Aunque la
enseñanza primaria se expandía por las aldeas, la enseñanza  secundaria había decaído con el cierre del
Colegio de Segunda Enseñanza  que nació
al amparo de la política liberal-republicana: sus objetos y aparatos se
guardaron en el archivo municipal, a pesar de que su director, el cura
Baldomero Sánchez Aguayo, hizo innumerables esfuerzos  para mantenerlo y ponerla en funcionamiento a
principios del curso 1883/1884 en los locales del exconvento del Rosario con
una subvención municipal y de la Diputación[1]. A
ella habían acudido los primos de su tío Francisco. Entre los afectados por
estas circunstancias de poca continuidad de 
los estudios secundarios en la localidad, se encontraba su primo
Indalecio Batmala Alba. Pues, más de una vez, trató de seguirle los pasos académicos.
Su primo, en concreto, por los años que nació Batmala inició los estudios de
Enseñanza Secundaria, trasladándose a Granada donde ocupó una pensión de la
plaza Bibarramba. Como era frecuente, los hijos de estas familias burguesas se
eternizaban en sus estudios secundarios (pues nada menos que obtuvo el
certificado de Secundaria  en 1881 y, sin
embargo,  inició los estudios en el curso
1974-1975, es decir, a razón de asignatura por curso[2]).
En 1884, de nuevo Luis Abril y
León fue elegido como diputado conservador junto con los conservadores José
Bonilla y Forcada[3] y José Gutiérrez de la
Vega[4]
.El siguiente bienio recayó en los liberales, y por lo tanto, de nuevo no hubo
representante alcalaíno porque sólo correspondió una acta de diputado a un
conservador, el constitucionalista Juan Guerrero Segura, natural de  La Carolina , 
y tan sólo entró, por los liberales, en la política un miembro del
distrito, natural de Alcaudete, Juan Montilla junto con Miguel de la Guardia  y Coherencia, un
republicano radical que se pasó al partido liberal de Sagasta, como ocurrió con
muchos liberales de la comarca[5].
Bajo la
alcaldía de Rafael Abril, su tío Juan Batmala Gobert fue concejal durante el
bienio 1885/1886.  Y, en su tiempo, se
emprendieron obras de gran envergadura, porque acabaron de conducirse  las aguas de la Fuente  Somera  a Alcalá la Real  y fueron contratadas al
vecino de Granada José Manzano y se dio un gran paso en los servicios
sanitarios al hacerse cargo del Hospital las Hermanas Mercedarias. .
 Y PROSEGUIMOS CON NUEVOS TEXTOS 
A partir de
los ocho años, el niño Batmala acudió a las escuelas  públicas de los claustros de Consolación. En
un amplio salón asistía, todos los días, a clase junto con los niños de los
comerciantes, burgueses y artesanos del barrio del centro, donde una mesa del
profesor presidía una serie de amplios bancos, provistos de tinteros que
miraban a una pizarra de fondo. El retrato de su Majestad la Reina  y el rey Niño Alfonso,
carteles de lemas morales (Las Máximas Morales de Ruiz Romero), sinopsis de
historias y plantas decoraban las blancas paredes. Por las mañanas, al primer
saludo del maestro, le  seguía el control
de clase  con la lectura de la lista de
alumnos, al que estos respondían levantándose y diciendo “servidor”.  Una ratio superior a los cuarenta hacinaba en
aquellos cuartos a los niños, separados de las niñas. Para comprender y localizar
la ciudad en el mundo, unos mapas de España y Portugal, de Coello, y otro del
Mundo colgaban de las paredes. El maestro les enseñaba a leer, escribir,  realizar las operaciones básicas de números,
y les instruía la doctrina cristiana. Primero, en la escuela elemental, y
después, en la superior desde los ocho a los trece años.  
