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jueves, 19 de enero de 2017

HOY, DÍA DE SAN SEBASTIÁN


Es interesante partir de la reglamentación de fiestas establecidas en las ordenanzas recopiladas del año 1751 y en las que el Cabildo tenía obligación de asistir a la función de Iglesia de la mañana y la procesión de la tarde. Allí, aparecen las siguientes fiestas de la Tabla, que fueron despachadas y decretadas por el Real y Supremo Consejo de Castilla: el veinte de Enero, se celebra la Fiesta de San Sebastián, en la que el alférez mayor lleva el estandarte, y, en su ausencia, el regidor más antiguo.  Sin embargo el calendario festivo se completaba con el religioso, recogido en las Constituciones del Abad Moya son las siguientes: Enero:
Día uno se celebraba la Fiesta de la Circuncisión del Señor, el día seis, la Epifanía o Pascua de Reyes; el veinte coincidía con la de San Sebastián y el veintitrés con San Idelfonso, arzobispo de Toledo.


LEYENDA DE SAN SEBASTIÁN

          De la historia, esta acta del cabildo de 14 de junio de 1531 recoge la leyenda

LEYENDA


“Después de lo qual vino una señalada victoria contra los moros en la Boca Charilla, que es a un quarto de lengua de esta ciudad, que el rey Muley  Y Adelí  de Granada enbió a correr la tierra de Martos y Santiago  y la Higuera y la Campiña a tres capitanes principales que se llamaban Aben Deça, Caudón y  Alifayan (sic) de tres mil lanças según se tiene noticia, los quales entraron y hicieron una gran de presa de mugeres hombres y niños ganados y bienes,  y binieron  para la Boca Charilla, donde entendieron estar muy seguros , porque en Alcalá no abía más de 300 peones y cien lanças,; y esta gente salió de noche y dieron en los moros,  y los desbarataron  y huyendo mataron y cautivaron gran cantidad, mataron a Caudón y cautivaron Alifayan  de heridas  que  luego murió , Aben  Deça huió y, como llegó,  supo la poca gente que los abía desbaratado y quitado toda la presa , el rei  le mandó cortar la cabeça. Sucedió esta victoriosa batalla el día del glorioso san Sebastián beinte de enero del año 1468  y en memoria de este hecho se edificó la hermita del glorioso santo teniéndolo por patrón”.

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SAN SEBASTIÁN , SANTO ABOGADO Y COFRADÍA


Después el año siete (1507) y el de 21 (1521) sucedió una gran peste en toda esta comarca y fue tanta que la Audiencia de Granada se pasó a esta ciudad como lugar más sano y, por la sanidad y como santo abogado contra este mal, se hicieron procesiones muy devotas por el clero y pueblo , y desde entonces el día del glorioso san Sebastián ha ido la procesión con mucha devoción a suplicar e interceder por la salud de este pueblo y por personas devotas oficiales sastres se fundase una cofradía del bienaventurado santo y con licencia del perlado se fundó y hicieron la figura del santo de bulto y el día del sacramento y optaban llevarlo a la procesión uno de los oficiales un pendón y en él puesta la figura del gloriosa santo con sus insignias y pasando muchos años se rompió el pendón y este lo dexaron en una caxa en la iglesia mayor e hicieron otro que serbía después; fue disminuyendo esta cofradía y estaba sin copia de hermanos cofrades, y no se serbía:


FIESTA SOLEMNE

Por el 1588 en los cajones de la Iglesia Mayor se halló el pendón antiguo de la cofradía roto con la figura del glorioso santo como queda referido , y la ciudad biendo que era justo que se prosiguiese en la deboción y beneración del dicho santo tan gran patrono de esta ciudad propuso en su cabildo de 22 de enero de dicho de 1588 que esta ciudad, justicia y regimiento y las demás personas del cabildo fuesen cofrades de esta cofradía y que asimismo se recibiesen de ella los demás vecinos que quisiesen serlo y que el hermano mayor de la cofradía fuese el corregidor , que entonces era y después fuese, y que se suplicase al señor Maximiliano de Austria , que oy es arzobispo de Santiago, y entonces abad mayor de esta ciudad se mandase guardar por fiesta este día de san Sebastian, y propuestas justas causas se mandó y se ha guardado y se guarda por fiesta solemne y quedó fundada dicha cofradía, como consta por los libros del cabildo de 1588

