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jueves, 8 de septiembre de 2016

BIOGRAFÍA DE LA FAMILIA BATMALA EN CAPÍTULOS. PRIMERO



II LA FAMILIA DE BATMALA LLEGA A ALCALA. LA  REVOLUCIÓN DEL 1868 Y LA PRIMERA REPÚBLICA




II. LA FAMILIA DE LOS BATMALA-LALOYA

La familia de Pablo Batmala Laloya procedía de Rebenac de Arudy, dependiente de la provincia francesa de los Bajos Pirineos y de la diócesis de Bayona. (En tiempos de este personaje, los documentos  alcalaínos, notariales y eclesiásticos denominaban a esta ciudad  Rabenacq). Los abuelos de Pablo Batmala  fueron Juan Batmala Lies y Mariana Gobert Clues por la parte paterna, y, por la materna, Juan Laloya Laborda y Juana Courrucou. Todos de origen francés, como  lo fueron sus padres  Santiago Batmala Gobert y Clotilde Laloya.  Al sur de la importante ciudad francesa de Pau, los Batmala  y  Laloya   fijaron su residencia  entre  las ciudades de Gan,  Oloron, Biziet y Rebenac, todas ellas interrelacionadas y comunicadas por la carretera que desde Jaca se introduce por los Pirineos y desemboca en Pau.

            FRANCESES EN ALCALÁ DEL SIGLO XIX
Desde tiempo inmemorial, los  franceses  se habían afincado en la ciudad de Alcalá. Los hubo caldereros y comerciantes en el siglo XVI y XVII. En el siglo XVIII, incluso, la familia Lac regentó un comercio hostal en el Llanillo
En los   primeros años  del siglo XIX, antes de la llegada de los Batmala-Laloya, ya se habían avecindado  varias familias procedentes de otras ciudades del sur de Francia como los Casanova, Camy,  y Miqueu. Probablemente, la azarosa vida de la política francesa, desde el estallido de la Revolución Francesa, dio lugar a esta diáspora,  que trató de invertir sus recursos  en otros lares con mayor rendimiento y seguridad económica. El primero en llegar a Alcalá fue Juan Gober, un castrador de animales que se afincó en Alcalá a finales de siglo XVIII y se casó con otra francesa Ramona Piu, de la que tuvo seis hijos[iv]. Esta rama se emparentó con los Miqueu, naturales de Ojen, (Francia)  y que llegaron por los años treinta del mencionado siglo a esta ciudad del Santo Reino. Un poco más tarde,  estos últimos hicieron lo mismo con la familia de los Camy,  ya a mediados  de siglo. En 1830, Pedro Miqueu ya vivía en la calle Bordador, una casa por debajo de la familia Gober, y en  1857, uno de sus miembros se encontraba entroncado con importante familias hacendadas de Alcalá. Así el labrador Ricardo Carrillo estaba casado con María Juana Miqueu y Gober.
En los años cincuenta, la  familia  de los Camy, procedente de Bruziet[v], provincia de Olorón y cantón de Arydi, se convirtió en unos importantes comerciantes,  y, también,  se emparentó con los Miqueu. Los Camy estaban relacionados, a su vez, con el comercio gaditano y, sobre todo, con el que procedía desde Gibraltar.  Pronto establecieron un importante comercio de tejidos y telas en el Llanillo hasta tal punto que en el año 1853 figuraban como personas notables e influyentes de Alcalá la Real con motivo del intento de abrir una Caja de Ahorros y Monte de Piedad de  Alcalá la Real[vi].Y, así, es comprensible que el matrimonio, formado por  Pedro Camy Bergeret  y Josefa Miqueu Gober, escalara  un puesto significativo de reconocimiento en la sociedad alcalaína, integrando a algunos de sus hijos en las profesiones  reconocidas de su tiempo-entre los importantes vecinos de la familia Camy,  se encontraba el médico Pedro Camy Miqueu- . Los Camy, al ser los primeros en avecindarse en Alcalá, fueron los embajadores de la familia de los Batmala, y posteriormente de los Laloya[vii].              
Con la célebre proclamación de la Segunda República Francesa  y las medidas que conllevaron a muchos vecinos grandes pérdidas en muchas fuentes de ingresos, los Batmala, de nuevo, a mediados de siglo volvieron a hacer las maletas hacia tierras españolas. También, se produjo, en tiempos de  Napoleón III, la emigración de otros sectores republicanos, y socialistas. Pero la razón de que los Batmala y Laloya se marcharan de sus tierras no era otra que el movimiento migratorio que  provocaba la explotación de las haciendas en el seno de las familias campesinas de los  Bajos Pirineos. Entre los destinos principales de los jóvenes franceses, se destacaban España, especialmente la provincia de Cádiz para los emigrantes de Rebenacq, mas tarde California y Argentina. Todos buscaban los países de la Plata, donde anteriormente habían vendido sus productos textiles. Este movimiento migratorio era compresible por las prácticas sucesorias de los campesinos de los  Bajos Pirineos. Pues, según la tradición[viii], sólamente el primer hijo heredaba la casa  y no sólo la casa sino también las tierras, en una  provincia donde sólo abundaba el pequeño campesinado. Las hijas no tenían otra alternativa que casarse con otro heredero de otra familia, o quedarse solteras de  la misma manera  que los hermanos menores se quedaban a expensas de su primogénito. No había otra salida y alternativa que estar al servicio de este último o  emigrar a otras tierras para intentar hacer fortuna en el extranjero.
La situación era insostenible, sobre todo,  en el caso de los solteros que se casaban con una heredera, pues esta mujer ponía en los trances más apurados a su marido: éste no tenía derecho alguno en cuestiones de hacienda  y era considerado como simplemente un varón, esposo procreador, para proporcionar un heredero a la familia. A veces, llegaron a cohabitar tres generaciones en una misma casa: los padres y familia del heredero con  sus hijos, y los hermanos del heredero que desempeñaban el papel de criados. No hubo caso de casamiento entre hermanos, pues no tenían casa ni bienes propios, pero, tanto en Francia como en Alcalá,  se establecieron algunos grados de consanguinidad entre las familias francesas afincadas en la localidad
                                  