Pablo Batmala
comenzó a leer con el libro de Lecturas de Claudio Fleurí, Mosaico
Literario Epistolar y las fábulas de Esopo, 
Tomás de Iriarte y Samaniego, en los años superiores  el Amigo de los Niños y el Despertador de la Infancia  de Sabatier,
y el Juanito de Valle. En estos estudios primarios, se insistía en el
aprendizaje y ejercicio de la memoria, y en una segunda fase, se acrecentaba
esta destreza  con trozos escogidos de
prosa y verso. También, se reforzaban las Matemáticas con las cuentas y con las
tablas aritméticas; la
 Ortografía  con Autografiados,  Prontuarios Ortográficos, Silabarios de
Flores y  de la Real Academia.   Además se perfeccionaban los conocimientos
gramaticales mediante varios cursos con el Epítome de  Gramática Española de la Real Academia.   Y la religión, primero con la Doctrina Cristiana 
de Ripalda y, después con la Historia Sagrada.  Y como  complemento los Cuentos Morales, de
Vidal, la Urbanidad 
de Navas  y Obligaciones del Hombre.
Sus libros
básicos eran el Catón de Aroca, 
los Cuadernos de Avendaño, la Aritmética  de
Cobos y la Aritmética
 Elemental   de Ruiz
Romano, Manuscrito de Callejas, Despertador de la Infancia  de Sabalet o
Sabatel . Y se le introducía en la artesanía y otras ciencias con perfeccionaba
con la Guía 
del Artesano y la
 Cartilla Agraria  y la Geografía  de Callejas, en los segundos
cursos.
En 1880, su padre
Santiago ya figuraba como elector y miembro de la mesa para los comicios de la Diputación Jaén 
en  la sección segunda del segundo
Colegio, con el número 61.  A partir de
esta fecha, también solía formar parte de la Junta Pericial  para
amillarar las haciendas, tomaba parte de la Junta  de Asociados por el sector de los medianos
y pequeños propietarios y, por su hacienda, se encuadraba en la lista de
electores para senadores, como aconteció por septiembre de 1880, que ocupó el
puesto número 31 de los sesenta y dos electores de la primera sección del
segundo colegio, cuya mesa se colocaba en el Ayuntamiento, para elegir los cargos
de la Diputación.
 Entre  los electores, se hallaban  Valeriano Castillo Oria, Rafael Torres, la
familia Espino, Montañés, Rafael Abril y Manuel Cevallos Saez.. Esta la
presidía el concejal Francisco Belbel, y le acompañaban Rodrigo Castillo y
Francisco Hinojosa y Antonio Escribano. 
Pero, de todos los
miembros de  familia de Pablo Batmala
destacaba, tras la muerte de Pedro y Pablo Laloya, su tío Francisco Batmala
Gobert. Este fue elegido concejal de nuevo en el 1881, junto con la candidatura
del liberal Buenaventura Sánchez Cañete. 
En estos
primeros años, el joven Pablo cerca de su casa, en la plaza del Ayuntamiento,
se despertó  con algunos movimientos  de protesta de  los vecinos. Pues, en 1884, el ayuntamiento pasó al partido
conservador, y fue elegido como alcalde Rafael Abril y Ávila y su tío Francisco
Batmala abandonó el cargo de regidor. 
Sin embargo, su tío Juan Batmala fue propuesto a final de año como
concejal, ocupando los puestos que dejaban los liberales  Corrieron malos tiempos para las  personas progresistas, pues el médico Ruiz
Matas fue perseguido, por sus ideas republicanas, masónicas  y espiritistas hasta tal punto que el
ayuntamiento le suspendió del cargo de médico del Hospital, A pesar del la oposición
del grupo liberal, constituido por Mármol, Vinuesa, Sanz de Tejada, Ferreira,
Fernando Muñoz, y Alejandro Serrano Coello), los conservadores ( Tapia,
Belbel...) se impusieron en sus criterios, apartándolo de su oficio por un
fallo administrativo de no haber nombrado 
un sustituto en su ausencia de la localidad, y lo que es más curioso,
porque no se comprendían ni se permitía que se desarrollaran sus ideas en un
ciudad con 17.000 almas católicas.  
LOS MASONES
ALCALAINOS
En  este año, campaban a sus anchas, en el ámbito
local y provincial, los conservadores, a cuyo frente estaba Rafael Abril y
Ávila. Por otra parte, los masones se reorganizaron, a pesar de que algunos de
sus miembros  como Moutón pertenecían al
partido conservador. Pero  comenzaron los
ataques a los miembros de la recién nacida Logia alcalaína. Acacia 170,
perteneciente al Gran Oriente de España. 
