III.
PARA COLMO, LA DESGRACIA.
Hablando de
septiembre y de la feria, qué susto se llevaron nuestros padres aquel 22 de septiembre del 1957 ( foto 34), en el
que rejoneaba Landete y toreaba Rafael García y nuestro paisano José
Urquiza”Pepete”, al caerse la plaza de toros portátil, montada en la Magdalena. En el
barrio de san Juan, se vivó de una manera especial, las mujeres esperando a los esposos venir ilesos o
heridos y contemplando el trasiego de ambulancias y camiones que subían por la
calle Real y bajaban por la calle Veracruz. Iban comentando que fue en el
momento que comenzaba a dar la vuelta la ruedo Pepete, cuado el cinturón de
seguridad se partió y se vino abajo el tendido, aplastando a muchos niños que
se habían asomado por los bajos de los asientos ( foto 35). Al día siguiente,
todos los niños del pueblo bajamos a contemplar aquel espectáculo tan
deprimente que presentaba el destruido coso de madera ( foto 36). Mientras,
muchos familiares se concentraban en el hospital de la calle Rosario, demandando noticias de los médicos acerca
de sus heridos y a veces recibiendo la
triste noticia del óbito de un allegado (foto 37). Aunque la desgracia pudo ser
mayor, no llego más que a tres fallecidos. Tal como se contempla en el solemne
y multitudinario entierro, presidido por el cura y acompañado por toda la
población. Se suspendieron las fiestas, se declaró día de luto y vinieron autoridades
provinciales acudieron las exequias
fúnebres (38).
IV.
UN SERVICIO EN EL BARRIO, EL HOSPITAL.
El hospital se
había fundado en el último tercio del siglo XIX, y se había instalado en las
casas del patronato del abad Moya. Fue regentado y cuidado por las madres
mercedarias hasta muy avanzado el siglo XX. Estaba junto a la iglesia del
Rosario y la casa de Manuel Rosales Bailón ( foto 39). Se encargaba de los
enfermos de toda clase- sobre todo, los tísicos- con un equipo básico de
médicos y las monjas ejerciendo de enfermeras, también de los niños expósitos, que eran dejados en la Inclusa o Torno, una
ventana que daba a la calle Llana ( foto
40) y de los ancianos, pobres de solemnidad, que eran alegrados por aquellas
monjas en el tramo final de su paso por la vida. De entre aquellas mojas
destacaba sor Martirio que el fotógrafo curiosamente expuso al dorso que la
retrató rodeada de ancianos a las cinco y veinte minutos del nueve de agosto
del 1934. ( Foto 41).
V. LA VIVIENDA
En el barrio,
se clasificaban las casas por viviendas de pujareros,- amplias, de tres pisos y
grandes trojes-, de personas humildes-
de dos pisos y recordando la época medieval, pisando unas en otras- y de
vecinos, con varios pisos y un amplio corralón que mantenía los servicios en
pozos ciegos y un pozo. Pero, en los años cincuenta, ya comenzaron a concederse
casas de protección oficial o de asistencia social, las de san Marcos, las del
Barrio Belén., O las de la
Guita. Era natural que acudieran los vecinos para salirse de
los arrendamientos ante estas ofertas. Primero se sorteaban en el salón de
Plenos del ayuntamiento ( foto 42) después, el acto oficial de la entrega de
llaves, en este caso del alcalde José Garnica Salazar con el cura como
fidetario del acto ( foto 43).
En los años de
la prosperidad o del plan Jaén, algunos adornaron sus huertos como los cármenes
de Granada. Alonso Rubio se hizo una casa jardín en las faldas de la Mota , bendecida por el
párroco, y con una graciosa palomera que construyeron la familia de los
albañiles Mesa Lozano ( fotos 44 y 45) .
VI. EL ALIMENTO.
El agua era un
elemento básico para la alimentación y otros usos. Los garbanzos se ablandaban
con la de la Fuente
Somera , las casas se mantenían limpias con la fregona sin
mango, un trapo recio, y el duro trabajo
de nuestras madres, el pipo no faltaba lleno de agua en verano, y en invierno
se lavaba en la pila con agua de las fuentes. Pues en los tiempos más apacibles
se hacía en los lavaderos públicos. Los niños disfrutaban con salpicarse con el
agua del pilón y refrescarse en verano, pues pocas casas tenían cuartos de
baños ( foto 46).
Si el agua era
gratis, al menos, en los pilares públicos, la comida no era un derecho para
muchas familias que enviaban a sus niños al local del Auxilio Social, primero
en el Llanillo, y luego, en la calle Caridad, presidido por Lourdes Frías,
donde se les daba de comer. ( foto 47 y 48). En la posguerra, el racionamiento,
servido por la
Sección Femenina ( foto 49), repartía en unas lecheras y fiambreras una botella de leche o tres platos
( garbanzos, carne, ..), donde los pobres de solemnidad acudían a la Gota Leche y al Auxilio
de Invierno, la actual carnicería de Teva,
VII. LA RELIGIOSIDAD
Un recuerdo
del itinerario oficial de las letanías de los siglos anteriores consistía en el
paso de las procesiones por todas las
iglesias de la ciudad con paradas o estaciones
obligatorias en la iglesia de la Trinidad , la de san Juan y el Rosario, todas
ellas en el barrio de san Juan. Son
numerosas las fotografías del Viernes Santo por la mañana, con la Mota al fondo, sin sufrir el
terremoto de los años cincuenta ni haberse levantado las casas en la placeta.