                                               LLEGAN LOS BATMALA

Con estos precedentes, en 1849,  los hijos de Juan Batmala  y Juana Laloya  ya  se habían  afincado en  Alcalá la Real.  Probablemente, entraron a través del puerto de Málaga, desde donde mantuvieron lazos de unión con los bancos de aquella localidad,  y donde llevaron a cabo los primeros negocios. Estaban relacionados con los comerciantes del textil de Cataluña, ya que,  desde principio, se presentaron a través del consulado de Granada, donde tenían relaciones con las firmas comerciales granadinas y sus correspondientes casas de Barcelona. Hemos podido constatar la presencia de negocios comerciales de Francisco Batmala, tío de Pablo, entre los años 1874 y 1880,  con los comercios granadinos  de Benito Martínez y Compañía, Sabadell y Batista, don Lorenzo Vico Rubio y Heras, José Ruiz y López Comercio,  Casa Alsubide y Escolástico Martínez[ix].
Como es lógico, a través de esta vía, se introdujeron en el mundo comercial alcalaíno y prieguense. En concreto, por estas fechas, varias familias de origen francés copaban los mejores comercios del Llanillo alcalaíno  y  las calles principales de Priego como las de Pedro Camy Bergeret, Juan Casanova Zurdón, y los Laloya. El proceso fue rápido, pero los pasos y modo de entrada a estas ciudades fueron siempre los mismos. En Alcalá se dieron a conocer, desde los primeros momentos, como unos  emigrantes o “forasteros” que vivían  del comercio y de la representación de las entidades bancarias, afincadas en Andalucía, sobre todo el Banco de Málaga, ejerciendo de prestamistas mediante el sistema de letras de protesto[x]. Después, pronto, gracias a su rico patrimonio mobiliario, se enriquecieron, mediante los abundantes préstamos de dinero a los nuevos agricultores  alcalaínos, a los que hipotecaban sus tierras para hacer frente  al gran movimiento inmobiliario y rural, que se desarrollaba  tras la desamortización de Madoz, así como con la  incorporación de grandes cortijos a su hacienda familiar, hasta tal punto que a final de siglo se les consideraban como medianos propietarios en la lista de grandes contribuyentes locales[xi].
Para entender bien  la integración de los franceses en Alcalá a partir de mediados de siglo, conviene tener en cuenta que comenzó  a crearse  una red viaria, que  abrió nuevos caminos, arregló y transformó los anteriores en carreteras. Entre ellos destacaron los que enlazaban  el que  unía Alcalá con Cantera Blanca, Montefrío y Loja; el de Alcalá  con Almedinilla y Priego, y el de Alcalá con Baena, Castro del Río y Córdoba. Todos ellos  convergían a la costa malagueña” por ser la línea que conducían a Málaga para mayor ahorro de legua y porque para aquel punto se exportaban los granos de esta y de  la campiña de Jaén y parte de Córdoba y  que de desde aquel punto se importan los géneros de utilidad de gasto y consumo haciéndose a lomo  por falta de camino carretero con notable pérdida de la agricultura y comercio[xii]”. Por otro lado, la economía se transformaba, a pasos agigantados, de un sistema agropecuario a otra de  predominio  agrícola con una gran influencia del comercio en la ciudad, a lo que se añadía la incorporación privada  de muchos terrenos de propios y comunales.