El primero que recibió los ataques, 
fue el doctor y masón Ruiz Matas[6],
según hemos manifestado y analizamos en el siguiente acuerdo:.
            “Por el señor
Alcalde, se expuso que en vista de las repetidas quejas que se le han dado
respecto al descuido con que el  médico
titular don Miguel Ruiz Matas tenía a los enfermos pobres a quienes tiene el
deber de asistir, y habiéndose enterado además de que dicho Profesor  al marcharse a Loja con su  permiso en el mes de mayo anterior no dejó
ningún compañero suyo  en cuanto pudiera
ocurrir de Cirugía, con esta fecha ha decretado 
las suspensión empleo y sueldo del referido Señor Matas en formación del
oportuno expediente, cuya  providencia somete
a la aprobación  del Ayuntamiento
debiendo hacer presente al mismo tiempo que el mencionado facultativo se ha
ausentado del término municipal sin licencia alguna en época reciente que por
su cargo de forense es incompatible para el de Titular por depender  de la Autoridad Judicial 
quien como viene  ocurrido se ordena la
traslación a otros pueblos del partido o a la Capital  de la Provincia  quedando
abandonada su clientela, y que habiendo abjurado de sus creencias católicas
para aceptar las de la doctrina espiritista, cuya idea sobre la futura
vida  no es la que tiene la inmensa
mayoría de los vecinos de esta ciudad yo que se compone de más de diecisiete
mil  almas católicas  y no es el adecuado para dar a  las familias respectivas  los avíos necesarios para que hagan sus
disposiciones religiosas los enfermos 
que se hallan próximos a abandonar esta vida temporal, por cuyas
razones, propone al Ayuntamiento la separación absoluta del doctor Matas de sus
cargos municipales en su caso y lugar, y para las formalidades oportunas”.
Por lo tanto, por mayoría se tomó el acuerdo de suspensión con la apertura del
expediente, donde se consignaron las causas de ello.m Parece que fue una visita
a la ciudad de Loja, donde  pronunciaron
un discurso el doctor Ruiz Matas, y don Manuel Cárdenas, que fue interrumpido
por la autoridad. Dicen las crónicas” al día siguiente se repartieron las hojas
impresas del discurso  y todos los
disparates contra nuestra Religión.  
Pero, el grupo
liberal, representado por Manuel del Mármol, cuya familia se emparentaría con
Pablo Batmala, no estaba de acuerdo con esta sanción, y lo expresó de la
siguiente manera:
”...en mi concepto el doctor
don Miguel Ruiz Matas lleva con esmerado celo las obligaciones que impone su
cargo de Médico Titular y debiéndose a su nada comunes conocimientos
profesionales la curación de enfermedades muy peligrosas, y sintiendo por esta
razón que los pobres de esta ciudad se vean privados de su asistencia, no puede
de ninguna manera asentir el acuerdo tomado por lo que interesa se haga constar
su voto en  contra de la proposición.”.
El diecinueve
de julio de este año, a instancia de la minoría liberal, dirigida por Baldomero
Sáenz de Tejada, antecesor del teniente Castillo y, compuesta por     Mármol, Ferreira, Vinuesa, Fernando Muñoz
y Alejandro Serrano, se convocó un  nuevo
pleno municipal para que cada concejal expusiera su posición ante tan enérgica
medida. Los liberales  manifestaron;
“Habiendo
dado sus votos para el nombramiento del Señor Matas, su silencio pudiera
entenderse como acto de inconsecuencia consigo mismos, conceptuando que el
mencionado facultativo tiene  las mismas
condiciones de aptitud que los días del nombramiento y que nada les consta en
contrario del celo e interés que es debido tener  para con los enfermos, antes bien son eco
fiel en este instante del disgusto con que algunos vecinos han visto su
suspensión acordada del cargo que aquel desempeñaba, y opinando sin que por
ello se entienda que su ánimo es lastimar en lo más mínimo  ni la rectitud ni la ilustración del señor
alcalde y demás compañeros suyos, que dicho acuerdo no está perfectamente
ajustado a las prescripciones legales vigentes, se ven en la necesidad de
protestar como protestan de aquel  declinando
toda la responsabilidad y la indemnización 
Para en su caso, en los señores concejales que la tomaron y piden al
Ayuntamiento se sirva declararlo  nulo y
de ningún  valor ni efecto, reponiendo en
su cargo a l expresado  señor Matas,, y
cuando   lugar a esto no haya,  ruegan al señor Alcaldes sirva suspender el
acuerdo por   que no es competencia de
esta Corporación”. 

