas e instrumentos de asalto. El suelo actualmente enlosado cubre dos estancias abovedadas de ladrillo, donde llegaba  el al agua de la lluvia a través de varias canalizaciones. Dos grandes ventanales, una ojival y otro alargada con arco rebajado de medio punto,  dan a este recinto oscuro: a través de una rampa se accede al poyete de la ventana alargada que tamiza la luz que proviene del mediodía y  permite desde la altura contemplar la trama urbana de la ciudad fortificada, así como la primera planta de las mansiones de los descendientes de los hidalgo; por otro de medio punto apuntado que abre las vistas a la parte oriental, desde su rellano se convierte en un excelente mirador se contempla la ciudad renacentista que se extendió tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos. 
Se sienta toda la comitiva en un banco corrido y con la espaldera de la rampa. Y escuchan historias de los Banu Said, de tiempos almohades y, sobre todo, de las correrías entre cristianos musulmanes. Sale a colación los cantos de los violeros, que recogían canciones de amor y villancicos; no se olvidan de los romances. Y, el jeque se interesa por los que se conservan. 
-A veces, las denominaciones de las palabras ofrecen cierta dificultad para reconocer parajes que cambiaron su nombre a lo largo de la historia-le dice el guía-. Este el caso de la palabra Guéscar, que dio lugar a Huéscar y siempre se relacionó con tierras granadinas. 
-Nadie duda de la relevancia histórica de esta ciudad en tiempos anteriores sobre el   comercio de la lana, donde acudían los mercaderes italianos antes de exportarla a países extranjeros para lavar todos los cargamentos que habían negociado en otras tierras de los pueblos andaluces- interrumpe el otro guía.
-Pero, lo que nadie se esperaba consistía en que las tierras linderas de la Sierra Sur se denominaran como la población norteña de alcalaína. Por eso no nos extraña que el célebre romance fronterizo de Caballeros de Alcalá, peones de Colomera, se celebrara por este paraje y fuera citado con este nombre de Huéscar, el que abunda en muchos documentos del siglo XVI a la hora de establecer contratos de tierras, hazas, molinos y huertas entre vecinos. 
-Otro arabismo.
Claro que sí. Era frecuente que incluso este término se rectificara por los filólogos y los convirtieran con el parecido de la provincia onubense. Así interpretaban esta estrofa: Caballeros de Moclín, /peones de Colomera, /entrado había en acuerdo, en su aconsejada negra, /a los campos de Alcalá/donde irían a hacer presa. /Allá la van a hacer, /a esos molinos de Huelva. Y nadie se explicaban cómo podía resolver la distancia estos caballeros de otros tiempos medievales.
  - Se hace alusión a la fuente de Huéscar y a este entorno molinero, que se extiende desde la Ribera Baja al cerro de la Jineta.
El guía se extiende en la ruta que de Alcalá se dirigía Huéscar y lo enlaza con el romance.  Desde la ciudad de la Mota, se accede a esta zona por la calle Utrillo, un antiguo camino que se conocía   por este topónimo arabista. Por el paraje natural de los Llanos, seguía este camino de los molinos de Huéscar, y conducía a los arrieros con una reata de mulos, asnos y acémilas que transportaban el trigo hacia los molinos del río de las Riberas y lo devolvían hecho harina por el mismo itinerario. Pasaba por la parte alta de la Fuente Rey, cerca de la Fuensomera, (actual urbanización de segunda vivienda de la Fuente Rey), y la cueva argárica y manantial, siguiendo por el haza de las viñas, Humilladero, calles de la Escuela, Nuestra Abuela Santa Ana y por la calle del Arroyillo, se baja en la actualidad   hacia el cortijo de la Cuesta. Se otea el polígono de los Llanos de Mazuelos (las industrias son realidad), tierras del Salograr, y el lugar histórico de la escaramuza de la Cabeza del Molino y Cerro Colorado.
Para llegar a Huéscar, se avanza por una cuesta y vaguada de las faldas y laderas de estos cerros dejando, a la parte izquierda, las tierras de Villarreal y, en la parte trasera, la Media Naranja hasta alcanzar la Ribera Baja, por el molino de Abajo y las antiguas tierras de Huéscar que recuerdan a esta zona molinera. Si se desciende por la carretera se llega a la fuente, donde el romance aparece sobre una lápida y se conserva parte de fuente y lavadero. Si se toma la ruta del camino junto al río Frailes, Velillos y Huéscar o Riberas, tras pasar un puente, se sube a las Casas Nuevas, y, al bajar, se llega a La Tahona, en medio de una tierra de concesiones del rey a los conquistadores Cabrera, Aranda, Palomino, Cerrato y Ra A su derredor molinero, los restos del caz, el cubo y los arcos de salida, recuerdan que aquella tierra era de canciones de molineros como. Que vengo de moler, moler, /de los molinos de enfrente, y hablo con la molinera, /y su marido lo consiente.  O los de las riberas junto al cortijo Cerrato. Que vengo de moler, moler/ de los molinos de abajo, /y hablo con la molinera, no me cobra los trabajos. O los de la zona de Frailes y los del Cubo, Cabrera y cortijo de la Encarnación. Que vengo de moler, moler, de los molinos de arriba, /y hablo con la molinera, y no me cobra las maquilas.
Pero, sobre todo, en estas tierras resuenan los versos del romance antes comentado, por ser un lugar muy propicio a venganza entre vecinos. No nos extraña que se cantaraDerrocaban los molinos, /derramaban la cibera, /prendían lo molineros, /cuantos hay en la ribera. /Ahí les hablara un viejo/que era discreto en la guerra.


