Es interesante partir de la
reglamentación de fiestas establecidas en las ordenanzas recopiladas
del año 1751 y en las que el Cabildo tenía obligación de asistir a
la función de Iglesia de la mañana y la procesión de la tarde.
Allí, aparecen las siguientes fiestas de la Tabla, que fueron
despachadas y decretadas por el Real y Supremo Consejo de Castilla: el veinte de Enero, se celebra la Fiesta de San Sebastián, en la que el alférez mayor lleva el estandarte, y, en su
ausencia, el regidor más antiguo. Sin embargo el calendario
festivo se completaba con el religioso, recogido en las Constituciones
del Abad Moya son las siguientes: Enero:
Día uno se celebraba la
Fiesta de la Circuncisión del Señor, el día seis, la Epifanía o
Pascua de Reyes; el veinte coincidía con la de San Sebastián y el
veintitrés con San Idelfonso, arzobispo de Toledo.
LEYENDA
DE SAN SEBASTIÁN
De la historia, esta acta del cabildo
de 14 de junio de 1531 recoge la leyenda
LEYENDA
“Después de lo qual vino una señalada victoria
contra los moros en la Boca Charilla, que es a un quarto de lengua de esta
ciudad, que el rey Muley Y Adelí de Granada enbió a correr la tierra de Martos
y Santiago y la Higuera y la Campiña a
tres capitanes principales que se llamaban Aben Deça, Caudón y Alifayan (sic) de tres mil lanças según se
tiene noticia, los quales entraron y hicieron una gran de presa de mugeres
hombres y niños ganados y bienes, y
binieron para la Boca Charilla, donde
entendieron estar muy seguros , porque en Alcalá no abía más de 300 peones y
cien lanças,; y esta gente salió de noche y dieron en los moros, y los desbarataron y huyendo mataron y cautivaron gran cantidad,
mataron a Caudón y cautivaron Alifayan
de heridas que luego murió , Aben Deça huió y, como llegó, supo la poca gente que los abía desbaratado y
quitado toda la presa , el rei le mandó
cortar la cabeça. Sucedió esta victoriosa batalla el día del glorioso san Sebastián
beinte de enero del año 1468 y en
memoria de este hecho se edificó la hermita del glorioso santo teniéndolo por
patrón”.
s
SAN SEBASTIÁN , SANTO ABOGADO Y COFRADÍA
“Después el año siete (1507) y el de 21 (1521) sucedió una gran peste en toda esta comarca y fue tanta que la Audiencia de Granada se pasó a esta ciudad como lugar más sano y, por la sanidad y como santo abogado contra este mal, se hicieron procesiones muy devotas por el clero y pueblo , y desde entonces el día del glorioso san Sebastián ha ido la procesión con mucha devoción a suplicar e interceder por la salud de este pueblo y por personas devotas oficiales sastres se fundase una cofradía del bienaventurado santo y con licencia del perlado se fundó y hicieron la figura del santo de bulto y el día del sacramento y optaban llevarlo a la procesión uno de los oficiales un pendón y en él puesta la figura del gloriosa santo con sus insignias y pasando muchos años se rompió el pendón y este lo dexaron en una caxa en la iglesia mayor e hicieron otro que serbía después; fue disminuyendo esta cofradía y estaba sin copia de hermanos cofrades, y no se serbía:
FIESTA SOLEMNE
Por el 1588 en los cajones de la Iglesia Mayor se halló el pendón antiguo de la cofradía roto con la figura del glorioso santo como queda referido , y la ciudad biendo que era justo que se prosiguiese en la deboción y beneración del dicho santo tan gran patrono de esta ciudad propuso en su cabildo de 22 de enero de dicho de 1588 que esta ciudad, justicia y regimiento y las demás personas del cabildo fuesen cofrades de esta cofradía y que asimismo se recibiesen de ella los demás vecinos que quisiesen serlo y que el hermano mayor de la cofradía fuese el corregidor , que entonces era y después fuese, y que se suplicase al señor Maximiliano de Austria , que oy es arzobispo de Santiago, y entonces abad mayor de esta ciudad se mandase guardar por fiesta este día de san Sebastian, y propuestas justas causas se mandó y se ha guardado y se guarda por fiesta solemne y quedó fundada dicha cofradía, como consta por los libros del cabildo de 1588
En el cabildo del 18 de enero de 1589 se ordenó que esta ciudad como cofradía de la dicha cofradía que los alcaides y oficiales de ella nombrasen la persona que abía de llevar el dicho pendón y estandarte y ansi reparado aquel roto con nuevo tafetán donde está la figura del santo lo llevó el doctor Jorge de Amaral, corregidor que era de esta ciudad, el primero año que se fundó la dicha cofradía y ansi los años después los oficiales de la dicha cofradía a n fundado la persona que lo ha llebado y esto se ha usado y guardado”.