El alcalde se
ratificó en el acuerdo anterior, sobre la suspensión del facultativo y los
argumentos aducidos para tomarla, y validez del acuerdo, tampoco  escuchó las quejas de los vecinos y además
enfatizó con lo siguiente:
“ Y en
evitación de su necesarias ausencia por razón de su cargo de forense, prive de
su asistencia a los enfermos confiados a su dirección  facultativa; Y en cumplimiento por último de
su deber  de representantes de una
población de 17.000 almas y católica, por excelencia que ve no ya con n
desagrado  sino con horror la propaganda
que está haciendo dicho facultativo contra la religión del Estado y teme con
fundamento que no dé a sus enfermos los avisos necesarios para hacer  sus disposiciones espirituales en el último
trance de la vida”.
Ante esta
tensa situación, los concejales conservadores (Fernando Belbel, Pedro
Rodríguez  Tapia, Manuel Muñoz, Pérez
Aguilera, González Robles, Félix Martínez, Córdoba y López Salado) apoyaron la
postura del alcalde, y, los liberales, dimitieron de sus cargos aduciendo
motivos de salud y edad.  
De la pujanza
de los masones en la comarca de Alcalá la Real  hay constancia de Ruiz Matas vió una carta al
Orden General, para que se hiciera eco del malestar, que existía por la
división interna, lo que les preocupaba, por ser signo de incultura, en una
organización que abogaba el progreso y la ilustración.   En 1885, continuó de MysarTa , Miguel
Servet, y el número de asociados o hermanos de la Logia  se elevó a 35. Sus
miembros son de dos tipos: hermanos del taller y masones adoptivos. Había  ya muerto el socio fundador y fue sustituido
por Alejandro Mouton “Lanuza”, que ya había obtenido el grado 31, aunque le aventajaba
un grado mas Miguel Ruiz Matas como Primer Vigilante Misartha. Además acudían
miembros de otros lugares: de Frailes el médico José María Valverde Bonel; de
Alcaudete el propietario Pedro Bravo Pére< (Homero); de Alagarinejo el
empleador Rafael Gordillo Aguilar (Salmerón); de Úbeda el propietario Andrés
Guerrero Reyes; de Rivello (Italia), los relojeros Alonso Santoro de la Rosa  y Manuel de la Rosa , de Alcalá de Henares el
comerciante Juan García Moreno; de Almedinilla el comerciante Manuel Adamuz
Garrido y de Priego de Córdoba, el comerciante Daniel Montes Sánchez y el
propietario José Arriero Manjón. En la aldea de la Ribera Alta , hubo un
núcleo significativo de masones, pues pertenecieron a la logia: los maestros de
harinas Antonio Díaz Ortiz, Ildefonso Luna Quiñones y Juan Antonio Díaz Ropero,
el maestro Francisco Romero Hidalgo 
junto con el estudiante Aurelio Romero García Taheño. Por otro lado,
nuevos miembros  y profesionales de la
burguesía alcalaína se afiliaron: el impresor Felipe Contreras Hinojosa, los industriales
Elías Martín Moreno, familiar de Alejandro Mouton,  o Marcial Villuendas Romero, comerciantes
como Juan García Moreno, los médicos Gumersindo Granados, Guzmán González
romeros maestros de Harinas, e, incluso, entre los estudiantes Mariano Mouton.