Los apóstoles iban delante de los penitentes del gallardete de Jesús ( foto
50). La banda del Gallardete, a su vez, protocolariamente antecedía a la imagen
de Jesús sobre el antiguo trono pequeño,
Y la cuadrilla del Ecce-Homo también delante de Jesús ( foto 51). Este era
portado por la cuadrilla del gallardete, vestida de nazarenos, y por los
cofrades de Jesús, de paisano o gente
pagada por los cofrades; el Cirineo
portaba las cintas moradas ante la imagen. Al fondo está la iglesia de
san Juan, casi en ruinas ( foto 52). Acompañando la imagen de la Virgen de los Dolores, iban
grandes filas de mujeres vestidas con la mantilla española, contempladas por
los vecinos en el huerto de san Rafael. ( foto 53).
La hermandad del
Cristo de la Salud
adquirió una nueva imagen en el año 1940,
obra de Martín Simón, fue fotografiada en el patín en el momento de bajarse del
camión que la tajo por aquel año ( foto 54. No salió penitencialmente hasta el año 1949 en el Viernes Santo de la Semana Santa. La
imagen iba portada por cuatro costaleros en un trono pequeño, con los floreros
de plata que regaló Antonio Urbano Aguayo. Todavía se conservan estos enseres,
así como la peana y las horquillas ( foto 55). En el año 1951-52, se constituyó
una banda mixta con la cofradía de nuestra Señora de las Angustias, cuya
vestimenta destacaba a su paso por la calle Veracruz ( foto 56). Si la calle
anterior es el encuadre perfecto para la imagen y la procesión el Viernes
Santo, la bajada por la calle Rosario en el año 1951 lo era aún más solemne a su paso por la
iglesia del monasterio dominico, que se aprecia al fondo de la fotografía (
foto 57) . O, por la calle Real y
Llanillo en la estación de la iglesia de Consolación, donde la oración se
sublima a la sombra de la esbelta torre ( foto 58).
Fueron los
años cincuenta, años de esfuerzo, de pasión cofrade y de hermanos entregados al
amor del Cristo de la Salud.
Si era necesario, donaban solares para albergar el edifico
del nuevo trono de Tejero, casa construido en la esquina de la placeta de san
Blas por el dúo de albañiles Saturninos (López y Mesa) al mando de la obra (
foto 59). Si la hermandad lo requería, se echaban todos al campo. Si había que
picar las paredes de la iglesia, todos,
a una, acudían a aprender el oficio para realizar la obra. Por eso no extraña
que recibieran homenajes de sus propios hermanos, como es el caso de esta junta
que creó escuela, formada por el secretario José Serrano, Ceballos, Agustín Fuentes, Antonio
Martín, Francisco Cano o Domingo Francisco Cano y Rafael Ferreira que recibió el
nombramiento de hermano mayor honorario ( foto 60).
Pero el mayor
honor que tuvo la hermandad fue la caridad, la tenían impregnada en sus
relaciones humanas, en la vida de la hermandad y en una mujer, que se desvivió
por el barrio la madre Carmen, como
popularmente se llamaba, y fundó un
hospicio en los años treinta y donó sus bienes en beneficio de los niños y
niñas pobres ( foto 61).
III.
PARA COLMO, LA DESGRACIA.
Hablando de
septiembre y de la feria, qué susto se llevaron nuestros padres aquel 22 de septiembre del 1957 ( foto 34), en el
que rejoneaba Landete y toreaba Rafael García y nuestro paisano José
Urquiza”Pepete”, al caerse la plaza de toros portátil, montada en la Magdalena. En el
barrio de san Juan, se vivó de una manera especial, las mujeres esperando a los esposos venir ilesos o
heridos y contemplando el trasiego de ambulancias y camiones que subían por la
calle Real y bajaban por la calle Veracruz. Iban comentando que fue en el
momento que comenzaba a dar la vuelta la ruedo Pepete, cuado el cinturón de
seguridad se partió y se vino abajo el tendido, aplastando a muchos niños que
se habían asomado por los bajos de los asientos ( foto 35). Al día siguiente,
todos los niños del pueblo bajamos a contemplar aquel espectáculo tan
deprimente que presentaba el destruido coso de madera ( foto 36). Mientras,
muchos familiares se concentraban en el hospital de la calle Rosario, demandando noticias de los médicos acerca
de sus heridos y a veces recibiendo la
triste noticia del óbito de un allegado (foto 37). Aunque la desgracia pudo ser
mayor, no llego más que a tres fallecidos. Tal como se contempla en el solemne
y multitudinario entierro, presidido por el cura y acompañado por toda la
población. Se suspendieron las fiestas, se declaró día de luto y vinieron autoridades
provinciales acudieron las exequias
fúnebres (38).
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