-La
leyenda se resume en que el capitán
Fernando de Aranda estuvo al frente de setenta caballeros y 100 peones frente a
los 400 jinetes moros y muchos más
peones, Colocó su tropa en la vaguada de
entre los Llanos y la Celada, de tal
manera que hizo una emboscada en la que
parecían muchos más los soldados castellanos. En medio del fragor de la
batalla, por la que hizo huir a la tropa musulmana, apareció la figura de un
caballero con un caballo blanco, vestido de verde, y con un manojo de saetas en
la mano derecha, que hacen que se considere que fue la figura de san Sebastián,
para algunos guiando con sus estandarte las tropas cristianas, y para otros con
el estandarte que se le quitó a los
musulmanes.
SOBRE EL AUOR DE LA IMAGEN DE SAN SEBASTIÁN MÁRTIR , ESTE ARTÍCULO DE FRANCISCO MARTÍN
BERNARDO, UN
NUEVO MIEMBRO DE LA FAMILIA
DE LOS MORA
Es frecuente en
el mundo artístico que surjan en torno a
uno de los genios gran número de
discípulos, que le acompañan en la elaboración de las obras y, a veces se
conviertan en artistas de primer rango como es el caso de Juan Martínez
Montañés con su taller de colaboradores y su discípulo Juan de Mesa. Tambien,
ultimamente hay noticias de los talleres familiares como los Mena o los Raxis
Sardos, en los que, en el caso de estos últimos, pueden sobrepasar el número de
la docena de artistas y colaboradores entre el progenitor, hijos y
nietos.Otros, como en el campo de la arquitectura, suelen ser más reducidos, si
nos centramos en Andalucía Oriental en casos como los González( Alonso, padre y
Luis González) o los Aranda (Gabriel, Ginés Martínez, Juan de Aranda Salazar y
Francisco de Aranda).
Parece como si
sustituyeran a los antiguos gremios del medievo que en los grandes centros
urbanos tuvieron que hacer frente a la gran cantidad de solicitudes y contratos
que cabildos eclesiásticos, cofradías, monasterios y otras entidades públicas y
privadas emprendieron para expandir la religiosidad del momento postridentino.
Es verdad que
la labor del maestro ha eclipsado la labor de todos sus colaboradores, que han
quedado en el anonimato de la historia por la genialidad del artista o, a
veces, incluso, por la notoriedad de la obra en un contexto muy determinado,
que olvidaba otro tipo de obras que se expandían por los rincones más
inesperados de la geografía andaluza.Así, la obra del Jesús Nazareno, de
Priego, atribuida a Pablo de Rojas, perfecta e,impregnada del mejor clasicismo
ha quedado muchas veces olvidada de la crítica hasta que el profesor Orozco la
puso a la luz y colocó en su verdadero
valor artístico.
También, a esto
coadyuva que los pueblos andaluces solían contratar de acuerdo con las
posibilidades económicas acudiendo a artistas colaboradores y de segundo orden
para los críticos del momento y, que, luego, han sido recuperados por las
nuevas investigaciones. Pensemos en la familia de los Raxis, hasta ahora,
apenas estudiados o, a lo más, centrados en el figura de Pedro de Raxis por su
labor en la capital granadina y en su labor de policromar las imágenes de Pablo
de Rojas.
