II LA FAMILIA DE BATMALA
LLEGA A ALCALA. LA REVOLUCIÓN DEL 1868 Y LA PRIMERA REPÚBLICA
II. LA FAMILIA DE LOS
BATMALA-LALOYA
La familia de
Pablo Batmala Laloya procedía de Rebenac de Arudy, dependiente de la provincia
francesa de los Bajos Pirineos y de la diócesis de Bayona. (En tiempos de este
personaje, los documentos alcalaínos,
notariales y eclesiásticos denominaban a esta ciudad Rabenacq). Los abuelos de Pablo Batmala fueron Juan Batmala Lies y Mariana Gobert
Clues por la parte paterna, y, por la materna, Juan Laloya Laborda y Juana
Courrucou. Todos de origen francés, como
lo fueron sus padres Santiago
Batmala Gobert y Clotilde Laloya. Al sur
de la importante ciudad francesa de Pau, los Batmala y
Laloya fijaron su residencia entre
las ciudades de Gan, Oloron,
Biziet y Rebenac, todas ellas interrelacionadas y comunicadas por la carretera
que desde Jaca se introduce por los Pirineos y desemboca en Pau.
FRANCESES EN ALCALÁ DEL SIGLO XIX
Desde tiempo
inmemorial, los franceses se habían afincado en la ciudad de Alcalá.
Los hubo caldereros y comerciantes en el siglo XVI y XVII. En el siglo XVIII,
incluso, la familia Lac regentó un comercio hostal en el Llanillo
En los primeros años del siglo XIX, antes de la llegada de los
Batmala-Laloya, ya se habían avecindado
varias familias procedentes de otras ciudades del sur de Francia como
los Casanova, Camy, y Miqueu.
Probablemente, la azarosa vida de la política francesa, desde el estallido de la Revolución Francesa ,
dio lugar a esta diáspora, que trató de
invertir sus recursos en otros lares con
mayor rendimiento y seguridad económica. El primero en llegar a Alcalá fue Juan
Gober, un castrador de animales que se afincó en Alcalá a finales de siglo
XVIII y se casó con otra francesa Ramona Piu, de la que tuvo seis hijos[iv].
Esta rama se emparentó con los Miqueu, naturales de Ojen, (Francia) y que llegaron por los años treinta del mencionado
siglo a esta ciudad del Santo Reino. Un poco más tarde, estos últimos hicieron lo mismo con la
familia de los Camy, ya a mediados de siglo. En 1830, Pedro Miqueu ya vivía en
la calle Bordador, una casa por debajo de la familia Gober, y en 1857, uno de sus miembros se encontraba
entroncado con importante familias hacendadas de Alcalá. Así el labrador
Ricardo Carrillo estaba casado con María Juana Miqueu y Gober.
En los años
cincuenta, la familia de los Camy, procedente de Bruziet[v],
provincia de Olorón y cantón de Arydi, se convirtió en unos importantes
comerciantes, y, también, se emparentó con los Miqueu. Los Camy estaban
relacionados, a su vez, con el comercio gaditano y, sobre todo, con el que
procedía desde Gibraltar. Pronto
establecieron un importante comercio de tejidos y telas en el Llanillo hasta
tal punto que en el año 1853 figuraban como personas notables e influyentes de
Alcalá la Real
con motivo del intento de abrir una Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alcalá la Real[vi].Y,
así, es comprensible que el matrimonio, formado por Pedro Camy Bergeret y Josefa Miqueu Gober, escalara un puesto significativo de reconocimiento en
la sociedad alcalaína, integrando a algunos de sus hijos en las
profesiones reconocidas de su
tiempo-entre los importantes vecinos de la familia Camy, se encontraba el médico Pedro Camy Miqueu- .
Los Camy, al ser los primeros en avecindarse en Alcalá, fueron los embajadores
de la familia de los Batmala, y posteriormente de los Laloya[vii].