Los abuelos de Pablo Batmala  tuvieron varios hijos que se incorporaron a Alcalá. Por la parte de los Batmala, se constata la presencia de Juan[xiii],   Francisco[xiv]  y  Santiago, padre de Batmala. El primero se inició como comerciante, y  vivió en la calle Braceros hasta su muerte, se casó en el año 1861 con  Ana Gobert[xv] y  vino a Alcalá en torno a 1870. Más tarde, como propietario, mantuvo buenos lazos  con su sobrino Pablo, a quien le transmitió tardíamente los bienes. Era vecino de Josefa Miqueu Gober, casada con Santiago Camy Miqueu, otro francés afincado en Alcalá por los años treinta del siglo XIX. 
El segundo, Francisco, vino a Alcalá  en el año 1849. Se mantuvo como comerciante[xvi]  hasta que formó una familia con linaje alcalaíno y se casó con la hacendada Dolores Alba Fernández,  descendiente de la familia del regidor y propietario don Florencio Alba[xvii]. Por su enlace matrimonial, se integró rápidamente en  la sociedad alcalaína, al mismo tiempo que esta circunstancia familiar le permitió enrolarse en la vida política local. Al principio fue un comerciante del ramo textil, pero, sobre todo, se enriqueció estableciendo un banco de préstamos, con el que hipotecaba a los nuevos campesinos recibiendo el dinero en monedas de plata. Durante este tiempo compartió el negocio con su paisano Pedro Camy, un comercio muy floreciente en el que llegó a tener varios dependientes ( El comercio debía tener un  volumen de negocios tan grande  que uno de sus trabajadores se  dio de baja de soldado de la Milicia Nacional, porque no podía asistir a  las clases doctrinales[xviii]).  Más tarde,  cambiando su posición social de comerciante por la de propietario, se casó  en el  año 1661 con Dolores Alba, mujer descendiente de una familia hidalga alcalaína, con la que tuvo seis hijos (Indalecio en  1863, Mercedes en  1867, Adoración en   1866, Francisco en 1870. Isabel en 1872 y Dolores en 1874).
En los primeros años de su estancia alcalaína, se dedicó a multiplicar su capital  mediante  el préstamo de dinero a medianos agricultores, ya que concentraron en sus manos  muchas pequeñas parcelas de los pequeños campesinos y de otros hacendados que emigraron a otras ciudades. (Entre los primeros, la familia de Sánchez Nieto[xix] y Serrano;  y entre los segundos, Fernández de Moya a Jaén.) También desarrolló la actividad de avalistas de letras de cambio por su relación con el Banco de Málaga  y, en concreto,  por sus buenos contactos con Rafael Regueras, director de la entidad. Más concretamente, avaló muchos protestos de letras  a familias importantes como la de Antonio Sánchez Cañete o la de su paisano Pedro Camy Bergeret[xx].  Además de esta actividad mercantil, a lo largo de los dos últimos decenios del siglo XIX, fueron  frecuentes los contratos de compraventa de Francisco, con el consiguiente acrecentamiento de su patrimonio[xxi].  Finalmente, antes de los años noventa, dispuso de una fábrica famosa de Harinas y Panadería, que traspasó en 1897 a  Valeriano Ferreira Hinojosa, valorada en cinco mil pesetas[xxii]. Muestra de su buena posición social era que disponían de una sirvienta de origen castillero  Victorina  Villén Izquierdo,  en la calle Utrilla, 31. Tras la muerte de su hijo Indalecio, por los años veinte en Torremolinos,  Pablo  se benefició de gran parte de la herencia de su tío y utilizó esta vivienda, que daba a la calle  Espinosa para realizar sus  obras altruistas a favor de los pobres de solemnidad cada  sábado, donde repartía dinero y alimentos. Una vivienda importante, que quedó en manos de esta rana de los Batmala fue la situada en el número 38 del Llanillo, junto a la posada de León y la casa de la familia de   los Sánchez Molero.

