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sábado, 7 de enero de 2017

CONÓN
I
El ateniense Conón empezó a manejar los negocios de la república durante la guerra del Peloponeso, y en ella fue muy importante su intervención. Pues, como jefe se puso al frente de los ejércitos de a pie y, como almirante de la armada, obtuvo grandes victorias en el mar. Por estos motivos, los atenienses honraron singularmente a Conón. Pues, sólo gobernó todas las islas. En este mandato tomó Faras, colonia de los espartanos. También fue general en la última guerra del Peloponeso, cuando las tropas de los atenienses fueron derrotadas junto el río Egos. Pero, por entonces  estuvo ausente, y la empresa salió mucho más preparada que si hubiera estado presente. Pues era un jefe práctico y activo en el arte militar. De tal manera no cabía duda alguna en estos tiempos que, si él hubiera estado presente, los atenienses no habrían sufrido aquella derrota.
II
En tal situación de aflicción de los atenienses, habiendo sabido por oídas que la ciudad era asediada, no preguntó dónde el viviría con seguridad, sino que desde dónde podría socorrer a sus paisanos. Y, así, se reunió con Farnabazo, sátrapa de Jonia y Lidia, y así mismo yerno y allegado del rey persa, a pesar de que le costó mucho esfuerzo y peligro el granjearse enteramente su amistad ante su presencia.
Pues, como no cumplieran los lacedemônios a los conciertos de la liga, que habían hecho con Artajerjes, una vez derrotados los atenienses, y hubiesen enviado a Agesilao a hacer la guerra a Ásia, impelidos principalmente por  Tisafernes, que, siendo de los privados del Rey, se lê había rebelado y había hecho alianza con los lacedemônios, en contra de Farnabazo fue considerado general, mas en realidad Conón era que estaba al frente del ejército y que todas lãs empresas se llevaban a cabo según su criterio. Cortó Conón todos sus planes a Agesilao, generalísimo de los lacedemônios y muchas veces desbarató sus propuestas  hasta el punto de que se vio claramente que. si  aquel no hubiera estado presente, Agesilao habría conquistado al rey  de Ásia hasta Tauro. Después que sus paisanos lê hicieron volver a Lacedemônia, porque los beocios y los atenienses lê habían declarado la guerra a los lacedemônios, Conón no menos se mantenía entre los jefes del Rey sino que era muy necesario , porque todos se servían de él.
III
Hubiese rebelado Tisafernes contra el Rey, y esto no era tan notorio para Artajerjes como para los demás; pues tênia mucha autoridad por sus muchos y grandes servicios prestados con el Rey aun en medio de haber faltado a su fidelidad. Y no le debía extrañar a llegar a comprender fácilmente esto, porque se acordaba de que había vencido a su hermano con todo su empeño. Para acusar a Tisafernes, Conón fue enviado por Farnabazo ante el rey,  y después que llegó, según la costumbre de los Persas, primero se presentó a Titraustes, jefe de la guardia que ocupaba el segundo mando del reino; y le mostró que el quería personalmente hablar con el rey. Pues a nadie se le daba licencia sin el permiso de este. Aquel le dijo a Conón: “No hay impedimento, pero considera si quieres reunirte con él o poner por escrito lo que piensas. Pues no hay necesidad de que, si te pusieses en su presencia, te postres delante del rey( proskinesim lo llamaban aquellos). Si esto te cuesta trabajo, por mi mano no menos, dándome por escito tu comisión lograrás lo que deseas”. Entonces Conón le respondió: “En verdad que no se me hace cuesta arriba honrar al rey, pero tengo el miedo de que sirva de afrenta a mi país com el cumplir el ceremonial de los extranjeros antes que el de Atenas, puesto que me he marchado de ella, que acostumbra a mandar a los demás pueblos”. Así pues entregó escritas aquellas cosas que quería decir al rey.
IV
Una vez conocidas estas cosas, el rey se perturbó tanto por su prestigio que consideró a Tisafernes como enemigo, y ordenó atacar a los lacedemonios con la guerra y le permitió elegir a quien el quisiera para pagar la tropa y hacer las provisiones de la guerra. Conón le dijo que esto no era de su responsabilidad sino del propio rey, que debía conocer inmejorablemente a sus súbditos, pero su consejo radicaba en  que se le diese este cargo a Farnabazo. Tras esto, habiendo recibido muchos regalos, y una vez que fue enviado al mar, para mandar que contribuyeron con galeras las ciudades de Chipre y púnicas y juntar la armada, con la que pudiese vigilar el mar en la próxima campaña, dándole por compañero Farnabazo, tal como el mismo había querido . Cuando esto se le comunicó a los lacedemonios, con preocupación, se ocuparon del asunto, porque pensaban que que estaba inminente una guerra más grande, que si luchaban solamente contra los bárbaros. Pues consideraban que un jefe valiente, al que no podían derrotar ni por estrategia ni con  tropas, estaría al frente del ejército del rey con prudencia y lucharía contra ellos. Con ese plan juntaron su armada. ; y marcharon  bajo el mando de Pisístrato. Conón, habiéndoles atacado cerca de Cnido, los puso en fuga en un gran combate, apresó muchas naves, y echó al fondo a otras muchas. Por esta victoria, no sólo Atenas, sino también toda Grecia, que había estado bajo el poder de los lacedemonios, fue liberada. Conón con parte de las naves llegó a su patria, procuró reconstruir los muros destruidos  del Pireo y Atenas,por Lisandro y les concedió a sus paisanos cincuenta talentos de dinero que había recibido de Farnabazo.


V


Aconteció a este el ser menos considerado en la prosperidad que en la adversidad, lo que suele acontecer a los demás mortales. Pues, una vez derrotada la armada de los peloponesios, pensando que el había vengado los ultrajes de su patria, ansió más que pudo llevar a término. Sin embargo estas cosas no fueron buenas ni dignas de alabanza, porque prefirió aumentar el poder de la patria ates que el del rey. Pues habiéndose granjeado un gran prestigio en aquella batalla naval que había dado a la altura de Cnido , no sólo entre los bárbaros, sino también entre todas las ciudades de Grecia, empezó a procurar secretamente volver al dominio de los Atenienses sobre la Jonia y Eólida. No habiendo estado est plan tan secreto como debía, Tiribazo, que mandaba a la ciudad de los sardes, llamó a su presencia a Conón fingiendo que quería enviarlo ante el rey para tratar sobre un gran asunto. Obediente al mensaje de este, habiendo llegado a este país, le pusieron en la cárcel. Después de esto, algunos dejaron escrito, que, una vez llevado ante el rey, allí murió. Por el contrario, el historiador Dinón, de quien no nos fiamos mucho sobre los asuntos de los persas, escribió que logró escaparse; pero duda si aquello fue hecho sin saberlo Tiribazo o no sabiéndolo.

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