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viernes, 20 de mayo de 2016

ANTEQUERA Y ALCALÁ LA REAL




            Parece como si Alcalá la Real  y Antequera, estas dos ciudades de dos provincias algo alejadas entre sí, Jaén y Málaga,  no tuvieran relación alguna a lo largo de la  historia y en el compartir proyectos e ilusiones comunes. Sin embargo, a veces, se necesita que alguien toque las fibras más sensibles para comprender que ambas urbes se subieron al tren de la historia y del progreso en muchas ocasiones. Lo comprendimos con motivo del viaje de la agrupación  socialista a  tierras antequeranas. Lo hicimos con gran agrado para apoyar el conjunto formado por los dólmenes, la Peña de los Enamorados y el Torcal  como lugares de Patrimonio de la Humanidad. Casi, están a punto de ser una realidad. 
Y no fueron solamente razones históricas sino, incluso, fundamentos geográficos que se remontan a un mar de Tetis, que dejó dos puertos fundamentales de entrada para el reino de Granada, el de Alcalá y el de Antequera. Unos  enclaves  muy estratégicos para el mundo de una frontera, que cantaron los juglares y recogieron los romances fronterizos con aquellos versos que describían en 1410 la toma de Antequera por el infante don FernandoDando voces vino un moro/con la cara ensangrentada:/-Con tu licencia, el rey,/ te diré una nueva mala; /el infante don Fernando/ tiene Antequera ganada, /muchos moros dejan muerto;/ yo soy quien mejor librara;/ siente lanzadas yo traigo,/ el cuerpo todo me pasan;/ los que conmigo escaparon/ en Archidona quedaba. Es verdad que es un lazo trágico el que vincula las dos poblaciones, pero, a pesar de la adversidad,  constata una intercomunicación del mundo y relevancia de dos grandes ciudades de frontera. Y,  en este caso, los antepasados alcalaínos sufrieron los platos rotos, porque la venganza ocurrió en Alcalá,  el día 29 de septiembre del mismo ,cuando el rey granadino Yusuf reaccionó y atacó los campos alcalaínos: Con la tal nueva el rey,/ la cara se le demudaba/manda juntar sus trompetas /que toquen todas al arma; /manda juntar a los suyos, /hace muy gran cabalgada,/ y, a las puertas de Alcalá/ que la Real se llamaba,/ los cristianos y los moros/ una escaramuza traban./Los cristianos eran muchos,/ Más llevaran orden mala; los moros que son de guerra, /dádoles mucha carga, /de ellos matan, de ellos prenden,/de ellos toman en celada. /Con la victoria los moros /va la vuelta de Granada,/ a grandes voces decían:/-¡la victoria ya es cobrada!

Su mundo de frontera entre el reino musulmán y el cristiano no fue el único peldaño de una escalera o el solitario eslabón de una cadena de muchos acontecimientos compartidos, sino que las relaciones entre  las clases privilegiadas mediante el enlace de los hidalgos de ambos pueblos-por ejemplo los Narváez o Durán-, las influencias de emigrantes a tierras alcalinas de personajes republicanos  que luego renovaron el turnismo imperante del siglo XIX, Y, sobre todo,  las conexiones actuales entre programas y proyectos  de Ciudades Medias, Tu Historia, Escuela Taller o Caminos de Pasión, o , la inserción  en el mundo del aceite en las cooperativas de segundo grado para llevar conjuntamente  una mejor  comercialización de este producto.
          No hay ninguna puerta que reciba el nombre de Alcalá, ni a la inversa; pero con  Antequera  mira por donde luego tuvimos la suerte de recordar en su museo  la relación de los diputados conservadores alcalaínos con Romero Robledo en tiempos de la monarquía turnista de finales del siglo XIX y principios del XX. O de experimentar los adelantos de la medicina con el los miembros de la familia Solano,(padre que fue médico y comenzó a experimentar y publicar su adelantas pulsistas  en la ciudad malagueña; e hijo que experimentó los conocimientos de la pulsión  y conservó la última obra de su padre en tierras  alcaláinas. a saber , Observaciones sobre la pulsión). .
No fue este el único personaje. También lo fueron el antequerano Francisco Gutiérrez que construyó la techumbre de la Iglesia Abacial de la Mota; el alcaláino Mateo Primo que lo hizo en la iglesia del Carmen; la escuela antequerana de imaginería que recibió la huella y enseñanza de las manos del alcalaíno Pablo de Rojas, Y, esas manos como Fernando del Pino y el director de este medio informativo que redoblaron las pulsaciones de las fibras de estos tiempos actuales, en los campos del voluntariado y de la información. Por eso, nunca olvida Antequera su tierra natural, y ya son auténticos alcalaínos, hijos adoptivos por sus méritos y su amistad






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