a traer un adorno decente de la plaza. Los motivos eran claros: no había persona que se comprometiera a venir por la escasa cantidad librada par tal efecto por la ciudad. Acuden , entonces , al maestro Arenas, residente en Alcalá, que pide un anticipo de doscientos ducados y se concierte con él un período de ochos años. Así lo refieren los anteriores comisarios:
Han tanteado al maestro Arenas que se halla en esta
ocasión y este se obliga a hazer el adorno nuebo para la plaza con la condición
de que salgan con la anticipación doscientos ducados y que éstos se extingan en
ocho años a razón de veinticinco en cada uno y con la condición que a de
adornarla dicha plaza en los expresados años de nueba pintura y a satisfacción de los caballeros comisarios en quien entrase el turno en los ocho años.[2]
Enel año 1747 va a tomar cartas
en la organización de las fiestas el propio Marqués de la Ensenada que transmite
una orden a la ciudad.
Junto los lienzos y la cera del
altar, se entoldaba todo el recorrido de las calles de la Plaza. Para las
figuras y los paneles de los cuadros se procuraba contratar un maestro pintor,
que a veces se quejaba de que no era su obligación el entoldamiento de las calles de la plaza. Ante soluciones que
ocasionalmente se habían producido con encañados y verduras, el cabildo
manifiesta que no le parece, no vaya a que llueva y se haga irrisible función que debe ser de la mayor veneración[3].
Los toldos importaron dos mil cuatro ducados, ochenta y cuatro reales y
veintiún maravedís.[4] En el año 1798, se adquirieron ochenta varas
de damasco rojo que era para los
distintos doseles, manteles de altar, cubre balcones y ventanas. En dicho año
finaliza el conflicto entre el abad y el cabildo municipal acerca de las andas
del Santísimo Sacramento.En el año 1807, sufrió una importante desgracia al
incendiarse el altar en la noche del veintisiete de mayo " que se había
construido en medio de la Plaza Pública por la
celebración de la festividad cuyo adorno
se reducía a colgaduras de damasco, costeados
por esta M.N.L.C. y han resultado quemados seis cortinas y cuatro inutilizadas
de las noventa y seis que le entregó el caballero diputado don José Revilla,
encargado para la custodia de ellas, se entera la ciudad y obliga entregar las
ochenta y seis restantes"[5]
La fiesta del Corpus se mantiene
hasta entrado el siglo XX y hay relación de gasto presupuestario en el 1891,
recogido con la nueva moneda y concretado en doscientas setenta y cinco pesetas[6]
Algunos cambios se producen como son la contratación de la Música que intervenía en la
función religiosa, la iluminación de las Casas de Cabildo, la velada musical en
la víspera y los fuegos artificiales [7]
A veces , surgen problemas de competencia entre los dos grupos musicales de la
localidad como en el año 1889. La Sociedad Lírica de Alcalá la Real , provista de su banda de
música se vió alternar en las distintas funciones y veladas con la banda de
música de don Antonio Niñez López a lo largo de las fiestas [8].
La capilla de música, compuesta de músicos locales o foráneos suele ser parte
importante en la festividad los días del Corpus y la Octava [9]
La cera y la iluminación del
alumbrado público con bombillas solían ser uno de los gastos más importantes en
el año 1920.
El itinerario sufre un cambio
según se produce el desarrollo urbanístico se va plasmando. A finales del
siglo XVIII, se desplaza a la iglesia de
la Veracruz ,
Llanillo, Real , Llana y calle Veracruz, pasando por alto el antiguo que
llegaba por la calle Rosario.[10]
Curiosamente, la procesión va acompañada
de la Virgen
de las Mercedes que, por aquel tiempo, permanecía en la Iglesia de la Veracruz. En el año 1793,
se aprueba la Cofradía
del Santísimo Sacramento de esta iglesia y se comunica al cabildo para
conocimiento[11].