En el cabildo del 18 de enero de 1589 se ordenó que esta ciudad como cofradía de la dicha cofradía que los alcaides y oficiales de ella nombrasen la persona que abía de llevar el dicho pendón y estandarte y ansi reparado aquel roto con nuevo tafetán donde está la figura del santo lo llevó el doctor Jorge de Amaral, corregidor que era de esta ciudad, el primero año que se fundó la dicha cofradía y ansi los años después los oficiales de la dicha cofradía a n fundado la persona que lo ha llebado y esto se ha usado y guardado”.


-La leyenda se resume en que  el capitán Fernando de Aranda estuvo al frente de setenta caballeros y 100 peones frente a los 400 jinetes moros  y muchos más peones,  Colocó su tropa en la vaguada de entre los Llanos  y la Celada, de tal manera que hizo una emboscada en la que  parecían muchos más los soldados castellanos. En medio del fragor de la batalla, por la que hizo huir a la tropa musulmana, apareció la figura de un caballero con un caballo blanco, vestido de verde, y con un manojo de saetas en la mano derecha, que hacen que se considere que fue la figura de san Sebastián, para algunos guiando con sus estandarte las tropas cristianas, y para otros con  el estandarte que se le quitó a los musulmanes.   


SOBRE  EL AUOR DE LA IMAGEN DE SAN SEBASTIÁN MÁRTIR , ESTE ARTÍCULO DE FRANCISCO MARTÍN 


BERNARDO, UN NUEVO MIEMBRO DE LA FAMILIA DE LOS MORA


Es frecuente en el mundo artístico  que surjan en torno a uno de los genios gran  número de discípulos, que le acompañan en la elaboración de las obras y, a veces se conviertan en artistas de primer rango como es el caso de Juan Martínez Montañés con su taller de colaboradores y su discípulo Juan de Mesa. Tambien, ultimamente hay noticias de los talleres familiares como los Mena o los Raxis Sardos, en los que, en el caso de estos últimos, pueden sobrepasar el número de la docena de artistas y colaboradores entre el progenitor, hijos y nietos.Otros, como en el campo de la arquitectura, suelen ser más reducidos, si nos centramos en Andalucía Oriental en casos como los González( Alonso, padre y Luis González) o los Aranda (Gabriel, Ginés Martínez, Juan de Aranda Salazar y Francisco de Aranda).

Parece como si sustituyeran a los antiguos gremios del medievo que en los grandes centros urbanos tuvieron que hacer frente a la gran cantidad de solicitudes y contratos que cabildos eclesiásticos, cofradías, monasterios y otras entidades públicas y privadas emprendieron para expandir la religiosidad del momento postridentino.

Es verdad que la labor del maestro ha eclipsado la labor de todos sus colaboradores, que han quedado en el anonimato de la historia por la genialidad del artista o, a veces, incluso, por la notoriedad de la obra en un contexto muy determinado, que olvidaba otro tipo de obras que se expandían por los rincones más inesperados de la geografía andaluza.Así, la obra del Jesús Nazareno, de Priego, atribuida a Pablo de Rojas, perfecta e,impregnada del mejor clasicismo ha quedado muchas veces olvidada de la crítica hasta que el profesor Orozco la puso a  la luz y colocó en su verdadero valor artístico.

También, a esto coadyuva que los pueblos andaluces solían contratar de acuerdo con las posibilidades económicas acudiendo a artistas colaboradores y de segundo orden para los críticos del momento y, que, luego, han sido recuperados por las nuevas investigaciones. Pensemos en la familia de los Raxis, hasta ahora, apenas estudiados o, a lo más, centrados en el figura de Pedro de Raxis por su labor en la capital granadina y en su labor de policromar las imágenes de Pablo de Rojas.