            SANTIAGO, PADRE DE PABLO BATMALA, Y LOS LALOYA

Por su parte, Santiago[xxiii],  el padre de Pablo, vino a Alcalá unos años después, en el 1853, y ejerció como dependiente del comercio de su hermano Francisco[xxiv]. Se casó el 30 de octubre de 1872 con Clotilde Batmala en la iglesia del Rosario. Asistieron a la boda como testigos el escribiente José Vinuesa, Juan Casanova, su hermano Francisco Batmala, y el notario Felipe Núñez[xxv].
Su mujer doña Clotilde Laloya, nueve años menor que el marido,  llegó unos  años después. Formó la sociedad comercial “Hermanos Laloya”, junto con sus hermanos Pedro y Pablo.  Debió alcanzar pronto  unos medios holgados, pues, cuando firmó el contrato de  la dote a su futuro marido, le entregó nada menos que cuatro mil pesetas, con las que adquirió varias fincas  e importante cantidad que, en otras ocasiones,  Santiago prestó a varios vecinos. Este, bajo la influencia de su hermano Francisco, se abrió camino en Alcalá y compró la casa número veintiuno de  la calle Bordador. Tuvo, en Alcalá la Real, varios hijos, (Dolores, en  1873, Pablo en  1875, Indalecio en 1877, Clotilde en 1878, Luisa en 1880, Enriqueta en 1882, y Luís 1883). Pronto murieron Luisa, Indalecio y  Luís, ya que en el  1889 no viven con ellos en la calle General Lastres.