Esta hermandad se mantendrá a lo largo del siglo XIX y , junto con la de las
Animas de la dicha iglesia, ocuparán el vacío dejado por la Cofradía de la Veracruz. La riqueza
de sus fondos nos muestra ya en el año 1842 una hermandad languidecida y
pendiente de las limosnas por los demandantes de las calles y de los campos
para celebrar una función de iglesia precedida de unos fuegos marciales y música
marcial cuando la llevaban a los
enfermos.[12]
Sin embargo, la decadencia es
notable y a partir del año 1830, se nos muestra que la fiesta del Corpus suele
coincidir con la de San Fernando y obliga gastos comunes hasta tal punto que se
restringe la colocación de cortinas como adornos en la Plaza de la Iglesia Mayor de
Consolación y sólo se colocan doscientas luminarias en las Casas Capitulares y
la música se hace presente con dificultad no
permitiéndose el refresco.[13]
Todo ello tenía lugar el día del Corpus, su Octava y el mencionado día de San
Fernando, no permitiéndose por la escasez de recursos el resto de los días
intermedios, ya que no alcanzaba el presupuesto a los tres mil reales para
afrontar todos los gastos. La dejadez de estos años es manifiesta hasta tal
punto que se fija un contrato con un vecino de Granada, Pascual Muñoz, que
recibe las quejas del cabildo del veintiocho de mayo por los adornos de damasco
que eran sencillos e indecorosos, por las colgaduras de la fachada
principal,rota, descolorida y enmendada, por el dosel del Rey muy pequeño de
mal prospecto y estilo que en lugar
de aderezar afea y desagrada a santidad del día que es dedicado, mientras la ciudad pretendía un dosel con buen
gusto adornado de espejos y cornucopias para colocar los retratos reales y
poderles hacer guardias en los días de vocación y funciones. El cúmulo de
quejas alcanzaba a la ausencia de los penios de la Corte que nos lo había
puesto, a la de los pabellones de damasco con platilla y pendicios de las
ventanas de las galerías convertidos en unas tiras fallando los parabolizo, y la
conversión del gran pórtico a corcel anchuroso en un un indecente un cuatro pie
de damasco viejo y un lienzo de fardo sin cubrir. En los portales de la plaza
también afectó todo esto, los pabellones y colgaduras se redujeron a una faja
con cortinas de filipinismo y unos indecentes pabellones. Se completaba el adorno
de la plaza con el laberinto alegórico dedicado al santísimo Sacramento en la
fuente de la plaza, que quedó convertido en un o irrisorio en lugar de la
suntuosidad, sustituyendo las figuras alegórica y columnas en puras líneas
indecentes y poco significativas [14].
Es frecuente que se amenizaran
las fiestas con fuegos a lo largo del año, como hay constancia en el año 1848 [15].
Los antiguos comisarios van a dejar paso en la organización a la Comisión de Ornato que
son conscientes de que deben celebrar la fiesta con ostentación y
suntuosidad.
No obstante, en los momentos de
periodos revolucionarios, que frecuentemente coinciden con épocas de escasez y
penuria económica, se restringen los gastos de ostentación y lo primero que se
restringe son los fuegos artificiales y el refresco como sucedió con el Corpus
del dos de Junio de 1771, año que estalló la primera República [16]
El horario era matutino tras la
función de iglesia. Sin embargo a finales del siglo XIX, el cabildo solicita
que se celebre por la tarde por lo intempestivo de la hora y se concede hasta
hoy día desde el año 1891[17].
[1] AMAR. Acta del cabildo del
treinta de mayo de 1748, donde se libran
6.077 maravedís para los vestidos y la tela de los escaños.
[5] AMAR. Acta del Cabildo del 16
de junio de 1807.Informe de Miguel de Cisneros, comisario del Corpus.
[11]AMAR. Acta del
cabildo del 26 de abril y 29 de mayo de
1793, posteriormente, el cinco de junio de 1820 y.
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