Precisamente,
este día, bajo la presidencia del alcalde Antonio González de Lara, Batmala entró en la política oficial, como concejal nombrado por
el delegado gubernativo, y ejerció el
cargo de cuarto teniente de alcalde, votado por los nueve concejales
entrantes, hasta el año siguiente, en el
que dimitió junto con Salvador Frías. Probablemente, respondía su incorporación
a la vida oficial a razones puramente tácticas de los partidos republicano y
socialista y de los sindicatos de
izquierdas en la dictadura de Primo de Rivera, cuando entraron en el Consejo
Social Nacional a instancias de la política social en defensa de los
trabajadores, propugnada por Largo Caballero, secretario general de la UGT. En palabras del
maestro López Rodríguez, que defendía un gran impulso en la educación infantil
en beneficio posterior del pueblo, les movía a esta corporación lo siguiente “confía
en que desapareciendo toda clase de matices políticos se colaborará en el
bienestar del pueblo, cuya administración les ha sido confiada “. Y, en
palabras de Benavides con motivo del debate de la reforma administrativa” tiene la convicción y evidencia plena de
que los señores concejales que integran la Corporación Municipal
han dejado la baja y vieja política, no ya en el dintel de la puerta sino en
las afueras del pueblo”. Y, en
verdad que esta buena disposición política tuvo su plasmación en los hechos
concretos. Pues, se propagaron por esta fecha algunas medidas muy interesantes
para los trabajadores como el retiro
obrero, aunque, por otro lado, no se
entendía la presencia del socialista
Salvador Frías, precisamente cuando el delegado gubernativo impidió la
celebración del 1 de Mayo y ordenó que
no hubiera coacciones[1] ni,
menos aún, que participaran de actos como la conferencia de la llegada de Calvo
Sotelo para impartir una anunciada a los miembros de la corporación municipal[2]. No
obstante, republicamos y socialistas dieron un viraje a la política local con
medidas relacionadas con el bien público, como el control e incautación de la
aceituna, el registro sanitario de la venta del pescado y el fomento del
deporte con el reparto de la cartilla gimnástica.
Batmala,
además, formó parte de las
comisiones de Empadronamiento y Pósitos junto con Frías, Rodríguez y Gil. Pero,
donde jugó un gran papel fue en su relación con los sectores más
desfavorecidos. Tenía muy claro que su participación política se fundamentaba en la claridad de las cuentas públicas y en la
reorganización de la administración municipal transformándola por un sistema más racional y universal. Claro
ejemplo de ello es la defensa que hizo de los obreros muertos en el verano del
1923 con motivo de la caída de la casa de los Explosivos y el derrumbamiento
del convento de las Trinitarias.
Para Batmala, el derrumbamiento no se
produjo por casualidad, sino por imprudencia. Además acusó a las autoridades de
que, con su complacencia, permitieron a los dueños hacer el derribo sin las
debidas condiciones de seguridad. No sólo defendió la dignidad de los obreros
muertos ante la pasividad del ayuntamiento, sino que denunció la falta de
consideración de los anteriores munícipes,
puesto que no declararon en aquellos días luto local, ni tuvieron tratamiento decente
con sus cuerpos y su inhumación, sino que, además, se reveló sumamente alterado por no conceder
una mutualidad a sus familias e hijos Vamos a transcribir el discurso de
Batmala, porque con sus palabras comprenderemos la vehemencia con que defendía
a los desfavorecidos
“ Tiene que exponer los
hechos luctuosos que, a consecuencia de
no cumplir las autoridades con la
Ley , han ocurrido en menos de un año, una en el verano
pasado, el incendio de la expendeduría de explosivos, y el otro el
derrumbamiento de parte del convento, por haberse hecho derribos sin la más elemental precaución, porque
aunque lo hayan dicho los maestros de obras, ni, aunque lo asegure un arquitecto, no me pueden convencer que es el tiempo, el que
ocasionó la catástrofe, es decir que un edificio que lo abandonan sus
habitantes, porque amenazaba ruina teniendo su techumbre, muros interiores y
todos sus ligamentos y trabazones ¿Cómo se le puede ocurrir a los dueños del
inmueble quitarles la techumbre, trabazones y muros interiores dejando un
lienzo de pared de unos ocho metros de altura? ¿Fue una imprudencia, dado su
estado ruinoso hacer el derribo en esas condiciones, y mucho más no tener en
cuenta como si tuvieran de su mano la fuerza de los elementos como es el
viento, el agua y un posible temblor de tierra? En esto vuelvo a insistir que
la complacencia de la autoridad en no obligar a los dueños a hacer el derribo
en debidas condiciones ha dado por resultado la desgracia que todos lamentamos.