Por otra parte, la familia de los Laloya procedía de Louvies Juzon, ciudad también  perteneciente a los Bajos Pirineos- pero más tendiendo al Sur de Rebenacq  limitando con el Pirineo Aragonés-. Algunos miembros de esta familia se trasladaron Alcalá, en concreto Pedro, Pablo, María Juana y Clotilde; unos años después que lo hicieron los Batmala, en torno a los setenta del siglo XIX.
Sin embargo, un  hermano de los Laloya, de nombre Antonio, se quedó al frente de su hacienda de los  territorios franceses y los representó en Rebenacq.  Mónica, Ana y María Teresa, las tías de Pablo Batmala, se establecieron en  Gan, y no vinieron nunca a Alcalá (pues esta última se casó con el comerciante francés Juan Guillambour, que por cierto murió pronto,  y, tan sólo,  e pasó por estas tierras de una a manera accidental para recoger loa herencia de sus hermanos políticos).[xxvi] A pesar de la distancia, la relación  de los hermanos afincados en Francia con sus hermanos alcalaínos se mantuvo en cuestiones hereditarias. Así, Ana quedó pronto viuda, con cuatros hijos, dejando  la tramitación de los negocios en su paisano Juan Batmala, que le vendió las tierras heredadas de sus parientes para invertirlas en suelo francés[xxvii].
Todos los miembros de la familia Laloya, menos las anteriores, se trasladaron, primero, desde su  villa originaria de Rebenacq a Louvies Juzon, y, más tarde, emigraron desde  Francia a Alcalá: en concreto en torno al 1857, lo que se constata con la presencia de Pablo y Pedro[xxviii], viviendo por esta fecha en la Plaza Alta y sirviendo como dependientes en un comercio importante de telas regentado por su paisano Francisco Batmala. Su llegada fue escalonada: Pedro lo hizo en 1858; Pablo, en 1859, y, con la muerte del padre en 1869, se trasladaron a Alcalá  María Juana y Clotilde( en concreto, en 1870, porque hay noticias de que ésta última[xxix] ya se encontraba en Alcalá por esta fecha). 
 No caben dudas de que todos estos franceses eran unos jóvenes adolescentes, que se vieron obligados a  emigrar de aquellas tierras con una agudeza y olfato especial para el mundo de los negocios, ya que,  diez años después, se mostraron como unos expertos comerciantes de Alcalá. Y, en verdad que se hicieron notar, porque, en el bienio liberal de 1854-56, el progresista Antonio de Torres se quejaba de ellos en estos términos:
.          
“Que se reconvenga al señor capitán de la Milicia Nacional y que se eliminen a los señores súbditos franceses, don Francisco Batmala y don Pedro Camy y a todos los demás que no tengan caballo o yegua propia”
           
A lo que contesto el ayuntamiento[xxx]

“Que si bien los súbditos franceses ni de otras naciones no están obligados a pertenecer a la Milicia Nacional, no se excluyen en  el sentir del ayuntamiento en el que se inscriban voluntariamente  en sus filas, si a notorio arraigo y buena conducta se agrega la antigua vecindad, como sucede a don Pedro Cami y don Francisco Batmala del Comercio de esta  ciudad”.
Pues, Clotilde, Ana, Pedro, Pablo, y María Juana formaron un floreciente comercio conocido con el nombre de los “Hermanos Laloya”, que alcanzó un gran éxito económico entre los años sesenta y ochenta.  Los hermanos vivían en la casa  número 20 de la calle Bordador, lindando con la del francés Pedro Miqueu, con el que no debieron tener unas relaciones muy fluidas, pues este último demandó en 1870 a Pablo por una reforma de la acera de la calle, cosa que no llevaba razón pues el cabildo municipal se la denegó[xxxi].
            Tanto los Batmala, en la persona de Francisco Batmala, como los Laloya, con Pablo Laloya, comenzaron a integrarse en la vida social, política y económica de Alcalá la Real. A finales de 1867, los dos fueron elegidos  regidores del ayuntamiento alcalaíno dentro de una candidatura conservadora, presidida por Gregorio de Torres Gómez y representando a los industriales y comerciantes,  miembros de la Junta de Mayores contribuyentes. Incluso, Francisco Batmala, ocupó puestos de honor, bajo la alcaldía de Gregorio de Torres, como segundo teniente de alcalde y dio muestras de gran sensatez desempeñando tareas importantes  como el deslinde con el Castillo de Locubín en la zona del Marroquín. Pablo Laloya, por su parte, le correspondió el escaño decimoquinto de la Sala de Plenos y perteneció a la  Comisión de Visitas junto con  Aquilino Sánchez Molero[xxxii]. En 1871, Pablo se le consideraba como una persona influyente porque, en una colecta a favor de recaudar fondos para la clase jornalera, ya proporcionaba la notable cantidad de cuarenta escudos. Incluso,  en tiempos del gobierno de los liberales, se le elegía como miembro de la Junta de Asociados por el ramo de los comerciantes e industriales, por lo que se entiende que   disfrutaba de gran confianza y prestigio entre la población. Era claro y evidente que uno, por casamiento con la hija de la familia de los Alba, y el otro, por sus relaciones exitosas relaciones comerciales, comenzaron a destacar pronto en la vida alcalaína[xxxiii].    