Con la célebre
proclamación de la
Segunda República Francesa
y las medidas que conllevaron a muchos vecinos grandes pérdidas en
muchas fuentes de ingresos, los Batmala, de nuevo, a mediados de siglo
volvieron a hacer las maletas hacia tierras españolas. También, se produjo, en
tiempos de Napoleón III, la emigración
de otros sectores republicanos, y socialistas. Pero la razón de que los Batmala
y Laloya se marcharan de sus tierras no era otra que el movimiento migratorio
que provocaba la explotación de las
haciendas en el seno de las familias campesinas de los Bajos Pirineos. Entre los destinos
principales de los jóvenes franceses, se destacaban España, especialmente la
provincia de Cádiz para los emigrantes de Rebenacq, mas tarde California y
Argentina. Todos buscaban los países de la Plata , donde anteriormente habían vendido sus
productos textiles. Este movimiento migratorio era compresible por las
prácticas sucesorias de los campesinos de los
Bajos Pirineos. Pues, según la tradición[viii],
sólamente el primer hijo heredaba la casa
y no sólo la casa sino también las tierras, en una provincia donde sólo abundaba el pequeño
campesinado. Las hijas no tenían otra alternativa que casarse con otro heredero
de otra familia, o quedarse solteras de
la misma manera que los hermanos
menores se quedaban a expensas de su primogénito. No había otra salida y
alternativa que estar al servicio de este último o emigrar a otras tierras para intentar hacer
fortuna en el extranjero.
La situación
era insostenible, sobre todo, en el caso
de los solteros que se casaban con una heredera, pues esta mujer ponía en los
trances más apurados a su marido: éste no tenía derecho alguno en cuestiones de
hacienda y era considerado como
simplemente un varón, esposo procreador, para proporcionar un heredero a la
familia. A veces, llegaron a cohabitar tres generaciones en una misma casa: los
padres y familia del heredero con sus
hijos, y los hermanos del heredero que desempeñaban el papel de criados. No
hubo caso de casamiento entre hermanos, pues no tenían casa ni bienes propios,
pero, tanto en Francia como en Alcalá,
se establecieron algunos grados de consanguinidad entre las familias
francesas afincadas en la localidad
LLEGAN
LOS BATMALA
Con estos
precedentes, en 1849, los hijos de Juan
Batmala y Juana Laloya ya se
habían afincado en Alcalá la Real. Probablemente , entraron a
través del puerto de Málaga, desde donde mantuvieron lazos de unión con los
bancos de aquella localidad, y donde
llevaron a cabo los primeros negocios. Estaban relacionados con los
comerciantes del textil de Cataluña, ya que,
desde principio, se presentaron a través del consulado de Granada, donde
tenían relaciones con las firmas comerciales granadinas y sus correspondientes
casas de Barcelona. Hemos podido constatar la presencia de negocios comerciales
de Francisco Batmala, tío de Pablo, entre los años 1874 y 1880, con los comercios granadinos de Benito Martínez y Compañía, Sabadell y
Batista, don Lorenzo Vico Rubio y Heras, José Ruiz y López Comercio, Casa Alsubide y Escolástico Martínez[ix].
Como es
lógico, a través de esta vía, se introdujeron en el mundo comercial alcalaíno y
prieguense. En concreto, por estas fechas, varias familias de origen francés
copaban los mejores comercios del Llanillo alcalaíno y las
calles principales de Priego como las de Pedro Camy Bergeret, Juan Casanova
Zurdón, y los Laloya. El proceso fue rápido, pero los pasos y modo de entrada a
estas ciudades fueron siempre los mismos. En Alcalá se dieron a conocer, desde
los primeros momentos, como unos
emigrantes o “forasteros” que vivían
del comercio y de la representación de las entidades bancarias,
afincadas en Andalucía, sobre todo el Banco de Málaga, ejerciendo de
prestamistas mediante el sistema de letras de protesto[x]. Después,
pronto, gracias a su rico patrimonio mobiliario, se enriquecieron, mediante los
abundantes préstamos de dinero a los nuevos agricultores alcalaínos, a los que hipotecaban sus tierras
para hacer frente al gran movimiento
inmobiliario y rural, que se desarrollaba
tras la desamortización de Madoz, así como con la incorporación de grandes cortijos a su
hacienda familiar, hasta tal punto que a final de siglo se les consideraban
como medianos propietarios en la lista de grandes contribuyentes locales[xi].
Para entender
bien la integración de los franceses en
Alcalá a partir de mediados de siglo, conviene tener en cuenta que comenzó a crearse
una red viaria, que abrió nuevos
caminos, arregló y transformó los anteriores en carreteras. Entre ellos
destacaron los que enlazaban el que unía Alcalá con Cantera Blanca, Montefrío y
Loja; el de Alcalá con Almedinilla y
Priego, y el de Alcalá con Baena, Castro del Río y Córdoba. Todos ellos convergían a la costa malagueña” por ser la línea que conducían a Málaga
para mayor ahorro de legua y porque para aquel punto se exportaban los granos
de esta y de la campiña de Jaén y parte
de Córdoba y que de desde aquel punto se
importan los géneros de utilidad de gasto y consumo haciéndose a lomo por falta de camino carretero con notable
pérdida de la agricultura y comercio[xii]”.
