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domingo, 15 de mayo de 2016

LA DEVOCIÓN DE SAN ISIDRO EN LAS CASERÍAS DE ALCALÁ LA REAL




Alcalá compartió con otros lugares aquel clima religioso del Siglo de Oro, que continuamente celebraba canonizaciones  en conventos e iglesias. En 1681, en el Convento de san Francisco que se enladrillaba el claustro, tuvo lugar la de  san Juan Capistrano ; y este mismo año, con mucha solemnidad  la fiesta de san Isidro. E, incluso, en el año 1689, murió una mujer de nombre Isabel de Aranda que recogían las actas del cabildo de la ciudad con gran atención especial que despertó en el vecindario por su cuerpo incorrupto

            La devoción a San Isidro se propagó con los Austrias Menores, y, aunque  La ciudad manifiesta su  carácter independiente del reino de Jaén ante las continuas demandas de fondos municipales recurriendo a todo tipo de órdenes que en realidad no eran puras  medidas de la Corona para el gasto militar y fastuoso de la Corte, una significativa contribución aportó para la Iglesia de san Isidro en Madrid con el donativo de 200 ducados en 1659. Año aproximado , que corresponde con la llegada de la imagen de san Isidro al oratorio de aquel cortijo y con la disuasión del nombre para denominar esa zona de Alcalá la Real. 
             
SAN ISDRO EN EL CAMINO


Siempre fue lamentable el estado de calzadas, puentes y calles que se arreglaron con la colaboración de los vecinos, sobre todo en los siglos XVII y XVIII la de las calles Braceros, Santillán, Llanillo hasta Álamos e Izquierdo, la calzada de la Magdalena desde el Coto hasta la Peña el Yeso , la vereda del Carmen,  los puentes de la Ribera y  del arroyo de las Parras y del río Carrizal. Lo mismo se arregló el aguadero de las Caserías de san Isidro, situado entre las dos Moraledas, en el camino real que se dirigía a Priego desde la Fuente  Tejuela. En estos tiempos, el servicio de locomoción de coches de caballos obligaba a todas estas reformas, sobre todo, los del Presidente de la Audiencia de Granada y, por otra parte, no se podía olvidar el importante comercio de esta zona de Andalucía.:
  zonas como el Camello, Maleza Prieta, Frailes, Encina Hermosa y Hoya con una gran masa arbórea de quejigos y encina que no hubo que replantar. No obstante, para protección del ganado caballar  y abastecimiento se crearon dos dehesas de pastos , denominadas carnicera y se persiguió a los roturadores de tierras que invadían las cabezadas y las zonas montañosas como la Cañada del Membrillo. Algunas dehesas o tierras que se habían roturado como las Nogueruelas o los Llanos de nuevo se convierten en zonas de pasto.  Se tomaron medidas de la remedida de tierra de las ocho mil fanegas roturadas anteriormente y en la protección de las veredas, descansaderos y abrevaderos como el de la Fuente de los Chopos para los ganaderos de Fuente Álamo. El viñedo sequía siendo uno de los frutos más importantes, que ocupaba los partidos de la Camuña, Prado Gordo y Caserías, monte Rey y Boca de Charilla y Castillo. Algunos cotos particulares se desacotaron en Bohórquez y el de Menchón, que comprendía Malabrigo, La Parrilla, Quejigar, y Moralejo en beneficio del pasto común. Otro  aspecto relacionado con lo anterior fue levantar los cotos de dehesas para pasto común la zona del Sabariego  por la comunidad de pastos que se mantenían con la vecina villa de Alcaudete por el sitio de que venía de la Rábita  hasta el altar de san Pedro corriendo por el Portillo de la Harina y el vado de Paloma Un grupo especial de ellos eran los que se van a encargar poco a poco de la administración de las ermitas de los núcleos rurales como santa Lucía en Frailes, santa Ana, san Miguel en Charilla, y san José de la Rábita, que subsistieron  de las limosnas de los fieles, un tanto por ciento del cobro de los diezmos de los distintos lugares y  de las misas en  dichas ermitas. En el siglo XVIII, aumentarán el número de capellanes en la Pedriza, san Juan de Valdegranada, la Venta de los Bramaderos, la Hortichuela, las Ribera Alta, Mures, Ermita Nueva y las Caserías.
-Dehesa de Charilla, Zarzalejos y Maleza de santo Domingo

Desde los años setenta del siglo XVIII se va producir un aumento constructivo de albergues de campo, casas de campo y aldeas en terrenos de propios, concejiles y baldíos cercanos a los cortijos y cortijadas, muy cercanos a vías pecuarias, veredas de campo y caminos de paso a otros lugares comarcanos hasta tal punto que la propia ciudad denuncia la situación en el año 1777 ante la Corte, porque no sabe cómo arreglar el entuerto de las licencias concedidas y las casas construidas ilegalmente. Se lamenta que su número había excedido más de las doscientas casas , que habitadas por cuatro o más vecinos no era de extrañar que la población del campo hubiera crecido hasta 1000 o 2000 habitantes en estos años. Sus núcleos son la aldea de Frailes,  Santa Ana, la Hortichuela, la Rábita, Charilla, Mures etc.
A finales de siglo XVIII y principios del XIX las dos  parroquias, el partido del Campo, agrupando los diversos partidos de aldeas y cortijadas, anteriormente mencionados  y el de Frailes, van a ser los cuatros departamentos administrativos que  servirán para configurar los distintos padrones, censo, y reemplazos militares.  


FRANCISCO MARTÍN ROSALES

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