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sábado, 24 de septiembre de 2016

LOS CONSERVADORES EN EL SEGUNDO DECENIO DEL SIGLO XX





La feria de estos decenios


El partido conservador, en palabras de Guardia Castellano, en 1910 se manifestaba  claramente hegemónico en toda la comarca sin competencia política ni partidaria y, este escritor lo definía como “partido alcalaíno”. Para el cronista de la ciudad,  parecía que no existían los republicanos, ni los socialistas, y los liberales ya no eran una amenaza electoral  para su partido sino se consideraban  personas a los que se le había perdonado la vida. Basaban su labor en la racionalización de la hacienda local con la supresión de los impuestos de consumos a las clases bajas y condonación de deudas del Pósito, en las obras de adecentamiento y alumbrado de las calles céntricas de la ciudad, en  la guardería policial de los campos, len a política de higiene  con la restauración de lavaderos y fuentes(Montillana, Comendador y  Fuente del Rey,) y de cementerios en aldeas, en la aplicación de nuevas medidas sanitarias como las vacunas, en el  arreglo de caminos rurales, y en las  reparaciones de edificios públicos (Hijuela de Niños Expósito y Prisión)    De nuevo, el 21 de octubre volvieron a celebrar la proclamación del  nuevo diputado Luis Abril León. Como es lógico, muchos escritores locales participaban en revistas de este entorno conservador, principalmente en la jiennense  “Lope de Sosa”; y en el pueblo se leían los periódicos “La regeneración” que se titulaba como órgano del partido liberal conservador y “La Época”.
Casa de Francisco Batmala, tío de Pablo Batmala.
El momento culminante de este periodo estaba relacionado con la concesión del título de senador vitalicio al senador Rafael Abril y León en 1916 por el rey Alfonso XIII. El  veintidós de diciembre de este año fue una fecha que nunca olvidarán los monárquicos alcalaínos. Se reunieron en el salón de plenos todas las fuerzas vivas( los párrocos y capellán de la cárcel, el teniente jefe del puesto de la Guardia Civil, los jueces y los concejales) para colocar una lápida en honor  y en reconocimiento del  diputado  Rafael Abril. El cronista de la ciudad tomó la palabra que glosó las gestas y la política de los diversos miembros de la familia Abril para culminar con un canto de paz al nuevo senador. En sus palabras, “ dejad , señor, que el pueblo de Alcalá la Real  a falta de otro tributo, deje grabada en este recinto la fecha de este nombramiento como fecha gloriosa de su historia, (…), aludiendo a su padre (…) habéis sabido no solamente conservar la hegemonía y los prestigios de su heredad jefatura, sino que habéis realizado los sueños de toda su vida, uniendo a todos los alcalaínos bajo una bandera de paz y de concordia,  consolidándose la obra tradicional de los Abriles(…)se interpreta este festejo como el triunfo de la paz, de esta paz que a poco de goza marca ya sus grandes beneficios en el orden material y moral de nuestros Pueblo.(…) Hoy nadie en Alcalá llamarse rico porque no teme que le persigan en ilegales exacciones, cabe que tiene protección por el desarrollo de las riquezas , porque deseamos que aquí queden para hacer más ricos”. Alude a varias obras como la inauguración del teatro y ,  la reforma profunda del Hospital Civil.


Simples anécdotas eran las epidemias gripales y las correspondientes rogativas. Se recibía al obispo de la diócesis con gran solemnidad como en el mes de marzo de 1920 y se hacían funciones de iglesias ante la Virgen de las Mercedes por la proliferación de las afecciones gripales.  
En contraste con esta arcádica sociedad, muchos alcalaínos emigraron a América. Hemos podido recoger, en los padrones de quintos, nada menos que  unos cuarenta en Buenos Aires y uno en Santiago de Chile y Brasil, Si los multiplicáramos por cuatro al ser miembros de una familia, casi doscientos vecinos emigraron a otros lares para abrirse campo y, algunos de ellos por no verse sujetos a las duras leyes laborales que imperaban en la ciudad[1].
Algunos recuerdan los carnavales y las comparsas de aquellos tiempos, con letras alusivas a la emigración:
                      
            Señor Alcalde, a su puerta
 ha llegado esta comparsa,
            Para cantarle y decirle algo
            De lo que aquí nos pasa.
            Venimos del extranjero,
            No traemos ni un botón
Y le pedimos nos deje
Dar vueltas a la población.