Por otro lado, la economía se transformaba, a pasos agigantados, de un sistema
agropecuario a otra de predominio agrícola con una gran influencia del comercio
en la ciudad, a lo que se añadía la incorporación privada de muchos terrenos de propios y comunales.
Los abuelos de
Pablo Batmala tuvieron varios hijos que
se incorporaron a Alcalá. Por la parte de los Batmala, se constata la presencia
de Juan[xiii], Francisco[xiv] y
Santiago, padre de Batmala. El primero se inició como comerciante,
y vivió en la calle Braceros hasta su
muerte, se casó en el año 1861 con Ana
Gobert[xv]
y vino a Alcalá en torno a 1870. Más
tarde, como propietario, mantuvo buenos lazos
con su sobrino Pablo, a quien le transmitió tardíamente los bienes. Era
vecino de Josefa Miqueu Gober, casada con Santiago Camy Miqueu, otro francés
afincado en Alcalá por los años treinta del siglo XIX.
El segundo,
Francisco, vino a Alcalá en el año 1849.
Se mantuvo como comerciante[xvi] hasta que formó una familia con linaje
alcalaíno y se casó con la hacendada Dolores Alba Fernández, descendiente de la familia del regidor y
propietario don Florencio Alba[xvii].
Por su enlace matrimonial, se integró rápidamente en la sociedad alcalaína, al mismo tiempo que
esta circunstancia familiar le permitió enrolarse en la vida política local. Al
principio fue un comerciante del ramo textil, pero, sobre todo, se enriqueció
estableciendo un banco de préstamos, con el que hipotecaba a los nuevos
campesinos recibiendo el dinero en monedas de plata. Durante este tiempo
compartió el negocio con su paisano Pedro Camy, un comercio muy floreciente en
el que llegó a tener varios dependientes ( El comercio debía tener un volumen de negocios tan grande que uno de sus trabajadores se dio de baja de soldado de la Milicia Nacional ,
porque no podía asistir a las clases
doctrinales[xviii]). Más tarde,
cambiando su posición social de comerciante por la de propietario, se
casó en el año 1661 con Dolores Alba, mujer descendiente
de una familia hidalga alcalaína, con la que tuvo seis hijos (Indalecio en 1863, Mercedes en 1867, Adoración en 1866, Francisco en 1870. Isabel en 1872 y
Dolores en 1874).
En los
primeros años de su estancia alcalaína, se dedicó a multiplicar su capital mediante
el préstamo de dinero a medianos agricultores, ya que concentraron en
sus manos muchas pequeñas parcelas de
los pequeños campesinos y de otros hacendados que emigraron a otras ciudades.
(Entre los primeros, la familia de Sánchez Nieto[xix] y
Serrano; y entre los segundos, Fernández
de Moya a Jaén.) También desarrolló la actividad de avalistas de letras de
cambio por su relación con el Banco de Málaga
y, en concreto, por sus buenos
contactos con Rafael Regueras, director de la entidad. Más concretamente, avaló
muchos protestos de letras a familias
importantes como la de Antonio Sánchez Cañete o la de su paisano Pedro Camy
Bergeret[xx]. Además de esta actividad mercantil, a lo
largo de los dos últimos decenios del siglo XIX, fueron frecuentes los contratos de compraventa de
Francisco, con el consiguiente acrecentamiento de su patrimonio[xxi]. Finalmente, antes de los años noventa,
dispuso de una fábrica famosa de Harinas y Panadería, que traspasó en 1897 a Valeriano Ferreira Hinojosa, valorada en cinco
mil pesetas[xxii]. Muestra de su buena
posición social era que disponían de una sirvienta de origen castillero Victorina
Villén Izquierdo, en la calle Utrilla,
31. Tras la muerte de su hijo Indalecio, por los años veinte en
Torremolinos, Pablo se benefició de gran parte de la herencia de
su tío y utilizó esta vivienda, que daba a la calle Espinosa para realizar sus obras altruistas a favor de los pobres de
solemnidad cada sábado, donde repartía
dinero y alimentos. Una vivienda importante, que quedó en manos de esta rana de
los Batmala fue la situada en el número 38 del Llanillo, junto a la posada de
León y la casa de la familia de los
Sánchez Molero.