El jeque se da cuenta de que esta ciudad de Alcalá la Real, era un enclave estratégico fundamental para expediciones bélicas o mercantiles. Ha sido un lugar propicio, desde tiempos remotos, en el origen y desarrollo  los temas de los romances. 
-Ser “llave, guarda y defendimiento de los reinos de Castilla”, y “puerta del reino de Granada”, como se ha  mencionado en muchos documentos, daba lugar a distintas y variadas pugnas fronterizas, que después el trovero y el juglar de turno, difundían en otros lugares, para ganarse el favor de sus señores, amigos.
-Y, como es lógico, estos romances fronterizos tienen un otra representación en el famoso “Mañanita de San Juan”. No ha pervivido oralmente entre los vecinos de Alcalá, pero ha trascendido en el ámbito nacional por el gusto de la maurofilia, tan frecuente entre los lectores desde  el siglo XVI.

Para su comprensión el guía realiza una digresión histórica. Este romance se contextualiza en la Castilla de la minoría de edad de Juan II y el ascenso al trono de su tío el infante don Fernando. Para imponer su autoridad, emprendió una serie de campañas contra el rey Muahamad VII infiltrándose en el reino de Granada. Este le devolvió el  acoso con una serie de operaciones que llegaron hasta Jaén. Ya, en el trono granadino, su hijo Yosef se preocupó de hacer las paces, ala mismo tiempo que se servía de los buenos oficios de su visir y suegro Monfarrach para mantener en orden la tropa y la ciudad granadina bajo su autoridad. En medio de un ambiente de turbios presagios, la situación a veces se aliviaba con alguna fiesta. Así lo reflejaba este poema que ronda un día de finales de septiembre de 1410, aunque hace referencia a la mañana de San Juan por motivos estilísticos y probablemente para darle similitud a la pascua de Asur con las fiestas cristianas de San Juan. Y, tras contar los datos, se lanza a recitarlo.

La mAñana de San Juan

Al tiempo que alboreaba

Gran fiesta hacen los moros

Por la vega de Granada  

-La fiesta fue interrumpida porque se anunció la caida de Antequera en manos del infante don Fernando el 28 de septiembre con la muerte de mil quinientos defensores ante dos mil soldados castellano- interrumpe el otro guía.

dando voces vino un moro

con la cara ensangrentada:

Con tu licencia, el rey,

Te diré una nueva mala:

El infante don Fernando

Tiene  Anteqiuera ganada,

Muchos moros deja muertos,

Yo soy que mejor librara.

-Pero Yusuf reaccionó- de nuevo interrumpió el otro guía- inmediatamente, armando las tropas y queriendo castigar al enemigo. Tomó la ruta de Moclín y emprendió una escaramuza hasta Alcalá para reafirmar el prestigio entre los suyos, tal como lo escribe el romance.

Con tal nueva el rey

La cara se le demudaba:

Manda juntar las trompetas,

Que toquen todas al arma,

Manda juntar a los suyos,

Hace muy gran cabalgada,

Ya las puertas de Alcalá

Que la Real se llamaba,

Çlos cristianos  y los moros

Una escaramuza traban.

.           .........

Con la victoria los moros

Van la vuelta de Granada

A grandes voces decían:


-¡La victoria ya es cobrada!

Una salva de los presentes refrenó  el buen recitado de los guías. que habían porfiado en un ditirambo, no de pastores, sino de algarradas pasadas.
-Subamos a la azotea, a contemplar los dominios de los almohades, y las tierras castellanas de frontera. 
Subieron las empinadas escaleras. Y se recrearon de esta hermosa panorámica en la  azotea a cielo abierto. No había mejor ángulo para ratificar lo visto en anteriores miradores, Pero no querían adelantar nuevas partes de la visita. 
-Qué grandes dominios poseía Abe4n Zayde- el alcalde alcalaíno frunció el rostro, y le respondió: - y que buena conquista hizo el rey Alfonso. Un silencio se hizo en las alturas, mientras divisaban las nieves de Sierra Nevada, en un día claro, que no impedía ni la vista del castillo de Moclín, la frontera granadina castellana y la Parapanda.

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