Alcalá compartió con otros lugares aquel clima religioso del Siglo de
Oro, que continuamente celebraba canonizaciones
en conventos e iglesias. En 1681, en el Convento de san Francisco que se
enladrillaba el claustro, tuvo lugar la de
san Juan Capistrano ; y este mismo año, con mucha solemnidad la fiesta de san Isidro. E, incluso, en el
año 1689, murió una mujer de nombre Isabel de Aranda que recogían las actas del
cabildo de la ciudad con gran atención especial que despertó en el vecindario
por su cuerpo incorrupto
La devoción a San Isidro se propagó
con los Austrias Menores, y, aunque La
ciudad manifiesta su carácter
independiente del reino de Jaén ante las continuas demandas de fondos
municipales recurriendo a todo tipo de órdenes que en realidad no eran
puras medidas de la Corona para el gasto
militar y fastuoso de la Corte ,
una significativa contribución aportó para la Iglesia de san Isidro en
Madrid con el donativo de 200 ducados en 1659. Año aproximado , que corresponde
con la llegada de la imagen de san Isidro al oratorio de aquel cortijo y con la
disuasión del nombre para denominar esa zona de Alcalá la Real.
SAN ISDRO EN EL CAMINO
Siempre fue lamentable el estado de calzadas, puentes y calles que se
arreglaron con la colaboración de los vecinos, sobre todo en los siglos XVII y
XVIII la de las calles Braceros, Santillán, Llanillo hasta Álamos e Izquierdo,
la calzada de la Magdalena
desde el Coto hasta la Peña
el Yeso , la vereda del Carmen, los puentes
de la Ribera
y del arroyo de las Parras y del río
Carrizal. Lo mismo se arregló el aguadero de las Caserías de san Isidro,
situado entre las dos Moraledas, en el camino real que se dirigía a Priego
desde la Fuente Tejuela. En estos tiempos,
el servicio de locomoción de coches de caballos obligaba a todas estas
reformas, sobre todo, los del Presidente de la Audiencia de Granada y,
por otra parte, no se podía olvidar el importante comercio de esta zona de
Andalucía.:
zonas como el Camello, Maleza
Prieta, Frailes, Encina Hermosa y Hoya con una gran masa arbórea de quejigos y
encina que no hubo que replantar. No obstante, para protección del ganado
caballar y abastecimiento se crearon dos
dehesas de pastos , denominadas carnicera y se persiguió a los roturadores de
tierras que invadían las cabezadas y las zonas montañosas como la Cañada del Membrillo.
Algunas dehesas o tierras que se habían roturado como las Nogueruelas o los
Llanos de nuevo se convierten en zonas de pasto. Se tomaron medidas de la remedida de tierra
de las ocho mil fanegas roturadas anteriormente y en la protección de las
veredas, descansaderos y abrevaderos como el de la Fuente de los Chopos para
los ganaderos de Fuente Álamo. El viñedo sequía siendo uno de los frutos más
importantes, que ocupaba los partidos de la Camuña , Prado Gordo y Caserías, monte Rey y Boca
de Charilla y Castillo. Algunos cotos particulares se desacotaron en Bohórquez
y el de Menchón, que comprendía Malabrigo, La Parrilla , Quejigar, y
Moralejo en beneficio del pasto común. Otro
aspecto relacionado con lo anterior fue levantar los cotos de dehesas
para pasto común la zona del Sabariego
por la comunidad de pastos que se mantenían con la vecina villa de
Alcaudete por el sitio de que venía de la Rábita
hasta el altar de san Pedro corriendo por el Portillo de la Harina y el vado de Paloma
Un grupo especial de ellos eran los que se van a encargar poco a poco de la
administración de las ermitas de los núcleos rurales como santa Lucía en
Frailes, santa Ana, san Miguel en Charilla, y san José de la Rábita , que subsistieron de las limosnas de los fieles, un tanto por
ciento del cobro de los diezmos de los distintos lugares y de
las misas en dichas ermitas. En el siglo XVIII, aumentarán el
número de capellanes en la
Pedriza , san Juan de Valdegranada, la Venta de los Bramaderos, la Hortichuela , las
Ribera Alta, Mures, Ermita Nueva y las Caserías.
-Dehesa de Charilla, Zarzalejos y Maleza de santo Domingo
Desde los años setenta del siglo XVIII se va producir un aumento
constructivo de albergues de campo, casas de campo y aldeas en terrenos de
propios, concejiles y baldíos cercanos a los cortijos y cortijadas, muy
cercanos a vías pecuarias, veredas de campo y caminos de paso a otros lugares
comarcanos hasta tal punto que la propia ciudad denuncia la situación en el año
1777 ante la Corte ,
porque no sabe cómo arreglar el entuerto de las licencias concedidas y las
casas construidas ilegalmente. Se lamenta que su número había excedido más de
las doscientas casas , que habitadas por cuatro o más vecinos no era de
extrañar que la población del campo hubiera crecido hasta 1000 o 2000
habitantes en estos años. Sus núcleos son la aldea de Frailes, Santa Ana, la Hortichuela , la Rábita , Charilla, Mures etc.
A
finales de siglo XVIII y principios del XIX las dos parroquias, el partido del Campo, agrupando
los diversos partidos de aldeas y cortijadas, anteriormente mencionados y el de Frailes, van a ser los cuatros
departamentos administrativos que
servirán para configurar los distintos padrones, censo, y reemplazos militares.
FRANCISCO
MARTÍN ROSALES
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