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sábado, 21 de mayo de 2016

HERNÁN PEREZ DE TORRES II

Las principales dificultades las encontraron en dirimir las tierras apropiadas, que generalmente lo habían sido  por las familias de la oligarquía local amparándose en los cargos municipales y en el poder económico (  Damián de Figueroa, Francisco Martínez de Jaén, o Bartolomé Guillén).
Nos describe la existencia de la Fuente Nueva de los Álamos de la siguiente manera: hágase otro mojón en el haza de Pedro de pineda; y otro en la haza de Hernando de Aranda, y, en el cabo desta haza, se hizo otro mojón que alinda junto al ejido de la Fuente Nueva, y queda por exido desde este mojón del camino, do quedó una piedra grande hasta el arroyo, y ay desde este mojón  mirando hasta la Fuente Nueva de exido y eras concejiles cinco cuerdas y un estadal hasta el camino del Pilar y en cada curda diez estadales, y luego por la vereda hacia el Guadalcotón arriba a la Pasada Baena.
 En junio de 1533 y octubre del año 1534, el corregidor estaba presente en  Alcalá y llevó a cabo junto con los diputados de las cuentas, Alonso de Cabrera y el jurado Juan Guillén, la aprobación de ellas junto  con el mayordomo Antón de Medina.
En los año 1529 y 1530 se alegó esterilidad de los campos por algunos labradores, entre ellos Cristobal de Horna y Juan Pelaez,que entraron en pleito  con la ciudad por no poder hacer frente a los contratos de arrendamiento. Sin embargo, en 1531, volvió a reproducirse una gran sequía que se aumentó con mayor crudeza hasta tal punto que la ciudad se vió obligada a condonar la renta de los cortijos de propios y, además, a esperar las cantidades prestadas del trigo de su pósito a los agricultores para poder sembrar. Entre ellos, el de la Cabeza del Carnero, Fuente de la Piedra, Acequia Alta, y Baja, Encina Hermosa,  Martínez del Salto y Gómez García de Valenzuela que estaban arrendados a razón de pan terciado que suponía un tercio de trigo y cebada de lo sembrado. En el caso del primero, suponía a la ciudad la cantidad de 13O fanegas y quedó reducido a 30. Los labradores y arrendadores de estos cortijos y los de los caballeros proceden de este tiempo y hay que mencionar las familias de Diego Hernández Torrevejano, Bartolomé Sánchez de Huelte, Juan López de Mejorada; Martín Ruiz de las Higueras, y Bartolomé del Castillo, Martín Cantarero en Acequia, son los que se suelen transmitir de generación en generación los contratos y usufructo de arrendamiento. Se dividen en hazas, en cortijos, matizando los nuevos como el Medianil, y en villares como el del Juanil.
Nuevos cortijos comienzan a surgir en el extenso terreno alcalaíno. Uno de ellos de Gonzalo Caballero ya existía en los parajes de Cornicabra por el año 1521.

En 1532, de nuevo se volvieron a repetir los préstamos de trigo y debió existir algún conflicto con la población, porque el trigo, que se prestó, era malo y no lo quería la población, y hubo que esperar a la devolución hasta el año 1533. En este año se volvieron a repetir las esperas de devolución de las rentas de los cortijos, que eran sufragadas mientras tanto por el mayordomo. Esto obligó a que se repartieran a las panaderías de la ciudad 50 fanegas a razón de 3 reales cada fanega en el mes de abril y mayo. 










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