SANTIAGO, PADRE DE PABLO BATMALA, Y
LOS LALOYA
Por su parte,
Santiago[xxiii], el padre de Pablo, vino a Alcalá unos años
después, en el 1853, y ejerció como dependiente del comercio de su hermano
Francisco[xxiv]. Se casó el 30 de
octubre de 1872 con Clotilde Batmala en la iglesia del Rosario. Asistieron a la
boda como testigos el escribiente José Vinuesa, Juan Casanova, su hermano
Francisco Batmala, y el notario Felipe Núñez[xxv].
Su mujer doña
Clotilde Laloya, nueve años menor que el marido, llegó unos
años después. Formó la sociedad comercial “Hermanos Laloya”, junto con
sus hermanos Pedro y Pablo. Debió alcanzar
pronto unos medios holgados, pues,
cuando firmó el contrato de la dote a su
futuro marido, le entregó nada menos que cuatro mil pesetas, con las que
adquirió varias fincas e importante
cantidad que, en otras ocasiones,
Santiago prestó a varios vecinos. Este, bajo la influencia de su hermano
Francisco, se abrió camino en Alcalá y compró la casa número veintiuno de la calle Bordador. Tuvo, en Alcalá la Real , varios hijos, (Dolores,
en 1873, Pablo en 1875, Indalecio en 1877, Clotilde en 1878,
Luisa en 1880, Enriqueta en 1882, y Luís 1883). Pronto murieron Luisa,
Indalecio y Luís, ya que en el 1889 no viven con ellos en la calle General
Lastres.
Por otra
parte, la familia de los Laloya procedía de Louvies Juzon, ciudad también perteneciente a los Bajos Pirineos- pero más
tendiendo al Sur de Rebenacq limitando
con el Pirineo Aragonés-. Algunos miembros de esta familia se trasladaron
Alcalá, en concreto Pedro, Pablo, María Juana y Clotilde; unos años después que
lo hicieron los Batmala, en torno a los setenta del siglo XIX.
Sin embargo,
un hermano de los Laloya, de nombre
Antonio, se quedó al frente de su hacienda de los territorios franceses y los representó en
Rebenacq. Mónica, Ana y María Teresa,
las tías de Pablo Batmala, se establecieron en
Gan, y no vinieron nunca a Alcalá (pues esta última se casó con el
comerciante francés Juan Guillambour, que por cierto murió pronto, y, tan sólo,
e pasó por estas tierras de una a manera accidental para recoger loa
herencia de sus hermanos políticos).[xxvi] A
pesar de la distancia, la relación de
los hermanos afincados en Francia con sus hermanos alcalaínos se mantuvo en
cuestiones hereditarias. Así, Ana quedó pronto viuda, con cuatros hijos,
dejando la tramitación de los negocios
en su paisano Juan Batmala, que le vendió las tierras heredadas de sus
parientes para invertirlas en suelo francés[xxvii].
Todos los
miembros de la familia Laloya, menos las anteriores, se trasladaron, primero,
desde su villa originaria de Rebenacq a
Louvies Juzon, y, más tarde, emigraron desde
Francia a Alcalá: en concreto en torno al 1857, lo que se constata con
la presencia de Pablo y Pedro[xxviii],
viviendo por esta fecha en la
Plaza Alta y sirviendo como dependientes en un comercio
importante de telas regentado por su paisano Francisco Batmala. Su llegada fue
escalonada: Pedro lo hizo en 1858; Pablo, en 1859, y, con la muerte del padre
en 1869, se trasladaron a Alcalá María
Juana y Clotilde( en concreto, en 1870, porque hay noticias de que ésta última[xxix] ya
se encontraba en Alcalá por esta fecha).
No caben dudas de que todos estos franceses
eran unos jóvenes adolescentes, que se vieron obligados a emigrar de aquellas tierras con una agudeza y
olfato especial para el mundo de los negocios, ya que, diez años después, se mostraron como unos
expertos comerciantes de Alcalá. Y, en verdad que se hicieron notar, porque, en
el bienio liberal de 1854-56, el progresista Antonio de Torres se quejaba de
ellos en estos términos:
.
“Que se
reconvenga al señor capitán de la Milicia Nacional y que se eliminen a los señores
súbditos franceses, don Francisco Batmala y don Pedro Camy y a todos los demás
que no tengan caballo o yegua propia”
A lo que contesto el ayuntamiento[xxx]
“Que si
bien los súbditos franceses ni de otras naciones no están obligados a
pertenecer a la
Milicia Nacional , no se excluyen en el sentir del ayuntamiento en el que se
inscriban voluntariamente en sus filas,
si a notorio arraigo y buena conducta se agrega la antigua vecindad, como sucede
a don Pedro Cami y don Francisco Batmala del Comercio de esta ciudad”.