La mayoría de sus miembros superaban el grado veinte
En este año,
los masones mantenían sus reuniones  y
sus resortes de influencia, y en el mes de julio,   el alcalde Rafael Abril, admitió al doctor
Matas como facultativo y derogó  el
anterior acuerdo ante el informe de  la Comisión  de
Beneficencia,  que manifestaba la validez
del acuerdo, pero no probados los cargos, “
aconsejaba la reposición de dicho profesor Ruiz MATAS en  su empleo y sueldo  con los pronunciamientos favorables a su buen
nombre y fama e indemnización de los perjuicio que podido irrogársele de
conformidad con  el dictamen de la
referida comisión”. 
            Por el mes de abril, en la
procesión de la Virgen 
de los Dolores, un republicano fue encarcelado por un motivo, que hoy sería
intrascendente, no descubrirse la cabeza ante la imagen. En su ayuda, acudieron
otros republicanos lanzando vítores a dicho régimen. Lo mismo  sucedió años después con motivo de una
rogativa en tiempos de sequía, donde el padre del futuro alcalde socialista,
Joaquín Frías Paredes y un grupo concurrido llevó el incidente a mayor
escándalo. El motivo fue la misma simulada falta de respeto. En este caso, un
grupo numeroso  interrumpió la procesión
e, incluso, la misa posterior a la manifestación religiosa. Pero lo que más
alarmó a la población, fue le terremoto que aconteció en la noche del
veinticinco de diciembre, que afectó a varios edificios públicos (las iglesias
de Rosario y Consolación y la puerta de los Álamos) y a muchas viviendas
particulares. 
 En este bienio, al joven Batmala debieron
impactarle dos importantes acontecimientos: en primer lugar se e inauguró
Oficina Telegráfica, que se instaló en la calle Real;  y  en
segundo lugar, se celebraron con gran solemnidad los funerales por el rey
Alfonso XII en 1899.
Pero, lo que
fue creando un poso en su carácter y su forma de proceder fue la miseria de
muchos campesinos en los momentos de sequía. 
En 1888, muchos vecinos acudieron a las oficinas de recaudación
ocasionando grandes altercados, que se repitieron en 1892, matando las fuerzas
de Orden Público a una persona. 
Por estos
años, su primo Indalecio Batmala Alba terminaba en la Universidad  de Granada
los estudios de derecho, en una carrera que se prolongó desde el año 1878 hasta
1889, cursando dos asignaturas por curso y con un expediente en el que
alternaba  los  suspensos con algún notable y muchos
aprobados. Por su biografía posterior, debió seguir  sus pasos, primero como estudiante, luego
abogado y más tarde concejal del Ayuntamiento pues, En concreto, en 1891,
Indalecio fue elegido por primera vez concejal del ayuntamiento alcalaíno en la
candidatura de l partido conservador.   

Por
los años ochenta del siglo XIX, murieron muchos familiares de Pablo Batmala.
que le afectaron profundamente: su hermana Luisa el 1 de septiembre de 1885,, y
su tía Juana en 11 de diciembre de  1883,
una año después su tío Pablo que le había dado el nombre y su tío Pedro en 20
de noviembre 1888.
La familia del
padre de Pablo Batmala no participaba activamente en la vida política. Se
mantenía dedicada a  sus negocios. Como
muestra de su progresivo enriquecimiento, sus tíos Pedro y Pablo Laloya  declaraban en 1888 una mediana hacienda,
compuesta de pequeñas propiedades, la mayoría procedente de las suertes
vendidas por los que habían sido colonos de las Nogueruelas, Celada, Aguadero,
Cerro Quemado y Laguna,. Pero  Pedro murió  
primero, y Pablo un año después. Los bienes tuvieron que repartirse
entre sus parientes, sus hermanos de Francia y de Alcalá. La granja quedó para
su hermano Antonio Laloya junto con algunos bienes más procedentes de Alcalá.
Pero la mayoría de los bienes de Alcalá fueron heredados por las hermanos
afincados en la comarca alcalaína, especialmente Clotilde Laloya, madre de
Pablo Batmala de donde se surte el principal acervo hacendístico de los
Batmala. Por su parte, la otra hermana superviviente en Francia, de nombre.