Con estos precedentes, hay que añadir que quedan por estudiar todavía comarcas enteras que en siglos anteriores alcanzaron una enorme influencia y prestigio por provenir de situaciones privlegiadas de frontera, de beneficios eclesiásticos o de otra índole, en las que los mecenas o las instituciones ejercieron una gran labor difusora y protectora de artistas. Este es el caso de Alcala la Real, cuna de artistas, ciudad privilegiada gracias a su situación fronteriza en muchos períodos de la historia, donde nació y creó su principal taller la famila de los Raxis o Sardos. También, el ilustre imaginero Juan Martínez Montañés inició sus primeros pasos de su vida, ya que su padre, muy relacionado con la Abadía, alcanzó algunos cargos como mayordomo del Hospital del Dulce Nombre de Jesús, y lo debió relacionar con el mundo del arte de los Sardos, muy conocidos suyos por la labor artística en las pequeñas obras, que elaboraban para cofradías y hermandades de su momento, en este caso de la Cofradía de la Santa Caridad, en la que tenía una participación muy importante. En este contexto no es de extrañar que, una vez que los artistas habían alcanzado cierta fama , emigraran a otros contextos más prolíficos para ejercer su oficio, como fue el caso de Pablo de Rojas, algunos Raxis y , desde el principio, Martínez Montañés. Esto provocaba que los artistas colaboradores cubrieran el vacío dejado por los primeros, produciendo unas obras de menor calidad  que la que
en  otros pueblos o ciudades alcanzaron  con la marcha de estos insignes artistas.

Pero aquella huella quedó marcada en los vecinos que, cuando se ven obligados a renovar la imaginería en los albores del barroco, no regatean medios para contratar los mejores artistas que sustituyan a las obras de los creadores renacentistas y olviden a artistas mediocres que hicieron la transición entre los Sardos y los nuevos Mora o Bocanegra. Claro ejemplo de este desarrollo artístico que venimos describiendo es la historia de la abadía alcalaína: comienza con la producción artística de los Sardos Raxis, inicia un declive con la segunda generación, continúa con mediocres artistas como Pedro Cobo o Juan de Flores a lo largo del siglo XVII, y contrata a los mejores artistas del momento,a partir de mediados de este siglo como los Menas o los Mora.

En este último período se encuentra el nuevo descubrimiento,  que queremos dar a la luz, en la sección de protocolos del Archivo Histórico Provincial  de Jaén. Es un contrato, realizado entre Bernardo de Mora con el administrador y mayordomo de la Abadía para la ejecución de siete imágenes del altar mayor de la Iglesia Mayor. Lejos de su interés localista, resulta interesante por las conclusiones que se derivan de él para el estudio de esta importante familia artística del Barroco andaluz. Por su trascendencia lo vamos a transcribir, adaptándolo
ortográficamente:


En la ciudad de Alcalá la Real en diez y ocho días del mes de febrero de mil setecientos y uno  años ante mí  el escribano público y testigos parecieron de la una parte el Licdo don Gabriel Muñoz, presbítero, notario del Santo Oficio Capitular del Cabildo Eclesiástico de esta ciudad y mayordomo de de las fábricas de las Iglesias de ella; de la otra, don Bernardo de Mora, vecino de Granada, y estante en esta ciudad, dijeron que, de orden del Illmo sr.don Diego Castell Ros de Medrano del Consejo de Su Majestad y abad de esta abadía y en virtud de su decreto, por donde se manda que se hagan siete efixies  para los nichos del altar mayor de la Santa Iglesia Mayor  de esta ciudad, y en virtud del dicho decreto ,dichos dos otorgantes lo tienen tratado y, por esta escritura ,el dicho don Bernardo de Mora se ha de obligar a dar a toda costa  puestos en la ciudad de Granada  y el dicho don Gabriel Muñoz, como tal mayordomo y en virtud  del dicho decreto a pagar para dichas hechuras  lo que adelante se dirá .Y es, a saber, que el dicho don Bernardo  ha de dar hechas dichas hechuras de escultura  en esta manera: una imagen  de  la Asunción de Nuestra Señora con su trono de ángeles, un San Pedro apóstol, un san Pablo apóstol, un Santo Domingo de Silos, un San Dionisio Areopagita, un Santiago Apóstol y un San Sebastián mártir, las cuales dichas imágenes, que son siete, las ha de dar fenecidas y acabadas con toda su perfección en la dicha ciudad  de Granada  para colocarlas en sus nichos para el día de San Pedro del año que vendrá de mil setecientos y dos en la forma siguiente:la imagen de Señor San Pedro apóstol la ha de dar acabada a toda costa y perfección para el día veinte de junio que vendrá de este presente año; y la de Asunción de Nuestra Señora para el día último de julio que vendrá de este presente año y las demás imágenes en el discurso del tiempo referido hasta el día de San Pedro de setecientos  y dos, que es cuando ha de estar fenecida dicha obra; y por el valor y precio de dichas imégenes, el dicho don Gabriel Muñoz  le ha de dar al dicho don Bernardo quinientos reales de a ocho de plata  de a quince reales de vellón cada uno  en esta manera: los cien pesos para el día veinte de junio que vendrá de este presente año y otros cien pesos para el día último de julio así mismo que vendrá  de este presente año, y los trescientos  pesos restantes hasta los quinientos  referidos en dos plazos, el primero de ciento cincuenta pesos  para el día de Pascua de Navidad  que vendrá ,fín de este presente año y los otros ciento y cincuenta  pesos  restantes para el día de San Pedro  del dicho año que vendrá del mil setecientos y dos. Y para que tenga efecto esta escritura, confesando por cierta y verdadera  la relación de ella, el dicho don Gabriel Muñoz, como tal mayodomo de la dicha fábrica y en virtud dedicho decreto, se obligó con los bienes y rentas de dicha fábrica  a cumplir, dar  y pagar los  dichosquinientos pesos del valor referido al dicho don Bernardo por los dichos días y plazos ,arriba expresados,  y el dicho don Bernardo se obliga a cumplir con dar las dichas siete imégenes fenecidas  ycabadas para los días y tiempos referidos, puestas en las dicha ciudad de Granada, y para ello obligó su persona y bienes muebles y raices habidos y por haber, y dieron poder cumplido a las justicias y jueces de su Majestad, que de él fueron, que de cada una de las partes puedan y deban conocer, para que a ello le apremien  como sentencia pasada en cosa juzgada, renuncunciaron a las leyes, fueros y derechos  de su favor y la general y así lo otorgaron y firmaron, siendo testigos don Juan de Ortega, don Antonio de Contreras y Agustín de Cobaleda, en Alcalá  e yo el Escribano que doy fé y conozco a los otorgantes.

Fue el  escribano, en concreto, Juan Ramírez de Tordesillas, que ,evidentemente, lo firmó juntamente con el mayordomo y Bernardo de Mora. Posteriormente se hizo un traslado del documento el día dieciseis de septiembre de 1702.[1]


El documento mencionado se refiere a don Bernardo de Mora, que coincide con los trazos gráficos de Bernardo Francisco de Mora, padre de toda la familia de los Moras. Era  el cuarto hijo que nació en Granada  y fué bautizado el uno de mayo de 1655 en la parroquia de San Gil. Eclipsado por la fama del padre y de  sus hermanos y  anteriormente  por la de los Menas, hasta ahora ha pasado olvidado por la historia, ya que la única referencia provenía del profesor don Manuel Gallego Burín: sin atribucion artística alguna y, debido a a la ausencia de documentación de los archivos de Granada, con los únicos datos biográficos mencionadoas anteriormente.[2]
Probablemente debió iniciarse como colaborador en el taller de su padre y sufrió las desaveniencias entre los hermanos y , cuando estaba a punto de convertirse en famoso artista, le sobrevino la muerte, precisamente en el año 1702. Es curioso que en la estampación de su firma coincida con José de Mora, su hermano, anteponiendo el don- lo que no hacen el padre ni su hermano Diego. Por otra parte, las grafías coinciden más con su padre que con los hermanos y, además añade, un segundo apellido, que posiblemente añadiría-cosa frecuente, en aquellos tiempos, de Pinar.