Yo entiendo que la autoridad debió invitar a los establecimientos al cierre en
señal de luto.
En este pueblo es costumbre
que a todos las víctimas que se les practique autopsia, se le avise a los
familiares, a conducirlos al cementerio
a las cuatro de la tarde para que esta a la vez invite a los amigos al acompañamiento
de los cadáveres al cementerio; en este caso no se hizo caso, sino que, como de
contrabando y como si hubiera interés en que no subiera acompañamiento, los
subieron completamente desnudos, como si no hubiera un pedazo de fardo con que
envolverlos, pues uno de ellos iba enseñando todas sus partes, que uno de los
acompañantes los tapó con una chaqueta, la cual fue con él a la fosa común, otro hecho a mi entender
improcedente, pues debieron enterrarlos en sepultura especial, ( esto según
dijeron los acompañantes, pues yo no los
presencié) para que estuvieran a disposición del Juez por lo menos cinco años.
El ayuntamiento debió costear
dos cajas humildes, y designar una representación de su seno e invitar al pueblo al entierro de
las víctimas.
Otra cosa que ha debido hacer
la autoridad es obligar a los dueños del edificio derruido a que con toda
premura les busque una habitación a los supervivientes de la catástrofe y
proporcionarles médico, botica y alimentos, pues, a consecuencia de este
suceso, han quedado en la mayor miseria, pues en la pobre casa en donde se
alojan acogidos por caridad no ha asomado hasta la fecha los socorros obligados
a hacerlo ni la caridad oficial, y puesto que las autoridades con su negligencia al no obligar a los dueños
del inmueble a hacer el derribo a su
tiempo y en debidas condiciones, ha dado lugar al grave daño para remediarlo en
la pequeñísima parte, que ya es posible, propone que el Ayuntamiento se erija
en defensor de los intereses de sus
desgraciados, y si voluntariamente no lo hicieren, pida con arreglo a la ley,
una indemnización de Cinco mil pesetas
por cada uno de los hijos muertos, reconstruirle la casa, y pagarle la
habitación hasta que la obra esté terminada y en condiciones de facilitarla”
Si esta era su
postura con respecto a la ciudadanía,
las líneas de la reforma administrativa emprendida por los nuevos concejales se basaban en varios puntos : la ruptura con
la política anterior del turnismo clientelista
y con el nombramiento partidista de los funcionarios por motivos
ideológicos, la racionalización de las tareas eliminando cargos superfluos, y la
denuncia de los privilegios y de todo tipo de desaguisados urbanísticos: claro
ejemplo fue la denuncia de la casa que se levantaba en la carrera de las
Mercedes cercana al convento de las Dominicas, porque no ofrecía la alineación
adecuada. La alternativa de estos nuevos políticos se manifestaba claramente en
la persecución del enchufismo mediante unas oposiciones y un concurso de
oposiciones de carácter público y universal que conllevaba la profesionalización
de los funcionarios. En sus intervenciones, el propio Batmala defendía claramente: “la conveniencia de
hacer una renovación del personal de las oficinas municipales a excepción del
secretario que tiene derechos adquiridos y que se haga la reducción de
plantillas que corresponda y en sucesivo se reglamente el servicio para que
rindan el maximum de trabajo, anunciando los concursos para la provisión de
cargos que correspondan”. El nuevo sistema municipal y la aprobación de un
nuevo Estatuto Municipal permitieron que se pusieran las bases para un
funcionariado que, en palabras del que
por el entonces era el concejal Benavides” se
les dé estabilidad y capacitación, se evitará que estén siempre amenazados de
verse mezclados y haciéndoles tomar parte activísima en las luchas políticas,
se verán defendidos del vendaval político que sobre ellos siempre está
cerniéndose y les libraremos de tener que ser servidores mal retribuidos de
algún bando o de algún caudillo”.
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