En estos años, los conservadores se sentían muy orgullosos de ejercer el poder absoluto de la ciudad a través del partido de la Unión Monárquica. Luís Abril Lozano fue elegido diputado en 1918, 1919 y  1921 
En la campaña de 1920, se permitían el lujo de escribir estas líneas en el periódico local ”El Sector Alcalaíno” que aclaran la posición de los conservadores frente a los nuevos movimientos políticos[2]:

“El próximo día 19 todos los ciudadanos emitirán su voto para elegir sus representantes en cortes y es nuestro deber, por  patriotismo, hacer una llamada a los hombres  amantes del orden, la justicia y el régimen  para que presten su ayuda en los comicios y triunfen los que luchan  por el bien de la patria, que son los candidatos ministeriales(…) Bien visto , y ateniéndonos al resultado de las pasadas elecciones, en que Alcalá y su partido judicial siempre han dado pruebas de civismo y sensatez apoyando en las urnas los candidatos monárquicos, no necesitan nuestros paisanos  de llamadas, ni consejos, pues ellos, por sí, saben responder a sus legendarios impulsos de ciudadanos conscientes que miran por la tranquilidad y el bienestar  de la Patria: pero siempre es oportuno y necesario una voz de alerta para que no se vean sorprendidos y caigan con censurable inocencia en las redes que, ladinamente, saben atender los revoltosos que sólo aspiran a la destrucción completa(…) Los momentos actuales de España son muy decisivos y necesitan de hombres saturados de santo amor patrio que con valentía se pongan frente a  la aterradora avalancha del sectarismo rojo, que, sediento de sangre, predican y practican el crimen cobarde y alevoso(…), peor no sólo es obligación de todos y los  buenos españoles detener la aterradora ola: hay que destruirla por completo sin miramientos(…) el partido  su jefe el senador vitalicio Excelentismo señor don Rafael Abril y León responde  como siempre a la disciplina y organización  del partido, nada tenemos que objetar, pues todos como un solo hombre, convencidos de la nobleza de las ideas  que sostienen, acuden a emitir su voto, pero aquellos que bien militen en frente o se encuentren apartados de la vida política hacemos este llamado en el que verán, no el saciar las aspiraciones políticas, sino elevadas miras de salvar la nación de una probable hecatombe”.


El telégrafo en la Plaza del Ayuntamiento
 La amenaza ya no era los liberales alcalaínos reconvertidos en un casino de ideas sin ningún protagonismo político. Tampoco, les ofrecía ningún problema el panorama con respecto a los grupos de izquierdas, republicanos y socialistas. Se sentían orgullosos  de representar la circunscripción jiennense por “su patriotismo respondiendo así al orden, a la monarquía, a la religión, a la patria  “a sus historias y tradiciones” y consideraban “un hecho vergonzoso”, lo que creían que era el voto socialista aportar “grano de arena a la obra destructora del bolcheviquismo”. Las personas de izquierdas, en suma, debían sufrir este castigo del cuerpo electoral “sabrán anatemizar a los que, por saciar ruines pasiones personales y políticas se unan a los revolucionarios apoyando la candidatura sindicalista dando con ello una prueba de malos españoles e indignos de llamarse hijos de esta España ultrajada por la envidia y por los envidiosos deseada”. Estas son las palabras duras y demagógicas de este periódico:
“Ante la candidatura monárquica  se opondrán nombres de unos socialistas- mal llamados así porque han pasado a ser sindicalistas-y esos sindicalistas no se debe olvidar que uno de ellos vino aquí a predicar que España no se arregla hasta que la sangre llegue a la cintura, y el odioso atentado personal hacia queridos y respetables hijos ilustres de este pueblo, y el otro, no ha mucho tiempo infirió el más grande agravio que se puede inferir a todo buen español con el escandaloso desaire que le hizo a la bandera española en Jaén, siendo alcalde de la capital, por lo que le costó la destitución del cargo”.