Con estos
precedentes, hay que añadir que quedan por estudiar todavía comarcas enteras
que en siglos anteriores alcanzaron una enorme influencia y prestigio por
provenir de situaciones privlegiadas de frontera, de beneficios eclesiásticos o
de otra índole, en las que los mecenas o las instituciones ejercieron una gran
labor difusora y protectora de artistas. Este es el caso de Alcala la Real , cuna de artistas,
ciudad privilegiada gracias a su situación fronteriza en muchos períodos de la
historia, donde nació y creó su principal taller la famila de los Raxis o
Sardos. También, el ilustre imaginero Juan Martínez Montañés inició sus
primeros pasos de su vida, ya que su padre, muy relacionado con la Abadía , alcanzó algunos
cargos como mayordomo del Hospital del Dulce Nombre de Jesús, y lo debió
relacionar con el mundo del arte de los Sardos, muy conocidos suyos por la
labor artística en las pequeñas obras, que elaboraban para cofradías y
hermandades de su momento, en este caso de la Cofradía de la Santa Caridad , en la
que tenía una participación muy importante. En este contexto no es de extrañar
que, una vez que los artistas habían alcanzado cierta fama , emigraran a otros
contextos más prolíficos para ejercer su oficio, como fue el caso de Pablo de
Rojas, algunos Raxis y , desde el principio, Martínez Montañés. Esto provocaba
que los artistas colaboradores cubrieran el vacío dejado por los primeros,
produciendo unas obras de menor calidad
que la que
en otros pueblos o ciudades alcanzaron con la marcha de estos insignes artistas.
Pero aquella
huella quedó marcada en los vecinos que, cuando se ven obligados a renovar la
imaginería en los albores del barroco, no regatean medios para contratar los
mejores artistas que sustituyan a las obras de los creadores renacentistas y
olviden a artistas mediocres que hicieron la transición entre los Sardos y los
nuevos Mora o Bocanegra. Claro ejemplo de este desarrollo artístico que venimos
describiendo es la historia de la abadía alcalaína: comienza con la producción
artística de los Sardos Raxis, inicia un declive con la segunda generación,
continúa con mediocres artistas como Pedro Cobo o Juan de Flores a lo largo del
siglo XVII, y contrata a los mejores artistas del momento,a partir de mediados
de este siglo como los Menas o los Mora.
En este último
período se encuentra el nuevo descubrimiento,
que queremos dar a la luz, en la sección de protocolos del Archivo
Histórico Provincial de Jaén. Es un
contrato, realizado entre Bernardo de Mora con el administrador y mayordomo de la Abadía para la ejecución de
siete imágenes del altar mayor de la Iglesia Mayor. Lejos de su interés localista,
resulta interesante por las conclusiones que se derivan de él para el estudio
de esta importante familia artística del Barroco andaluz. Por su trascendencia
lo vamos a transcribir, adaptándolo
ortográficamente:
En la ciudad de
Alcalá la Real
en diez y ocho días del mes de febrero de mil setecientos y uno años ante mí
el escribano público y testigos parecieron de la una
parte el Licdo don Gabriel Muñoz, presbítero, notario del Santo Oficio
Capitular del Cabildo Eclesiástico de esta ciudad y mayordomo de de las
fábricas de las Iglesias de ella; de la otra, don Bernardo de Mora, vecino de
Granada, y estante en esta ciudad, dijeron que, de orden del Illmo sr.don Diego
Castell Ros de Medrano del Consejo de Su Majestad y abad de esta abadía y en
virtud de su decreto, por donde se manda que se hagan siete efixies para los nichos del altar mayor de la Santa Iglesia
Mayor de esta ciudad, y en virtud del
dicho decreto ,dichos dos otorgantes lo tienen tratado y, por esta escritura
,el dicho don Bernardo de Mora se ha de obligar a dar a toda costa puestos en la ciudad de Granada y el dicho don Gabriel Muñoz, como tal
mayordomo y en virtud del dicho decreto
a pagar para dichas hechuras lo que
adelante se dirá .Y es, a saber, que el dicho don Bernardo ha de dar hechas dichas hechuras de
escultura en esta manera: una
imagen de la Asunción de Nuestra Señora con su trono de