Con Alcalá la Real, y, en aquellos tiempos, su villa del Castillo Locubín, estaba relacionada su ama de casa y  cuñada, esposa de Diego  de Mora, llamada Ana de Soto, que cuidó a toda  la familia hasta el casamiento en 1682 con su hermano Diego. Aunque ya desde el 165O había emigrado a Atarfe, no es de extrañar que sus informaciones sobre la Abadía fueran útiles en las contrataciones de obras. Pues son varias las atribuciones, aparte de las anteriores, a los Moras en el terreno abacial tanto en Alcalá, Priego, y Carcabuey.

Un nuevo Mora, Bernardo, nos ilustra de este ambiente de familias artísticas y del desarrollo posterior de sus miembros. Sería interesante que se abundara sobre su obra, porque tal vez muchas de las atribuciones a José o Diego pudieran ser obra de este artista.Como ya han hecho muchos investigadores, hemos tratado de profundizar en los protocolos notariales de Granada en torno a los años de su muerte.Los frutos han sido baldíos por las circunstancias azarosas que sufrieron, pero puede ser que otas comarcas parecidas a la alcalaína complete la biografía y la producción artísitca de este maestro.

Desgraciadamente, en la guerra civil española desaparecieron las  anteriores imágenes, que se encontraban en la Iglesia de Consolación de Alcalá la Real, ya que sustituyó  como Iglesia Mayor al templo de la Fortaleza de la Mota. Posteriormente se hicieron reproducciones de San Pedro y San Pablo, de bella ejecución, de nuestro contempráneo Nicolás Prados, imitando a las de Bernardo de Mora, hijo, que destacan por su majestuosidad y la ejecución de un extraordinario artista.


Por las fotografías que se conservan de las restantes ,se observa una peor calidad en las de San Dionisio y Santiago, siendo mediocre la de San Sebastián y pareciéndose mucho a la Asunción de la Cartuja, la que hizo para el retablo de la Mota. También sabemos que fueron posteriores  y se escalonó su ubicación en la Iglesia sin ajustarse a la firma del contrato. En el nueve de Marzo de 1702, se bendijo la imagen de San Pedro  por el abad Castell en el Convento de la Trinidad y el día diez del mismo mes se trasladó a la Iglesia Mayor. El trece de mayo de 17o3, se trajeron las imágenes de San Pablo y de Nuestra Señora de la Asunción. Al año siguiente en 1704 se bendijeron las de Santo Domingo de Silos y san Dionisio Areopagita.

Con esto se abren varias interrogantes acerca de la autoría. De ahí que nos preguntemos si prosiguieron sus discípulos las obras y así se demuestra la decadente calidad en las últimas producciones o si quedaron a medio ejecutar o si fueron obra de los talleres de sus propios hermanos.[3]
    
Esto nos lleva a conjeturar si no le sobrevino la muerte en este momento, dando lugar a  la participación de algunos miembros de su taller en la finalización de la obra. Pero lo importante, lo digno y destacado es un nuevo Mora, Bernardo Hijo, que abre una interrogante en la producción artística con esta contribución de la comarca alcalaína  por medio de este valioso contrato.   
FRANCISCO MARTIN ROSALES

 ICONOGRAFÍA


Recoge a este santo venerado por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa,  soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, y  jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán.  Acabó por ser descubierto su catolicismo y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto.1 Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Hasta aquí suele ser objeto  de muchas iconografías presentes en las imágenes de San  Sebastián, muy divulgadas en las iglesias españolas. 
No hay  testimonios de esta segunda parte.
 
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante un emperador desconcertado, ya que lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir,2 3y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Muere en el año 288.

La imagen alcaláina responde al  martirio de San Sebastián y su forma escorzada nos invita  a adelantar la autoría de Mora, inclinándnos por autores anteriores del círculo de los Sarcos. Cierto manierismo y el contraposta, la expresividad dulce de su tormento, la pureza y limpieza de las formas  no concuercan con los hermanos Mora. 



























[1]     ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE JAÉN. Escribano Juan Ramírez de Tordesillas. Veintiocho días del mes de febrero de 1701. Folio 218 y 219.
[2] GALLEGO BURÍN, Antonio. José de Mora. Facultad de Letras. Granada. 1925.
[3] GARRIDO ESPINOSA DE LOS MONTEROS, Diego. Historia de la Abadía de Alcalá la Real. Diputación Provincial de Jaén. 1996.


           


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