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sábado, 26 de agosto de 2017

La selva del madroñal





         Antes de que, en el reinado de  los Reyes Católicos, estos  permitieran bajarse al llano a los vecinos de Alcalá la Real, se llamaba esta parte del pueblo la Selva de Madroñal, por estar cubierta de robles y de madroños. Más tarde, se llamó Cerro de los Palacios, donde se levantaban las Torres Bermejas ( nombre que  se mantuvo durante muchos años). No es de extrañar el Corral del Concejo, la  Corredera y el Tiro de Barra aludan a un tiempo en el que se mantenían las prácticas caballerescas de un pasado de frontera.  Luego,  en el siglo XVI, se  levantó un  Vía Crucis-Cruz estacional y oratorio-, y este barrio o arrabal se denominó del Calvario o Cruces.
 
A finales del siglo XVIII, se abandonaron muchos barrios cercanos a la Mota, trasladaron muchos edificios públicos a la nueva ciudad en torno a la calle Real y  Rosario. Los conventos y las nuevas iglesias  formaron nuevos barrios: la Veracruz y Consolación y Llanillo.  El perímetro de la ciudad se fue cerrando por los aledaños  del cerro de los Llanos, delimitándose con el Corral del Concejo,  el pilar de Mari Ramos ( hoy desparecido, cercano al Pilar de las Tórtolas) y la cruz de los Moros, los cuales comienzan a ser nuevos testigos de la nueva ciudad, abriéndose la calle Nueva. Cuando en 1680 los regidores se dan cuenta de la necesidad de trasladar la cárcel pública de la Mota a la Tejuela, la situación era más que lamentable en la fortaleza de la Mota: “ no había quedado en ella más de tres cassas y que las abitan dos caballeros viudos y un lego capellán y la cárcel y estaba amenazando todo la ruina”.


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