ángeles, un San Pedro apóstol, un san Pablo apóstol, un Santo Domingo de Silos,
un San Dionisio Areopagita, un Santiago Apóstol y un San Sebastián
mártir, las cuales dichas imágenes, que son siete, las ha de dar fenecidas y
acabadas con toda su perfección en la dicha ciudad de Granada
para colocarlas en sus nichos para el día de San Pedro del año que
vendrá de mil setecientos y dos en la forma siguiente:la imagen de Señor San
Pedro apóstol la ha de dar acabada a toda costa y perfección para el día veinte
de junio que vendrá de este presente año; y la de Asunción de Nuestra Señora
para el día último de julio que vendrá de este presente año y las demás
imágenes en el discurso del tiempo referido hasta el día de San Pedro de
setecientos y dos, que es cuando ha de
estar fenecida dicha obra; y por el valor y precio de dichas imégenes, el dicho
don Gabriel Muñoz le ha de dar al dicho
don Bernardo quinientos reales de a ocho de plata de a quince reales de vellón cada uno en esta manera: los cien pesos para el día
veinte de junio que vendrá de este presente año y otros cien pesos para el día
último de julio así mismo que vendrá de
este presente año, y los trescientos
pesos restantes hasta los quinientos
referidos en dos plazos, el primero de ciento cincuenta pesos para el día de Pascua de Navidad que vendrá ,fín de este presente año y los
otros ciento y cincuenta pesos restantes para el día de San Pedro del dicho año que vendrá del mil setecientos
y dos. Y para que tenga efecto esta escritura, confesando por cierta y
verdadera la relación de ella, el dicho
don Gabriel Muñoz, como tal mayodomo de la dicha fábrica y en virtud dedicho
decreto, se obligó con los bienes y rentas de dicha fábrica a cumplir, dar y pagar los
dichosquinientos pesos del valor referido al dicho don Bernardo por los
dichos días y plazos ,arriba expresados,
y el dicho don Bernardo se obliga a cumplir con dar las dichas siete
imégenes fenecidas ycabadas para los
días y tiempos referidos, puestas en las dicha ciudad de Granada, y para ello
obligó su persona y bienes muebles y raices habidos y por haber, y dieron poder
cumplido a las justicias y jueces de su Majestad, que de él fueron, que de cada
una de las partes puedan y deban conocer, para que a ello le apremien como sentencia pasada en cosa juzgada,
renuncunciaron a las leyes, fueros y derechos
de su favor y la general y así lo otorgaron y firmaron, siendo testigos
don Juan de Ortega, don Antonio de Contreras y Agustín de Cobaleda, en
Alcalá e yo el Escribano que doy fé y
conozco a los otorgantes.
Fue el escribano, en concreto, Juan Ramírez de
Tordesillas, que ,evidentemente, lo firmó juntamente con el mayordomo y
Bernardo de Mora. Posteriormente se hizo un traslado del documento el día
dieciseis de septiembre de 1702.[1]
El documento
mencionado se refiere a don Bernardo de Mora, que coincide con los trazos
gráficos de Bernardo Francisco de Mora, padre de toda la familia de los Moras.
Era el cuarto hijo que nació en
Granada y fué bautizado el uno de mayo
de 1655 en la parroquia de San Gil. Eclipsado por la fama del padre y de sus hermanos y
anteriormente por la de los
Menas, hasta ahora ha pasado olvidado por la historia, ya que la única
referencia provenía del profesor don Manuel Gallego Burín: sin atribucion
artística alguna y, debido a a la ausencia de documentación de los archivos de
Granada, con los únicos datos biográficos mencionadoas anteriormente.[2]
Probablemente
debió iniciarse como colaborador en el taller de su padre y sufrió las
desaveniencias entre los hermanos y , cuando estaba a punto de convertirse en
famoso artista, le sobrevino la muerte, precisamente en el año 1702. Es curioso
que en la estampación de su firma coincida con José de Mora, su hermano,
anteponiendo el don- lo que no hacen el padre ni su hermano Diego. Por otra
parte, las grafías coinciden más con su padre que con los hermanos y, además
añade, un segundo apellido, que posiblemente añadiría-cosa frecuente, en
aquellos tiempos, de Pinar.