    

















[i]
1AMAR.  Libro copiador . Finales del siglo XIX.
[iii] AMAR. Acta de 8 de mayo de 1865. Los beneficiarios eran  Antonio León, exalcalde, en la parte de los Llanos,  y en la de la Acamuña Fernando Montijano, secretario del Ayuntamiento.[iv]
 Catastro del 1801. Vivía en la calle Braceros en 1835 junto con su hija Teresa. En 1801, tenía dos hijas María y Teresa.[v] Esta ciudad se encontraba situada al norte de Pau y por encima de Mont de Marsan, actualmente se conoce con el nombre de Bouriot Bergon
[vi] Acta del 19 de agosto de 1853.
AHPJ. Legajo 21600. Folio 1.125.
[vii] AMAR. Libro de padrón de 1857. Cedula 5.441. Aparece Pedro con 36 años, y los hijos Matilde, José, y Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
 Matilde, José, y Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
[ix] Noticias de la notaria francesa y el actual cronista.
8/. AHPJ. Legajo 21600. Folio 1.125. Notario Alejandro Mouton
AHPJ. Legajo 21600. Folio 37 y 375. Letras de protesto de   Pedro Camy Bergeret con Juan Casanova Zurdón. Los Camy avalaban a Francisco Batmala, que ponía como hipoteca el Cortijo de las Varas de Palio.

[xi]AMAR. Legajo 21557. Valeriano del Castillo y Oria. 1898. el comerciante Juan Batmala Gobert prestó nada menos la cantidad de 12.500 pesetas a oto comerciante de origen sevillano coaligado con el castillero José María Álvarez Márquez, que  posteriormente lo vemos comprandouevas tierras. 

[xii]  AMAR. Petición del ayuntamiento al Jefe Político e la Provincia de Jaén en el acta del 11 del  de diciembre de 1849. Se enmarcaban dentro de la política provincial con los números 7. 10 y 12.
12  Juan murió octogenario en el año 1930 viudo.
13 AMAR. Legajo 124, P.4. Había nacido el 17 de febrero de 1831 en Rabenacq y su esposa Dolores
Alba Fernández, el 25 de abril de 1836. Los padres de Dolores eran don Florencio Alba y la granadina doña Antonia Fernández. Se casaron el 19 de mayo de 1666 en la parroquia de Santo Domingo de Silos y figuraba en el día del casamiento como comerciante.