 La ciudad  mantenía un comercio floreciente en la Carrera de las Mercedes y Plaza de la Constitución:entre otras,  la de calzados de Daniel Muñoz Jiménez, Plaza , 20 , la de electricidad de  Camilo Calvo, en Alonso Alcalá 6, la Trinidad de embutidos de Antonio Pérez Serrano, en Tejuela  y Antonio Garnica de aguardiente, fábrica, en calle Veracruz,., la fábrica de harina de José Cobo, la trinidad de Rafael Aguayo Castillo, Llanillo, 6, la de tejidos de Rafael Muñoz Oria, en Llanillo, 13, el almacén de vinos de los Arcos  El Arte, tienda de lápidas y mármoles de Gutiérrez. .
 En la enseñanza, se había producido en un gran avance, incluso  la Academia de Nuestra Señora de las Mercedes, dirigida por don Sebastián Pérez Molina, ofrecía un plantel de  profesores , que preparaban a las clases pudientes y de la clase media como centro de educación moderna para los Institutos de Cabra y de Jaén, y de Granada, la Escuela Normal, Correos, Idiomas, Policía, Carreras especiales y Comercio[1].
Las  ideas masónicas ya quedaban casi en el olvido, pues en el año 1921, murió el médico Ruiz Matas, que ejerció una calara influencia en algunos sectores  de la población y en las personas humildes que le honraron con una gran despedida. Esta muerte debió sentirla Batmala, porque contribuyó con él en la creación del Partido Republicano y se mantuvo gracias a que su hijo Miguel continuó la misma línea en tiempos de la II República.
            La política local y provincial no interesaba a la mayoría al resto de la población. Pues, apoyaron a la Unión Monárquica  en mes de diciembre la candidatura de Luís Abril Lozano, Niceto Alcalá Zamora, por la Carolina, y en Baeza José Yanguas Mesías, como figuras más destacadas. No obstante, en las elecciones de 1919, cuando se proclamaron once candidatos socialistas en doce distritos electorales andaluces, el distrito de Martos, al que no pertenecía el partido de Alcalá la Real,   fue el republicano y socialista Ramón Lamoneda, quien triunfó real, pero “no oficialmente, por el distrito de Martos”. Hay que resaltar la influencia social y política que por su cercanía ejercía la ciudad de Granada, donde el profesor Fernando de los Ríos Urruti obtuvo por primera vez la acta de diputado y logró derrotar a los hermanos Chica, miembros del partido liberal que controlaban la provincia de Granada en medio de un ambiente en el que comenzaba a  aflorar “un fuerte movimiento anticaciquil  con importante participación de los estudiantes y de la Casa del Pueblo, medios en los que  ejercía gran influencia Fernando de los Ríos. En la representación de una manifestación organizada por los estudiantes hubo tres muertos, lo que produjo la consiguiente conmoción  en la ciudad, y un cambio, al menos momentáneo, de las costumbres políticas ; el prestigio de Fernando de los Ríos entre las izquierdas y el temor a obstruir su candidatura con las prácticas caciquiles que provocaron los conflictos cuatro meses antes, así como el auge de las sociedades obreras, hicieron que el catedrático de Derecho público obtuviera el primer lugar en la circunscripción”[1].  Alcalá, cercana a Granada, comenzaba a conectar con este movimiento, pues muchos maestros habían estudiado en la universidad granadina, así como los hijos de la burguesía alcalaína y, además mantenía relaciones comerciales y de servicios administrativos con esta ciudad.    
           





-Miembro de la comparsa  rural de la Pedriza .
[1] Testimnio de Conrado Gallego Cevallos, nieto d Manuel Ceval
[2]AFRA MAR. “El Sector Alcalaíno. Año III. 11 de diciembre de 1920.
 [3] Los profesores eran miembros del clero,  don Jerónimo Utrilla, bachiller en Teología y el párroco Bartolomé Torres, párroco de Santo Domingo,, el de Santa María Vicente Canovaca  Ruiz el que sería republicano Francisco Hortal Quiñones el abogado don Pedro de Pineda Benavides, José Utrilla y Utrilla, licenciado en Derecho y Filosofía y el perito agrícola Baldomero Sánchez Cañete. Su hermano del director, Manuel, el maestro José Marín  y Juan López Gutiérrez, completaban el cuadro de profesores. Se presentaba con modernísima pedagogía y facilitada información de notas diaria a padres y alumnos.
[4] AAVV. Historia De Andalucía . Tomo 9. Pág.118. Planeta.

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