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sábado, 3 de septiembre de 2016

OTROS ASPECTOS DEL BARRIO DE SAN JUAN Y DE LA HERMANDAD DEL CRISTO DE LA SALUD

 
            III. PARA COLMO, LA DESGRACIA.

Hablando de septiembre y de la feria, qué susto se llevaron nuestros padres aquel  22 de septiembre del 1957 ( foto 34), en el que rejoneaba Landete y toreaba Rafael García y nuestro paisano José Urquiza”Pepete”, al caerse la plaza de toros portátil, montada en la Magdalena. En el barrio de san Juan, se vivó de una manera especial, las mujeres  esperando a los esposos venir ilesos o heridos y contemplando el trasiego de ambulancias y camiones que subían por la calle Real y bajaban por la calle Veracruz. Iban comentando que fue en el momento que comenzaba a dar la vuelta la ruedo Pepete, cuado el cinturón de seguridad se partió y se vino abajo el tendido, aplastando a muchos niños que se habían asomado por los bajos de los asientos ( foto 35). Al día siguiente, todos los niños del pueblo bajamos a contemplar aquel espectáculo tan deprimente que presentaba el destruido coso de madera ( foto 36). Mientras, muchos familiares se concentraban en el hospital de la calle Rosario,  demandando noticias de los médicos acerca de  sus heridos y a veces recibiendo la triste noticia del óbito de un allegado (foto 37). Aunque la desgracia pudo ser mayor, no llego más que a tres fallecidos. Tal como se contempla en el solemne y multitudinario entierro, presidido por el cura y acompañado por toda la población. Se suspendieron las fiestas, se declaró día de luto y vinieron autoridades provinciales acudieron  las exequias fúnebres (38).
           


            IV. UN SERVICIO EN EL BARRIO, EL HOSPITAL.
  
El hospital se había fundado en el último tercio del siglo XIX, y se había instalado en las casas del patronato del abad Moya. Fue regentado y cuidado por las madres mercedarias hasta muy avanzado el siglo XX. Estaba junto a la iglesia del Rosario y la casa de Manuel Rosales Bailón ( foto 39). Se encargaba de los enfermos de toda clase- sobre todo, los tísicos- con un equipo básico de médicos y las monjas ejerciendo de enfermeras, también de los niños  expósitos, que eran dejados en la Inclusa o Torno, una ventana  que daba a la calle Llana ( foto 40) y de los ancianos, pobres de solemnidad, que eran alegrados por aquellas monjas en el tramo final de su paso por la vida. De entre aquellas mojas destacaba sor Martirio que el fotógrafo curiosamente expuso al dorso que la retrató rodeada de ancianos a las cinco y veinte minutos del nueve de agosto del 1934.  ( Foto 41). 


 

V. LA VIVIENDA



En el barrio, se clasificaban las casas por viviendas de pujareros,- amplias, de tres pisos y grandes trojes-, de  personas humildes- de dos pisos y recordando la época medieval, pisando unas en otras- y de vecinos, con varios pisos y un amplio corralón que mantenía los servicios en pozos ciegos y un pozo. Pero, en los años cincuenta, ya comenzaron a concederse casas de protección oficial o de asistencia social, las de san Marcos, las del Barrio Belén., O las de la Guita. Era natural que acudieran los vecinos para salirse de los arrendamientos ante estas ofertas. Primero se sorteaban en el salón de Plenos del ayuntamiento ( foto 42) después, el acto oficial de la entrega de llaves, en este caso del alcalde José Garnica Salazar con el cura como fidetario del acto  ( foto 43).
En los años de la prosperidad o del plan Jaén, algunos adornaron sus huertos como los cármenes de Granada. Alonso Rubio se hizo una casa jardín en las faldas de la Mota, bendecida por el párroco, y con una graciosa palomera que construyeron la familia de los albañiles Mesa Lozano ( fotos 44 y 45) .  





















 












VI. EL ALIMENTO.

El agua era un elemento básico para la alimentación y otros usos. Los garbanzos se ablandaban con la de la Fuente Somera, las casas se mantenían limpias con la fregona sin mango, un trapo recio,  y el duro trabajo de nuestras madres, el pipo no faltaba lleno de agua en verano, y en invierno se lavaba en la pila con agua de las fuentes. Pues en los tiempos más apacibles se hacía en los lavaderos públicos. Los niños disfrutaban con salpicarse con el agua del pilón y refrescarse en verano, pues pocas casas tenían cuartos de baños  ( foto 46).
Si el agua era gratis, al menos, en los pilares públicos, la comida no era un derecho para muchas familias que enviaban a sus niños al local del Auxilio Social, primero en el Llanillo, y luego, en la calle Caridad, presidido por Lourdes Frías, donde se les daba de comer. ( foto 47 y 48). En la posguerra, el racionamiento, servido por la Sección Femenina ( foto 49),  repartía en unas lecheras y  fiambreras una botella de leche o tres platos ( garbanzos, carne, ..), donde los pobres de solemnidad acudían a la Gota Leche y al Auxilio de Invierno, la actual carnicería de Teva,