14 APSD Se casó el 19 de mayo de 1661.
16  AMAR. Patrón de 1857. Figura con la cédula 5436, de edad de 27 años  soltero y  comerciante
17 APSD. Li
bro 51. Año 1875. Folio 190 v. Partida 12. Minutario de Bautismos.
18  Acta del cabildo de 15 de febrero de 1855. Se llamaba José Fernández de Puliana. El Comercio se llamaba CASA DE COMERCIO DE DON PEDRO CAMI. Y estaba junto a las casas  de los Portales de la Plaza, donde vivía. Como era típico de estos años, se vendían en los comercio todo tipo de género, el ayuntamiento adquiría el Anunciador de Jaén..
19 AHPJ. Notario Alejandro Moutón Año 1862.Legajo 21589.  Venta   a Francisco Batmala de parcela, estanque 14 fanegas de las Peñuelas de Fernández de Moya;  y una en Charilla de José Gallego;  el mismo, venta de parcelas del  cortijo de la Media Naranja a Sánchez Nieto;  a  este préstamo de 48.260 reales con hipoteca de las tierras compradas; otra de hipoteca a Antonio Márquez  8.500 reales ; a tres vecinos del Castillo Cándido Castillo, Manuel Baeza, y Miguel Lara, 5400 reales, a Juan Bautista Roldán, 1863., a David Guardia, 1440 reales; a Francisco Pérez Muñoz 2350 reales. A Francisco Fernández de Moya y Mesía, nada menos que 60.000 reales; al panadero  Pedro Lara Romero, 2.400 reales. LEGAJO 5547 
20 AHPJ. Legajo  21.600  Año 1874 Folios 37. 855 Francisco Batmala fue avalador de los anteriores  
21 AHPJ.21554. En  1897, compró 12 fanegas
a Juan Hidalgo en Cañada del Carril.
22 AHPJ.21557.  Folio 173. Contrato De compraventa.
23 Había nacido en el mismo lugar  15 de noviembre de 1840 y llegó a Alcalá con 18 años. APS
D. Todas las partidas de bautismo se encuentran enel archivo de la parroquia salvo la de Dolores que nación en Francia.

24 AMAR. Libro de padrón de 1857. Cédula 5440. Era soltero  y de quince años.
25 APSM. Libro 19. Página 275. Año 1909.
26 HPJ. 25669. El  7 de diciembre de 1894 vendió a Florencio Pérez Fuentes los bienes de su esposa Teresa ante Alejandro Mouton, que era la parte que le correspondía de 20 fanegas de los Bujeos de Fuente Álamo, hipotecados en 2.705  a José Trujillos.
27 AHPJ 25669. Folio 429.  En 1894 Juan Batmala Gober, como apoderado de Ana Batmala vende los bienes heredados Ana a Gregorio González Vela. C
omo datos le correspondieron unos cuatro fanegas, de diversas parcelas en torno al Portillo de los Aspadores, junto a la Lagar, valorados 450 pesetas.
28 AMAR. En el Padrón de 1857, aparecen Pablo Laloya y Membriella (‘) y Pedro Laloya Membriella con las cédulas 5438 y 5439, con las edades de
16 y 15 años, dependientes.
29AMAR. Acta del día  17 de noviembre de 1857
30 AMAR. Acta de 29 de junio de 1869
31 Nació el 24 de junio de 1848.
32 Acta del 17 de diciembre
de1867. Los  miembros restantes eran José Martínez, Francisco González de Lara, Francisco Bolívar, Faustino González Aguilera. Domingo Urda, Felipe Bolívar Muñoz, Tomás Font, comerciante y hacendado, Francisco Montañés Frías, Pedro  Ruiz Ruiz, Pedro castillo Guardia, José Cano Carrillo, Aquilino Sánchez Molero, Rodrigo Castillo y Francisco Belbel.
33[xxxii] AMAR. Acta de dos de enero de 1871.
34[xxxii] Libro Borrador de Oficios 1869. Nota 128 del uno de octubre, comunicación al gobernador civil.
35[xxxii] Así aparece en el sello de sus escudo, en l

1 comentario:

  1. Buenos días. No he encontrado su contacto en los datos personales razón por la que le consulto aquí. Me refiero a Aquilino Sanchez Molero que vd. cita. Fue secretario del ayuntamiento de Quesada alrededor de 1850 y al parecer era natural de Alcalá. En la documentación del fondo Carriazo de la universidad de Sevilla he encontrado una anotación a mano del propio Carriazo según la cual en 1872 pintó un cuadro titulado "La Coronación de la Virgen". En los años veinte este cuadro estaba en una capilla del convento de dominicos de Quesada. Seguramente fue destruido en 1936 porque hoy no se conserva. Le rogaría información, en el caso de que disponga de ella, sobre esta persona y en especial sobre su condición de pintor (imagino que aficionado). Mi dirección es vicenteortizgarcia@gmail.como y www.vortizg.es. Muchas gracias. Vicente Ortiz. Quesada.

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