Pues,
Clotilde, Ana, Pedro, Pablo, y María Juana formaron un floreciente comercio
conocido con el nombre de los “Hermanos Laloya”, que alcanzó un gran éxito
económico entre los años sesenta y ochenta.
Los hermanos vivían en la casa
número 20 de la calle Bordador, lindando con la del francés Pedro
Miqueu, con el que no debieron tener unas relaciones muy fluidas, pues este
último demandó en 1870 a
Pablo por una reforma de la acera de la calle, cosa que no llevaba razón pues
el cabildo municipal se la denegó[xxxi].
Tanto
los Batmala, en la persona de Francisco Batmala, como los Laloya, con Pablo
Laloya, comenzaron a integrarse en la vida social, política y económica de
Alcalá la Real. A
finales de 1867, los dos fueron elegidos
regidores del ayuntamiento alcalaíno dentro de una candidatura
conservadora, presidida por Gregorio de Torres Gómez y representando a los
industriales y comerciantes, miembros de
la Junta de
Mayores contribuyentes. Incluso, Francisco Batmala, ocupó puestos de honor,
bajo la alcaldía de Gregorio de Torres, como segundo teniente de alcalde y dio
muestras de gran sensatez desempeñando tareas importantes como el deslinde con el Castillo de Locubín
en la zona del Marroquín. Pablo Laloya, por su parte, le correspondió el escaño
decimoquinto de la Sala
de Plenos y perteneció a la Comisión de Visitas junto
con Aquilino Sánchez Molero[xxxii].
En 1871, Pablo se le consideraba como una persona influyente porque, en una
colecta a favor de recaudar fondos para la clase jornalera, ya proporcionaba la
notable cantidad de cuarenta escudos. Incluso,
en tiempos del gobierno de los liberales, se le elegía como miembro de la Junta de Asociados por el
ramo de los comerciantes e industriales, por lo que se entiende que disfrutaba de gran confianza y prestigio
entre la población. Era claro y evidente que uno, por casamiento con la hija de
la familia de los Alba, y el otro, por sus relaciones exitosas relaciones
comerciales, comenzaron a destacar pronto en la vida alcalaína[xxxiii].
[iii] AMAR. Acta de 8 de mayo de 1865. Los beneficiarios eran Antonio León, exalcalde, en la parte de los
Llanos, y en la de la Acamuña Fernando
Montijano, secretario del Ayuntamiento.[iv]
Catastro del 1801. Vivía en la calle Braceros
en 1835 junto con su hija Teresa. En 1801, tenía dos hijas María y Teresa.[v] Esta
ciudad se encontraba situada al norte de Pau y por encima de Mont de Marsan,
actualmente se conoce con el nombre de Bouriot Bergon
[vi] Acta del 19 de agosto de 1853.
AHPJ. Legajo 21600. Folio 1.125.
[vii] AMAR. Libro de padrón de
1857. Cedula 5.441. Aparece Pedro con 36 años, y los hijos Matilde, José, y
Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375.
Letras de protesto de Pedro Camy
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874
Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
[ix] Noticias de la notaria
francesa y el actual cronista.
8/. AHPJ. Legajo 21600. Folio 1.125. Notario Alejandro Mouton
AHPJ. Legajo 21600. Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy Bergeret con Juan Casanova
Zurdón. Los Camy avalaban a Francisco Batmala, que ponía como hipoteca el Cortijo de las Varas de
Palio.
[xii] AMAR. Petición del ayuntamiento al Jefe
Político e la Provincia
de Jaén en el acta del 11 del de
diciembre de 1849. Se enmarcaban dentro de la política provincial con los
números 7. 10 y 12.
12 Juan murió octogenario en el año 1930 viudo.
13 AMAR. Legajo 124, P.4. Había nacido el 17 de febrero de 1831 en
Rabenacq y su esposa Dolores
Alba
Fernández, el 25 de abril de 1836. Los padres de Dolores eran
don Florencio Alba y la granadina doña Antonia Fernández. Se casaron el 19 de
mayo de 1666 en la parroquia de Santo Domingo de Silos y figuraba en el día del
casamiento como comerciante.