VII. LA RELIGIOSIDAD

Un recuerdo del itinerario oficial de las letanías de los siglos anteriores consistía en el paso de las procesiones  por todas las iglesias de la ciudad con paradas o estaciones  obligatorias en la iglesia de la Trinidad, la de san Juan y el Rosario, todas ellas en el barrio de san Juan.  Son numerosas las fotografías del Viernes Santo por la mañana, con la Mota al fondo, sin sufrir el terremoto de los años cincuenta ni haberse levantado las casas en la placeta. Los apóstoles iban delante de los penitentes del gallardete de Jesús ( foto 50). La banda del Gallardete, a su vez, protocolariamente antecedía a la imagen de Jesús sobre el antiguo  trono pequeño, Y la cuadrilla del Ecce-Homo también delante de Jesús ( foto 51). Este era portado por la cuadrilla del gallardete, vestida de nazarenos, y por los cofrades de Jesús, de paisano o  gente pagada por los cofrades; el Cirineo  portaba las cintas moradas ante la imagen. Al fondo está la iglesia de san Juan, casi en ruinas ( foto 52). Acompañando la imagen de la Virgen de los Dolores, iban grandes filas de mujeres vestidas con la mantilla española, contempladas por los vecinos en el huerto de san Rafael. ( foto 53).
 

            LA HERMANDAD DEL CRISTO DE LA SALUD


La hermandad del Cristo de la Salud adquirió una nueva imagen en el año  1940, obra de Martín Simón, fue fotografiada en el patín en el momento de bajarse del camión que la tajo por aquel año ( foto 54. No salió penitencialmente  hasta el año 1949 en el Viernes Santo de la Semana Santa. La imagen iba portada por cuatro costaleros en un trono pequeño, con los floreros de plata que regaló Antonio Urbano Aguayo. Todavía se conservan estos enseres, así como la peana y las horquillas ( foto 55). En el año 1951-52, se constituyó una banda mixta con la cofradía de nuestra Señora de las Angustias, cuya vestimenta destacaba a su paso por la calle Veracruz ( foto 56). Si la calle anterior es el encuadre perfecto para la imagen y la procesión el Viernes Santo, la bajada por la calle Rosario en el año 1951  lo era aún más solemne a su paso por la iglesia del monasterio dominico, que se aprecia al fondo de la fotografía ( foto  57) . O, por la calle Real y Llanillo en la estación de la iglesia de Consolación, donde la oración se sublima a la sombra de la esbelta torre ( foto 58).
 
Fueron los años cincuenta, años de esfuerzo, de pasión cofrade y de hermanos entregados al amor del Cristo de la Salud. Si era necesario, donaban solares para albergar el edifico del nuevo trono de Tejero, casa construido en la esquina de la placeta de san Blas por el dúo de albañiles Saturninos (López y Mesa) al mando de la obra ( foto 59). Si la hermandad lo requería, se echaban todos al campo. Si había que picar las paredes de la  iglesia, todos, a una, acudían a aprender el oficio para realizar la obra. Por eso no extraña que recibieran homenajes de sus propios hermanos, como es el caso de esta junta que creó escuela, formada por el secretario José  Serrano, Ceballos, Agustín Fuentes, Antonio Martín, Francisco Cano o Domingo Francisco Cano y Rafael Ferreira que recibió el nombramiento de hermano mayor honorario ( foto 60).
Pero el mayor honor que tuvo la hermandad fue la caridad, la tenían impregnada en sus relaciones humanas, en la vida de la hermandad y en una mujer, que se desvivió por el barrio  la madre Carmen, como popularmente se llamaba,  y fundó un hospicio en los años treinta y donó sus bienes en beneficio de los niños y niñas pobres ( foto 61).         




  
            III. PARA COLMO, LA DESGRACIA.

Hablando de septiembre y de la feria, qué susto se llevaron nuestros padres aquel  22 de septiembre del 1957 ( foto 34), en el que rejoneaba Landete y toreaba Rafael García y nuestro paisano José Urquiza”Pepete”, al caerse la plaza de toros portátil, montada en la Magdalena. En el barrio de san Juan, se vivó de una manera especial, las mujeres  esperando a los esposos venir ilesos o heridos y contemplando el trasiego de ambulancias y camiones que subían por la calle Real y bajaban por la calle Veracruz. Iban comentando que fue en el momento que comenzaba a dar la vuelta la ruedo Pepete, cuado el cinturón de seguridad se partió y se vino abajo el tendido, aplastando a muchos niños que se habían asomado por los bajos de los asientos ( foto 35). Al día siguiente, todos los niños del pueblo bajamos a contemplar aquel espectáculo tan deprimente que presentaba el destruido coso de madera ( foto 36). Mientras, muchos familiares se concentraban en el hospital de la calle Rosario,  demandando noticias de los médicos acerca de  sus heridos y a veces recibiendo la triste noticia del óbito de un allegado (foto 37). Aunque la desgracia pudo ser mayor, no llego más que a tres fallecidos. Tal como se contempla en el solemne y multitudinario entierro, presidido por el cura y acompañado por toda la población. Se suspendieron las fiestas, se declaró día de luto y vinieron autoridades provinciales acudieron  las exequias fúnebres (38).
           


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