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jueves, 5 de mayo de 2016

lA DIFÍCIL CONVIVENCIA DEL CORREGIMIENTO ALCALAÍNO




Los años de  vida fronteriza, comprendidos entre 1340 y el 1492, y todo el siglo XVI habían constituido en el territorio alcalaíno un sentimiento de exención e independencia, difícil de superar en la nueva situación que se iniciaba con el reinado de los Austrias Menores. El propio  cabildo tardó mucho tiempo en poder afrontar  la nueva política real que esquilmó  su hacienda municipal a través de las medidas militares  y que tuvo que afrontar ante las continuas solicitudes de cooperación a la política nacional.


Sin embargo, no sólo ofreció dificultades la propia estructura institucional del territorio, formado por un corregimiento integrado por los términos de Alcalá, Loja y Alhama, sino que fueron muchos  los continuos conflictos que se generaron a lo largo del siglo XVII hasta que, en el reinado de  Felipe V, el corregimiento quedó estructurado  definitiva y jerárquicamente dentro del corregimiento de Jaén.
No es extraño que, en este contexto histórico, la ciudad alcalaína se negara a depender de cualquier reino constituido en su entorno: el de Granada y el de Jaén. Aún más, desde el primer momento no quiso ver canalizadas las órdenes regias  por ninguno de aquellos reinos ni por los representantes gubernativos en las  ciudades de Jaén o de Granada. De ahí que trate de canalizar su colaboración con la Corona a través de una línea directa con la que trata de boicotear cualquier tipo de orden o mandato emanado a través de la mediación de los corregidores jiennenses o granadinos. Algunas campañas, incluso, fueron ejercidas por corregidores de ciudades como Córdoba o Martos. Menos aún, considera que su voz estuviera representada en las Cortes españolas por los procuradores de las ciudades jiennenses o granadinas.  Estas eran las palabras del cabildo alcalaíno, bstante claras y tajantes, ante la Corte a principios del siglo  XVII, ante la embajada de Pedro Veneroso a Madrid para resolver el conflicto jurisdiccional:
"hable con los letrados, que allí tiene, para que la ciudad de Jaén no hable en Cortes por esta ciudad "[1]
Incluso, llega a considerar una hipótesis de un origen participativo en anteriores reinados que nunca llegó a plasmarse.




[1] AMAR. Acta de cabildo del 17 de abril de 1601.

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