ACABÓ EL VERANO Y
COMIENZA EL OTOÑO
Añadir leyenda |
Por
doquier se perciben el desasosiego y el malestar popular por la falta de
estabilidad que supone la ausencia de un
gobierno estable, y por estar gobernados por un gobierno provisional sin posibilidad de dar respuesta
a muchos asuntos, sin ataduras de ser controlado y con la incertidumbre del futuro del país. Nunca debía ser una
carga civil participar en los comicios y
consultas populares, desde el mundo
sindical o laboral al societario pasando por las elecciones locales,
autonómicas, nacionales o europeas, por cierto escalonadas desde hace varios
años ininterrumpidamente. Otras culturas, hace más de dos milenios como el
pueblo romano, convocaban anualmente a los electores y no disponían de los recursos humanos y actuales para el
desarrollo y participación en los comicios electorales. Y no les importaba el
ejercicio de la participación.
Es
verdad. Pero la mayoría de los ciudadanos no comprenden que la intención de su
voto se quede simplemente como un dato estadístico de una urna, sino que, al
emitirlo, lo recarga del deseo de que se hagan realidad sus sueños y sus deseos.
Y estos no son otros que un gobierno que ejecute sus ansías de libertad,
igualdad y solidaridad, o, al menos, una oposición que controle la actividad
del anterior en estos citados campos. Otra cosa es el resultado en el que hay
que compaginar el conjunto de los resultados y la distribución de papeles a la
hora de comenzar a andar. Esta es la clave de la democracia. Y ahí radica el
buen hacer, la sabiduría de los elegidos
y la simpathia con el pueblo. Y, estos años,
que algunos denotan con un descalificativo de transición, supieron dar
respuesta al conjunto de la sociedad a lo largo de los comicios celebrados
desde 1977. Ahora, el mapa intergeneracional
rompió el bipartidismo , pero todavía no ha logrado combinar el puzzle
real de los resultados electorales.
Pero, se acabó el verano. Y me
apliqué la primera propuesta al
finalizar la feria, la recogí textualmente “Hay que valorar el descanso,
una dimensión receptiva y gratuita”
frente al activismo vacio, el desenfreno voraz o la conciencia aislada
pensando en el beneficio personal. Y es que me veía acosado por cierto
desentono agresivo del entorno municipal ajeno a la sencillez de un
pueblo sencillo y sabio. En los
primeros días de otoño, los senderos
alcalaínos invitaron a a reconocer el
valor de los pequeños gestos cotidianos, retornar a la simplicidad y a tener la capacidad de disfrutar con lo poco. Aunque
parece como si solo la inactividad fuera
la única dimensión que
impulsa a este nuevo modelo humano, sin
embargo, al releer las restantes propuestas que giran en torno a la
naturaleza, se ofrecen otras
alternativas al mundo del trabajo: considerar universable lo que hacemos y que tiene un impacto sobre
la naturaleza, percibir la conciencia
del valor de la interdependencia de la especie humana con otras especies,
ejercer la justicia medioambiental basada en unir estrechamente las cuestiones
social y ecológica y recuperar cierta sacralidad a la hora de enfocar el
contacto con la naturaleza. Cuatro nuevas propuestas recogidas.
Una
tarde por los arrabales de la Mota entre restos de mansiones abandonadas y la
serenidad del silencio del bosque te convierte en otro ser, te hace capaz de
vivir sabiamente y de pensar en profundidad, te aleja del atosigarte con el mundo
digital y el pensamiento superficial, echas al cubo de la basura tanta información acumulada sin
orden ni concierto. Hay gran cantidad de desafueros. Tras la salida por la zona del Rastro, la
historia te propone un crecimiento que no sea voraz e irresponsable, te convierte en un defensor del desarrollo
sostenible y, al repensar en el pasado
humano, te hace valorar la vida como un don , un regalo, y, como su guía, la
precaución es el único principio ante la
posibilidad de daños graves e irreversibles.
En
el Camino de la Carrera de los Caballos, me sentía feliz. Y comprendía que hay
muchas maneras de practicarla y entenderla. Distinta a la del tener y
poseer. Diferente al mercadeo que nos rodea. Una vida austera y sobria,
vivir sencillamente para que los demás puedan vivir. Qué buen programa de valores.
Así de simple y directa. Releí estas notas y no sabía si me había confundido de
lugar de este artículo. Pero reflexioné que se acabó el verano y comenzó el
otoño. Ahí van estas notas, por si a alguien le sirven. Me doy con un canto en
los dientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario