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miércoles, 28 de septiembre de 2016

BATMALA CONCEJAL





Precisamente, este día, bajo la presidencia del alcalde Antonio González de Lara,  Batmala entró en la  política oficial, como concejal nombrado por el delegado gubernativo, y  ejerció el cargo de cuarto teniente de alcalde, votado por los nueve concejales entrantes,  hasta el año siguiente, en el que dimitió junto con Salvador Frías. Probablemente, respondía su incorporación a la vida oficial a razones puramente tácticas de los partidos republicano y socialista y  de los sindicatos de izquierdas en la dictadura de Primo de Rivera, cuando entraron en el Consejo Social Nacional a instancias de la política social en defensa de los trabajadores, propugnada por Largo Caballero, secretario general de la UGT. En palabras del maestro López Rodríguez, que defendía un gran impulso en la educación infantil en beneficio posterior del pueblo, les movía a esta corporación lo siguiente “confía en que desapareciendo toda clase de matices políticos se colaborará en el bienestar del pueblo, cuya administración les ha sido confiada “. Y, en palabras de Benavides con motivo del debate de la reforma administrativa”  tiene la convicción y evidencia plena de que los señores concejales que integran la Corporación Municipal han dejado la baja y vieja política, no ya en el dintel de la puerta sino en las afueras del pueblo”.  Y, en verdad que esta buena disposición política tuvo su plasmación en los hechos concretos. Pues, se propagaron por esta fecha algunas medidas muy interesantes para los trabajadores como  el retiro obrero, aunque,  por otro lado, no se entendía la presencia del socialista  Salvador Frías, precisamente cuando el delegado gubernativo impidió la celebración del 1 de Mayo  y ordenó que no hubiera coacciones[1] ni, menos aún, que participaran de actos como la conferencia de la llegada de Calvo Sotelo para impartir una anunciada a los miembros de la corporación municipal[2]. No obstante, republicamos y socialistas dieron un viraje a la política local con medidas relacionadas con el bien público, como el control e incautación de la aceituna, el registro sanitario de la venta del pescado y el fomento del deporte con el reparto de la cartilla gimnástica.
Batmala, además,  formó parte de las comisiones  de Empadronamiento  y Pósitos junto con Frías, Rodríguez y Gil. Pero, donde jugó un gran papel fue en su relación con los sectores más desfavorecidos. Tenía muy claro que su participación política se fundamentaba  en la claridad de las cuentas públicas y en la reorganización de la administración municipal transformándola por  un sistema más racional y universal. Claro ejemplo de ello es la defensa que hizo de los obreros muertos en el verano del 1923 con motivo de la caída de la casa de los Explosivos y el derrumbamiento del convento de  las Trinitarias. Para  Batmala, el derrumbamiento no se produjo por casualidad, sino por imprudencia. Además acusó a las autoridades de que, con su complacencia, permitieron a los dueños hacer el derribo sin las debidas condiciones de seguridad. No sólo defendió la dignidad de los obreros muertos ante la pasividad del ayuntamiento, sino que denunció la falta de consideración de los anteriores munícipes,  puesto que no declararon en aquellos días  luto local, ni tuvieron tratamiento decente con sus cuerpos y su inhumación, sino que, además,  se reveló sumamente alterado por no conceder una mutualidad a sus familias e hijos Vamos a transcribir el discurso de Batmala, porque con sus palabras comprenderemos la vehemencia con que defendía a los desfavorecidos
“ Tiene que exponer los hechos luctuosos  que, a consecuencia de no cumplir las autoridades con la Ley, han ocurrido en menos de un año, una en el verano pasado, el incendio de la expendeduría de explosivos, y el otro el derrumbamiento de parte del convento, por haberse hecho derribos  sin la más elemental precaución, porque aunque lo hayan dicho los maestros de obras, ni, aunque  lo asegure un arquitecto, no me  pueden convencer que es el tiempo, el que ocasionó la catástrofe, es decir que un edificio que lo abandonan sus habitantes, porque amenazaba ruina teniendo su techumbre, muros interiores y todos sus ligamentos y trabazones ¿Cómo se le puede ocurrir a los dueños del inmueble quitarles la techumbre, trabazones y muros interiores dejando un lienzo de pared de unos ocho metros de altura? ¿Fue una imprudencia, dado su estado ruinoso hacer el derribo en esas condiciones, y mucho más no tener en cuenta como si tuvieran de su mano la fuerza de los elementos como es el viento, el agua y un posible temblor de tierra? En esto vuelvo a insistir que la complacencia de la autoridad en no obligar a los dueños a hacer el derribo en debidas condiciones ha dado por resultado la desgracia que todos lamentamos. Yo entiendo que la autoridad debió invitar a los establecimientos al cierre en señal de luto.
En este pueblo es costumbre que a todos las víctimas que se les practique autopsia, se le avise a los familiares, a conducirlos  al cementerio a las cuatro de la tarde para que esta a la vez invite a los amigos al acompañamiento de los cadáveres al cementerio; en este caso no se hizo caso, sino que, como de contrabando y como si hubiera interés en que no subiera acompañamiento, los subieron completamente desnudos, como si no hubiera un pedazo de fardo con que envolverlos, pues uno de ellos iba enseñando todas sus partes, que uno de los acompañantes los tapó con una chaqueta, la cual fue con él  a la fosa común, otro hecho a mi entender improcedente, pues debieron enterrarlos en sepultura especial, ( esto según dijeron los acompañantes, pues  yo no los presencié) para que estuvieran a disposición del Juez  por lo menos cinco años.
El ayuntamiento debió costear dos cajas humildes, y designar una representación  de su seno e invitar al pueblo al entierro de las víctimas.
Otra cosa que ha debido hacer la autoridad es obligar a los dueños del edificio derruido a que con toda premura les busque una habitación a los supervivientes de la catástrofe y proporcionarles médico, botica y alimentos, pues, a consecuencia de este suceso, han quedado en la mayor miseria, pues en la pobre casa en donde se alojan acogidos por caridad no ha asomado hasta la fecha los socorros obligados a hacerlo ni la caridad oficial, y puesto que las autoridades  con su negligencia al no obligar a los dueños del inmueble a hacer el derribo  a su tiempo y en debidas condiciones, ha dado lugar al grave daño para remediarlo en la pequeñísima parte, que ya es posible, propone que el Ayuntamiento se erija en defensor  de los intereses de sus desgraciados, y si voluntariamente no lo hicieren, pida con arreglo a la ley, una indemnización  de Cinco mil pesetas por cada uno de los hijos muertos, reconstruirle la casa, y pagarle la habitación hasta que la obra esté terminada y en condiciones de facilitarla”   