Teresa  se trasladó a  Gan, la capital de aquella comarca de  estos emigrantes franceses  para recoger su herencia en 1889, pues sus
hermanos  murieron sin descendencia.  A esta le habían correspondido muchas tierras
de la zona de Charilla, cuyos bienes 
legó posteriormente a su sobrino Pablo[7].Toda
esta operación hereditaria estaba concluida en 1890, ya que en este año,
precisamente,  se habían escriturado los
bienes del tío de Pablo, Pablo Laloya, pues el ayuntamiento de Frailes
solicitaba papeletas al alcalaíno para cobrar las contribuciones a  los herederos, a través de un edicto que  los apremiaba. Además, desde el ayuntamiento
alcalaíno, los franceses Francisco y Santiago, padre de Batmala tuvieron alguna
correspondencia con el vicecónsul de Francia Luis Grenier por  asuntos relacionados con la hacienda. Además
en estos finales de siglo, se acrecentó la colonia de esta familia francesa con
la llegada del nuevo miembro  Antonio
Laloya Laborda. Pero, en estos años de finales de siglo y principios del siglo
XX, destacó su tío Juan Batmala, casado con la francesa Martiana Uclés y
Batmala (murió en 1904). Gracias a su comercio situado  en el primer local de  la calle Braceros, alcanzó un alto grado alto
de influencia política y social. Por sus relaciones comerciales, mantuvo
contactos con  los comerciantes locales
Rafael Pérez Aguilera y Vicente López, y, sobre todo con el comerciante
francés, afincado en Antequera, Simon Domens Amusie. Lo mismo que los otros
emigrantes franceses, Juan logró un alto poder adquisitivo en una sociedad
donde la banca brillaba por su ausencia y las transacciones comerciales
quedaban reservadas a los empréstitos privados. De ello nos puede dar razón
el  préstamo que hizo de nada menos que
12.500 pesetas a Antonio Collado Álvarez en 1894, todo el dinero en  plata, constante y sonante. Su participación
en la vida política se hizo de mano de los liberales y ocupando la concejalía de
hacienda y, con breves periodos de interrupción, participó en la vida municipal
hasta 1909. 
            Sin
embargo, con la muerte de su tío Francisco, en 1904, comenzó a declinar la
presencia del resto de miembros de la familia Batmala. Sus primos Francisco,
Dolores, Mercedes e Isabel se repartieron una jugosa hacienda, de la que no
quedó más testigo conforme avanzó el siglo XX que la casa nº 33 del Llanillo.   
[1] AMAR.
Acta de 6 de agosto de 1880 El alcalde Rafael Abril y Ávila dio un gran empuje
al colegio, que se denominaba “Nuestra 
Señora de las Mercedes” mediante un acuerdo en el pleno municipal , en
que  manifestó el deseo de la corporación
para que subsistiera a pesar de la marcha del director Rosendo Maria de Orúe.
Pues creía que era un elemento de ilustración y cultura y medio eficaz de
difundir la enseñanza. Por eso, se le concedió una subvención anual de 865
reales.  A estructura administrativa se
componía de director, censor y tesorero. Desde esta fecha   fue el director el licenciado y médico Pedro
Rodríguez Ramos, censor Narciso Robles y Ruiz, el célebre arcipreste y tesorero
el funcionario Vicente García Taheño.
[2] Archivo general de la
universidad de Granada. Expediente académico de Indalecio Batmala Alba. 
[3] Era el jefe del partido
conservador de Jaén, doctor en Derecho, funcionario de la Diputación Provincial 
de Jaén, llegó a ostentar cargos de diputado, 
y presidente de la entidad.
n
[4]Natural de Mancha Real, médico militar. 
[5] Montilla obtuvo el acta junto con Miguel de la Guardia , estudió abogacía
en Granada, y fue diputado por Guadix, Granada y Las Palmas. También obtuvo la
dirección de Correos y Telégrafos. Pertenecía al partido liberal, por el
partido democrático en su ala izquierdista. Encuadrado con Emilio Castelar. El
diputado de la
 Miguel  Guardia 
Coherencia fue profesor de la
 Universidad  de Granada, Director del ministerio de Justicia y
Gracia, y senador vitalicio por Granada y gobernador civil de
[6] AMAR.  Acta del ayuntamiento del 23 de junio de
1884.

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