14 APSD Se casó el 19 de mayo de 1661.
16 AMAR. Patrón
de 1857. Figura con la cédula 5436, de edad de 27 años soltero y
comerciante
17 APSD. Li
18 Acta del cabildo de 15 de
febrero de 1855. Se llamaba José Fernández de
Puliana. El Comercio se llamaba CASA DE COMERCIO DE DON PEDRO CAMI. Y estaba junto a las casas de los Portales de la Plaza , donde vivía. Como era
típico de estos años, se vendían en los comercio todo tipo de género, el
ayuntamiento adquiría el Anunciador de Jaén..
19 AHPJ. Notario Alejandro Moutón Año 1862.Legajo 21589. Venta
a Francisco Batmala de parcela, estanque 14 fanegas de las Peñuelas de
Fernández de Moya; y una en Charilla de José Gallego; el mismo, venta de parcelas del cortijo de la Media Naranja a
Sánchez Nieto; a este préstamo de 48.260 reales con hipoteca
de las tierras compradas; otra de hipoteca a Antonio Márquez 8.500 reales ; a tres vecinos del Castillo
Cándido Castillo, Manuel Baeza, y Miguel Lara, 5400 reales, a Juan Bautista
Roldán, 1863., a David Guardia, 1440 reales; a Francisco Pérez Muñoz 2350
reales. A Francisco Fernández de Moya y Mesía, nada menos que 60.000 reales; al
panadero Pedro Lara Romero, 2.400 reales.
LEGAJO 5547
20 AHPJ. Legajo
21.600 Año 1874 Folios 37. 855
Francisco Batmala fue avalador de los anteriores
21 AHPJ.21554. En 1897, compró 12
fanegas
22 AHPJ.21557. Folio 173. Contrato De compraventa.
23 Había nacido en el mismo lugar 15 de noviembre
de 1840 y llegó a Alcalá con 18 años. APS
D. Todas las partidas de bautismo se encuentran enel archivo de la parroquia salvo la de Dolores que nación en Francia.
24 AMAR. Libro de padrón de 1857. Cédula 5440. Era
soltero y de quince años.
25 APSM. Libro 19. Página 275. Año 1909.
26 HPJ. 25669. El 7 de diciembre
de 1894 vendió a Florencio Pérez Fuentes los bienes de su esposa Teresa ante
Alejandro Mouton, que era la parte que le
correspondía de 20 fanegas de los Bujeos de Fuente Álamo, hipotecados en
2.705 a José Trujillos.
27 AHPJ 25669. Folio 429. En 1894
Juan Batmala Gober, como apoderado de Ana Batmala vende los bienes heredados
Ana a Gregorio González Vela. C
28 AMAR. En el Padrón de 1857, aparecen Pablo Laloya y Membriella (‘) y
Pedro Laloya Membriella con las cédulas 5438 y 5439, con las edades de
29AMAR. Acta del día
17 de noviembre de 1857
30 AMAR. Acta de 29 de junio de 1869
31 Nació el 24 de junio de 1848.
32 Acta del 17 de diciembre
de1867.
Los miembros restantes eran José Martínez,
Francisco González de Lara, Francisco Bolívar,
Faustino González Aguilera. Domingo Urda, Felipe Bolívar Muñoz, Tomás Font,
comerciante y hacendado, Francisco Montañés Frías, Pedro Ruiz Ruiz, Pedro castillo Guardia, José Cano
Carrillo, Aquilino Sánchez Molero, Rodrigo Castillo y Francisco Belbel.
33[xxxii] AMAR.
Acta de dos de enero de 1871.
34[xxxii] Libro
Borrador de Oficios 1869. Nota 128 del uno de octubre, comunicación al
gobernador civil.
35[xxxii] Así aparece en
el sello de sus escudo, en l
Buenos días. No he encontrado su contacto en los datos personales razón por la que le consulto aquí. Me refiero a Aquilino Sanchez Molero que vd. cita. Fue secretario del ayuntamiento de Quesada alrededor de 1850 y al parecer era natural de Alcalá. En la documentación del fondo Carriazo de la universidad de Sevilla he encontrado una anotación a mano del propio Carriazo según la cual en 1872 pintó un cuadro titulado "La Coronación de la Virgen". En los años veinte este cuadro estaba en una capilla del convento de dominicos de Quesada. Seguramente fue destruido en 1936 porque hoy no se conserva. Le rogaría información, en el caso de que disponga de ella, sobre esta persona y en especial sobre su condición de pintor (imagino que aficionado). Mi dirección es vicenteortizgarcia@gmail.como y www.vortizg.es. Muchas gracias. Vicente Ortiz. Quesada.
ResponderEliminar