Si esta era su postura  con respecto a la ciudadanía, las líneas de la reforma administrativa emprendida por los nuevos concejales  se basaban en varios puntos : la ruptura con la política anterior del turnismo clientelista  y con el nombramiento partidista de los funcionarios por motivos ideológicos, la racionalización de las tareas eliminando cargos superfluos, y la denuncia de los privilegios y de todo tipo de desaguisados urbanísticos: claro ejemplo fue la denuncia de la casa que se levantaba en la carrera de las Mercedes cercana al convento de las Dominicas, porque no ofrecía la alineación adecuada. La alternativa de estos nuevos políticos se manifestaba claramente en la persecución del enchufismo mediante unas oposiciones y un concurso de oposiciones de carácter público y universal que conllevaba la profesionalización de los funcionarios. En sus intervenciones, el propio Batmala  defendía claramente: “la conveniencia de hacer una renovación del personal de las oficinas municipales a excepción del secretario que tiene derechos adquiridos y que se haga la reducción de plantillas que corresponda y en sucesivo se reglamente el servicio para que rindan el maximum de trabajo, anunciando los concursos para la provisión de cargos que correspondan”. El  nuevo sistema municipal y la aprobación de un nuevo Estatuto Municipal permitieron que se pusieran las bases para un funcionariado  que, en palabras del que por el entonces era el concejal Benavides” se les dé estabilidad y capacitación, se evitará que estén siempre amenazados de verse mezclados y haciéndoles tomar parte activísima en las luchas políticas, se verán defendidos del vendaval político que sobre ellos siempre está cerniéndose y les libraremos de tener que ser servidores mal retribuidos de algún bando o de algún caudillo”.    



[1] AMAR. Libro del 28  de abril de 1924.
[2] AMAR. 16 DE MAYO DE 1924.

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