Con Alcalá la Real , y, en aquellos tiempos,
su villa del Castillo Locubín, estaba relacionada su ama de casa y cuñada, esposa de Diego de Mora, llamada Ana de Soto, que cuidó a
toda la familia hasta el casamiento en
1682 con su hermano Diego. Aunque ya desde el 165O había emigrado a Atarfe, no
es de extrañar que sus informaciones sobre la Abadía fueran útiles en las contrataciones de
obras. Pues son varias las atribuciones, aparte de las anteriores, a los Moras
en el terreno abacial tanto en Alcalá, Priego, y Carcabuey.
Un nuevo Mora,
Bernardo, nos ilustra de este ambiente de familias artísticas y del desarrollo posterior
de sus miembros. Sería interesante que se abundara sobre su obra, porque tal
vez muchas de las atribuciones a José o Diego pudieran ser obra de este
artista.Como ya han hecho muchos investigadores, hemos tratado de profundizar
en los protocolos notariales de Granada en torno a los años de su muerte.Los
frutos han sido baldíos por las circunstancias azarosas que sufrieron, pero
puede ser que otas comarcas parecidas a la alcalaína complete la biografía y la
producción artísitca de este maestro.
Desgraciadamente,
en la guerra civil española desaparecieron las
anteriores imágenes, que se encontraban en la Iglesia de Consolación de
Alcalá la Real ,
ya que sustituyó como Iglesia Mayor al
templo de la Fortaleza
de la Mota.
Posteriormente se hicieron reproducciones de San Pedro y San
Pablo, de bella ejecución, de nuestro contempráneo Nicolás Prados, imitando a
las de Bernardo de Mora, hijo, que destacan por su majestuosidad y la ejecución
de un extraordinario artista.
Por las
fotografías que se conservan de las restantes ,se observa una peor calidad en
las de San Dionisio y Santiago, siendo mediocre la de San Sebastián y
pareciéndose mucho a la
Asunción de la
Cartuja , la que hizo para el retablo de la Mota. También
sabemos que fueron posteriores y se escalonó
su ubicación en la Iglesia
sin ajustarse a la firma del contrato. En el nueve de Marzo de 1702, se bendijo
la imagen de San Pedro por el abad
Castell en el Convento de la
Trinidad y el día diez del mismo mes se trasladó a la Iglesia Mayor. El
trece de mayo de 17o3, se trajeron las imágenes de San Pablo y de Nuestra
Señora de la Asunción. Al
año siguiente en 1704 se bendijeron las de Santo Domingo de Silos y san
Dionisio Areopagita.
Con esto se
abren varias interrogantes acerca de la autoría. De ahí que nos preguntemos si
prosiguieron sus discípulos las obras y así se demuestra la decadente calidad
en las últimas producciones o si quedaron a medio ejecutar o si fueron obra de
los talleres de sus propios hermanos.[3]
Esto nos lleva
a conjeturar si no le sobrevino la muerte en este momento, dando lugar a la participación de algunos miembros de su
taller en la finalización de la obra. Pero lo importante, lo digno y destacado
es un nuevo Mora, Bernardo Hijo, que abre una interrogante en la producción
artística con esta contribución de la comarca alcalaína por medio de este valioso contrato.
FRANCISCO
MARTIN ROSALES
ICONOGRAFÍA
Recoge a este santo venerado por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, y jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Acabó por ser descubierto su catolicismo y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto.1 Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Hasta aquí suele ser objeto de muchas iconografías presentes en las imágenes de San Sebastián, muy divulgadas en las iglesias españolas.
No hay testimonios de esta segunda parte.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante un emperador desconcertado, ya que lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir,2 3y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Muere en el año 288.
La imagen alcaláina responde al martirio de San Sebastián y su forma escorzada nos invita a adelantar la autoría de Mora, inclinándnos por autores anteriores del círculo de los Sarcos. Cierto manierismo y el contraposta, la expresividad dulce de su tormento, la pureza y limpieza de las formas no concuercan con los hermanos Mora.
[1] ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE JAÉN.
Escribano Juan Ramírez de Tordesillas. Veintiocho días del mes de febrero de
1701. Folio 218 y 219.
[3] GARRIDO
ESPINOSA DE LOS MONTEROS, Diego. Historia de la Abadía de Alcalá la Real. Diputación
Provincial de Jaén. 1996.
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